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martes, 27 de mayo de 2025

A Joaquín Ferrer. En memoria

Conocí a Joaquín hace muchos años, cuando llegó como profesor al instituto Hermanos Argensola, donde yo era alumno de cuarto de bachillerato. Con su muerte en Zaragoza, el 26 de mayo de 2025, se apaga la luz de un hombre íntegro que, con su capacidad de trabajo y su sólida formación, deja tras de sí una huella imborrable para cuantos tuvimos el privilegio de conocerle.

Al frente de la Secretaría y, posteriormente, como subdirector del Centro de la UNED puso su energía y su afán de trabajo al servicio de la cultura, lo que se tradujo en innumerables iniciativas. Coordinador del área de Lengua y Literatura, atrajo proyectos, conferencias y jornadas que enriquecieron el panorama educativo local, siempre con una mirada rigurosa y una pasión contagiosa por el conocimiento.

Durante décadas ejerció como profesor de Lengua y Literatura, Latín, Arte…, entregándose con entusiasmo al desarrollo intelectual de sus estudiantes. Su voz, su erudición y su respeto por la dimensión humana de la enseñanza, convertían cada clase en un espacio de diálogo y descubrimiento, en el que no faltaba nunca el sentido del humor.

Era también, quizá él hubiera dicho que, sobre todo, un cura. Y eso en Barbastro no era, no es, poca cosa. Los curas que yo he conocido fueron, son, los que quedan, una parte fundamental de la élite intelectual de la ciudad, sobre todo en una época en que la fe y la cultura se entrelazaban para impulsar el progreso social y el enriquecimiento colectivo.

Joaquín encarnó la figura del humanista clásico: un hombre que supo compaginar la vocación cultural, la docencia y la fe con un esfuerzo constante, sin buscar protagonismo, con la única meta de servir. Su legado —hecho de rigor intelectual, generosidad y compromiso social— continuará inspirándonos para valorar el poder transformador de la educación y del trabajo bien hecho.

Descansa en paz, viejo amigo, maestro y compañero. Tu memoria seguirá viva en el recuerdo de los que seguimos creyendo en la fuerza del humanismo. 


Enviado a ECA 30/5/2025

viernes, 12 de julio de 2024

Soliloquios de Verano

 

Barbastro tiene, sin duda, numerosos puntos fuertes; empresarios capaces, técnicos cualificados, profesionales competentes, una infraestructura sanitaria de alto nivel, dos institutos, un centro universitario bien dotado de medios y personal, un comercio todavía pujante, una actividad cultural nada desdeñable… y, sin embargo, está perdiendo fuelle. Objetivamente y sin necesidad de entrar en comparaciones que, como se sabe, son odiosas. La ciudad se mantiene, pero ya no es atractiva para las nuevas generaciones ni para los profesionales que buscan un lugar para desarrollar su proyecto de vida. El acto organizado anualmente por el ayuntamiento y los centros educativos para ‘despedir’ a los estudiantes de bachillerato y formación profesional es extraordinariamente simbólico. Será todo lo emotivo que se quiera, pero es, efectivamente, una despedida. Muchos, la mayoría, y en todo caso más de los que sería deseable, no volverán, y la ciudad dará cada año un nuevo paso hacia el envejecimiento y la ruina.

La palabra ruina puede sonar excesiva, pero ¿de qué otra manera cabría calificar el estado de algunas calles y barrios del centro de la ciudad? El espacio comprendido entre la Avenida de la Merced y la Calle del General Ricardos, vívidamente descrito por Antonio Latorre en el último número de este semanario es un ejemplo paradigmático. Pero no es el único. Dejando aparte la UNED y alguna iniciativa privada, ocasionalmente cofinanciada por el Ayuntamiento y puntualmente reconocida después con el incremento del IBI, buena parte del espacio comprendido entre el Ayuntamiento, General Ricardos, el río y la plaza de la Diputación, podría servir de escenario para una película de posguerra.

El hospital y el centro de salud son dos infraestructuras básicas con un problema común: Sin personal sanitario no sirven para nada. Y, además de que ya no hay sanitarios suficientes, en general, para cubrir la creciente demanda, resulta que tampoco encuentran la ciudad suficientemente atractiva para vivir, como demuestra el hecho de que el gobierno de Aragón se haya visto obligado a incentivar económicamente las plazas locales.

Mientras tanto hay, desde luego, actuaciones que se podrían emprender. Acciones que podrían estar a cargo de la iniciativa privada y proyectos que debería acometer el sector público. Y no es que ahora no se haga nada. Todo lo contrario. Pero hay cosas que, aunque aisladamente parecen funcionar, lo harían mejor si fueran parte de un plan de ciudad que no parece existir. Ni ahora ni antes de ahora, pero cuya necesidad siempre ha resultado evidente. Cuando se renunció, de manera inexplicable, o por lo menos inexplicada, a ampliar las instalaciones que la extinta Fundación ‘Ramón J. Sender’ había acordado dedicar a completar el ciclo de Formación Profesional que se impartía en sus instalaciones, pensé, sinceramente, que era porque tenían un plan mejor. Mejor que dejar otro solar sin destino en el mismo centro de la ciudad, quiero decir.

Por si acaso no lo tienen, ahí va una idea: Se podría crear, contando con los magníficos informáticos de la UNED, un centro de desarrollo y apoyo empresarial para cuestiones relacionadas con la implantación de la IAG. La inteligencia artificial tendrá poco que ver con la inteligencia, como dice un amigo mío, pero se llevará por delante el 50% del empleo semicualificado que aún queda por ahí. Bueno, seguro que algo se les ocurre cuando pasen los fastos, fiestas y festivales que nos han preparado. Feliz verano.

Enviado a ECA 12 de Julio de 2024

jueves, 12 de octubre de 2023

UNED 40 años. Así empezó.

Un día del mes de junio de 1983hace 40 años, el entonces alcalde de Barbastro, Paco Víu, y yo, salíamos del Banco de España en Madrid por una de las puertas que dan al paseo del Prado, con la idea de tomar un café y recorrer un poco la ciudad para hacer hora hasta la salida del tren que nos devolvería a… Monzón (ahora seguramente tendría que ser a Huesca o a Zaragoza, pero hay más trenes y son más rápidos). Con el café delante, conversamos acerca de los problemas que teníamos entre manos. Paco había accedido a la alcaldía de Barbastro y yo había obtenido un escaño en las Cortes de Aragón, ambos por el PSOE, hacía poco, y había algunas cosas que nos preocupaban. La más importante era el Hospital, ya terminado, y cuya apertura como hospital general tropezaba con alguna resistencia por parte de ciertos sectores de la capital, que veían como un problema la coexistencia con el de San Jorge y que llegaron a proponer que el de Barbastro se abriera como hospital geriátrico. Una ocurrencia, con nombres y apellidos, que, evidentemente, quedó en nada. Estaba en juego también una subdelegación de Hacienda, a instalar en Barbastro o en Monzón y hasta habíamos pensado en reclamar la restauración del servicio de pasajeros de la línea Barbastro - Selgua, suspendido desde 1969. La competencia por la instalación de determinados servicios, después de la arrolladora victoria del PSOE en todos los niveles de gobierno y en casi todos los ayuntamientos, era algo complicado y a veces frustrante. Competir con el adversario político es duro, pero peor es hacerlo con los tuyos.


Creo que fue allí mismo donde a Paco se le ocurrió que podíamos ir a la sede de la UNED, para ver si podíamos recuperar las gestiones del anterior ayuntamiento, presidido por Esteban Viñola, para la instalación en Barbastro de un Centro de dicha Universidad. No era algo que yo hubiera seguido muy de cerca, pero sí, desde luego, una idea interesante y, como luego se vería, con una importante demanda por parte de la sociedad. Después de averiguar por teléfono, desde la misma cafetería, la dirección del Rectorado, entonces aún en la ciudad universitaria, tomamos un taxi y hacia allí fuimos.

En estos tiempos en los que hablar, ya no digamos ver, a cualquier mequetrefe con algo de poder, es prácticamente imposible sin una cita previa, puede resultar extraño que llegáramos al Rectorado de la UNED y entráramos, sin más aviso que una discreta llamada a la puerta, en el despacho de la entonces Rectora, Elisa Pérez Vera, una mujer de pequeña estatura, pero imponente desde todos los demás puntos de vista, que ni siquiera pareció sorprenderse al vernos. Después de una breve presentación y de que insistiera en que tomáramos otro café, le contamos que había un expediente de solicitud de un Centro de la UNED para Barbastro, que el ayuntamiento estaba interesado en continuar o reiniciar. Elisa, la Rectora, no planteó el menor problema. Más bien dijo, o sacamos la impresión de que dijo y actuamos como si lo hubiera dicho, que si podíamos allegar los recursos imprescindibles: locales, personal y el dinero para hacer frente al gasto corriente, el centro podía empezar a funcionar ese mismo año, es decir, el curso 1983/84.

Del despacho de la Rectora fuimos directamente al del Vicerrector de Centros, Javier Sanmartín, que ya nos esperaba en la puerta para facilitarnos la información disponible. No era mucha, en realidad. Nos dijo entre otras cosas, algunas inaplicables como la referida a la comunicación postal con los alumnos, que, en la apertura de centros nuevos, la imaginación y la implicación de la gente, autoridades y público en general, eran tan importantes como el dinero y las instalaciones. Ahora, cuarenta años después, ya no parece que la imaginación sea lo más valorado por la Universidad.

En el viaje de vuelta pensamos que lo más práctico sería recurrir al patronato provisional, responsable del expediente, presidido por José Garzón y cuyo secretario era el que lo fue del Ayuntamiento, Ramón Salanova, para que se hiciera cargo de la puesta en marcha del Centro, con la ayuda de algún funcionario municipal. Tras la renuncia de Ramón, que había pasado a la Diputación, me hice cargo de la secretaría del Patronato y aquél mismo verano de 1983 empezó, en la Casa de los Argensola y después también en las aulas del antiguo Instituto, la apasionante aventura de la UNED en Barbastro.

Qué aún continúa…

martes, 8 de mayo de 2018

Las fundaciones como órganos gestores de los centros de la UNED. La Fundación Ramón J. Sender del Centro de Barbastro.

Este documento contiene algunas reflexiones acerca de la evolución, desde sus orígenes hasta la actualidad, del estatuto legal del Centro de la UNED de Barbastro, aunque se hacen referencias a otros centros de la UNED cuya forma jurídica es la Fundación. El problema parece surgir a partir de la evidente necesidad de dotar de personalidad jurídica, dentro de las formas reconocidas por la LRJSP[1], a los antiguos patronatos rectores de los Centros Asociados. El objeto del texto que sigue es exclusivamente presentar algunos argumentos a favor del mantenimiento de la Fundación, como forma jurídica del Centro de la UNED de Barbastro, habida cuenta de que se optó en su momento (1983-1989) por esta figura, en estricta observancia de la normativa entonces vigente y de que, en nuestra opinión, no contraviene en modo alguno la legislación actual ni resulta lesivo para los intereses y objetivos de la Universidad o su política de normalización de la gestión económica de centros asociados que esta Fundación, naturalmente, comparte íntegramente.

El Centro de Barbastro está sostenido económicamente y gestionado administrativamente por la Fundación Ramón J. Sender desde 1989, año en que pasó a sustituir al ente originariamente designado para esta función en el convenio del Centro[2], y denominado, como venía siendo habitual en los Centros de la UNED a medida que se iban creando, Patronato del Centro Asociado, en este caso de Barbastro.

La necesidad de crear una Fundación docente como entidad titular del Centro aparece explícitamente enunciada en la cláusula 21ª del convenio de creación del Centro, firmado en Madrid el 20 de julio de 1983 y en los Estatutos de la UNED de 1985, 2005 y 2011, en los primeros de manera excluyente, sólo fundación y en los dos últimos admitiendo también la transformación de los patronatos iniciales en consorcios u otras personas jurídicas.

A pesar de que muy pocos Patronatos constituyeron inicialmente fundaciones o consorcios, el de Barbastro inició inmediatamente las gestiones para la creación de una Fundación, gestiones que se dilataron por la coincidencia en el tiempo con el proceso de transferencia a Aragón de las competencias en la materia. Finalmente, el reconocimiento de la Fundación Ramón J. Sender llegó por partida doble, primero por la administración autonómica en 1989, como se ha indicado más arriba y en 1992 por el Ministerio de Educación y Ciencia que, con fecha 29 de enero, la reconoció, clasificó e inscribió como Fundación Docente de servicio. Como consecuencia de la culminación del proceso de transferencia, las funciones de Protectorado fueron asumidas por la Dirección General de Justicia e Interior del departamento de Presidencia de la Diputación General de Aragón.

Diego Cámara[3] considera que los centros asociados de la UNED incluidos dentro de la denominación de Consorcios o Patronatos son entidades de derecho público de naturaleza consorciada. No así aquellos que han sido constituidos como organismos autónomos dependientes de las diputaciones provinciales o Fundaciones, que el autor considera supuestos singulares, entre los que cita a los de Barbastro, Ramón Areces o Ávila, aunque también son fundaciones los de Bergara y Vizcaya.

Más adelante[4] afirma que sólo quedarían exceptuados del ámbito de aplicación de la disposición final segunda de la Ley 27/2013, que prevé la adaptación a la misma de los consorcios preexistentes o de los de nueva creación como evolución de los antiguos Patronatos, aquellos Centros Asociados constituidos como Fundaciones o como organismos autónomos de carácter local dependientes de las diputaciones.

Las Fundaciones quedarían, pues, excluidas del ámbito de aplicación de las modificaciones legislativas que afectan a los consorcios y en particular de la disposición adicional segunda de la ley 27/2013 aunque podrían requerir adaptaciones a las que me referiré más adelante. Como quiera que, además, las Fundaciones están contempladas en los Estatutos de la UNED y la Fundación Ramón J. Sender se constituyó al amparo de lo dispuesto en los mismos y en el convenio de creación del Centro, no parece, a primera vista, que haya mayor inconveniente en la continuidad de la Fundación como órgano gestor de la UNED en los Centros que inicialmente optaran por esta figura jurídica.

La Fundación se constituyó con el nombre de Ramón J. Sender, escritor altoaragonés de reconocido prestigio, exiliado tras la guerra civil. Hubo, incluso, cierta polémica posterior porque el actualmente denominado centro de estudios senderianos, dependiente de la Diputación de Huesca, manifestó en su momento cierto interés por constituir una fundación con el nombre de ‘Ramón J. Sender’ aunque, finalmente, la Diputación optó por mantener la denominación para la entidad gestora del Centro de la UNED, por considerarla más adecuada a la categoría del escritor.

La Fundación Ramón J. Sender cuenta actualmente con un patrimonio que supera los 8M de Euros y entre los bienes integrantes del mismo cabe destacar un edificio de 2453 m² que junto con otro cedido por el Ayuntamiento de Barbastro, constituyen la sede de la Universidad en Barbastro.

La Fundación está fuertemente arraigada en la ciudad, sin que por ello se haya difuminado la imagen de la UNED:

Se han detectado algunas paradojas que afectan más a la imagen de la Fundación que al cumplimiento de sus fines. Sólo se ve a la UNED… de Barbastro, sí. Pero la Fundación se diluye en el nombre de la UNED[5]

La Fundación ha cumplido, pues, con discreción y eficiencia su cometido, que no es otro que sostener al Centro de la UNED de Barbastro, ejerciendo funciones de supervisión y control de la gestión económica, dejando la gestión académica en manos de la dirección del Centro y de la Universidad que ha marcado y sigue marcando, como le corresponde, las líneas generales de dicha actividad.

Existen suficientes indicios de que la UNED se inclina, actualmente, por la figura jurídica del Consorcio, lo que, si bien no se refleja en los vigentes estatutos, sí aparece en las orientaciones estratégicas de la UNED para los próximos años, en las que se fija como objetivo la constitución de Consorcios en todos los centros de la UNED, aparentemente con independencia de la forma jurídica que tengan actualmente. Para Diego Cámara[6], sin embargo, lo que parece incuestionable es la transformación en consorcios de los actuales Patronatos y la adaptación a la normativa en vigor de los ya constituidos, pero no la transformación en consorcios de las Fundaciones existentes que pueden mantenerse sin problemas como elementos singulares del sistema, tal y como apunta Diego Cámara en la obra citada[7].

De hecho, la transformación en Consorcios de las actuales Fundaciones podría no ser un proceso sencillo y no parece que esta transformación, que, en todo caso, dependería del grado de consenso entre los actuales miembros de la Fundación y de su voluntad de continuar sosteniendo el Centro de la UNED, pueda justificarse en los términos previstos en el artículo 87, apartado a[8]. Los estatutos de la Fundación, además,  prevén su disolución por imposibilidad de cumplir sus fines, admitiendo también su fusión con entidades análogas, pero sin que esté prevista su transformación en otra entidad, de manera que la disolución sería un paso previo a la constitución del Consorcio sin que de ninguna manera esté garantizado que los actuales miembros fundadores acepten pasar a ser consorciados en las mismas o parecidas condiciones, a efectos de permitir la supervivencia del Centro de la UNED.

En cuanto a la memoria prevista en el artículo citado más arriba, que debe acompañar al Real Decreto de transformación, ésta deberá incluir la documentación siguiente:

1.       Una justificación de la transformación por no poder asumir sus funciones manteniendo su naturaleza jurídica originaria. No parece que, hasta el momento, la Fundación haya tenido ninguna dificultad para el ejercicio de sus funciones, por lo que carece de justificación, en los términos de este apartado, la transformación en otra figura jurídica distinta con los mismos fines.

2.       Un análisis de la eficiencia que incluirá una previsión del ahorro que generará la transformación y la acreditación de la inexistencia de duplicidades con las funciones que ya desarrolle otro órgano, organismo público o entidad preexistente. Tampoco parece, a priori, que la transformación en Consorcio vaya a generar ningún tipo de ahorro. La inexistencia de duplicidades, en el caso general de organismos en los que intervengan las corporaciones locales, ya ha sido acreditada por la Secretaría General de Universidades[9].

3.       Un análisis de la situación en la que quedará el personal. Que se integraría[10] en la entidad resultante de la transformación o en la Administración General del Estado.

Tenemos que referirnos, también, por su pertinencia y evidente interés, al informe emitido por el Servicio Jurídico del Estado[11] donde se reconoce al consorcio como forma jurídica preferente, en estos momentos, pero no única, dado el tenor literal del artículo 57 de la LBRL (página 11). En realidad, parece entenderse al consorcio como la mejor forma posible de evolución de los actuales patronatos, aunque, una vez más (página 13) se insiste en la necesidad de transformar los patronatos existentes en fundaciones o consorcios. Y en la misma página vuelve a quedar clara la compatibilidad de ambas formas, al afirmar que el régimen jurídico de estos centros asociados será el que corresponda a la forma jurídica (consorcio o fundación) que respectivamente adopten.

La Fundación Ramón J. Sender, que sostiene al Centro de Barbastro, está formada, en la actualidad, por la Diputación de Huesca, el Ayuntamiento de Barbastro, la UNED, el Gobierno de Aragón e Ibercaja, con distintos niveles de compromiso que, en el caso de las entidades locales y el Gobierno de Aragón parece limitarse al mantenimiento de las aportaciones actuales, la UNED, que efectúa su aportación en función de la matrícula efectivamente registrada (RD 1317/1995 de 21 de julio sobre el régimen de convenios de la UNED con los centros asociados) y finalmente Ibercaja que ha reducido su aportación a niveles meramente testimoniales.

La Fundación, en cuanto a su régimen contable, se atiene a lo dispuesto en la normativa vigente y en particular a lo dispuesto en la Ley 50/2002 de Fundaciones. Sus cuentas son auditadas anualmente, al darse las circunstancias previstas por el artículo 25 de dicha ley, Contabilidad, auditoría y plan de actuación y junto con su plan de actuación, una vez aprobadas por el patronato, se presentan al Protectorado dentro de los plazos establecidos, acompañadas del correspondiente informe de Auditoría.

La Fundación obtiene otros ingresos, procedentes directamente de la UNED, a través de un contrato programa en el área de informática o indirectamente, con la encomienda del servicio de librería virtual que, conjuntamente, superan los 700.000 euros y cuya atribución a la Fundación depende de que ésta sea considerada medio técnico propio de la Universidad. Parece también, a tenor de lo apuntado por la asesoría jurídica de la UNED en el contrato programa del área de informática, que su aprobación, aún pendiente en el mes de mayo, podría estar condicionada a la creación de un Consorcio que sustituya a la Fundación, pero este condicionante no fue apreciado, sino todo lo contrario, a la hora de efectuar la encomienda de librería[12] y parece razonable esperar que las mismas y detalladas consideraciones que se hicieron para atribuir a la Fundación aquella encomienda sean de aplicación al contrato programa en el área de informática.

En todo caso y además de las razones expuestas en el documento citado anteriormente, cabe hacer una referencia expresa al apartado 2 del artículo 86. Medio propio y servicio técnico de la LRJSP ya que, además de que la Fundación dispone, evidentemente, de los medios suficientes e idóneos para realizar las actividades encomendadas, se dan las dos circunstancias mencionadas en los subapartados a y b.

a)       La encomienda a la Fundación del servicio de librería virtual ha resultado ser, con mucho, una opción más eficiente que la contratación pública, que se llevó a cabo, previa convocatoria y resolución de un Concurso público en el que también participó la Fundación, entre los años 2007 y 2013 con resultados que, tanto desde un punto de vista económico como del servicio prestado a los alumnos, pueden calificarse, siendo indulgentes, de malos. El desarrollo de la valija virtual y la gestión de exámenes, a cargo del centro de Barbastro y financiados por el contrato programa, son procesos cuya eficiencia, sostenibilidad y eficacia han quedado sobradamente demostrados desde finales de los años 90 del pasado siglo.

b)      También por razones de seguridad podría resultar más aconsejable encomendar la gestión de datos sensibles, como son los personales de los alumnos y el contenido de los exámenes a un medio propio de la universidad.

Se trata ahora, a efectos de resolver la cuestión de la adscripción a una u otra administración, de establecer si la Fundación Ramón J. Sender puede considerarse un Fundación del Sector Público Estatal y para ello de si cumple, o no, con alguno de los requisitos establecidos para ello en el artículo 128.1 de la Ley 40/2015 de régimen jurídico del Sector Público. A tenor de los datos de financiación del último ejercicio auditado, la Fundación recibe una aportación mayoritaria de la UNED, entidad integrante del sector público estatal, con lo que se cumpliría el primero de los requisitos, el del apartado a, sin que pueda establecerse un origen diferenciado para la mayor parte de los bienes o derechos que integran su patrimonio y sin que, por el momento, haya una mayoría de votos en el patronato en favor de ninguna de las instituciones en él representadas.

En estas condiciones y dado que la Fundación se constituyó sin ánimo de lucro y con el único objetivo de sostener al Centro de la UNED de Barbastro, que es la Universidad la que tiene facultades para nombrar y destituir al director del Centro y que también es la Universidad la que financia en mayor medida la actividad desarrollada por la Fundación (ART 129.C Ley 40/2015), cabe inferir asimismo que la Administración Pública a la que debe quedar adscrita es precisamente la UNED. Sin perjuicio de lo anterior, nada impide una modificación estatutaria para adaptar la composición del patronato a la cuantía de las aportaciones y al grado de control efectivo de las instituciones sobre el funcionamiento del Centro.

Conclusión.

La Fundación Ramón J. Sender se creó, a instancias de la UNED, con un doble objetivo: Sostener el Centro Asociado de Barbastro y contribuir al desarrollo cultural, educativo y científico de su entorno. Los recursos de la Fundación se destinan, en su totalidad, a estos objetivos. La UNED es el principal agente financiador de la Fundación y tiene la facultad para nombrar al director del Centro que, a su vez, nombra al secretario. Se trata, por tanto y en principio, de una Fundación que reúne los requisitos para formar parte del Sector Público Estatal y adscribirse a la UNED aunque probablemente deberán realizarse algunas modificaciones de su plan contable y su régimen económico financiero y de control para adaptarlos a lo establecido en la ley 47/2003 de 26 de noviembre. La Fundación podría también proceder a una reasignación estatutaria del número de miembros del patronato atribuidos a cada una de las entidades en él representadas, con objeto de ajustar dicho número al peso económico real de la entidad en el sostenimiento de la Fundación y a sus atribuciones en cuanto a la gestión del Centro de la UNED.

 

Barbastro, 8 de mayo de 2018.

ps: Nada de esto sirvió para nada. No se trataba de razonar y el texto anterior probablemente no lo leyó nadie. La decisión de sustituir la Fundación por un Consorcio ya estaba tomada y apenas un mes después de la jubilación del que suscribe se llevó a cabo. Y esto porque así convenía a la relación entre la sede de UNED y su propia Fundación, que, por supuesto, continuó siendo una Fundación, y la Intervención General de la Administración del Estado

[1] Ley 40/2015 de 1 de octubre de Régimen Jurídico del Sector Público. Artículo 84 y ss.

[2] Convenio del Centro Asociado de Barbastro, firmado en Madrid el 20 de julio de 1983 por la entonces Rectora de la UNED, Elisa Pérez Vera y representantes del Ayuntamiento de Barbastro, la Diputación de Huesca y la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Zaragoza Aragón y Rioja (hoy más conocida como Ibercaja)

[3]  Diego Cámara del Portillo.  Ex jefe de la Asesoría Jurídica de la UNED. Revista de Derecho UNED, número 15, 2014. Páginas 129

[4] ibidem Página 143

[5] Auditoría social Fundación Ramón J. Sender 2002, Documento interno de trabajo, GESES-Universidad de Zaragoza.

[6] Diego Cámara ibidem págs. 142 y 143

[7] Ibidem pág. 129

[8] Ley 40/2015 de 1 de octubre de Régimen Jurídico del Sector Público (BOE núm. 236, de 2 de octubre de 2015.

[9] Informe emitido por el Secretario General de Universidades el 27 de septiembre de 2016 a propósito de la no existencia de duplicidades en la gestión de los centros asociados de la UNED.

[10] LRJSP ya citada. Artículo 87, 5,b

[11] Referencia A.G. INTERVENCIÓN GENERAL 19/17 (R-649/2017) Informe de la Dirección del Servicio Jurídico del Estado

[12] Convenio de Colaboración entre la UNED y el Centro Asociado de la UNED en Barbastro para la encomienda de gestión del servicio de librería virtual. Cuarta consideración, página 3. 

miércoles, 26 de octubre de 2016

Apertura del curso 2016 en la UNED de Barbastro. Discurso del Director.

 Bienvenidos a este acto que tiene lugar regularmente en el mes de octubre de cada año y que, como todos los actos de carácter más bien protocolario, puede, ocasionalmente, parecer prescindible y no les voy a ocultar que esa sensación, la de que es prescindible, me invade casi todos los años. Pero, sin embargo yo creo que son varios los motivos que aconsejan reproducir, año tras año, en este y en todos los centros de esta Universidad, el acto de apertura de curso. En primer lugar la Universidad, donde se crea, se conserva y se difunde conocimiento, es un lugar propicio para las solemnidades y la apertura de curso es un acto tradicionalmente solemne. Por otra parte, es esta una ocasión y esto también me parece importante, para dar cuenta, aunque sea de forma somera, de la actividad desarrollada por el Centro durante el pasado curso. 

Digo somera porque además del formato que aquí utilizamos existe y está a disposición de patronos, alumnos, tutores y público en general, tal como exige la legislación vigente en materia de transparencia, una memoria escrita y la posibilidad de ampliar la información contenida en ella sin más que acudir a la Secretaría del Centro o de la Fundación.  

Por supuesto hay una actividad que se superpone a las demás y es la académica. Y en este acto se hace más visible, con la colaboración del grupo de alumnos que, en representación implícita de sus compañeros, han recogido un diploma que acredita la finalización de sus estudios en este Centro.

La lección inaugural, la parte central del acto,  es un poco como el recuerdo de lo que se está perdiendo con toda esta eclosión tecnológica que facilita el contacto con entre alumnos y profesores y el acceso a cantidades ingentes de información, más o menos contrastada, pero que parece hacer cada vez más prescindible el recurso a las bibliotecas y a la transmisión oral  que es, después de todo y al menos en buena parte, el origen del conocimiento que conforma esta sociedad que, precisamente, llamamos del conocimiento. Procuramos que la lección tenga además el carácter de magistral y para ello, este año, hemos invitado al profesor Guillermo Fatás que ha traído a colación, magistralmente, un interesante episodio de la vida del Rey Fernando II de Aragón, más conocido como Fernando el Católico, de cuya muerte se celebra este año el 500 aniversario. Este es un buen momento para agradecerle la lección cuya calidad e interés dábamos por supuesto pero que no por ello nos ha resultado menos interesante y formativa.

Inauguramos el curso este año en un entorno socioeconómico y político complicado y confuso, aunque, a lo que parece, lo único que hacía falta para salir de tanta confusión es un gobierno sancionado por el Congreso, que aún no tenemos pero que tendremos el domingo si nada se tuerce. Un gobierno que, siguiendo instrucciones superiores, tratará una vez más de acomodar nuestro modo de vida a nuestras posibilidades lo que quiere decir que los problemas financieros que tradicionalmente han afectado a nuestra universidad y al resto del sistema español de educación superior, se verán agudizados lo que tendrá, una vez más, la virtud de obligarnos a agudizar el ingenio

Pero, al margen de esos problemas, de los que ya nos preocuparemos cuando se presenten, si se presentan, el Centro de Barbastro encara el nuevo curso con cierto optimismo. Porque el Centro induce, de alguna manera, un apreciable progreso social en su entorno, al menos mientras siga contando con su principal fuente de energía, sus alumnos y también con sus profesores y su personal, sin que, por el momento se aprecien caídas en la matrícula, ni en el número de egresados que han accedido en esta Universidad a un título superior. El centro sigue desarrollando una importante actividad de extensión universitaria entre la que destaca, por su importancia en el proyecto global de formación a lo largo de toda la vida,  la que lleva a cabo la Universidad para mayores, en colaboración con la Universidad de Zaragoza en las tres sedes de Barbastro, Fraga y Sabiñánigo. 

Este moderado optimismo, no debería ser óbice para que la Universidad en su conjunto reconozca que puede estar en una fase no terminal, desde luego, pero sí muy complicada y continúe trabajando para adaptar su modelo y también su oferta educativa, que necesita una urgente puesta al día, a las demandas de la sociedad que evoluciona con mucha mayor rapidez que sus instituciones, representada a estos efectos no sólo por los alumnos matriculados en los estudios regulares de la Universidad sino también por todos aquellos que acuden a la UNED en busca de la formación, la información o los recursos que las instituciones públicas ponen a su disposición a través de sus centros. 

Quiero recordar aquí a los que nos han dejado en este último año, A María Jesús, a Ángel y a Alejandro que han fallecido y a Miguel, que se ha jubilado. Y desear a los alumnos y exalumnos el mayor de los éxitos en sus estudios y en su vida profesional.

 

martes, 4 de octubre de 2016

Despedida laboral. UNED Barbastro

 La jubilación de Miguel es la tercera de las que se producen por razones de edad y la primera de uno de los dos trabajadores que empezaron, empezamos, esta aventura en el verano de 1983. La UNED de Barbastro ha cumplido, pues 33 años y tres meses, que es también el tiempo que lleva Miguel en la institución.

Miguel ha tenido la “suerte” de formar parte de la casa en una etapa de continuo crecimiento, en una época en la que el crecimiento ha sido una especie de obligación para cualquier ente o empresa y en general para cualquier economía. Una etapa en la que crecer ha sido, además,  relativamente sencillo porque empezamos de cero y las otras alternativas, permanecer como estábamos o ir hacia abajo, sencillamente no existían y como no existían, no nos las planteamos.

Empezamos a crear, de la nada, un centro de la UNED sin saber muy bien lo que era y sin que las instrucciones que llegaban de Madrid nos sacaran de muchos apuros. También es verdad que, por entonces, el nivel de intervención de la sede central era meramente testimonial, la comunicación difícil y durante largos períodos de tiempo inexistente y la autonomía de funcionamiento casi total aunque supeditada a la mayor o menor disposición de las entidades promotoras para facilitar los recursos necesarios. Compramos una máquina de escribir capaz de guardar en memoria tiras de unas pocas decenas de caracteres, todo un adelanto para aquellos tiempos y conseguimos un computador HP, sin eñes ni acentos ni otras aplicaciones que las que nosotros mismos escribimos, con el que empezamos a trabajar y creamos la primera base de datos de que se tiene noticia en la UNED. Compramos también un montón de aparatos para el departamento de medios audiovisuales. Eran tiempos, como estos, en los que el dinero para inversión, que no comprometía aportaciones futuras, llegaba con más facilidad que el destinado a gasto corriente.

Llegó más gente, nos metimos cada vez más profundamente en el lío de la informática  con la librería, la biblioteca y un montón de pequeñas utilidades más. Y la gente que iba llegando era cada vez más joven mientras nosotros íbamos haciéndonos mayores y más o menos respetables.

Miguel ha sido, como empleado público, un hombre multitarea. Algo que, ahora mismo, ya no es muy fácil de encontrar. Fue multitarea en tiempos en los que las tareas a acometer eran muchas y el personal disponible escaso. Creo que ha llevado casi todos los negociados del centro, desde las cuentas, pasando por la librería, la gestión de las compras de los edificios en los que ahora se asientan las nuevas instalaciones de la UNED, las complicaciones administrativas de la gestión de personal… y en todos los casos ha hecho su trabajo con dedicación, con eficiencia y sin llamar la atención. Bueno, esto no significa que lo haya hecho en silencio porque Miguel es un hombre locuaz que siente la necesidad de explicarse pero eso no es necesariamente malo. Bromas aparte y por lo que a mí respecta, Miguel ha sido una persona, más que un trabajador, con el que siempre se ha podido contar sin que por eso haya dejado de plantear las cosas como creía que había que plantearlas. No sé si yo habré estado a la misma altura y más allá de las palabras si él habrá podido contar conmigo como yo he podido contar con él. Espero que sí pero estas cosas no son siempre como deberían ser.

En fin, Miguel. Por abreviar. Ahora que te vas, tengo que decirte que dejas un hueco importante. Treinta y tres años son muchos años, aunque los dos años de contrato de relevo con jornada reducida, como nos está pasando ahora con Faustino, han suavizado la salida pero al final e inevitablemente, tu relación laboral con esta casa ha terminado. En mi caso, decir que espero que sigamos siendo amigos es una obviedad, porque ya lo éramos antes de 1983 y no ha pasado nada, espero, que impida que lo sigamos siendo, al margen ya de una relación de trabajo que termina hoy. Que disfrutes de la tercera edad y si vienes por aquí, aquí estaremos. Bueno, según lo que tardes igual algunos ya no, pero la mayoría seguro que sí. Y ahora si quieres decir adiós, tienes la palabra.


martes, 20 de septiembre de 2016

en la despedida de María Jesús y Ángel (Huesca, cerca de la Carbonería, septiembre 2016)

 

Hablar aquí de María Jesús y de Ángel es fácil. Es hablar a un público convencido. Nada de lo que yo pueda decir va a modificar vuestra opinión sobre ellos, pero creo que algo hay que decir. La relación entre la UNED de Barbastro y María Jesús se ha prolongado a lo largo de treinta y tres años y lo que en la UNED se ha hecho y lo que la UNED ha significado en relación con el arte, entendido como compromiso social, como manifestación de la belleza y de la capacidad humana para expresarse mediante la belleza no hubiera sido posible sin ella y sin otra persona también tristemente desaparecida, la entonces Secretaria, Gloria Moreno. Su compromiso y su interés por acercar el arte a la gente más joven y por despertar su interés hizo que la sala de exposiciones de la UNED estuviera siempre repleta de estudiantes, Ángel era un matemático raro, valga la redundancia. De esos que se empeñan en que para resolver la ecuación de segundo grado hay que completar cuadrados y no recurrir a la clásica y por otra parte comodísima formulita. De los que creen que hay que pensar y que antes de hacer las cosas hay que saber por qué se hacen. Era un hombre preocupado por la pedagogía y por entender el mundo en el que vivía. Con los dos ha mantenido la UNED una fructífera relación a lo largo de los años. Pero María Jesús y Ángel tenían una extraordinaria capacidad, la de convertir en amigos a la gente con que trabajaban y colaboraban. Por eso, una relación cuya manifestación física terminó con el desgraciado accidente de la noche del martes, seguirá durante mucho tiempo en la memoria de los muchos amigos que dejan.

Descansen en paz.


martes, 20 de octubre de 2015

Discurso de apertura del curso 2015/2016. UNED Barbastro

 Buenas tardes.

Rector, Presidente, Consejera… 

Inaugurar el curso en la Universidad es un acto formal y solemne, rodeado, en ocasiones, de cierta pompa de origen medieval, que pone de manifiesto el apego de la Universidad por la tradición. A mí me parece que eso está bien, aunque la Universidad no es sólo ni principalmente tradición aunque sea un importantísimo repositorio de cultura científica y humanística. También es o debería ser el lugar donde el progreso humano, en todos sus aspectos, se plantea como un objetivo cuasi revolucionario, aunque actualmente la investigación, sobre todo la aplicada, esté quedando en manos de grandes corporaciones farmacéuticas, alimentarias, energéticas o tecnológicas y universidades, no precisamente de segunda fila, como la escuela de negocios de Harvard vendan como progreso la ingeniería financiera que ha iniciado esta crisis y ha convertido la economía en un casino en el que, como pasa en todos los casinos, al final siempre gana la banca.

Pero no hemos venido aquí a debatir sobre la Universidad, aunque nunca está de más, porque eso requiere un tiempo y un espacio que no son estos. Hoy abrimos el curso en el Centro de Barbastro de la UNED, que es una universidad con unos objetivos bastante precisos, en el área docente, que yo creo que alcanza con bastante corrección. De cualquier manera y después de algunos años de reflexión, 33, he llegado a la conclusión de que a esta Universidad no le va muy bien el calificativo de a distancia porque, en realidad, para un alumno de Huesca una Universidad a Distancia sería la de Sevilla y una Universidad a mucha distancia la de Auckland en las antípodas, pero no la UNED que tiene una puerta abierta a pocos kilómetros de cada pueblo y ciudad de España.

Lo de a distancia viene, según cuentan los que estaban por allí en 1973, a que los adjetivos que inicialmente se le atribuyeron, como libre y abierta pero sobre todo libre, no acababan de encajar en la ideología dominante, para la que la Universidad tradicional era un permanente foco de fronda, tolerado a regañadientes y sólo porque un gran número de los que protestaban en la calle eran, para desconcierto de las autoridades de entonces, sus propios hijos que, en aquellos tiempos, demostraban su hartazgo de manera bastante expeditiva. Bautizar a una Universidad con los nombres propuestos no les debió parecer una buena idea .

De manera que se quedó con ‘a distancia’ siguiendo el modelo alemán de la FernUniversität en lugar de abierta, como la Open, británica y yo tengo la sensación de que el nombre ha tenido cierta influencia, ha impregnado de alguna forma las relaciones entre el centro y la periferia, incluso en estos tiempos en los que la tecnología ha venido a anular barreras antes infranqueables de tiempo y distancia.

Clarke, un escritor británico recientemente fallecido, enunció tres leyes que, según él, regulan el progreso científico. De acuerdo con la tercera, cualquier tecnología suficientemente avanzada es indistinguible de la magia y algo de mágico tendría, para los pioneros de esta Universidad, que las tutorías que se imparten en las aulas del centro puedan ser seguidas por el alumno desde su casa y en tiempo real o que ese mismo alumno pudiera debatir con compañeros y profesores situados a cientos de kilómetros de distancia. Pero la magia que se hace en provincias consiste, sobre todo, en hacer desaparecer cosas y aquí lo que desaparece, poco a poco, son los alumnos de las aulas abocándonos a un nuevo modelo que nadie parece haber planeado ni diseñado, al menos conscientemente, pero que pone, una vez más, en cuestión la organización territorial de la UNED al mismo tiempo que sus responsables proclaman y yo estoy completamente de acuerdo con ellos, que este modelo, el formado por la UNED y sus centros, es uno de los principales activos de la Universidad.

En definitiva, creo que no se debería insistir demasiado en la dinámica actual, que como he dicho está poniendo en cuestión algo que funciona por razones exclusivamente instrumentales, sino más bien caminar hacia un modelo descentralizado, no distanciado, que permita hacer un uso mejor y más racional de los recursos de la UNED. De toda la UNED. Un modelo que yo creo que es el que pretenden financiar las administraciones locales que son el principal sostén de la UNED fuera de Madrid y un modelo en cuya definición han de participar, en el caso de Aragón, tanto la UNED como el Gobierno de Aragón 

No quiero terminar esta intervención sin manifestar mi satisfacción por haber formado parte de este proyecto durante treinta y tres años ni, por supuesto, sin reconocer, una vez más, el trabajo de los sucesivos patronatos, de los equipos rectorales y de los profesores y personal de la Universidad así como de los profesores tutores y del personal del Centro sin cuyo concurso la tecnología no tendría la menor utilidad y también y no obstante lo anterior el del personal del departamento de informática de este centro que crea, bajo los auspicios de la UNED una buena parte de la magia que la hace funcionar. Y por último y no menos importante a los alumnos que llegan a la Universidad por primera vez y a los que la abandonan tras haber alcanzado sus objetivos, cualesquiera que estos sean.


viernes, 10 de octubre de 2014

Introducción al Congreso 'Más allá del pico de petróleo. El futuro de la energía'.

Celebrado en la UNED de Barbastro, los días 9 y 10 de octubre de 2014.
Esta es la breve presentación que hice para fijar la postura, objetivos y motivaciones de la organización.


Este congreso se organiza en el marco del Proyecto OLEUS, que es el acrónimo de Observatorio Local de la Energía de la UNED en el Somontano. El proyecto se inició en 2008 es un proyecto local, sin financiación exterior y cuya actividad más destacada, hasta ahora, ha sido la organización de un congreso en mayo de 2011 y de este que empieza hoy. Organización que, dicho sea de paso, ha consumido una parte importante de los recursos del proyecto.

Mantenemos el objetivo inicial de constituir un fondo de información relevante acerca de cuestiones relacionadas con la energía y de contribuir a la difusión de esa información sobre todo en niveles escolares e incluso el de una eventual colaboración con las autoridades locales, si optaran por ello en algún momento, en la definición y puesta en marcha de un modelo de transición hacia una sociedad post carbón o en la elaboración de un plan de contingencia que cubriera una escasez persistente de combustibles líquidos, en la línea de los que ya se han elaborado en otros países y de movimientos que ya funcionan en este.

Lo que se va a discutir aquí está, evidentemente, relacionado con los objetivos del proyecto y también está entre las cuestiones más relevantes para el futuro que pueden abordarse hoy en día,  aunque el debate no esté, aún, salvo esporádicamente y generalmente en el sentido de minimizar su importancia, en los grandes medios de comunicación.

En todo caso estamos en un entorno universitario lo que, en principio, nos obliga a manejar datos, analizar hechos, presentar evidencias, llegar a conclusiones cuando se pueda y sobre todo a poner en cuestión y someter a cuidadoso escrutinio las afirmaciones no sostenidas por evidencias contrastables como, por ejemplo, que la crisis ha terminado y la vuelta al crecimiento es inmediata,  que la globalización es la solución a todos los problemas, que el petróleo disponible es sólo una función del dinero que se esté dispuesto a invertir en su extracción o que se agotará en los próximos meses.

George Mobus, conocido por el blog que publicaba y publica con el sugestivo título ‘question everything’ y que, como otros antes que él, ha renunciado, parece que definitivamente, a seguir reflexionando en voz alta y bastante clara sobre las consecuencias de la lógica del crecimiento y de las formas actuales de gobierno del mundo, sostiene que, aunque somos, en cierta medida, una especie inteligente, carecemos de lo que los anglosajones llaman wisdom y que en español podríamos traducir por sabiduría. Podemos acumular conocimiento, a través del aprendizaje y de la experiencia, pero nos falta, o no tenemos suficiente, lo que podríamos llamar metaconocimiento, es decir, el conocimiento para utilizar el conocimiento.

Un ejemplo podría ser el persistente entusiasmo que, a cuenta de la sostenibilidad, despiertan lo que hemos venido en llamar energías renovables que tienen, como los combustibles fósiles, que son el paradigma de la no renovabilidad, su origen en la procedente del Sol. Pero que tengan el mismo origen no implica necesariamente que sean equivalentes ni que puedan utilizarse las unas en lugar de los otros. Los combustibles fósiles son, salvo nuevos e improbables avances en las teorías abióticas,  el resultado de cientos de millones de años de transformación de residuos orgánicos, originados por la fotosíntesis, en complejos conglomerados de cadenas de hidrocarburos que parece que estamos agotando en un tiempo insignificante a escala geológica y poco relevante a escala humana, un proceso de concentración que quizá se pueda reproducir pero para el que, evidentemente, no disponemos de tiempo y el intento, un tanto desesperado, de utilización de fases intermedias de esta transformación, es el caso de las arenas bituminosas de Canadá o de recurrir a sofisticados procedimientos como la fracturación hidráulica para acceder a los últimos y más inaccesibles depósitos de petróleo o gas natural, amén de proporcionar una rentabilidad energética decreciente y de constituir per se una burbuja de incierto futuro, plantea también graves problemas medioambientales.

Decía Bartlett, un matemático norteamericano de Colorado, que uno de los mayores hándicaps de la humanidad es su incapacidad para entender la función exponencial.

Gracias, es un decir, a esta incapacidad hemos construido una economía y sobre todo un sistema monetario basados en la deuda y en el interés compuesto, que hace que tengamos que elegir entre el crecimiento, por problemático e insostenible que parezca, y el desastre económico. Por supuesto hemos elegido el crecimiento, pero esta elección recuerda un poco a aquella apócrifa interpelación al primer ministro inglés, Chamberlain, cuando volvía, muy satisfecho, de su negociación del Pacto de Munich con Hitler: Entre la guerra y el deshonor, has escogido el deshonor, pero también tendrás la guerra.

Pero no hemos venido aquí a especular ni a hablar de historia. O no sólo a eso.  Hemos venido sobre todo a hablar y a escuchar y hemos venido a discutir, con la esperanza de aprender y de que algo de lo que aquí se diga salga de estas paredes y en la medida en que aún pueda resultar útil, contribuya a construir un futuro viable para nosotros y para nuestros hijos. 

Muchas gracias y feliz congreso.