Diagnóstico de la biopsia: TaG1. Bien
diferenciado y no infiltrante, es decir, un tumor, sí, pero de bajo grado y bajo riesgo –bajo
no significa nulo, claro- y extirpado. Me ha dicho que de los lavados, si me parecía, podíamos prescindir por el momento -que era algo a lo que había que ir con fe-.
Hemos prescindido, naturalmente. No tenía mucha fe, desde luego, pero además es un proceso que dura seis meses, sin demasiadas garantías y muy molesto. Se trata, por lo visto, de introducir en la vejiga, mediante un catéter y mantenerlas allí algo más de una hora, cierta cantidad de toxinas, el bacilo de la tuberculosis, por ejemplo, para activar las células del sistema inmunitario. Seguro que lo diseñaron en Auschwitz. Así que hemos quedado, salvo crisis, para dentro de tres meses y entonces veremos. Ah, y que no
lea tanto sobre el tema por Internet. Que él no lee nada de matemáticas. La verdad es que, últimamente, yo tampoco.
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martes, 16 de enero de 2018
lunes, 8 de enero de 2018
Problemas
El 14 de julio me encontraron un cáncer en la vejiga. Fue gracias a una revisión de la próstata en una clínica privada a la que fui porque llevaba esperando más de un año que me llamaran de la Seguridad Social y cuando reclamé, por escrito, me dijeron, entre otras tonterías y también por escrito, que mi caso no estaba clasificado como urgente. No sé qué es lo que considerarán urgente. La revisión incluía una ecografía del abdomen y el urólogo detectó lo que podría ser un tumor en la vejiga, que había que extirpar para ver lo que era exactamente y evaluar el riesgo posterior. La intervención quedó fijada para el 24 del mismo mes en Huesca. Se llevó a cabo con anestesia local epidural y tuve la
posibilidad, que no aproveché del todo porque no me dejaron las gafas, de
seguir las evoluciones del bisturí por el interior de la vejiga en un monitor que había justo sobre mi cabeza. En general fue bastante
incómoda por el frío glacial que hacía en el quirófano y por la maldita
sonda que tuve que llevar durante cuatro o cinco días, pero nada más. El
resultado de la biopsia no fue bueno, era, efectivamente, un tumor maligno,
ni malo, era superficial y bien diferenciado con pronóstico, en principio favorable. En fin, casi, casi, lo mejor que podía pasar y la cosa quedó allí, pendiente de otra intervención similar, -su nombre técnico es RTU, por resección
transuretral-, cinco meses después, intervención que sería la primera de una
serie que se iría espaciando cada vez más… si todo iba bien y el
tumor no se reproducía. Pero claro, se reprodujo. Uno nuevo, algo más pequeño,
según parece y también de aspecto superficial apareció en otro lugar de la
vejiga en la RTU del 3 de enero, así que estamos como al principio o un poco peor. De momento hay que esperar al día 16 de enero para conocer los resultados de la biopsia y el nivel de agresividad del nuevo tumor. Si es como el anterior quizá se solucione con unos lavados. Si no...
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