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miércoles, 4 de febrero de 2015
PSOE o no PSOE. Esta no es la cuestión, pero podría serlo.
El secretario general del PSOE dice, desmintiendo a uno de los suyos, que está deseando firmar más pactos con el PP y la prensa adicta (al PP, claro) lo saluda como al hombre de estado que actúa por encima de los intereses de su partido. A ver si le votan, o piden el voto para él, pero no creo. Este hombre y siento decirlo, no está a la altura de lo que la situación actual exige al responsable político del partido que, hasta ahora, ha sido hegemónico en la izquierda. El PSOE, que sobrevivió a Zapatero, puede llegar, con este irrelevante y seguramente bienintencionado personaje, al fin de su larga y no siempre gloriosa trayectoria. Es una pena.
domingo, 20 de julio de 2014
Hace calor, pero no mucho y mientras tanto...
el PSOE ha elegido como secretario general a un diputado del congreso, prácticamente desconocido hasta hace unos meses, joven, de buena presencia y capaz de tomar medidas de impacto nada más empezar. ¿Zapatero?. No, Sánchez. Pablo Iglesias sigue en la cresta de la ola gracias, en parte, a la atención que le prestan los voceros del PSOE y sobre todo, los del PP que reparten sus intervenciones entre las invectivas a Podemos y la descripción entusiasta de las mar...avillas de la economía española, cantadas, según Montoro, por todo el asombrado mundo que nos contempla. En fin, las tonterías de siempre. La realidad va por su lado y la política española y parte de la europea, por el suyo. Cuando converjan, si es que lo hacen, será, por supuesto, por el lado de la realidad y ya veremos entonces lo que queda de tanta insensatez y las consecuencias de estar gobernados por incompetentes o majaderos que defienden, únicamente, sus propios intereses. Democráticamente elegidos, eso sí.
martes, 27 de mayo de 2014
El PSOE se renueva... otra vez.
El PSOE amaga con un nuevo proceso de renovación que, necesariamente, se saldará en falso porque en realidad y como de costumbre no se renovará... más que lo cosméticamente imprescindible. Y no se renovará nada más, porque no es tan sencillo como parece. Renovar, en este contexto, significa sustituir viejas caras por caras nuevas, es decir, poner en la calle a los que están y llevar al poder a una nueva generación de políticos no necesariamente más jóvenes pero sí más capaces y más en contacto con la realidad. Pero, claro, está el problema de qué hacer con los sustituidos, que es tan grave, si no más, que el de dónde sacar a los sustitutos, nada sencillo, tampoco, en un sistema, evidentemente no me refiero sólo al PSOE, donde los dirigentes tienden a rodearse de majaderos y tiralevitas que, además, no les hagan sombra. De esta forma, casi puede garantizarse que el sustituto de un presunto tonto será un imbécil aunque, eso sí, con la habilidad necesaria para trepar en la organización. Con la política pasa algo parecido a lo que ocurre en la economía. En un entorno de crecimiento pueden asumirse las deudas que hagan falta en la confianza de que podrán pagarse en el futuro. Si los vientos políticos son favorables siempre habrá un lugar, un consejo de administración, un puesto en el senado o una canonjía más o menos significativa pero bien pagada, para los políticos amortizados o retirados del primer plano. Pero si el entorno económico es contractivo o el panorama político sombrío, las deudas asumidas no podrán pagarse y no habrá suficientes puestos nuevos para políticos viejos, de manera que los que están en el poder se aferrarán con fuerza a sus puestos actuales y la renovación será pura filfa, igual que en otras ocasiones. Y, de cualquier modo, no hay que fiar demasiado a una cara nueva, véase el caso de Zapatero, a no ser que esté totalmente desconectado del aparato actual y tenga la formación y experiencia suficientes para comprender el mundo en el que vive y saber que hay una vida real, más allá de las intrigas y trapisondas de partido. Aunque, a estas alturas, puede que ya no importe mucho a quién pongan.
miércoles, 30 de abril de 2014
Somos los primeros
...Termino resumiendo la posición de nuestro país en pocas cifras. España ha situado otra vez tres entre los 8 primeros del mundo. Podemos presumir de tener 7 entre los 50, y 10 entre la élite de los 100 grandes.
Ni Francia, ni Italia, ni los países nórdicos, ni Japón, ni Estados Unidos, ningún otro país puede presentar un balance semejante. Como decía ayer en twitter, nos sobran motivos para sentirnos orgullosos. José C. Capel en El Pais.
Ni Francia, ni Italia, ni los países nórdicos, ni Japón, ni Estados Unidos, ningún otro país puede presentar un balance semejante. Como decía ayer en twitter, nos sobran motivos para sentirnos orgullosos. José C. Capel en El Pais.
¿Centros de investigación en la lucha contra el cáncer? No. ¿Universidades? Tampoco. Creo que no tenemos ninguna entre las 200 primeras. Nuestro esforzado corresponsal, que dice no entender muy bien como se ha elaborado una lista que ha apeado del primer puesto a un restaurante catalán para dárselo a uno danés, habla de cocineros, de cocineros y de restaurantes. Supongo que este será uno de los indicadores que maneja el Sr. Guindos para anunciar, con más voluntad que gracia, la inminente recuperación de los índices de crecimiento. Es obvio que cualquier anuncio de este gobierno, sobre todo si tiene que ver con cuestiones económicas, pongan o no por medio a Santa Teresa o a la virgen del Rocío, hay que tomarlo a beneficio de inventario pero, además y en el caso particular del Sr Guindos, uno no puede menos que preguntarse cómo se llega de responsable en Europa de Lehman Brothers, una de las empresas americanas que llenaron, deliberadamente, los mercados financieros de basura y estuvieron a punto de hundir completamente la economía a mediados de 2008, a ministro del gobierno de España, invirtiendo el funcionamiento de la puerta giratoria que solía llevar ministros complacientes a las empresas a las que habían complacido. La formación y la experiencia previa del Sr. Guindos parecen tener que ver, sobre todo, con una economía que podríamos llamar de casino, en la que el dinero ficticio es la única mercancía que se intercambia y probablemente, lo ignora todo sobre la economía real y su funcionamiento. Para gentes que juegan con dinero generado en terminales de computador las disquisiciones sobre la distribución de recursos escasos carecen de significado real y el éxito o el fracaso de una política económica se mide exclusivamente en términos de capacidad de endeudamiento a precios razonables. Y para asegurar eso basta con unos pocos trucos de trilero en las cuentas públicas y el pequeño detalle de asegurar a los tenedores de deuda, mediante una enmienda constitucional, iniciativa del Sr. Zapatero secundada con entusiasmo por el Sr. Rajoy, que el pago de la misma está, en España, por encima de cualquier otro compromiso que pueda tener el estado, sanidad y educación, por supuesto, incluidas.
Por lo demás, aquí, en Aragón uno de los imputados por presunta corrupción y apropiación indebida en el vidrioso asunto de Plaza, al que la puerta giratoria llevó a convertirse en alto cargo de telefónica, va a impartir un curso a líderes latinoamericanos sobre... corrupción, transparencia e intereses en conflicto. Hay quién se ha escandalizado, pero siempre se ha dicho que para dar clase de algo hay que ser especialista... aunque sea presunto. Si aquí, que hemos sido autodidactas, hemos llegado donde hemos llegado, qué no cabe esperar de esos países donde sus líderes recurren desde el principio a las mismas fuentes de la sabiduría.
lunes, 4 de marzo de 2013
Todo va a ir... ¿mejor?
Hace unos años, tres o cuatro, surgió en España una curiosa
iniciativa para salir de la crisis, impulsada por las Cámaras de Comercio, el
Banco de Santander y Telefónica, entre otros, que constituyeron para llevarla a
cabo la denominada Fundación Confianza.
La iniciativa, que contaba con el apoyo del gobierno socialista y en
consecuencia, también con la firme desaprobación del Partido Popular, entonces
en la oposición, cristalizó en una
página web estosololoarreglamosentretodos.com
en la que la se contaban historias edificantes, de superación y emprendimiento
y se recogían adhesiones para devolver a
los ciudadanos la confianza en nuestro país y sacarlo de la crisis. Unos pocos
miles de personas mostraron su aprobación en el apartado correspondiente y unas
pocas docenas escribieron en el sitio sus historias ejemplares, pero la
iniciativa se apagó rápida y silenciosamente y ni de la página ni de la
Fundación queda hoy el menor rastro. La iniciativa puede parecer, ahora, una
tontería, pero eran tiempos en los que el entonces presidente del gobierno, Sr.
Zapatero, solía decir que el pesimismo no creaba puestos de trabajo. Cabe
suponer, a sensu contrario, que el buen hombre creía que el optimismo sí que
los creaba pero eso no llegó a decirlo.
El conflicto entre optimistas y pesimistas, que se autodenominan
realistas, es viejo y en España, supongo que también en otros países, el
gobierno suele ver la realidad con optimismo, en la medida en que considera
necesario aparentar que hay alguna relación causal entre esa realidad y su acción
política, mientras que la oposición suele ser pesimista por las mismas razones.
El optimismo, sin embargo, solía gozar, hasta no hace mucho, de mayor
predicamento entre la gente que el pesimismo y no son pocos los que aún parecen
creer que una visión optimista de la realidad tiene sobre ella efectos benéficos
y también que los optimistas gozan, en general, de una vida más larga y
saludable que los cenizos, que es la
forma popular de designar a los pesimistas. Sin embargo y en relación con esta
última cuestión, un trabajo firmado por el profesor Frieder R. Lang de la universidad
alemana de Erlangen-Nuremberg y publicado en la revista Psychology
and Aging, sostiene exactamente lo contrario, es decir, que el
pesimismo ante el futuro además de, o quizá por, ser más realista en casi
cualquier circunstancia, puede hacer que la gente viva más cuidadosamente y
tome las debidas precauciones en relación con su salud y su seguridad y en
consecuencia viva más y en mejores condiciones.
El optimismo, que tal como están las cosas suele verse
defraudado con cierta frecuencia, no alarga, pues, la vida y a medio plazo
tampoco parece que la haga más fácil o feliz pero, confundido, a veces, con lo
que ha dado en llamarse pensamiento positivo,
puede contribuir a incentivar la inversión y sobre todo, el consumo y a crear
la ilusión, durante un cierto tiempo, de que se puede mantener indefinidamente
un crecimiento físicamente imposible o volver a él cuando se quiera a base de
trucos de funambulismo. El optimista no necesita tener en cuenta todos los
aspectos de la realidad, cosa por demás complicada y le basta con fijar su
atención en los que contribuyen a fortalecer su posición, algo que, por supuesto, también hacen los pesimistas o cualquiera de nosotros. La realidad
actual, sin embargo, es demasiado compleja y no suele adaptarse bien a modelos simplificados
en exceso o construidos para mantener prejuicios.
Así, se puede creer que una subida de la bolsa, que se
produce por razones que cada vez tienen menos que ver con la marcha real de las
empresas o una bajada de la prima de riesgo, que se mueve al compás de
declaraciones más o menos solemnes de los responsables políticos, son síntomas
de que las cosas van a ir a mejor. Acabo de leer ahora mismo que hoy, por ejemplo, el Dow Jones ha alcanzado su
máximo histórico absoluto y eso mientras la economía norteamericana sigue al
borde del colapso a pesar de estar financiada por medio mundo. Ya tenemos un
titular optimista. O se puede anunciar a bombo y platillo que se ha descubierto
un nuevo yacimiento de petróleo tres kilómetros por debajo del fondo marino, en
Brasil, sin aclarar que su contenido, suponiendo que pudiera ser extraído a
coste cero, serviría escasamente para cubrir el consumo de dos días. Por
supuesto no puede ser extraído a coste cero, pero la noticia optimista ya está
en todos los periódicos anunciando una nueva era de abundancia. El gobierno,
este y el anterior, suelen presentar cada dos o tres semanas, como un éxito, el
hecho de que hayan conseguido colocar 2, 3 o 4 mil millones en bonos del tesoro
o deuda pública que se incrementa, claro en la misma cantidad, pero esto sólo
puede considerarse un éxito si se tiene en cuenta que la alternativa, no
conseguir la financiación, podría traducirse en la imposibilidad de pagar la
factura del petróleo, servicios fundamentales y el sueldo de los empleados
públicos. Lo de pagar algún día la deuda no se lo plantea nadie. Cuando no nos
fíen… ya se verá o ya verán los que estén. El Director, presidente o lo que sea
de Bankia, Goirigolzarri, creo que se llama, decía esta mañana, muy ufano y
optimista el hombre, que en 2014 o 2015 el engendro que preside empezará a ser
rentable y podrá ser privatizado. Y ha añadido que, en su opinión, los niveles
de corrupción en España son intolerables. No se me ocurre ningún comentario.
Ustedes mismos.
Pero si se dispone de
una tribuna suficientemente alta, como la Sala de Prensa de un Ministerio o la
Presidencia de un Banco que aún no se haya hundido, ni siquiera se necesita
argumentar. Basta con transmitir consignas. La ministra socialista de Economía
y Hacienda, Sra. Salgado y los actuales ministros de Economía y de Hacienda, Sres.
Guindos y Montoro, han venido anunciando, una y otra vez y siempre para un
futuro inmediato, aunque algo impreciso, la vuelta al crecimiento,
imprescindible para que esta economía de casino siga funcionando, con la
esperanza de que, alguna vez, se cumpla la predicción y se olviden los fiascos
anteriores. El domingo pasado lo volvía a hacer el Sr. Guindos, en declaraciones que será interesante releer
en diciembre y el lunes, con el número de parados superando por primera vez los
cinco millones, el gobierno se congratulaba de que las cifras indicaran, según
ellos, una ralentización del incremento mensual
del desempleo.
En definitiva y por resumir, esta forma positiva de ver el futuro puede ser bienintencionada o responder a los
intereses, coyunturales o estratégicos, de quien la mantiene, pero de ninguna
manera es inofensiva. Pretende evitar que la gente esté a la defensiva y
perpetuar el statu quo ante crisis
que responde, sobre todo, a los intereses económicos de determinados sectores
como, por ejemplo, la banca pero también a una atávica tendencia de la especie
a ignorar el peligro escondiéndose en una cueva hasta que escampe. Sin embargo,
reconocer la posibilidad, al menos, de un cambio radical de modelo económico y
social, antes de que el nuevo se imponga por la fuerza de los hechos, nos
daría, o nos hubiera dado, la oportunidad de aprovechar los recursos aún
disponibles para preparar el futuro. Sostener, contra toda evidencia, que esto
es una crisis pasajera y que, para salir de ella, basta con apretarnos el
cinturón para que el gobierno de turno pueda destinar nuestro dinero a pagar una deuda que crece sin control y sin
que haya la más mínima posibilidad de saldarla algún día, en el mejor de los
casos, un mal chiste del que aún hay quien se ríe. Pero cada vez son menos.
Es evidente, no tienen más que preguntarle a casi cualquiera
por la calle, que hay muy poca gente que se crea una sola palabra de lo que lee
en los periódicos o ve en la televisión, a no ser que salga en Salsa Rosa o
algún programa similar, pero la palabra tiene, en todas las religiones, efectos
taumatúrgicos y basta con que cualquier autoridad, si es europea o americana,
mejor, haga una declaración optimista, haré
lo que sea para salvar el Euro, Draghi dixit, por ejemplo, para que la
bolsa suba, la prima baje y el modelo económico actual tenga unas semanas o
meses, más de vida. La cuestión es que es casi seguro que eso no es lo que nos
conviene a la mayoría y desde luego no es lo que le conviene a cualquiera que
tenga menos de cincuenta años.
Enviado a ECA. 7/3/2013
jueves, 11 de octubre de 2012
Politica de circo o el circo de la política.
La diferencia entre una genuina representación teatral y el circo, este, es que aquí el escenario ocupa todo el patio de butacas y uno acaba participando en la representación, normalmente como apaleado figurante y después de haber pagado la entrada, le guste o no. Como en todos los circos, al menos los de antes, aquí también cuentan, una y otra vez, los mismos chistes con más o menos gracia. Wert, por ejemplo, no tiene gracia a pesar de su aspecto de comediante. Rubalcaba tampoco, Rajoy, Guindos y Montoro no son nada del otro mundo como payasos, pero el chiste de la senda del crecimiento, que según ellos retomaremos al año que viene, es bastante bueno aunque no sea original. Zapatero y Salgado ya lo contaron en 2008, 2009, 2010 y 2011.
Publicado en Facebook
domingo, 29 de abril de 2012
¿Plan M?
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Europa. Vista posterior |
lunes, 19 de marzo de 2012
Pico de Petróleo VI
Los stocks de crudo y sus derivados en Europa, prácticamente en caída libre, mientras los precios del barril de Brent continúan oscilando, y no mucho, en torno a los 125$. La situación es potencialmente alarmante aunque aquellos cuya alarma explícita podría desatar la alarma general, hacen, por el momento, como que no se alarman mientras esperan... ¿qué? ¿el final de la crisis? ¿nuevos descubrimientos en el Mar del Norte? ¿un milagro?. No, claro. Lo que los políticos esperan es que la situación no se deteriore tanto como para hacerles perder las próximas elecciones, como le pasó a Zapatero o a Berlusconi y está a punto de pasarle a Sarkozy que tampoco parece andar muy sobrado de sentido común. Eso es lo único que les interesa, así que seguirán anunciando, una y otra vez, la vuelta al crecimiento para el próximo semestre y así un semestre tras otro y como la gente se entera poco, aunque más de lo que parece, de lo que realmente está pasando y además está deseando creer que todo esto es un mal sueño, seguirá esperando, contra toda esperanza, que los pronósticos más optimistas se cumplan algún día. Y mientras tanto, las cosas se van deteriorando cada vez más a la espera, y esta parece más fundada, del detonante que acabe de una vez por todas con las especulaciones y las dudas sobre el Peak Oil, el papel de las renovables y otros tópicos al uso. Naturalmente entonces será tarde para hacer nada, pero eso no es un problema. Ya es tarde.
domingo, 5 de febrero de 2012
Rubalcaba
es ahora el nuevo Secretario General del PSOE por sólo 22 votos de diferencia, en un congreso con cerca de mil delegados con derecho a voto. La única alternativa era Carmen Chacón, representante de la franquicia semiindependiente del partido en Cataluña, una mujer cuyo discurso, no excesivamente sólido, se vio fuertemente perjudicado por los gritos y los gallos de su intervención final. Rubalcaba, por su parte, dijo lo que tenía que decir, teniendo en cuenta a quién se lo tenía que decir, gesticulando menos que de costumbre y aún así bastante, pero huyendo, en lo posible, del desacompasado tono mitinero de su rival, más adecuado, acaso, para un acto de campaña. Es muy probable que algún delegado, sorprendido por las formas de Chacón, decidiera cambiar su voto en el último momento dando así la victoria, por estrecho margen, a Rubalcaba. En todo caso y en mi opinión, ha triunfado la opción más razonable para los intereses del partido. Dejar ahora el PSOE en manos de lo que parece una segunda y nada mejorada, por cierto, edición del zapaterismo, era una opción excesivamente arriesgada para un partido que tiene que afrontar, en un plazo muy breve, dos elecciones regionales, una de las cuales, la de Andalucía, puede representar la diferencia entre el desastre total y una suave travesía del desierto. Lo más negativo que se puede decir de Rubalcaba, aparte de que es hombre, viejo, pequeño, calvo y feo es que ha perdido estrepitosamente las últimas elecciones generales pero, en su favor, hay que decir que aceptó la candidatura en unas condiciones desesperadas y que dió la cara, para que se la rompieran, por otro que, como el capitán del Concordia, abandonó, cuando se estaba hundiendo, el barco que había hecho naufragar. Por cierto que Rubalcaba, en su discurso de aceptación del cargo, dijo que buscar la sostenibilidad energética era de izquierdas y no dijo nada de volver a retomar, en cuatro días, la dichosa senda del crecimiento. Algo es algo.
miércoles, 12 de mayo de 2010
Apagando la luz...
Me ha escrito mi amigo Rubén para decirme que había entrado ya un par de veces, al menos, en este blog, para ver que pendejadas, puede que en realidad haya dicho pelotudeces, tenía yo que decir ahora de las medidas del gobierno que, en su opinión, demuestran que el presidente tiene lo que hay que tener y está dispuesto a enfrentarse con los sindicatos y con quién sea para levantar el país. Mi amigo Rubén, creo que ya lo he dicho, es argentino y en Argentina tienen un sindicato, la CGT, aliado tradicional del peronismo, que quita y pone presidentes sin despeinarse y que está metido, de hoz y coz, en todos los casos de corrupción que afectan, desde hace años, a la política y a la economía argentina. Por eso a Rubén le entusiasma ver a un Gobierno enfrentarse a los sindicatos, como le indigna ver a un juez, como Garzón, perseguido porque, eso piensa Rubén, se está enfrentando a los militares y la extrema derecha al investigar ejecuciones, desapariciones y otras macanas de la interminable dictadura del general Franco. La verdad es que, después de oir esta mañana la presentación de las medidas de austeridad y el posterior debate en el Congreso, se me ocurre más de una pelotudez pero, sobre todo, me invade una sensación de aburrimiento, de dejá vu, junto con la persistente impresión, eso no es de ahora, de que esto ya no tiene remedio. El gobierno, en realidad su presidente, ha hecho lo que han dicho o lo que le ha parecido la opción menos problemática y más directa, para contentar, hay quien diría obedecer, pero el matiz es lo de menos, a los avalistas de la deuda pública española y no perjudicar a la banca, que le ha sacado, recientemente, de un serio apuro en relación con esa deuda, confiando, además, en que podrá calmar –convencer- a los sindicatos como los ha convencido –calmado- otras veces. Pero de momento, ha dejado, y es una pena, la triste impresión de que sus compromisos, no valen, más por inconsciencia que por mala fe, el papel en el que están escritos. Y por si todo esto fuera poco, hemos tenido que ver a Rajoy y al Partido Popular, de paladines de los derechos de trabajadores y pensionistas.
Europa ha prometido que pondrá 500.000 millones de euros encima de la mesa, para garantizar a los eventuales tenedores de deuda pública, española sobre todo, que, pase lo que pase, recuperarán su dinero y para ganar algo de tiempo para la economía española, pero no ha sido, claro, a cambio de nada o a cambio de más promesas. Ya no podemos seguir viviendo como unos jubilados de lujo mientras los que trabajan, los que investigan, los que fabrican y los que cultivan los alimentos que nos comemos están en Asia, en América o en África y viviendo peor que nosotros. La fiesta ha terminado y cuanto antes nos hagamos a la idea y empecemos a intentar vivir en consecuencia mejor. Zapatero ha ignorado esta crisis todo el tiempo que ha podido, esperando que se arregara sola y todavía sigue creyendo, o fingiendo que cree, que en poco tiempo volveremos a estar como antes. Pero no es así. Nunca volveremos a estar como antes. Y en cuanto a Garzón, querido Rubén, pues no sé que decir. A mí me ha parecido siempre un poquiyo fantasma, pero me preocupa, por lo que puede suponer de precedente y de aviso para navegantes, que lo empapelen por sus investigaciones en los casos Gurtel y de la Memoria Histórica, de la misma forma que me parece bien que le toquen un poco las narices por el asunto del Banco Santander y los cursos en NY financiados por Botín. En fin, que todo parece muy confuso pero, en definitiva, es la misma mierda de siempre.
Europa ha prometido que pondrá 500.000 millones de euros encima de la mesa, para garantizar a los eventuales tenedores de deuda pública, española sobre todo, que, pase lo que pase, recuperarán su dinero y para ganar algo de tiempo para la economía española, pero no ha sido, claro, a cambio de nada o a cambio de más promesas. Ya no podemos seguir viviendo como unos jubilados de lujo mientras los que trabajan, los que investigan, los que fabrican y los que cultivan los alimentos que nos comemos están en Asia, en América o en África y viviendo peor que nosotros. La fiesta ha terminado y cuanto antes nos hagamos a la idea y empecemos a intentar vivir en consecuencia mejor. Zapatero ha ignorado esta crisis todo el tiempo que ha podido, esperando que se arregara sola y todavía sigue creyendo, o fingiendo que cree, que en poco tiempo volveremos a estar como antes. Pero no es así. Nunca volveremos a estar como antes. Y en cuanto a Garzón, querido Rubén, pues no sé que decir. A mí me ha parecido siempre un poquiyo fantasma, pero me preocupa, por lo que puede suponer de precedente y de aviso para navegantes, que lo empapelen por sus investigaciones en los casos Gurtel y de la Memoria Histórica, de la misma forma que me parece bien que le toquen un poco las narices por el asunto del Banco Santander y los cursos en NY financiados por Botín. En fin, que todo parece muy confuso pero, en definitiva, es la misma mierda de siempre.
lunes, 22 de febrero de 2010
Celtiberia Show (*)
No sé quién le escribe los discursos a este hombre, ni cuanto cobra, pero yo lo haría mucho mejor y más barato. Cualquiera lo haría mejor. Además, ¿a qué viene pedir ayuda ahora? ¿No íbamos a salir de la crisis en seis meses y a crear empleo a final de año? Pues mejor que se quede con todo el mérito y Rajoy que se fastidie, que al año que viene hay elecciones. Pero, claro, no es tan sencillo. Tonterías aparte, no es el momento de pedir ayuda, sino de hacer algo, eso está claro pero ¿qué?. Como el riesgo de meter la pata, o simplemente de que la crisis siga su curso, ignorando las medidas gubernamentales, si es que finalmente se les ocurre algo, es muy alto, lo más prudente es intentar compartirlo con cuantos más mejor. Y para el PP, pillado, como de costumbre, con los pantalones abajo, intentando hacerse un hueco en los caladeros de votos del PSOE y entretenido con la interminable secuela de sus fechorías, gurteles y demás, la salida es muy complicada. Si pactan, mal. No hay pacto que resuelva esto y además pactar ¿qué y contra quién?. Si no van al festival que les ha montado Pepiño en Fomento, tendrán que explicarlo muy bien y aún así, cargarán con el sambenito de la insolidaridad y, lo que es peor, se hará explícito su juego que es, no puede ser otro, que el de apostar a que las cosas vayan de mal en peor para recuperar el poder. Y en este río revuelto, pescarán, como siempre, los nacionalistas, fieles a su propósito de aprovechar la inviabilidad de este totum revolutum en que se ha convertido España, Rosa Díez, que quizá no tenga discurso ni proyecto diferenciado en el área económica ¿quién lo tiene?, pero está llamando, con éxito, a la puerta de los muchos desencantados que hay, tanto con el PP como con el PSOE y que aún no están dispuestos a dejar de votar. Algo habrá, también, para los de Izquierda Unida, si es que aún queda alguno, que aprovecharán la metedura de pata de las pensiones y la inevitabilidad, al menos desde el punto de vista cosmético, de una reforma laboral más o menos profunda, que romperá la deriva izquierdista del gobierno y les dejará algo de espacio para trapichear con los sindicatos cuyo papel tampoco ha sido demasiado lúcido, que digamos, aunque y a pesar de su escasa representatividad real, aún sean imprescindibles para evitar que esto se convierta en una selva. Bueno, de momento puede que los veamos, a todos juntos, en torno a una mesa, demasiado larga para poder hablar de nada, el próximo miércoles o jueves. Podrían empezar por intentar explicar qué es lo que está pasando y cómo hemos podido llegar a esto desde la economía que más crecía al amparo del sistema financiero más saneado del mundo, pero, por favor, que no nos cuenten otra vez lo de las hipotecas subprime. Y a ver si alguien ve alguna relación entre lo que está pasando y la cuestión energética. ¿A que no?
(*) En memoria de Luis Carandell.
(*) En memoria de Luis Carandell.
viernes, 12 de febrero de 2010
La leyenda negra
Pero ¿qué hace este hombre? ¿por qué inclina(ba) la cabeza? La foto es algo antigua, de cuando el Nobel de Economía y el Presidente estaban a partir un piñón, porque últimamente Krugman, que tiene un blog en el NYT, dedica buena parte de sus entradas a poner a caldo la economía española, contribuyendo así a la campaña de desprestigio que, según el ministro de fomento, Sr. Blanco, están orquestando los enemigos de Europa, del Euro y de la civilización cristiana cuya punta de lanza es, como siempre, España. No lo ha dicho así pero ha sonado prácticamente igual que cuando otro gallego de pro, de nombre Francisco, atribuía todos nuestros males a una conjura judeo masónica, organizada, más allá de nuestras fronteras, por los mismos que tejieron la leyenda negra que tanto daño nos hizo y tanto contribuyó a que el mundo ignorara lo mucho que nos debía por haber sostenido, contra el viento huracanado de la reforma y quemando a quién hiciera falta, las auténticas esencias de la religión católica. Ahora, como entonces, todo depende de la imagen. Por eso tenemos por ahí de tournée a la ministra de economía y a su secretario de estado, intentando convencer a los inversores extranjeros de las bondades de la deuda pública española y al Sr. Zapatero, por ahora con más voluntad que acierto, vendiendo sin desmayo y venga o no a cuento, las maravillas de nuestra economía.
Pero cargar las tintas con España puede parecer, en efecto, una injusticia comparativa. Si uno se atiene a los datos que circulan por ahí, todos los gobiernos de la eurozona y los Estados Unidos son insolventes y la crisis griega es sólo un aperitivo. Trillones de euros y de dólares enterrados en supuestos planes de estímulo, en realidad entregados a los banqueros que causaron el desastre, sobre todo en Estados Unidos o dilapidados en innecesarias estupideces, en España, por ejemplo, no parecen haber servido para nada. La ayuda que Merkel ha comprometido con Grecia y según dicen con el que caiga detrás y la capacidad que aún conservan los Estados Unidos e Inglaterra para 'imprimir' billetes puede retrasar un poco el colapso. Ya veremos cuanto.
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