jueves, 8 de abril de 2021

Pues pasa que

el consejo interterritorial de salud acaba de decidir que la mascarilla en la playa si, pero si se está sentado boca abajo y con la cara en la arena no, pero si no hay distancia si pero solo si a la gente le parece bien porque si no no se la ponen y quedamos mal. La vacuna que ahora están poniendo por aquí puede estar relacionada con los trombos que han aparecido por allí, pero solo un poco y es mejor ponérsela porque ya está pagada y si no no llegamos a salvar el verano y los de Vox se han manifestado en Vallecas y los de Podemos no han ido a manifestarse a Serrano porque son mucho más responsables que los de Vox y además es buena, la vacuna, pero es mejor la Janssen porque solo hay que ponerse una dosis por el mismo precio o quizá sea más barata y no hay noticias del dinero alemán desde que su TC puso alguna objeción a soltarlo por las buenas pero el gobierno cree que no es necesario ampliar el estado de alarma aunque quizá si pero después del verano o antes que hay mucho irresponsable que cree que las mascarillas son un colgante para la oreja y además da igual porque esta noche o mañana hay otra reunión aunque el gobierno ha descartado cambiar nada a no ser que las condiciones lo exijan pero lo que no parece que vaya a cambiar de momento es el cierre perimetral por comunidades autónomas, municipios o lo que se les ocurra en la próxima reunión que requerirá, para saltárselo un pasaporte extranjero que sólo podrá ser utilizado por cuatro personas al aire libre y por seis en el interior. Bueno, más o menos.

miércoles, 7 de abril de 2021

Wirtschaftlichkeit, Versorgungssicherheit und Umweltverträglichkeit (2)


Hace 10 años, coincidiendo con la catástrofe de Fukushima y todavía bajo la aprensión y desconfianza hacia las centrales nucleares provocada por la explosión, en 1986, del reactor número 4 de la central de Chernóbil en la antigua Unión Soviética, la entonces, y ahora, canciller federal de Alemania anunció, para dentro de 10 años, es decir, para este año 2021, el cierre de todas las centrales nucleares alemanas que por entonces eran 17. A mí el anuncio me pareció un tanto aventurado y, de hecho, escribí un artículo en ese sentido, con el mismo título que este que están leyendo, tomado de la página Web en la que el ministerio de economía y energía presentaba la medida, al que añadí 
y tres huevos duros, en homenaje a los hermanos Marx, en un periódico digital de circulación restringida en el que colaborábamos David Lafarga responsable, casi hasta el mismo día de su fallecimiento, de la Web que la UNED dedicó a la crisis energética, y yo. El artículo, que no fue mal acogido, lo leyeron 25 personas y a tres de ellas les gustó, ponía en duda el anuncio, hecho en un país sin demasiada exposición al Sol y con un considerable consumo energético para fines industriales. Un país, venía a decir, empeñado, en una transición energética que perseguía la descarbonización progresiva y la sustitución de los combustibles fósiles por energía procedente de fuentes renovables, sobre todo del Sol y del viento, no se podía permitir prescindir de la noche a la mañana, y eso es lo que son 10 años en términos de adaptación a nuevas fuentes de energía, de una que representaba, entonces, el 25% del mix energético nacional.

Por otra parte, la experiencia japonesa, que tras el accidente nuclear de Fukushima cerró de modo inmediato, aunque no definitivo, todas sus centrales nucleares, con la consiguiente caída de la energía disponible y un número considerable de muertos de frío en lo que quedaba de invierno, tampoco abonaba la idea de que la medida fuera algo más que un brindis, nunca mejor dicho, al Sol, cosa que, por otra parte, hubiera estado dentro de lo que en política se considera normal. Bien es verdad que, en esto de mentir al electorado, los alemanes y en general los habitantes de los países protestantes del norte de Europa, son algo menos tolerantes que nosotros, que ya nos tomamos, sin escandalizarnos, cualquier promesa de cualquier político a beneficio de inventario.

Lo curioso, pues, es que a pesar de todo lo que se pueda argumentar en contra, Frau Merkel, que este año deja el poder sin haberse mudado en 16 años del apartamento que comparte con su marido, ha mantenido su palabra y de las 17 centrales nucleares ya sólo quedan 6, que el gobierno tiene previsto cerrar el año que viene con una planificación lo suficientemente avanzada como para que no queden muchas posibilidades de marcha atrás. La conclusión, una de ellas, podría ser que Alemania dispone, hoy por hoy, de políticos capaces de mantener sus compromisos en un asunto tan serio como este. Y claro, el compromiso es cerrar las centrales nucleares de fisión, supongo que siguen buscando la forma de construir centrales de fusión, manteniendo la indiscutible potencia industrial del país y reduciendo el consumo de combustibles fósiles, propósitos muy loables, amparados en una estrategia que incluye la importación de hidrógeno verde, obtenido con energías renovables en los países en desarrollo, la construcción de edificios, vehículos y procesos industriales energéticamente eficientes, etc. El punto fuerte es que se trata de una política coherente, sostenida en el tiempo y con un propósito firme de integración europea. El punto débil es que no parecen estar buscando ninguna alternativa al crecimiento de la economía. Nuestra civilización colapsará por algo tan simple como ignorar que no hay ninguna tasa de crecimiento exponencial, sostenible en entornos finitos. 

Publicado en ECA el 9 de abril de 2021