martes, 4 de marzo de 2014

El gobierno anuncia, otra vez, la inminente recuperación de la economía.

Cuando los ministros del gobierno, o su presidente, hablan, y la verdad es que últimamente no callan, de recuperación o de salida de la crisis hay dos posibilidades. La primera es que lo que dicen no tenga el menor fundamento, cosa que, aún siendo preocupante, no lo es demasiado. No entienden nada del mundo en el que viven y ya que tienen que hablar o hacer algo, dicen y hacen lo primero que se les ocurre, teniendo en cuenta, si los tienen, el número de factores que pueden manejar a la vez, generalmente uno, de los muchos concurrentes y siempre que crean que que lo que dicen les va a dar votos o responde a los intereses, económicos o ideológicos, que representan, con lo que el daño que pueden causar está limitado, ya que, en principio, tratarán de no enajenarse, a la vez, la voluntad de demasiada gente y siempre cabe la posibilidad de que, alguna vez, acierten por casualidad. Además, no hay en esto nada nuevo ni nada que no fuera a hacer cualquiera de los que ahora están en la oposición. La segunda es que, a pesar de la abrumadora evidencia en contra, se crean lo que están diciendo, es decir, que gracias a sus 'reformas' o a la intercesión de Santa Teresa o de una cualquiera de las innumerables vírgenes que veneran y condecoran, la crisis ha quedado resuelta, las fuentes volverán a manar leche y miel y todos seremos en poco tiempo, al menos, tan felices como antes de que los sociatas nos arruinaran. Esta posibilidad es, ciertamente, mucho más preocupante. Con gente así cabe esperar cualquier cosa.