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lunes, 13 de enero de 2025

Diálogos para Besugos VII.


- Buenas tardes, yo venía a contarle…
- Es que ahora no puedo atenderle.  
- Pero…
- Y además… ¿Quién es usted?
- Soy el presidente.
- Ah, encantado. Pero no tengo suelto. Vuelva otro día.
- ¿Que no tiene suelto? Va a resultar usted un gracioso. De todas formas, no vengo a recaudar. Eso lo hacen los de hacienda. 
- Ya. Por si acaso. Y ¿A qué ha venido, si puede saberse?
- Como le decía yo vengo a contarle lo mucho que mi gobierno ha hecho y va a seguir haciendo por los más desfavorecidos.
- Pues me alegro de que toque ese tema. Una vez que hayan hecho ustedes por ellos lo que se sea que vayan a hacer, ¿Seguirán siendo los más desfavorecidos? Y, si no, ¿Quiénes serán entonces los más desfavorecidos? A ver si vamos a liarla y favoreciendo, favoreciendo voy a acabar siendo yo el más desfavorecido.
- Bueno, mire, no se preocupe por eso. En realidad, también vamos a trabajar por los más vulnerables.
- Vaya, otros que tienen suerte. Y dígame ¿Qué diferencia hay entre los más vulnerables y los más desfavorecidos?
- Los más vulnerables son los que corren el riesgo de quedarse sin trabajo, sin casa y sin alimentos. Como usted. Los más desfavorecidos son los que ya no tienen casa, ni trabajo ni alimentos. Como ve la diferencia es notable. Los más vulnerables corren el riesgo de ser los más desfavorecidos a no ser que les ayudemos. Por suerte para ustedes estamos aquí.
- Oiga, que yo no corro ningún riesgo de quedarme sin trabajo, sin casa y sin alimentos.
- ¿No? ¿Está seguro?
- Sí. Yo soy un jubilado. Después de muchos años de cotizar recibo una pensión que me he ganado sobradamente. Y tengo mis ahorros. 
- Ah, pero usted no es sólo un jubilado. Usted es un privilegiado, aferrado a un sistema que solo funciona bien con 4 trabajadores activos por jubilado. Ahora no hay ni dos. Lea, lea la prensa. Y dentro de poco habrá uno. Créame, es usted bastante vulnerable y va camino de estar entre los más vulnerables.
Seguro que el sistema de pensiones, en su diseño actual, tiene los días contados. Como tantas otras cosas. Pero yo también, así que estoy preocupado, pero no mucho. Ustedes deberían estarlo más porque para eso cobran, y hasta puede que lo estén, pero tampoco demasiado porque esperan pasarles el problema a los que vengan detrás.  
- Yo he dicho en varias ocasiones que el sistema de pensiones es intocable y que los jubilados actuales pueden estar tranquilos. La última reforma que aprobamos blindó el poder adquisitivo de las pensiones hasta 2050.
- No me diga. Inflación incluida, supongo. Pero entonces, ¿a qué viene eso de que soy vulnerable y llevo camino de serlo más? 
- Pues a que una cosa es lo que hacemos nosotros y otra la que haría la oposición. Ellos recortarían las pensiones, subirían los viajes del Inserso y hasta les quitarían la entrada de cine de los martes. Ya sabe cómo son.
- No. ¿Cómo son?
- Pues…

Enviado a ECA 13 de enero de 2025

viernes, 12 de abril de 2024

Diálogos para besugos VI.


-           Buenos días.
-           Buenos días. ¿En qué podemos ayudarles?
-           Estábamos pensando invertir en un pequeño negocio
-           Estupenda idea. Les felicito. España necesita emprendedores.
-           Tenemos un pequeño problema. No tenemos dinero.
-           Es un problema, desde luego. Pero no es pequeño.
-           Nos han dicho que aquí nos lo resolverían.
-           Algún gracioso. Pero lo habrá hecho sin mala intención. No se lo tengan en cuenta.
-           En fin, que ustedes podrían anotar en nuestra cuenta, en el haber, claro, la cantidad que necesitamos.
-           Vaya, qué idea tan fantástica…  Y ¿por qué íbamos a hacer semejante cosa?
-           Bueno, eso es lo que hacen habitualmente ¿no?
-           No es tan sencillo. El negocio bancario…
-           El negocio bancario consiste, si no estamos mal informados, en crear dinero de la nada y prestarlo con un interés, que no me atrevo a calificar de abusivo. Un negocio con poco riesgo y considerables beneficios.
-           Es una aproximación un tanto superficial a lo que realmente hacemos, pero, en todo caso sería legal y no es asunto suyo. Y, vamos a ver. ¿Ustedes han venido aquí a pedir un préstamo?
-           Desde luego que no. A nosotros no va a hacernos creer que nos presta los ahorros de alguna ancianita. Sólo queremos que pulse unas pocas teclas en su terminal y abone en nuestra cuenta la cantidad que necesitamos.
-           Y, naturalmente, no piensan ustedes pagar intereses ni devolver el dinero.
-           Claro que no. No vamos a devolver dinero real a cambio de dinero inventado.
-           No sé qué quieren decir con eso de dinero inventado. Si llegáramos a hacer, bajo ciertos supuestos que no parece que se den, lo que piden, el dinero que acreditaríamos en su cuenta no saldría de la de ningún otro cliente, eso es cierto, pero desde el momento en el que ustedes podrían disponer de él para hacer pagos, o para que nosotros los hiciéramos en su nombre, sería un dinero tan real como los billetes emitidos por el Banco Central Europeo.
-           Es posible. Depende de lo que se entienda por dinero. Pero entonces resulta que están ustedes, una entidad privada, creando dinero de la nada. Si nosotros hiciéramos eso no tardaríamos en tener a la policía aporreando la puerta de casa.
-           Sí, por eso no les aconsejo que lo hagan. Pero, en fin, así son las cosas. Además, la existencia de una determinada cantidad de dinero es imprescindible para que la economía funcione y sólo una pequeña parte son billetes o monedas, creados por las autoridades monetarias. Inyectar dinero bancario en la economía es una de las tareas más importantes de los bancos comerciales. Y desde luego es legal y está muy estrictamente regulada.
-           Pero no se limitan a inventar dinero y prestarlo con un interés. También deciden, al margen del parlamento, qué proyectos se van a financiar y cuáles se van a descartar.
-           No crea todo lo que le cuentan. Pero mire, en parte tiene razón. Por ejemplo, casi hemos decidido ya que no financiaremos su proyecto.


Enviado a ECA 12/4/2024

jueves, 28 de julio de 2022

Diálogos para besugos V

- Hola.
- Hola, me alegro de verle.
- Bueno, yo estaba alegre cuando lo he visto.
- Estupendo. Pues ya estamos los dos alegres.
- No, yo no. He dicho que estaba alegre cuando lo he visto. Ahora ya no lo estoy.
- Caramba. ¿Quiere decir que verme a mí le ha quitado la alegría?
- Pues sí, exactamente así ha sido.
- Bueno, si usted lo dice. En todo caso eso tiene fácil solución. No parece que llevemos el mismo camino así que dejaremos de vernos en un momento.
- Sí. Lo estoy deseando.
- Pues nada, adiós.
- Ya que me ha quitado la alegría podría, al menos, disculparse.
- ¿Usted cree? No hay problema, me disculpo.
- Así, ¿sin más? ¿le parece suficiente?
- Me ha pedido una disculpa y, aunque no acabo de ver por qué, me disculpo. Debería, efectivamente, ser suficiente.
- Extraordinario. Le ha quitado a un hombre la alegría y no ve por qué tendría que disculparse. Me está pareciendo usted bastante canalla, la verdad.
- ¿Canalla? Creo que ahora es usted el que tendría que disculparse. Yo no le he insultado a usted.
- Ni yo a usted tampoco. Llamarle canalla es sólo una definición, no un insulto.
- Bueno, ya está bien. No voy a disculparme ni a seguir hablando con usted. Qué tenga un buen día y... Oiga… ¿Qué hace con esa pistola? ¿Por qué me apunta? ¡Socorro, policía!
- …
- Se encuentra uno con todo tipo de gente en estos lugares. Bueno, por lo menos ese canalla ya no le quitará la alegría a nadie más.


viernes, 20 de agosto de 2021

Diálogos para besugos IV

  • Buenos días
  • Espere, aún es pronto.
  • Venía a pedir hora para una consulta.
  • ¿A pedir hora? Aquí hay que venir con la hora pedida.
  • Pero…
  • Si no tiene hora no puedo atenderla. Lea, lea las instrucciones en aquel panel.
  • Precisamente quiero pedir hora para que me atiendan.
  • Ya, pero eso es después. ¿Tiene usted hora?
  • Las diez y cuarto.
  • Me refiero a si le han dado a usted hora para ser atendida en esta oficina.
  • No, aún no. Ya le he dicho que he venido a pedirla
  • Hay que tener hora para venir aquí a pedir hora. Pero la gente hace lo que le da la gana y así va este país. Tiene usted a su disposición un número de teléfono y una página web, aunque hoy, por lo visto, la página no funciona.
  • Ya, pero, aunque funcione, yo no sé dónde está esa página y en el teléfono sale una señorita muy amable que me asegura cada minuto o dos que me atenderán enseguida. Desde las nueve, llevo esperando. Y como tenía que pasar cerca de aquí…
  • Claro, Ha pensado usted que aquí estamos para cuando a usted le venga bien aparecer. Usted tenía que haber esperado a que le atendieran y en lugar de eso viene aquí sin tener hora.
  • Sí, para pedir hora, precisamente.
  • Y usted cree que yo puedo desatender a otros que tengan hora para atenderla a usted, que no la tiene.
  • Pero… Si aquí no hay nadie.
  • No hay nadie, desde luego. Y ¿por qué no hay nadie, según usted?
  • Pues por…
  • Porque estarán pidiendo hora por teléfono o por Internet, como debería estar haciendo usted. Y dentro de nada se presentarán aquí y se encontrarán con que estoy atendiéndola a usted que no tiene hora. Está usted poniendo en riesgo la seriedad de esta oficina y mi puesto de trabajo.
  • Oiga, mire, la verdad es que había olvidado que ayer mi hija me pidió hora en la página esa. Me dijo que le habían dicho que viniera a las diez y veinte.
  • Eso es otra cosa. Precisamente son ahora. Usted dirá.
  • Venía a pedir hora para una consulta.
  • Ah, muy bien. Hoy está todo cogido, pero mañana tenemos disponibles las 9, las 11, las 12 y la una.
  • Cuanto antes mejor. A las 9.
  • A las 9 pues. Aquí estamos para atenderla.

Como recuerdo y homenaje a los diálogos para besugos de Editorial Bruguera.

Publicado en ECA el 20/08/2021

lunes, 2 de febrero de 2015

Diálogos para besugos III

- Buenas tardes
- Muy buenas
- ¿Qué le parece nuestro partido?
- El nombre me parece una traducción pasable del Yes, we can de Obama,  pero la letra y la música me parecen un poco estridentes. Será cosa de la juventud. ¿Y a usted?
- A mí me parece que ya era hora.
- Ya era hora ¿de qué?
- De que viniera alguien a poner orden.
- Ah, ¿vienen ustedes a poner orden? Creí que iban a presentarse a las elecciones.
- Desde luego que vamos a presentarnos a las elecciones. Después podremos orden.
- ¿Después de las elecciones?
- Después de ganar las elecciones.
- Pero el orden ¿no lo ponían los del PP? Yo creía que ustedes traían libertad y aire fresco. 
- ¿Los del PP? ¿Orden? ¿Está de broma? ¿No ha oído hablar de la trama Gurtel? ¿La púnica? ¿Bankia? ¿Los ERES? Bueno, los ERES son otros, pero es igual.
- Ah, bueno. Quiere decir que van a acabar con la corrupción.
- Desde luego.... También eso.
- Y después de acabar con la corrupción y con lo que sea que vayan a acabar ¿traerán libertad y aire fresco? 
- Que sí, claro. Se acabó la izquierda y la derecha que es cosa antigua y de trileros. ¿Le parece poca libertad?  Y vamos a por la casta. Su odio nuestra sonrisa. Renovación y aire fresco.
- Ah, ya. La casta. Los políticos, quiere usted decir.
- Claro. PP, PSOE, IU, bueno, una parte de IU y todos los demás son casta. Pero no sólo ellos. Los banqueros también, salvo Patricia. Y algunos empresarios. En fin, los de arriba, que han estado viviendo a costa de los de abajo.
- Ya. Y ustedes aspiran a sustituirlos. ¿Se quedarán abajo o subirán arriba?
- Nadie estará abajo. Ni arriba. Nadie explotará a nadie. Cada uno trabajará de lo que sepa y recibirá lo que necesite.
- Bueno, eso no es lo que dicen pero me suena. Es curioso pero casi todo lo que dicen ustedes me suena mucho. Y no es que me parezca mal, pero habrá que ver, en la práctica, quién es el que decide lo que cada uno sabe y necesita. De momento parecen haber suavizado bastante sus ideas sobre la renta básica, el rechazo de la deuda, la revisión de la monarquía, etc. A ver cuando hacen un programa más concreto. Y más estable.
- Usted parece un poco fascista. No sé si eso le parece bastante concreto.
- Bastante. Gracias.
- De nada. Ah, y no se preocupe. Todos los votos son bienvenidos. El suyo también.

domingo, 8 de junio de 2014

Diálogos para besugos II


- Buenos días. ¿Es aquí donde se vota al PP?
- No, señor.
- ¿Y al PSOE?
- ¿Va a votar al PSOE?
- Desde luego que no. ¿Por quién me ha tomado?
- Pues para votar al PP tiene que ir a aquella mesa de allí.
- ¿Al PP? Ni loco.
- Pero ¿No ha preguntado si aquí se votaba al PP o al PSOE?
- Si. Quería comprobar si aún había alguien que les votaba.
- Eso a usted no le importa. Si no va a votar, aquí no se le ha perdido nada. Váyase.
- No tengo que decirle a usted si voy a votar o no. Quizá vote. ¿A quién se puede votar en esta mesa?
- A nadie. En esta mesa no se vota.
- Pues  yo quiero votar. Quizá vote a nadie.
- Pues eso ya está hecho. Puede irse.
- ¿Eso es todo? ¿No tengo que poner mi voto en la urna?
- ¿Para qué?
- ¿Cómo que para qué? Tengo derecho a votar a nadie si quiero. Y quiero que se cuente mi voto cuando se abra la urna.
- Si es por eso no se preocupe. No vamos a abrir esta urna.
- ¿No? ¿Y por qué la han puesto ahí?
- Bueno, la urna está puesta, pero ya ve que no tiene ranura para introducir las papeletas. Además tampoco hay papeletas.
- Yo traigo mi papeleta de casa. Y quiero echarla en la urna. Haga el favor de abrirla.
- ¿Abrir la urna antes de que finalice la votación? ¿Está usted loco? Eso es imposible. Es un delito.
- Bueno, pues esperaré a que finalice la votación y entonces le daré mi voto.
- De ninguna manera. Una vez finalizada la votación, nadie puede votar.
- Entonces todo está en orden. Yo soy nadie.
- ¿Nadie? ¿Y va a votarse a usted mismo? ¿No le da vergüenza?
- Quizá me vote. Y puede que no. No tengo por qué darle explicaciones a usted. Ni a nadie.


lunes, 21 de mayo de 2012

Diálogos para besugos (I)


- La fiscalía general del estado ha desestimado la demanda de un consejero del poder judicial contra su presidente.
- ¿Y?
- Pues que es una vergüenza.
- ¿Una vergüenza? ¿El qué?
- Los viajes de fin de semana de este hombre, con cargo al presupuesto.
- ¿Eso? ¿Y comparado con qué, es una vergüenza, si puede saberse?
- Pues con…
- ¿Con los viajecitos del Rey? ¿Con las vacaciones del Presidente del Gobierno en Doñana? ¿Con los viajes de políticos y paniaguados, incluidos los miembros del CGPJ, con sus familias a medio mundo sin ninguna razón de peso que lo justifique? ¿Con los privilegios de diputados,  senadores y parlamentarios autonómicos? ¿Con la utilización, por autoridades de toda laya, de los coches oficiales para fines particulares o de partido? ¿Con el nombramiento, como asesores de cualquier cosa, de legos en la materia o de completos imbéciles? 
- Yo me pago mis vacaciones. Comparado conmigo.
- Vaya comparación. Tú no tienes más remedio que pagártelas. Habría que ver lo que harías si pudieras endosárselas a cualquier chiringuito público. El presidente del Consejo General del Poder Judicial, la cuarta o quinta autoridad del Estado, no puede compararse con un pringado que necesita el salario de un mes para pasar dos días en un hotel de lujo de Marbella.
- Alguna vez habrá que empezar a poner orden en este país. Ese hombre ha cometido un delito…
- Sólo si lo dice el fiscal. Y después tendrían que ratificarlo sus colegas en el Tribunal Supremo. Y el fiscal no va a abrir la caja de los truenos por 8000€ en un país donde se rescata a los bancos con miles de millones de dinero público y se premia la ineptitud en la gestión con despidos de un millón o dos. Además, habría que saber que ocultas y seguramente espurias razones hay detrás de la denuncia de un consejero que ni siquiera se había tomado la molestia de informar a sus compañeros.
- Lo que ha conseguido el fiscal es que la gente se lo piense dos veces antes de denunciar estas cosas. A partir de ahora la impunidad será aún más clamorosa.
- Justamente. También de eso se trata.
- Y puede que acabemos todos convencidos de que la vía judicial no es la mejor forma de solucionar estas cosas.