domingo, 24 de octubre de 2021

Otoño (ahora sí)

En la portada de un periódico nacional, generalmente alineado en contra de la política del actual gobierno, aparecía esta mañana, resumido, un barómetro con la posición de los entrevistados sobre cuestiones clave de la actualidad. Parece ser que los españoles están a favor de la extradición de Puigdemont, bastante disgustados con el aumento del precio de la energía eléctrica, eufemísticamente conocida como ‘la luz’, preocupados por la aparente deriva comunista del gobierno y por la situación política y económica que consideran malas sin paliativos. Por otra parte, parece ser que una mayoría bastante significativa, el 81%, está en contra de eliminar las mascarillas en los interiores y eventualmente dispuesta a asumir nuevas restricciones si el número de contagiados, es decir, de PCR’s realizados, volviera a aumentar. A mí este gobierno, la verdad, no me entusiasma demasiado y las protestas socialdemócratas del presidente en una especie de simposio de cargos de su partido que ha habido este fin de semana, me parecen, aun suponiendo que la socialdemocracia fuera todavía un valor en alza, poco más que un brindis al Sol. Su permanencia en el poder, objetivo final de este y de casi cualquier gobierno, parece depender en este caso de su capacidad para contemporizar con sus aliados asumiendo algunas de sus propuestas más descabelladas y a los que, por supuesto, la ruptura les interesa muy poco, de mantener contentos sin darles lo que no puede darles, a los pseudo independentistas de ERC y a los de Bildu, que dicen, ahora, que lo que pasó hubiera sido mejor que no pasara y por supuesto, de mantener tranquilos a sus propios barones cuya reelección puede depender de que el gobierno central no se exceda en sus concesiones a vascos y catalanes. En fin, un carajal del demonio en el que no resulta fácil saber dónde está cada uno, pero en el que nuestro presidente se mueve como pez en el agua. Mientras tanto los problemillas habituales siguen donde estaban o empeorando poco a poco, y no me refiero, o no sólo, a la artrosis de mi tobillo que de momento es mi mayor problema, sino al encarecimiento y escasez de materias primas, al negro, por muchas razones, futuro de la energía, al anormal comportamiento del clima que ya provoca sequías en el norte de Europa y destruye el permafrost siberiano, a la falta de profesionales cualificados en muchos campos de la actividad económica, al deterioro casi imparable de la sanidad pública, a la inflación todavía no galopante pero ya veremos y al insoportable aumento de la pobreza, por citar sólo algunos de los más evidentes. Pero bueno, igual no es para tanto porque el presidente, en la televisión, parecía muy contento y nadie, en su sano juicio, estaría contento con este panorama. Publicado en ECA el 22 de octubre de 2022