El ministerio de sanidad dice ahora que el ciudadano nigeriano, supuestamente afectado por el virus del Ébola en Alicante, padece en realidad otra enfermedad que será tratada adecuadamente y que por lo visto ni es infecciosa, ni contagiosa ni nada. ¿Quiere esto decir que el hombre no tiene el Ébola? Desde luego que no. Quiere decir que lo que creen más conveniente -para evitar el pánico, para no perder votos, para dar mejor imagen o simplemente para seguir con la inveterada costumbre de soltar lo primero que se les ocurre si creen que es lo que la gente quiere oír- es decir lo que han dicho. Que puede que, además y circunstancialmente, coincida, aunque sea por los pelos, con la verdad, pero eso, desde luego, no tiene la menor importancia ni estaba entre los objetivos del portavoz gubernamental. En este país nadie, en su sano juicio, cree que tenga por que haber ninguna relación entre los hechos y lo que dicen los que están en este gobierno y en mayor o menor medida, en cualquier otro hasta Recaredo. Por lo menos. Y no sólo por las razones antedichas sino también por pura y simple ignorancia. No saben nada de economía, ni, por supuesto, de las leyes que rigen las transformaciones energéticas imprescindibles para hacerla funcionar, no comprenden las leyes que rigen los mercados financieros y sin embargo están convencidos de que son poco menos que la verdad revelada y tampoco son capaces de evaluar las consecuencias de sus actos u omisiones salvo en términos electorales y muy a corto plazo. El número de variables que pueden manejar para tomar decisiones vitales no van más allá de las imprescindibles para saber si sus intereses personales o los de sus amigos o padrinos se van a ver afectados y en qué medida. A pesar de todo, esto ha seguido funcionando porque los recursos, limitados, para sostener esta ficción se han extraído mucho más deprisa de lo que la Tierra podía reponerlos tomándolos a crédito de un futuro que se presuponía lejano y sobrado de todo. Pero tampoco eso era cierto.El futuro está a la vuelta de la esquina y sin nada que prestar y los recursos necesarios para restituir lo que nos prestó no aparecen por ningún lado. Pero seguimos, parafraseando a Ortega, sin saber lo que pasa. Y eso es lo que nos pasa.
lunes, 18 de agosto de 2014
domingo, 20 de julio de 2014
Hace calor, pero no mucho y mientras tanto...
el PSOE ha elegido como secretario general a un diputado del congreso, prácticamente desconocido hasta hace unos meses, joven, de buena presencia y capaz de tomar medidas de impacto nada más empezar. ¿Zapatero?. No, Sánchez. Pablo Iglesias sigue en la cresta de la ola gracias, en parte, a la atención que le prestan los voceros del PSOE y sobre todo, los del PP que reparten sus intervenciones entre las invectivas a Podemos y la descripción entusiasta de las mar...avillas de la economía española, cantadas, según Montoro, por todo el asombrado mundo que nos contempla. En fin, las tonterías de siempre. La realidad va por su lado y la política española y parte de la europea, por el suyo. Cuando converjan, si es que lo hacen, será, por supuesto, por el lado de la realidad y ya veremos entonces lo que queda de tanta insensatez y las consecuencias de estar gobernados por incompetentes o majaderos que defienden, únicamente, sus propios intereses. Democráticamente elegidos, eso sí.
jueves, 12 de junio de 2014
La teoría del todo
Newton dijo algo así
como que se sentía como un chiquillo que iba recogiendo por la playa alguna
concha de conocimiento mientras tenía ante sí el océano de todo lo que
desconocía. El hombre común, cosa que Newton no era, no suele ser consciente de
su ignorancia pero aún así es raro que quien mira al cielo en una noche
estrellada no se pregunte por el origen y el destino de lo que está viendo. Por
eso hemos construido teorías y modelos y hemos ideado explicaciones para
intentar comprender el mundo que nos rodea y predecir su evolución futura. Por
ahora las grandes cuestiones siguen siendo un misterio y hoy quiero elucubrar
un poco acerca de algunas de esas cuestiones, no de fenómenos cotidianos que
puedan explicarse con ayuda de las leyes de la mecánica clásica y algunas
simplificaciones no excesivamente gravosas para el necesario rigor científico, ni
tampoco de física recreativa sino de otros fenómenos situados en la frontera y
más allá de lo que podemos explicar. Cosas sobre las que podemos especular sin
temor, al menos a corto plazo, de que la evidencia experimental vaya a contradecirnos.
Es hablar, casi, de ciencia ficción.
La física, como la religión y la política, tiene su
catecismo, formado por lo que, en cada momento, representa la ortodoxia
dominante y a cuyos preceptos hay que acomodarse si uno quiere hacer carrera en
los grandes centros de investigación del mundo occidental. En las fronteras de
la ciencia esta ortodoxia es especialmente importante y es donde es más fácil
confundir ciencia con conciencia, certezas con hipótesis y realidades con
cuentos chinos cosas estas que ya no nos ocurren al intentar explicar nuestro
entorno inmediato y la mayor parte de las cosas que podemos apreciar en nuestra
vida cotidiana, al menos si nos comparamos con nuestros antepasados remotos y no
tan remotos.
Los acontecimientos que observamos parecen responder a una
cierta lógica y estar dotados de una, yo diría que maravillosa, simplicidad. La
Tierra no es ya el
centro del universo, como se creía antes de Copérnico o Galileo, y las órbitas
de los planetas, en torno al Sol, no son circunferencias sino elipses pero sin
embargo gran parte de lo que ocurre por encima de nuestras cabezas parece
responder a leyes simples y comprensibles para la mayoría. Hace tiempo
ya que dejamos de creer en que las cosas caen por su propio peso y admitimos
que hay una ley que, sin explicar el origen de la fuerza que atrae unos cuerpos
contra otros, permite al menos cuantificarla en función de las masas de esos
cuerpos y de la distancia que las separa. A escalas atómicas y subatómicas, sin
embargo, actúan otras fuerzas muchos millones de veces más potentes que la
gravedad, que hacen que el impresionante orden que parece gobernar el universo
a escala planetaria y estelar se convierta en un auténtico caos gobernado por
la mecánica cuántica y por el principio de incertidumbre de Heisenberg según el
cual no es posible conocer, simultáneamente, la velocidad y posición de una
partícula. Einstein, que fue un hombre de impresionante creatividad en sus
primeros años, pasó los treinta últimos años de su vida embarcado en la, hasta
ahora infructuosa, búsqueda de una teoría que unificara todas las fuerzas
conocidas y abarcara y explicara simultáneamente el movimiento de las estrellas
y el comportamiento de los electrones y los quarks que informan los protones y
los neutrones del núcleo atómico. Una teoría, en definitiva, que englobara su
teoría de la relatividad, que explicaba razonablemente el comportamiento de las
estrellas, y la mecánica cuántica, que explica hasta cierto punto el
comportamiento de las partículas subatómicas.
Es posible que esa teoría, que lo explica todo, exista y es posible,
incluso, que estemos preparados para comprenderla. También es posible que no. Un
computador puede hacer ciertas cosas y no puede hacer otras. El cerebro humano
es un computador, aunque no trabaja con algoritmos sino con patrones, y hay cosas que, ni su actual cableado ni su experiencia le permiten y entender y las leyes que rigen el
universo están, probablemente, entre ellas. Por el momento parece que si alguien quiere hacer una
carrera académica respetable en este terreno debe abrazar, con suficiente entusiasmo, una teoría, relativamente nueva, conocida como teoría de las cuerdas según la cual, y
simplificando mucho, el componente primigenio de la materia no son los quarks,
que como se sabe, o se supone, son los componentes de los protones y los
neutrones que conforman el núcleo atómico, y los electrones sino unas
pequeñísimas, muy por debajo de nuestra actual, y previsible, capacidad de
resolución, bandas de energía que pueden vibrar con distintas frecuencias
produciendo, en función de ellas, una u otra de las partículas
elementales. Estas bandas de energía vibrante, por el momento una creación
intelectual pura, se mueven en un espacio que ya no es el espacio
tetradimendional de Einstein sino uno de once dimensiones, lo que requiere un
aparato matemático en parte aún por desarrollar y hará imposible, por mucho
tiempo, una verificación o refutación experimental de su existencia. Salvando
todas las distancias que haya que salvar, la teoría de las cuerdas recuerda un
poco a los epiciclos que los astrónomos
ptolomeicos, valga la expresión, hubieron de introducir en su modelo de la
esfera celeste para intentar conciliar la supuesta geocentricidad del sistema
solar con el movimiento observado de los planetas.
Los físicos que soportan esa teoría, Edward Witten del
Instituto de Estudios Avanzados de Princeton es el más destacado de todos
ellos, creen que puede, que podrá, explicar tanto el movimiento de las
estrellas, actualmente cubierto por la teoría de la relatividad como los fenómenos
que ocurren a escala subatómica explicados, en buena parte, por la mecánica
cuántica. Es posible que sea así pero desde luego se trata de explicaciones que
siguen requiriendo bastante fe y una capacidad de abstracción que no está al
alcance de la gente normal, de la misma forma que la demostración del teorema
de Fermat debida a Wiles, lejos de la brillantez que Fermat parecía anunciar en
sus notas marginales, es un trabajo extraordinariamente denso y pesado accesible
a muy pocos -incluso entre los 200 matemáticos que asistieron a la presentación, sólo una muy cualificada minoría sobrevivió, intelectualmente hablando, a la
primera pizarra- y basado en un aparato matemático y en resultados previos,
como la conjetura de Taniyama, que en la
época de Fermat eran completamente desconocidos.
La búsqueda de una teoría unificada tiene que ver, desde
luego, con los primeros intentos de buscar una demostración al Teorema de
Fermat en el sentido de que de lo que se trataba, en primer lugar es de buscar una
explicación sencilla y comprensible, una ley del tipo cuadrado inverso que se
aplica a la interacción entre cargas electricas y que también parece
servir para explicar que la Luna siga
dando vueltas en torno a la Tierra en lugar de, como vulgarmente se dice,
salirse por la
tangente. Pero la gravedad y la fuerza electromagnética no
son las únicas fuerzas que actúan en la naturaleza, ni siquiera son, desde el
punto de vista de la magnitud, las más importantes. Las otras dos fuerzas
conocidas hasta ahora son la fuerza nuclear fuerte, que mantiene cohesionados
los núcleos atómicos y es el origen de
la energía liberada en las explosiones
nucleares, y la fuerza nuclear débil responsable de la descomposición de los
núcleos radiactivos.
En una leyenda nórdica compilada en el siglo XIX en Islandia
se decía que al principio no había más que dos regiones de hielo y fuego al
norte y al sur respectivamente, que el fuego fundió parte del hielo y que de
las gotas de hielo surgió un gigante que se alimentaba gracias a una vaca que
hubo que hacer aparecer para evitar que el gigante muriera de hambre. Para
alimentar a la vaca hubo que introducir también un poco de hierba … A medida
que se van haciendo preguntas hay que ir complicando las condiciones iniciales
hasta que el escenario es completamente inmanejable. La mayor parte de las
culturas han construido, con más o menos imaginación, su propia explicación del
origen del universo que durante algún tiempo ha constituido el modelo
corriente. La tradición judeo cristiana atribuye la creación a la voluntad de
una entidad superior y la secuencia de acontecimientos descrita por el génesis
es, según Pio XII, compatible con la más extendida y aceptada de las teorías actuales, que ha
recibido el nombre que inicialmente le dieron sus detractores, Big Bang o gran
explosión.
domingo, 8 de junio de 2014
Diálogos para besugos II
- Buenos días. ¿Es aquí donde se vota al PP?
- No, señor.
- ¿Y al PSOE?
- ¿Va a votar al PSOE?
- Desde luego que no. ¿Por quién me ha tomado?
- Pues para votar al PP tiene que ir a aquella
mesa de allí.
- ¿Al PP? Ni loco.
- Pero ¿No ha preguntado si aquí se votaba al PP o
al PSOE?
- Si. Quería comprobar si aún había
alguien que les votaba.
- Eso a usted no le importa. Si no va a votar, aquí no se le ha perdido nada. Váyase.
- No tengo que decirle a usted si voy a votar o
no. Quizá vote. ¿A quién se puede votar en esta mesa?
- A nadie. En esta mesa no se vota.
- Pues yo quiero votar. Quizá vote a nadie.
- Pues eso ya está hecho. Puede irse.
- ¿Eso es todo? ¿No tengo que poner mi voto en la
urna?
- ¿Para qué?
- ¿Cómo que para qué? Tengo derecho a votar a
nadie si quiero. Y quiero que se cuente mi voto cuando se abra la urna.
- Si es por eso no se preocupe. No vamos a abrir
esta urna.
- ¿No? ¿Y por qué la han puesto ahí?
- Bueno, la urna está puesta, pero ya ve que no
tiene ranura para introducir las papeletas. Además tampoco hay papeletas.
- Yo traigo mi papeleta de casa. Y quiero echarla
en la urna. Haga el favor de abrirla.
- ¿Abrir la urna antes de que finalice la
votación? ¿Está usted loco? Eso es imposible. Es un delito.
- Bueno, pues esperaré a que finalice la votación
y entonces le daré mi voto.
- De ninguna manera. Una vez finalizada la
votación, nadie puede votar.
- Entonces todo está en orden. Yo soy nadie.
- ¿Nadie? ¿Y va a votarse a usted mismo? ¿No le da
vergüenza?
- Quizá me vote. Y puede que no. No tengo por qué darle explicaciones a usted. Ni a nadie.
martes, 27 de mayo de 2014
El PSOE se renueva... otra vez.
El PSOE amaga con un nuevo proceso de renovación que, necesariamente, se saldará en falso porque en realidad y como de costumbre no se renovará... más que lo cosméticamente imprescindible. Y no se renovará nada más, porque no es tan sencillo como parece. Renovar, en este contexto, significa sustituir viejas caras por caras nuevas, es decir, poner en la calle a los que están y llevar al poder a una nueva generación de políticos no necesariamente más jóvenes pero sí más capaces y más en contacto con la realidad. Pero, claro, está el problema de qué hacer con los sustituidos, que es tan grave, si no más, que el de dónde sacar a los sustitutos, nada sencillo, tampoco, en un sistema, evidentemente no me refiero sólo al PSOE, donde los dirigentes tienden a rodearse de majaderos y tiralevitas que, además, no les hagan sombra. De esta forma, casi puede garantizarse que el sustituto de un presunto tonto será un imbécil aunque, eso sí, con la habilidad necesaria para trepar en la organización. Con la política pasa algo parecido a lo que ocurre en la economía. En un entorno de crecimiento pueden asumirse las deudas que hagan falta en la confianza de que podrán pagarse en el futuro. Si los vientos políticos son favorables siempre habrá un lugar, un consejo de administración, un puesto en el senado o una canonjía más o menos significativa pero bien pagada, para los políticos amortizados o retirados del primer plano. Pero si el entorno económico es contractivo o el panorama político sombrío, las deudas asumidas no podrán pagarse y no habrá suficientes puestos nuevos para políticos viejos, de manera que los que están en el poder se aferrarán con fuerza a sus puestos actuales y la renovación será pura filfa, igual que en otras ocasiones. Y, de cualquier modo, no hay que fiar demasiado a una cara nueva, véase el caso de Zapatero, a no ser que esté totalmente desconectado del aparato actual y tenga la formación y experiencia suficientes para comprender el mundo en el que vive y saber que hay una vida real, más allá de las intrigas y trapisondas de partido. Aunque, a estas alturas, puede que ya no importe mucho a quién pongan.
sábado, 24 de mayo de 2014
Fútbol y elecciones.
El partido de fútbol de esta noche en Lisboa, está, con seguridad, muy por encima de las elecciones de mañana en las prioridades de la gente. Ochenta mil personas han viajado hasta el lugar del encuentro, sin entradas para el campo de fútbol, sólo para estar con su tribu, desafiar a gritos a sus oponentes y beber y entonar juntos sus cantos de victoria o lamerse las heridas cuando la batalla finalice. Otros muchos se reunirán con el mismo objeto en una u otra plaza de la principal avenida de Madrid y de otras ciudades. Los que compiten por un puesto en el parlamento europeo y los líderes cuya supervivencia depende del éxito o el fracaso de sus correligionarios estarán, esta vez, casi solos, sobre todo los que no encuentren a tiempo excusas para justificar su derrota. Y el lunes, o el martes, todo habrá terminado y todo volverá a empezar de nuevo.
sábado, 3 de mayo de 2014
Una historia que podría repetirse.
![]() |
| Movimientos de tropas en Rusia y Ucrania (WaPo) |
miércoles, 30 de abril de 2014
Somos los primeros
...Termino resumiendo la posición de nuestro país en pocas cifras. España ha situado otra vez tres entre los 8 primeros del mundo. Podemos presumir de tener 7 entre los 50, y 10 entre la élite de los 100 grandes.
Ni Francia, ni Italia, ni los países nórdicos, ni Japón, ni Estados Unidos, ningún otro país puede presentar un balance semejante. Como decía ayer en twitter, nos sobran motivos para sentirnos orgullosos. José C. Capel en El Pais.
Ni Francia, ni Italia, ni los países nórdicos, ni Japón, ni Estados Unidos, ningún otro país puede presentar un balance semejante. Como decía ayer en twitter, nos sobran motivos para sentirnos orgullosos. José C. Capel en El Pais.
¿Centros de investigación en la lucha contra el cáncer? No. ¿Universidades? Tampoco. Creo que no tenemos ninguna entre las 200 primeras. Nuestro esforzado corresponsal, que dice no entender muy bien como se ha elaborado una lista que ha apeado del primer puesto a un restaurante catalán para dárselo a uno danés, habla de cocineros, de cocineros y de restaurantes. Supongo que este será uno de los indicadores que maneja el Sr. Guindos para anunciar, con más voluntad que gracia, la inminente recuperación de los índices de crecimiento. Es obvio que cualquier anuncio de este gobierno, sobre todo si tiene que ver con cuestiones económicas, pongan o no por medio a Santa Teresa o a la virgen del Rocío, hay que tomarlo a beneficio de inventario pero, además y en el caso particular del Sr Guindos, uno no puede menos que preguntarse cómo se llega de responsable en Europa de Lehman Brothers, una de las empresas americanas que llenaron, deliberadamente, los mercados financieros de basura y estuvieron a punto de hundir completamente la economía a mediados de 2008, a ministro del gobierno de España, invirtiendo el funcionamiento de la puerta giratoria que solía llevar ministros complacientes a las empresas a las que habían complacido. La formación y la experiencia previa del Sr. Guindos parecen tener que ver, sobre todo, con una economía que podríamos llamar de casino, en la que el dinero ficticio es la única mercancía que se intercambia y probablemente, lo ignora todo sobre la economía real y su funcionamiento. Para gentes que juegan con dinero generado en terminales de computador las disquisiciones sobre la distribución de recursos escasos carecen de significado real y el éxito o el fracaso de una política económica se mide exclusivamente en términos de capacidad de endeudamiento a precios razonables. Y para asegurar eso basta con unos pocos trucos de trilero en las cuentas públicas y el pequeño detalle de asegurar a los tenedores de deuda, mediante una enmienda constitucional, iniciativa del Sr. Zapatero secundada con entusiasmo por el Sr. Rajoy, que el pago de la misma está, en España, por encima de cualquier otro compromiso que pueda tener el estado, sanidad y educación, por supuesto, incluidas.
Por lo demás, aquí, en Aragón uno de los imputados por presunta corrupción y apropiación indebida en el vidrioso asunto de Plaza, al que la puerta giratoria llevó a convertirse en alto cargo de telefónica, va a impartir un curso a líderes latinoamericanos sobre... corrupción, transparencia e intereses en conflicto. Hay quién se ha escandalizado, pero siempre se ha dicho que para dar clase de algo hay que ser especialista... aunque sea presunto. Si aquí, que hemos sido autodidactas, hemos llegado donde hemos llegado, qué no cabe esperar de esos países donde sus líderes recurren desde el principio a las mismas fuentes de la sabiduría.
jueves, 13 de marzo de 2014
Creced y multiplicaos
'Creced y multiplicaos', dicho en un planeta redondo y con recursos limitados y a gentes de no muchas luces, ha resultado ser, a largo plazo, una solemne tontería. Y que dios, si fue él el que lo dijo, me perdone. Hay quién atribuye la responsabilidad de la catástrofe que se nos viene encima a Bush, Obama, Rajoy, Berlusconi, ZP o Aznar pero ni ellos ni ninguno de sus colegas son, en sentido estricto, realmente responsables. Es posible que alguno de ellos pudiera ser procesado por ladrón o por mentiroso y más de uno por imbécil o por idiota, si la idiotez fuera punible que, por suerte para tantos y tantas tontos y tontas, aún no lo es, pero ninguno de ellos ha tenido nada que ver con un problema que hunde sus raíces en la imposibilidad física de sostener aquel 'creced y multiplicaos' más allá de unos pocos milenios. Nuestros problemas actuales los provocan la escasez de recursos, la degradación acelerada del medio, como consecuencia del uso irracional de esos recursos y la incapacidad para comprender las letales consecuencias de un crecimiento exponencial de cualquier magnitud.
martes, 4 de marzo de 2014
El gobierno anuncia, otra vez, la inminente recuperación de la economía.
Cuando los ministros del gobierno, o su presidente, hablan, y la verdad es que últimamente no callan, de recuperación o de salida de la crisis hay dos posibilidades. La primera es que lo que dicen no tenga el menor fundamento, cosa que, aún siendo preocupante, no lo es demasiado. No entienden nada del mundo en el que viven y ya que tienen que hablar o hacer algo, dicen y hacen lo primero que se les ocurre, teniendo en cuenta, si los tienen, el número de factores que pueden manejar a la vez, generalmente uno, de los muchos concurrentes y siempre que crean que que lo que dicen les va a dar votos o responde a los intereses, económicos o ideológicos, que representan, con lo que el daño que pueden causar está limitado, ya que, en principio, tratarán de no enajenarse, a la vez, la voluntad de demasiada gente y siempre cabe la posibilidad de que, alguna vez, acierten por casualidad. Además, no hay en esto nada nuevo ni nada que no fuera a hacer cualquiera de los que ahora están en la oposición. La segunda es que, a pesar de la abrumadora evidencia en contra, se crean lo que están diciendo, es decir, que gracias a sus 'reformas' o a la intercesión de Santa Teresa o de una cualquiera de las innumerables vírgenes que veneran y condecoran, la crisis ha quedado resuelta, las fuentes volverán a manar leche y miel y todos seremos en poco tiempo, al menos, tan felices como antes de que los sociatas nos arruinaran. Esta posibilidad es, ciertamente, mucho más preocupante. Con gente así cabe esperar cualquier cosa.
jueves, 30 de enero de 2014
El discurso que ningún presidente de Estados Unidos ha pronunciado... aún.
Traducido al español de un post de George Mobus en su blog: http://questioneverything.typepad.com/question_everything/2014/01/the-real-state-of-the-union-and-world.html.
Queridos seres humanos, el estado del mundo no es bueno.
Siento informarles de que los Estados Unidos son, probablemente, la mayor y la más importante
causa unitaria de la situación en la que nos encontramos. Nuestra insistencia en
conceptos como que la avaricia es buena, el crecimiento económico es bueno la
financializacion es buena, y la acumulación personal de riqueza es buena, es el factor subyacente que está llevando a la
destrucción de nuestro entorno y al agotamiento de recursos naturales críticos.
Lo que estamos haciendo, aparentemente sin pensar en las consecuencias, no es
sostenible ni siquiera durante las próximas décadas. Para decirlo sucintamente,
¡estamos j...!.
Los Estados Unidos han dirigido el mundo en una búsqueda
enloquecida de cualquier cosa que pudiéramos explotar. Hemos dirigido el mundo
creando tanta polución que el entorno natural no puede ya absorberla ni
procesarla. Ahora China está intentando hacerlo lo mejor que puede para
seguirnos. Europa, en su mayor parte, ha sido un poco menos culpable, pero ha
hecho también lo posible por mantener las apariencias. India, las naciones
africanas los estados del MENA y los BRICs y cualquier otro entre ellos, están
deseando tener lo que los americanos hemos tenido. Si los 7200 millones de
personas actualmente sobre la tierra llegaran al mismo nivel de consumo y
alcanzarán el mismo estilo de vida que los americanos (la clase media) necesitaríamos
cinco tierras y media sólo para empezar. Obviamente esto no va a ocurrir.
Hemos estropeado las cosas de tan mala manera que nuestra
civilización tiene una elevada probabilidad de colapsar y caer en el caos. Si están
familiarizados con dinámicas críticamente auto organizadas (naturalmente, casi
ninguno lo está) reconocerán que la presión ha subido mucho y muchos pequeños
colapsos ya han ocurrido. El grande está llegando y probablemente no tardará
mucho. Podemos esperar un despoblamiento masivo y una caída brutal de los
estándares de vida de los supervivientes. Creer que, de alguna manera, nuestra
situación actual es diferente a la de anteriores civilizaciones con respecto a la posibilidad de colapso, son
sólo buenos deseos, pensamiento positivo y esa clase de cosas. Pero hay, en
realidad, una diferencia con el estado actual de las cosas y las consecuencias
de un colapso. En todas las civilizaciones locales anteriores, después del
colapso los supervivientes tenían algún lugar a donde ir, donde los recursos
estuvieran todavía disponibles. En esta ocasión estamos hablando de todo el
planeta. No hay ningún otro sitio a donde ir.
El colapso a esta escala, combinado con cambios climáticos
masivos y elevaciones del nivel del mar puede, muy bien, llevar a la extinción
de nuestra especie. Tenemos que reconocer esto al menos, como una posibilidad.
De hecho nuestra destrucción de hábitats y ahora los efectos climáticos
añadidos, están llevando a muchas especies de plantas y animales al borde de la
extinción. Muchas, desafortunadamente, están ya bailando sobre el precipicio.
Y ahora, vamos con las verdaderamente malas noticias. No hay
absolutamente nada que yo, como Presidente, o el congreso o cualquiera pueda
hacer para cambiar las cosas. La mayor parte del problema puede focalizarse en
ustedes, el pueblo. Ustedes no saben nada de cómo funcionan las cosas. Ustedes
no quieren perder tiempo en intentar comprender el mundo. Lo que ustedes
quieren, básicamente, es vivir bien y dejar el trabajo de arreglar las cosas a
sus representantes electos. El problema es que estos representantes no tienen
tampoco la menor pista de por dónde van las cosas. Y cuando alguien intenta
hablar y señalar los problemas y lo que
podríamos intentar hacer, es objeto de risa, marginado, o simplemente ignorado.
La ignorancia y la estupidez nos han derrotado ya en todos los frentes.
En conclusión, tengo que decir que sospecho que habrá sólo
unos pocos discursos más del estado de la unión en el futuro. La verdad se
abrirá, finalmente, paso. Por supuesto para entonces será con mucho demasiado
tarde para hacer nada. En realidad ya es demasiado tarde. En el mejor de los
casos unos pocos, inteligentes y con capacidad para mirar hacia delante
trabajarán y se organizarán para sobrevivir al caos. Puede que haya una especie
de seres humanos en un distante futuro, pero sólo si desarrollan una mayor
capacidad para entender el mundo de la que nosotros tenemos.
Buenas noches. Y esperanza para lo mejor. No tiene sentido
pedir a Dios que nos bendiga.
viernes, 6 de diciembre de 2013
En defensa del analfabetismo
Julio Camba.Nueva York, 17 de junio de 1931.
Mucho me temo que mi querido amigo Marcelino Domingo, ministro de Instrucción de la joven República española, inicie en serio una campaña contra el analfabetismo. El analfabetismo, como causa de atraso y de barbarie, es una superstición de nuestras izquierdas. “Hay que leer”, se dice; pero “¿Qué es lo que hay que leer?”, preguntaría yo. Para mí, este punto es de una importancia capital y, mientras alguien no me lo aclare de un modo satisfactorio, votaré por el analfabetismo. Yo creo, en efecto, que si España quiere conservar la originalidad de su carácter y de su inteligencia tiene que poner a salvo de las pamplinas periodísticas y los lugares comunes literarios un 50 por 100, cuando menos, de su población. Muy bien que en los Estados Unidos, el país de los trajes hechos y las sopas hechas, la gente utilice también pensamientos de fábrica. En este país el desarrollo de la instrucción primaria está justificado por la necesidad de destruir el pensamiento individual, pero España es el país más individualista del mundo, y no se puede ir así como así contra el genio de una raza. Ahí cada cual quiere pensar por su cuenta, y hace bien. Un pensamiento propio, por modesto que sea, vale más para uno que todo Pascal o La Rochefoucauld.
No hay que homologar analfabetismo con estupidez. Al contrario. Sin hablar de Homero, que era un analfabeto, no de las sagas norsas, que fueron hechas por analfabetos, ¿en dónde hay una literatura comparable a la de nuestro refranero y nuestra poesía popular? La cultura no aminora la estupidez de nadie. Puede aminorar el entendimiento, eso sí, pero nunca la estupidez, para la que constituye, en cambio, un instrumento precioso. Por mi parte opino que en España solo los analfabetos conservan íntegra la inteligencia, y si algunas conversaciones españolas me han producido un verdadero placer intelectual, no han sido tanto las del Ateneo o la Revista de Occidente como las de esos marineros y labradores que, no sabiendo leer ni escribir, enjuician todos los asuntos de un modo personal y directo, sin lugares comunes ni ideas de segunda mano.
Convendría dejar ya de considerar el analfabetismo español como una cantidad negativa y empezar a estimarlo en su aspecto positivo de afirmación individual contra la estandarización del pensamiento. Pizarro firmó con una cruz el acta notarial en el que se comprometía a descubrir un imperio llamado Birú o Pirú que quizá estuviese bastante al sur del Darién, y que terminó la conquista con otra cruz: una cruz que trazó con su propia sangre sobre las baldosas de su palacio de Lima, al caer en él acribillado a estocadas. Y no es que Pizarro haya descubierto el Perú a pesar de ser un analfabeto. Es que, probablemente, solo muy lejos de la letra de molde se pueden forjar caracteres de tanto temple.
Claro que ningún país puede mantenerse en pleno analfabetismo. Alguien tiene que saber de letras y de números, como alguien tiene que saber de leyes, alguien de Ingeniería, alguien de Medicina, etc., pero mi ideal con respecto a España es este: mientras no se descubra un procedimiento para que sean los analfabetos quieren escriban, que el arte de leer se convierta en una profesión y que solo puedan ejercerlo algunos hombres debidamente autorizados al efecto por el Estado.
martes, 18 de junio de 2013
Verano
El verano amaga con un par de días de calor sofocante y vuelve después sobre sus pasos dejando un par de días de lluvia y ocho grados menos de temperatura. Dentro de una semana el Sol alcanzará la parte más alta de su recorrido por el hemisferio norte, mientras las lluvias adelantan el deshielo y desbordan los ríos. El calor irá, sin embargo, aumentando hasta que, a mediados de agosto y sobre todo en septiembre, bajen otra vez las temperaturas y llegue el otoño y también el invierno astronómico que tampoco será, seguramente, un invierno como los de antes, pero puede ser un poco más difícil que el anterior. Las cosas no están bien pero no acaban de estropearse del todo y por eso el gobierno sigue anunciando, aunque nadie lo tome en serio, brotes verdes y un crecimiento imposible y su presidente pone al AVE Madrid-Alicante como ejemplo de lo bien que está este país. Por sus obras los conoceréis, dijo el Señor. Y por las nuestras nos conocen, dice el gobierno, pero lo que Mateo (Mt 7 15-20) quería decir es que nos guardáramos de los falsos profetas que son los que se regocijan inaugurando AVES mientras suprimen trenes convencionales y omiten mencionar sus aeropuertos sin aviones, ciudades de la cultura sin libros ni cultura, submarinos que no flotan y otras maravillas no menos notables. Pero todo se va deteriorando lentamente, aunque no tan lentamente como para que el deterioro resulte reversible. Hay cosas que teníamos y que dábamos por supuestas y que ya no tenemos y que dentro de poco tampoco extrañaremos y así iremos, lentamente, de una a otra forma de vida hasta que nuestra especie, que durante poco más de un millón de años ha dominado un planeta que tiene cuatro mil millones de años de edad, se extinga para dejar paso a otra u otras que quizá no sean tan inteligentes o que quizá lo sean más y aguanten aún menos tiempo. El planeta y el Sol que lo calienta tienen aún, en teoría, para unos cuantos millones de años, quizá miles de millones, si un meteorito del tamaño adecuado no pone fin a todo esto antes de que el Sol se transforme en una supernova así que hay tiempo para todo. Claro que, los ochenta años de esperanza de vida que todos tenemos al nacer, que no son gran cosa y que parecen aún menos cuando se está a punto de cumplir sesenta, hacen que sea innecesario preocuparse por acontecimientos tan remotos o impredecibles.
lunes, 4 de marzo de 2013
Todo va a ir... ¿mejor?
Hace unos años, tres o cuatro, surgió en España una curiosa
iniciativa para salir de la crisis, impulsada por las Cámaras de Comercio, el
Banco de Santander y Telefónica, entre otros, que constituyeron para llevarla a
cabo la denominada Fundación Confianza.
La iniciativa, que contaba con el apoyo del gobierno socialista y en
consecuencia, también con la firme desaprobación del Partido Popular, entonces
en la oposición, cristalizó en una
página web estosololoarreglamosentretodos.com
en la que la se contaban historias edificantes, de superación y emprendimiento
y se recogían adhesiones para devolver a
los ciudadanos la confianza en nuestro país y sacarlo de la crisis. Unos pocos
miles de personas mostraron su aprobación en el apartado correspondiente y unas
pocas docenas escribieron en el sitio sus historias ejemplares, pero la
iniciativa se apagó rápida y silenciosamente y ni de la página ni de la
Fundación queda hoy el menor rastro. La iniciativa puede parecer, ahora, una
tontería, pero eran tiempos en los que el entonces presidente del gobierno, Sr.
Zapatero, solía decir que el pesimismo no creaba puestos de trabajo. Cabe
suponer, a sensu contrario, que el buen hombre creía que el optimismo sí que
los creaba pero eso no llegó a decirlo.
El conflicto entre optimistas y pesimistas, que se autodenominan
realistas, es viejo y en España, supongo que también en otros países, el
gobierno suele ver la realidad con optimismo, en la medida en que considera
necesario aparentar que hay alguna relación causal entre esa realidad y su acción
política, mientras que la oposición suele ser pesimista por las mismas razones.
El optimismo, sin embargo, solía gozar, hasta no hace mucho, de mayor
predicamento entre la gente que el pesimismo y no son pocos los que aún parecen
creer que una visión optimista de la realidad tiene sobre ella efectos benéficos
y también que los optimistas gozan, en general, de una vida más larga y
saludable que los cenizos, que es la
forma popular de designar a los pesimistas. Sin embargo y en relación con esta
última cuestión, un trabajo firmado por el profesor Frieder R. Lang de la universidad
alemana de Erlangen-Nuremberg y publicado en la revista Psychology
and Aging, sostiene exactamente lo contrario, es decir, que el
pesimismo ante el futuro además de, o quizá por, ser más realista en casi
cualquier circunstancia, puede hacer que la gente viva más cuidadosamente y
tome las debidas precauciones en relación con su salud y su seguridad y en
consecuencia viva más y en mejores condiciones.
El optimismo, que tal como están las cosas suele verse
defraudado con cierta frecuencia, no alarga, pues, la vida y a medio plazo
tampoco parece que la haga más fácil o feliz pero, confundido, a veces, con lo
que ha dado en llamarse pensamiento positivo,
puede contribuir a incentivar la inversión y sobre todo, el consumo y a crear
la ilusión, durante un cierto tiempo, de que se puede mantener indefinidamente
un crecimiento físicamente imposible o volver a él cuando se quiera a base de
trucos de funambulismo. El optimista no necesita tener en cuenta todos los
aspectos de la realidad, cosa por demás complicada y le basta con fijar su
atención en los que contribuyen a fortalecer su posición, algo que, por supuesto, también hacen los pesimistas o cualquiera de nosotros. La realidad
actual, sin embargo, es demasiado compleja y no suele adaptarse bien a modelos simplificados
en exceso o construidos para mantener prejuicios.
Así, se puede creer que una subida de la bolsa, que se
produce por razones que cada vez tienen menos que ver con la marcha real de las
empresas o una bajada de la prima de riesgo, que se mueve al compás de
declaraciones más o menos solemnes de los responsables políticos, son síntomas
de que las cosas van a ir a mejor. Acabo de leer ahora mismo que hoy, por ejemplo, el Dow Jones ha alcanzado su
máximo histórico absoluto y eso mientras la economía norteamericana sigue al
borde del colapso a pesar de estar financiada por medio mundo. Ya tenemos un
titular optimista. O se puede anunciar a bombo y platillo que se ha descubierto
un nuevo yacimiento de petróleo tres kilómetros por debajo del fondo marino, en
Brasil, sin aclarar que su contenido, suponiendo que pudiera ser extraído a
coste cero, serviría escasamente para cubrir el consumo de dos días. Por
supuesto no puede ser extraído a coste cero, pero la noticia optimista ya está
en todos los periódicos anunciando una nueva era de abundancia. El gobierno,
este y el anterior, suelen presentar cada dos o tres semanas, como un éxito, el
hecho de que hayan conseguido colocar 2, 3 o 4 mil millones en bonos del tesoro
o deuda pública que se incrementa, claro en la misma cantidad, pero esto sólo
puede considerarse un éxito si se tiene en cuenta que la alternativa, no
conseguir la financiación, podría traducirse en la imposibilidad de pagar la
factura del petróleo, servicios fundamentales y el sueldo de los empleados
públicos. Lo de pagar algún día la deuda no se lo plantea nadie. Cuando no nos
fíen… ya se verá o ya verán los que estén. El Director, presidente o lo que sea
de Bankia, Goirigolzarri, creo que se llama, decía esta mañana, muy ufano y
optimista el hombre, que en 2014 o 2015 el engendro que preside empezará a ser
rentable y podrá ser privatizado. Y ha añadido que, en su opinión, los niveles
de corrupción en España son intolerables. No se me ocurre ningún comentario.
Ustedes mismos.
Pero si se dispone de
una tribuna suficientemente alta, como la Sala de Prensa de un Ministerio o la
Presidencia de un Banco que aún no se haya hundido, ni siquiera se necesita
argumentar. Basta con transmitir consignas. La ministra socialista de Economía
y Hacienda, Sra. Salgado y los actuales ministros de Economía y de Hacienda, Sres.
Guindos y Montoro, han venido anunciando, una y otra vez y siempre para un
futuro inmediato, aunque algo impreciso, la vuelta al crecimiento,
imprescindible para que esta economía de casino siga funcionando, con la
esperanza de que, alguna vez, se cumpla la predicción y se olviden los fiascos
anteriores. El domingo pasado lo volvía a hacer el Sr. Guindos, en declaraciones que será interesante releer
en diciembre y el lunes, con el número de parados superando por primera vez los
cinco millones, el gobierno se congratulaba de que las cifras indicaran, según
ellos, una ralentización del incremento mensual
del desempleo.
En definitiva y por resumir, esta forma positiva de ver el futuro puede ser bienintencionada o responder a los
intereses, coyunturales o estratégicos, de quien la mantiene, pero de ninguna
manera es inofensiva. Pretende evitar que la gente esté a la defensiva y
perpetuar el statu quo ante crisis
que responde, sobre todo, a los intereses económicos de determinados sectores
como, por ejemplo, la banca pero también a una atávica tendencia de la especie
a ignorar el peligro escondiéndose en una cueva hasta que escampe. Sin embargo,
reconocer la posibilidad, al menos, de un cambio radical de modelo económico y
social, antes de que el nuevo se imponga por la fuerza de los hechos, nos
daría, o nos hubiera dado, la oportunidad de aprovechar los recursos aún
disponibles para preparar el futuro. Sostener, contra toda evidencia, que esto
es una crisis pasajera y que, para salir de ella, basta con apretarnos el
cinturón para que el gobierno de turno pueda destinar nuestro dinero a pagar una deuda que crece sin control y sin
que haya la más mínima posibilidad de saldarla algún día, en el mejor de los
casos, un mal chiste del que aún hay quien se ríe. Pero cada vez son menos.
Es evidente, no tienen más que preguntarle a casi cualquiera
por la calle, que hay muy poca gente que se crea una sola palabra de lo que lee
en los periódicos o ve en la televisión, a no ser que salga en Salsa Rosa o
algún programa similar, pero la palabra tiene, en todas las religiones, efectos
taumatúrgicos y basta con que cualquier autoridad, si es europea o americana,
mejor, haga una declaración optimista, haré
lo que sea para salvar el Euro, Draghi dixit, por ejemplo, para que la
bolsa suba, la prima baje y el modelo económico actual tenga unas semanas o
meses, más de vida. La cuestión es que es casi seguro que eso no es lo que nos
conviene a la mayoría y desde luego no es lo que le conviene a cualquiera que
tenga menos de cincuenta años.
Enviado a ECA. 7/3/2013
miércoles, 7 de noviembre de 2012
Que más da....
He aquí el último post, traducido del original inglés, de George Mobus sobre las elecciones norteamericanas.
¿¿¿Quién ganará???
Les puedo decir ya quién ha perdido. Los ciudadanos de los
EE.UU. (y del mundo). El ecosistema global. Las generaciones futuras.
Innumerables especies.
¿No sería agradable hacer un experimento científico real?.
Necesitamos tres planetas Tierra, todos empezando en el estado actual. En una Tierra
elegiríamos a Romney, en otra a Obama y en la tercera a una persona al azar. Ahora observamos la evolución de los planetas durante los
próximos cuatro años. ¿Cuáles serían los hipotéticos resultados?
Muchas personas votan por Obama como el candidato menos
malo – el que hace menos daño -. Otros muchos votan a favor de Romney
como el menos propenso al socialismo, el que va a devolver a América
sus excepcionales raíces. Todos los votantes tienen visiones muy diferentes
acerca de cómo irán las cosas en los dos primeros escenarios (nadie piensa en
el tercero). Pero todas esas hipótesis se basan en suposiciones totalmente
incorrectas sobre el estado del mundo y sobre lo que es posible en
el futuro.
La realidad es que las fuerzas en juego. las que darán forma a
nuestro mundo en los próximos años, son ya demasiado poderosas y han avanzado
demasiado para que cualquiera de los dos candidatos reales e incluso el
candidato aleatorio, tengan un impacto significativo sobre lo que está pasando. Nos estamos quedando, irremediablemente, sin
la energía neta necesaria para hacer trabajo útil. El clima está ya más allá
del punto de no retorno hacia un cambio devastador. Ya no será posible
apreciar la diferencia entre lo que el presidente Obama o el presidente Romney
hacen, para bien o para mal. Ninguno de ellos tiene siquiera una pista acerca
de lo que está llevando al colapso la economía mundial, por lo que tampoco tienen ni idea de lo que
hay que hacer para disminuir el daño y mucho menos para cambiar el curso de los
acontecimientos. Podríamos haber elegido
a cualquier persona al azar para hacer el mismo trabajo.
Por supuesto, a causa de su ceguera, cada uno de ellos
causará problemas al tratar de arreglar las cosas de acuerdo con
sus ideologías y creencias acerca de cómo funciona el mundo. Obama ya ha hecho
un daño irreparable a la economía real al permitir que el mundo financiero
siguiera robándonos y eso no va a hacer más que empeorar. Y su creencia de que
de alguna manera, la inversión en energías alternativas podría mejorar las
cosas, si no darles la vuelta (empleos verdes y todo eso), no casa con la
realidad científica, ¡a pesar de que su Secretario de Energía es un premio
Nobel de Física! Este daño es insidioso ya que, superficialmente, puede parecer
un intento de preservar la normalidad. Incluso puede parecerles, a los
ingenuos, que las políticas de Obama están funcionando. La situación del empleo
parece un poco mejor (pero hay que mirar más profundamente, por ejemplo a los
salarios reales perciben los nuevos empleados). Sospecho que la actual y
aparente mejora de las cifras económicas se evaporará rápidamente tras las
elecciones. Si Obama gana, de hecho, podríamos ver una caída muy rápida en una
seria recesión / depresión cuando los republicanos, en una política de tierra
quemada, nos empujen hacia el llamado abismo fiscal.
Por su parte, Romney hará daño precisamente por no tener ninguna pista sobre lo que habría que hacer. Está impulsado por una ideología (por ejemplo, de
los hermanos Koch) que es el mismo conjunto de creencias que nos ha llevado
hasta donde estamos ahora. Y si gana, apuesto a que habrá una significativa resistencia
demócrata en el Senado, similar a la que los republicanos han hecho en la Cámara de Representantes durante el mandato de
Obama imposibilitando de facto cualquier avance en cualquier sentido -stalemate-.
Y si usted está preocupado por el efecto en la Corte Suprema
de la presidencia de Romney, no lo haga. En primer lugar no hay realmente ninguna
razón para creer que Obama vaya a nominara a alguien que no pertenezca a la
corporatocracia o a Wall Street. Quizá
podría, pero su falta de cualquier acción significativa contra Citizens United
sugiere que él también es propiedad de los negocios. Cree que el capitalismo es,
después de todo, la respuesta a los
problemas. En segundo lugar, la escala de tiempo en el que en el que el
nombramiento de un juez puede tener algún efecto es demasiado largo en relación
con el tiempo que falta para que las ruedas se salgan de la vía. Si hoy la gente está preocupada por lo que el
tribunal pueda resolver en cuestiones como el derecho al aborto o el matrimonio
homosexual, pronto se olvidarán de eso cuando los problemas de conseguir alimentación
adecuada y otros recursos empiecen a dominar la escena. La Corte Suprema se
volverá tan irrelevante como lo es ahora el Congreso o la Presidencia.
Mi hipótesis es que, desde una cierta distancia, nadie será
capaz de apreciar alguna diferencia entre los tres planetas. Simplemente, no hay nada que un ser humano
puede hacer para revertir o siquiera ralentizar significativamente la
contracción inevitable de la economía mundial y los impactos de los graves
acontecimientos climáticos que sobrevendrán. Y eso, más que cualquier otra cosa, es lo que va a
cambiar nuestras vidas.
Feliz votación.
sábado, 27 de octubre de 2012
Bancos
Tengo que confesar que no soporto a los bancos. Creo que es
un negocio, el de la intermediación financiera, que puede tener su razón de ser
cuando se gestiona de una manera honorable, abierta y en beneficio de la
sociedad. Lo que tenemos, en cambio, es una casta privilegiada que detenta, en
contra de toda lógica y de todo sentido, el poder de crear dinero de la nada y obtener
beneficios prestando ese dinero irreal que, sin embargo, genera una deuda y
unos intereses muy reales aunque tanto unos como la otra y el mismo dinero
creado no sean más que apuntes contables en un terminal de computador.
Una deuda y unos intereses a los que, obviamente, sólo se
puede hacer frente en un entorno de crecimiento económico exponencial, evidentemente
insostenible a medio plazo, pero del que ahora depende no sólo el pago de la
deuda, una cuestión aparentemente menor, pero que tiene efectos desastrosos sobre las personas y las naciones, sino el funcionamiento de todo un
sistema económico cuyo combustible, tan real como petróleo u otros almacenes de
energía fósil, es ese dinero creado como deuda y que el mundo se debe a sí
mismo, forzando un consumo irracional de productos, incluidos los alimentos, creados con un aporte energético en declive y
unos materiales cada vez más escasos.
La solución es muy complicada. Los que controlan el sistema
financiero controlan también el poder ejecutivo, el judicial y tienen las armas,
pero impedir que los bancos presten un dinero que no tienen -elevar a 100 la
reserva fraccionaria- y detener la especulación financiera, desatada ya ante el
simple anuncio de los millones que se supone que lloverán sobre los bancos con
el dichoso rescate, son medidas que podrían reducir nuestra dependencia del
crecimiento sostenido, que es físicamente imposible y llevarnos suavemente
hacia una sociedad en la que vivir con menos, con mucho menos, no significara, necesariamente, colapso,
hambre y guerra.
jueves, 11 de octubre de 2012
Politica de circo o el circo de la política.
La diferencia entre una genuina representación teatral y el circo, este, es que aquí el escenario ocupa todo el patio de butacas y uno acaba participando en la representación, normalmente como apaleado figurante y después de haber pagado la entrada, le guste o no. Como en todos los circos, al menos los de antes, aquí también cuentan, una y otra vez, los mismos chistes con más o menos gracia. Wert, por ejemplo, no tiene gracia a pesar de su aspecto de comediante. Rubalcaba tampoco, Rajoy, Guindos y Montoro no son nada del otro mundo como payasos, pero el chiste de la senda del crecimiento, que según ellos retomaremos al año que viene, es bastante bueno aunque no sea original. Zapatero y Salgado ya lo contaron en 2008, 2009, 2010 y 2011.
Publicado en Facebook
martes, 21 de agosto de 2012
Estos días
‘En cuanto pasen estos días…’, me decía ayer un esforzado
profesional al que conseguí localizar en su teléfono móvil, ‘resolveremos ese
asunto’. ‘Estos días’ es un intervalo de tiempo que, en España, puede incluir
prácticamente todo el mes de diciembre y casi la mitad de enero, la semana
anterior a la llamada Semana Santa, esta misma y parte de la siguiente, las fiestas del pueblo, las pre fiestas y la resaca, las de todos y cada uno de los barrios, los
puentes y acueductos de variado pelaje como el del Pilar o el uno de mayo, festejos
populares, festivales y zafarranchos de toda índole y por supuesto todo o casi
todo el período estival, desde finales de mayo a mitad de septiembre. Durante estos días la vida del país se paraliza,
con la notable excepción, claro está, de la hostelería y la restauración y la
denominada ‘industria del ocio’. Para todo lo demás hay que armarse de
paciencia y sobre todo, de suerte para conseguir que la persona o personas que
puedas necesitar para algo urgente o para completar cualquier expediente, no
hayan decidido tomarse unos días de asueto precisamente en ‘esos días’. Que, aun
así, este país siguiera funcionando, a la española, pero funcionando, era, hasta
no hace mucho, un portento que uno no sabía muy bien a qué especie de divino patronazgo atribuir pero que, tal como están las cosas, sigan en plena vigencia estas costumbres, me parece una muestra indudable de la confianza que seguimos
teniendo en la providencia. Y de la escasa capacidad de raciocinio del pueblo llano y de los sucesivos gobiernos. Y no lo digo porque crea que estas cosas, o la corrupción,
por ejemplo, estén en el origen de esta o cualquier otra crisis, cosa que, evidentemente, hay que
buscar en causas estructurales más profundas, sino porque estoy harto de tanta
juerga, tanta tontería, tanto ruido, tanta gente por todas partes y tanta
porquería por las calles, cosas, todas ellas, que creía, erróneamente, que la situación económica contribuiría a aminorar. Dicen, en mi familia, que eso es porque me estoy
haciendo viejo. Y me temo que tienen toda la razón.
lunes, 13 de agosto de 2012
Agosto
Han terminado los Juegos Olímpicos de Londres sin que se haya materializado, tampoco aquí, el desastre que algunos vaticinaron tras la derrota de la selección española de fútbol y donde, finalmente, los españoles han conseguido 17 medallas de diversos metales. Mientras tanto este mes de agosto, plácido e insustancial a pesar de la crisis y de los incendios, se desliza lentamente hacia un otoño cargado de malos augurios en el que se supone que acontecerán todo tipo de catástrofes y desatinos. Es posible que así sea y es posible que no, porque en realidad nadie está interesado en un final apocalíptico del statu quo y las fuerzas que sostienen el sistema son, por el momento y al menos en apariencia, tan poderosas como las que las que están tratando de descomponerlo. A la luz de lo que ha venido ocurriendo desde que empezó todo esto, allá por el año 2007, el proceso, probablemente irreversible, será lento y con altibajos que no cambiarán significativamente la tendencia actual ni detendrán el desmantelamiento sistemático del estado del bienestar, pero que servirán, durante algún tiempo -quizá, incluso, el necesario para que olvidemos que las cosas fueron, una vez, de otra manera- para mantener una difusa esperanza en que todo mejore y vuelvan los tiempos de abundancia en los que el mundo entero parecía estar al alcance de todos los españoles, como en el NODO.
domingo, 17 de junio de 2012
Palabras
Hubo un tiempo, en este país, de datación imprecisa y
duración breve, en el que las palabras tuvieron algún valor o al menos, en el
que la ruptura de compromisos y el faltar a la verdad tenían alguna consecuencia
política, penal o de otro tipo. Esos tiempos ya pasaron y como inevitable corolario, hoy nada, o casi nada,
de lo que se dice en los foros públicos tiene contacto alguno, no ya con la
realidad, que cambia tan rápido que eso podría hasta tener alguna
justificación, sino con lo que realmente piensa, cuando piensa, el político,
banquero, asesor, experto o comunicador por cualquier título que las pronuncia.
Las palabras ya no valen el papel en el que están escritas, las declaraciones
políticas se hacen con la mente puesta en lo que conviene al que las pronuncia
o al que le paga, las previsiones económicas se hacen porque los que detentan
el capital responden a impulsos verbales
en la confianza de que otros lo harán también y en general, la mayoría de los
discursos públicos están construidos a partir de la hipótesis de que los que
van a oírlos son idiotas. Y la verdad es que, a la vista de lo que estamos
aguantando, cabe preguntarse si es que, efectivamente, somos idiotas, nos va la
marcha o, como me pasa a mí, nos hemos dejado ganar por el fatalismo. Las
payasadas de Dívar, las salidas de tono del Rey, las monsergas de Rajoy y su
corte de papanatas y la inanidad de la oposición, la desesperación de los griegos, las idas y venidas de Merkel, Obama u Hollande, pendientes,
tan solo de no hacer nada que perjudique sus opciones electorales, no son más que un circo que mantiene a la gente alejada de los verdaderos problemas: no hay energía para sostener más crecimiento(*) y el sistema autosostenido que conocemos como civilización industrial solo funciona en crecimiento
exponencial. Hay quién cree que aún se podría hacer algo y propuestas, más o menos ingeniosas, para detener el crecimiento o hacerlo sostenible, valga el oximorón, pero yo creo y otros saben, que el colapso es ya inevitable, aunque puede que unos pocos consigan adaptarse y que aún estemos a tiempo de preparar un futuro de baja entropía para los que sobrevivan (**)
* Me refiero a petróleo líquido convencional. Las arenas bituminosas, los esquistos y otros intentos de sacar energía de donde no la hay no son más que una muestra de lo desesperada que es la situación.
** El final era distinto pero lo he suavizado un poco atendiendo a la sugerencia de DGM
* Me refiero a petróleo líquido convencional. Las arenas bituminosas, los esquistos y otros intentos de sacar energía de donde no la hay no son más que una muestra de lo desesperada que es la situación.
** El final era distinto pero lo he suavizado un poco atendiendo a la sugerencia de DGM
jueves, 31 de mayo de 2012
Economía real vs. economía 'real'
Me dice mi amigo Rubén que los gallegos, españoles, quiere decir, cada vez parecemos más argentinos y que si no fuera por el, según él, providencial euro y por los alemanes ya estaríamos ahogados y a las puertas de una dictadura militar como, en su momento, estuvieron ellos. Rubén cree que nunca debimos echar a Zapatero, aún reconociendo, como reconoce, que el hombre no era ninguna lumbrera, para darle el poder a un pelotudo como Rajoy y que es una vergüenza que estemos aguantando todo lo que nos está haciendo la derecha sin montar, como mínimo, una cacerolada permanente en la puerta del Sol que, añade, nos hemos dejado arrebatar por Aguirre y la Botella o en el Palacio Real que es donde él cree que vive el Rey cuando no está cazando elefantes. Ya he dicho en alguna ocasión que Rubén tiene una fuerte propensión a la simplificación y sobre todo a confundir churras con merinas y la Pampa con la Meseta pero la verdad es que lo que está pasando en España es capaz de despistar a los analistas más experimentados, como se puede comprobar sin más que seguir con un poco de atención los titulares de la prensa económica y la opinión de los llamados, sedicentes, más bien, expertos. En España hay aún, ciertamente, una economía pegada al suelo. La gente sigue comprando y vendiendo, cultivando la tierra y recogiendo las cosechas o montando y atendiendo chiringuitos en la playa. También hay sitios donde se fabrican partes de aviones y hasta barcos y se montan vehículos, ideados en Francia, USA, Italia o Alemania, pero la economía real, la que todas las mañanas aparece en las primeras páginas de los periódicos, tanto económicos como generalistas y la que, ostensiblemente, crea quebraderos de cabeza a nuestros políticos es, precisamente la que menos contacto tiene con la realidad tangible y más con fantasías generadas por computador. Sube o baja la bolsa al compás del miedo, la euforia o, más comúnmente del afán especulador de unos cuantos tenedores de capital o gestores de fondos de inversión, más o menos los mismos que abandonan la deuda pública española y compran la alemana porque piensan que con esta última, al menos, podrán recuperar su inversión, cosa que ya nadie da por descontada con la española, como antes con la griega, la portuguesa o la irlandesa. Esto hace que al estado español le cueste más caro financiar el gasto corriente, poca gente piensa ya en financiar inversión en bienes de capital y eleva el peso de la deuda y sus intereses, en la economía, hasta límites cada vez más insoportables, pero la única solución, para que el juego continúe es seguir endeudándose para lo que hace falta que alguien esté aún dispuesto a seguir prestando. Como no queda nadie, salvo quizá los bancos españoles, con motivación suficiente para ello y no están dispuestos a hacerlo arriesgando su propio dinero, el estado reclama una recapitalización, o rescate o el eufemismo que más convenga en cada momento, de esos bancos para que puedan seguir comprando esa deuda. Recapitalizar, en este contexto, quiere decir que el BCE les da dinero al 1% y ellos se lo prestan al estado al 4, el 5 o el 6%. ¿Esto tiene alguna lógica? Pues depende del punto de vista. Para los bancos, para el Sr. González, del BBVA, que ha hecho unas declaraciones diciendo que lo que sobra, en el FMI o en el BCE, es dinero y que lo que hace falta es ponerlo a trabajar, es decir, dárselo a ellos, por supuesto que tiene lógica. La lógica infernal de un negocio sin sentido, que ha consistido, hasta ahora, en poner, ellos, dinero inventado en el mercado por la vía del préstamo cuasi indiscriminado, con pocas o ninguna garantía, elevando hasta el absurdo el precio de las viviendas y haciendo creer a la gente que este, de repente, era un país rico. Cuando la realidad ha venido a desmentir esa historia, el volumen de la masa monetaria, creada, en su totalidad, como deuda, es ya imposible de controlar y mucho menos de reducir. Ya no pueden seguir con sus juegos de manos sólo con sus propios medios y tiene que acudir al rescate, pero esta vez los que recibirán dinero, más fantasías computerizadas, claro, serán ellos, aunque, eso sí, en inmejorables condiciones y no los incautos que ya han tenido que vender el BMW y la mierda de apartamento playero, por el que pagaron una fortuna en dinero prestado que, aun así, no pueden devolver. Ellos, los banqueros, no tendrán ese problema porque ya nos han convencido a todos, o al menos al pan sin sal de Rajoy como antes convencieron al simplón de Zapatero, de que su ruina es la de todos nosotros. No me extraña que Rubén ande un poco despistado.
lunes, 21 de mayo de 2012
Diálogos para besugos (I)
- La fiscalía general del estado ha desestimado la demanda
de un consejero del poder judicial contra su presidente.
- ¿Y?
- Pues que es una vergüenza.
- ¿Una vergüenza? ¿El qué?
- Los viajes de fin de semana de este hombre, con cargo al
presupuesto.
- ¿Eso? ¿Y comparado con qué, es una vergüenza, si puede saberse?
- Pues con…
- ¿Con los viajecitos del Rey? ¿Con las vacaciones del
Presidente del Gobierno en Doñana? ¿Con los viajes de políticos y paniaguados, incluidos
los miembros del CGPJ, con sus familias a medio mundo sin ninguna razón de peso
que lo justifique? ¿Con los privilegios de diputados, senadores y parlamentarios autonómicos? ¿Con
la utilización, por autoridades de toda laya, de los coches oficiales para
fines particulares o de partido? ¿Con el nombramiento, como asesores de cualquier cosa, de legos en la materia o de completos imbéciles?
- Yo me pago mis vacaciones. Comparado conmigo.
- Vaya comparación. Tú no tienes más remedio que pagártelas. Habría que ver lo que harías si pudieras endosárselas a cualquier chiringuito público. El presidente del Consejo General del
Poder Judicial, la cuarta o quinta autoridad del Estado, no puede compararse con un pringado que necesita
el salario de un mes para pasar dos días en un hotel de lujo de Marbella.
- Alguna vez habrá que empezar a poner orden en este país. Ese
hombre ha cometido un delito…
- Sólo si lo dice el fiscal. Y después tendrían que ratificarlo sus colegas en el Tribunal Supremo. Y el fiscal no va a abrir la
caja de los truenos por 8000€ en un país donde se rescata a los bancos con
miles de millones de dinero público y se premia la ineptitud en la gestión con
despidos de un millón o dos. Además, habría que saber que ocultas y seguramente
espurias razones hay detrás de la denuncia de un consejero que ni siquiera se
había tomado la molestia de informar a sus compañeros.
- Lo que ha conseguido el fiscal es que la gente se lo piense dos veces antes de denunciar estas cosas. A partir de ahora la impunidad será aún más clamorosa.
- Justamente. También de eso se trata.
- Y puede que acabemos todos convencidos de que la vía judicial no es la mejor forma de solucionar estas cosas.
viernes, 18 de mayo de 2012
Por fin, viernes
El marco narrativo de la presente crisis, o lo que sea esto,
incluye, por supuesto, la evolución de unos cuantos indicadores, que, en el
caso de España, por ejemplo, podrían ser, entre otros, la prima de riesgo, el IBEX35, el PIB o el
número de desempleados y en otros países otros similares. También la idea de
que la situación volverá a la normalidad, entendiendo por tal una en la que el
PIB sube y el desempleo baja, o a lo que se conoce en el argot de políticos y
economistas como la senda del crecimiento, más tarde o más temprano. Por el
momento, sin embargo, todos los indicadores muestran una preocupante y persistente
tendencia a empeorar, con efectos que, ciertamente, no son iguales ni son
igualmente percibidos por un desempleado de larga duración, al que se le están
agotando los recursos para mantener a su familia, que por un inversor que puede
ganar, o perder, en una sesión varios millones de euros. En realidad, y este es
el tema de esta entrada, se trata, no
sólo de dos percepciones distintas, sino también de dos economías y de dos
mundos distintos, aunque fatalmente interrelacionados. La economía productiva, en la que trabajaba el ahora desempleado, afectada por la sobreproducción, la
automatización de procesos, que requieren cada vez menos mano de obra, la
crisis energética que pone en peligro la globalización y el agotamiento paulatino
de recursos esenciales, tiene cada vez menos que ver con la financiera, de
casino, basada en el apalancamiento, la
especulación y la creación y comercialización de productos bancarios de
laboratorio, ajena por completo a su antiguo papel de intermediaria entre el
capital y los demás factores de producción. Mientras la primera ha alcanzado o está a punto de
alcanzar, sus límites naturales, consecuencia inevitable de la finitud del
planeta que habitamos y de la vigencia de las leyes de la termodinámica, la
segunda está abocada, casi por definición, a un crecimiento exponencial indefinido que no
puede sostenerse porque, en última instancia, el dinero, concebido como instrumento para facilitar el trueque, incluido el dinero
fantasma tecleado en un terminal de computador, tiene que representar valores tangibles o ser
capaz de transformarse en ellos y la acumulación de cantidades absurdas en unas
pocas manos tiene, entre otros, el perverso efecto de que, el que aún está en
manos de la gente corriente, cada vez sirve para menos.
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)


