Mostrando entradas con la etiqueta bancos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta bancos. Mostrar todas las entradas

viernes, 12 de abril de 2024

Diálogos para besugos VI.


-           Buenos días.
-           Buenos días. ¿En qué podemos ayudarles?
-           Estábamos pensando invertir en un pequeño negocio
-           Estupenda idea. Les felicito. España necesita emprendedores.
-           Tenemos un pequeño problema. No tenemos dinero.
-           Es un problema, desde luego. Pero no es pequeño.
-           Nos han dicho que aquí nos lo resolverían.
-           Algún gracioso. Pero lo habrá hecho sin mala intención. No se lo tengan en cuenta.
-           En fin, que ustedes podrían anotar en nuestra cuenta, en el haber, claro, la cantidad que necesitamos.
-           Vaya, qué idea tan fantástica…  Y ¿por qué íbamos a hacer semejante cosa?
-           Bueno, eso es lo que hacen habitualmente ¿no?
-           No es tan sencillo. El negocio bancario…
-           El negocio bancario consiste, si no estamos mal informados, en crear dinero de la nada y prestarlo con un interés, que no me atrevo a calificar de abusivo. Un negocio con poco riesgo y considerables beneficios.
-           Es una aproximación un tanto superficial a lo que realmente hacemos, pero, en todo caso sería legal y no es asunto suyo. Y, vamos a ver. ¿Ustedes han venido aquí a pedir un préstamo?
-           Desde luego que no. A nosotros no va a hacernos creer que nos presta los ahorros de alguna ancianita. Sólo queremos que pulse unas pocas teclas en su terminal y abone en nuestra cuenta la cantidad que necesitamos.
-           Y, naturalmente, no piensan ustedes pagar intereses ni devolver el dinero.
-           Claro que no. No vamos a devolver dinero real a cambio de dinero inventado.
-           No sé qué quieren decir con eso de dinero inventado. Si llegáramos a hacer, bajo ciertos supuestos que no parece que se den, lo que piden, el dinero que acreditaríamos en su cuenta no saldría de la de ningún otro cliente, eso es cierto, pero desde el momento en el que ustedes podrían disponer de él para hacer pagos, o para que nosotros los hiciéramos en su nombre, sería un dinero tan real como los billetes emitidos por el Banco Central Europeo.
-           Es posible. Depende de lo que se entienda por dinero. Pero entonces resulta que están ustedes, una entidad privada, creando dinero de la nada. Si nosotros hiciéramos eso no tardaríamos en tener a la policía aporreando la puerta de casa.
-           Sí, por eso no les aconsejo que lo hagan. Pero, en fin, así son las cosas. Además, la existencia de una determinada cantidad de dinero es imprescindible para que la economía funcione y sólo una pequeña parte son billetes o monedas, creados por las autoridades monetarias. Inyectar dinero bancario en la economía es una de las tareas más importantes de los bancos comerciales. Y desde luego es legal y está muy estrictamente regulada.
-           Pero no se limitan a inventar dinero y prestarlo con un interés. También deciden, al margen del parlamento, qué proyectos se van a financiar y cuáles se van a descartar.
-           No crea todo lo que le cuentan. Pero mire, en parte tiene razón. Por ejemplo, casi hemos decidido ya que no financiaremos su proyecto.


Enviado a ECA 12/4/2024

sábado, 27 de octubre de 2012

Bancos


Tengo que confesar que no soporto a los bancos. Creo que es un negocio, el de la intermediación financiera, que puede tener su razón de ser cuando se gestiona de una manera honorable, abierta y en beneficio de la sociedad. Lo que tenemos, en cambio, es una casta privilegiada que detenta, en contra de toda lógica y de todo sentido,  el poder de crear dinero de la nada y obtener beneficios prestando ese dinero irreal que, sin embargo, genera una deuda y unos intereses muy reales aunque tanto unos como la otra y el mismo dinero creado no sean más que apuntes contables en un terminal de computador.

Una deuda y unos intereses a los que, obviamente, sólo se puede hacer frente en un entorno de crecimiento económico exponencial, evidentemente insostenible a medio plazo, pero del que ahora depende no sólo el pago de la deuda, una cuestión aparentemente menor,  pero que tiene efectos desastrosos sobre las personas y las naciones, sino el funcionamiento de todo un sistema económico cuyo combustible, tan real como petróleo u otros almacenes de energía fósil, es ese dinero creado como deuda y que el mundo se debe a sí mismo, forzando un consumo irracional de productos, incluidos los alimentos,  creados con un aporte energético en declive y unos materiales cada vez más escasos.

La solución es muy complicada. Los que controlan el sistema financiero controlan también el poder ejecutivo, el judicial y tienen las armas, pero impedir que los bancos presten un dinero que no tienen -elevar a 100 la reserva fraccionaria- y detener la especulación financiera, desatada ya ante el simple anuncio de los millones que se supone que lloverán sobre los bancos con el dichoso rescate, son medidas que podrían reducir nuestra dependencia del crecimiento sostenido, que es físicamente imposible y llevarnos suavemente hacia una sociedad en la que vivir con menos, con mucho menos,  no significara, necesariamente, colapso, hambre y guerra.