viernes, 12 de marzo de 2010
Sin luz
Renovables
Como todavía hay gente que sigue creyendo, en contra de toda evidencia, que una eventual escasez de combustibles fósiles podrá ser fácilmente compensada por las energías llamadas renovables como el viento, el sol, las mareas u otras, he traído a colación el gráfico adjunto, tomado de The Oil Drum, para hacer patente, una vez más, que la posibilidad de que eso ocurra es muy remota. La inversión en energías renovables puede servir para tranquilizar a los políticos, para enriquecer a sus amigos y para gastar cantidades ingentes de dinero público en algo que no va a solucionar el problema de la energía, al menos en la escala en la que este problema se va a plantear en un futuro nada lejano, pero que tiene, evidentemente, muy buena prensa. El costo, no sólo en dinero, sino también en energía y materiales, de una instalación de placas solares o molinos es, en general, superior a la energía que pueda obtenerse con ella. Y no es un problema que vaya a solucionarse con el tiempo o con mejoras en la tecnología. Es un problema que tiene que ver con las leyes de la termodinámica, hoy por hoy, inmutables y también con la, relativamente, escasa concentración de la energía solar. La fotosíntesis, en pequeña escala, para producir alimentos y madera y los procesos geológicos que dieron lugar al carbón y al petróleo, sirven, sirvieron, para concentrar esa energía, pero se trata de procesos que llevan muchos años y cuanto mayor es la concentración, es el caso del petróleo, más años lleva. Tantos, en el caso del carbón y el petróleo, que no podemos esperar que se reponga lo que hemos quemado tan alegremente. La energía solar puede resultar útil para producir calor, si se consigue reducir el calor disipado a la atmósfera, pero no será nunca una alternativa al petróleo o al carbón en la producción de electricidad y la eólica menos aún. La energía nuclear de fisión, la fusión sigue siendo una utopía, plantea demasiados problemas y la cantidad de centrales y de combustible que harían falta para reemplazar los combustibles fósiles hace que tampoco, hoy por hoy, sean una alternativa. Y además la electricidad, aún en el supuesto de que pudiéramos generarla a discreción con nuestros caros y peligrosos juguetitos, no mueve, ni moverá en mucho tiempo, nuestros vehículos, ni cultivará ni abonará nuestros campos. Es una cuestión de economías de escala. Correr en una pista de carreras con un coche eléctrico ya lo hemos hecho y ya sabemos que funciona. Ahora hay que hacer lo mismo con otros 800 millones y además crear una red de suministro, de electricidad o de hidrógeno, puestos a jugarnos la vida. Y no digo yo que no pueda hacerse algo al respecto, al menos mientras dispongamos de la energía abundante y barata que nos proporciona el petróleo, aunque poco se está haciendo y poco se hará mientras sigan siendo más baratos, rápidos y seguros los de gasolina. Porque todo lo que habría que hacer, desde fabricar los coches hasta generar la energía necesaria, se hace con petróleo y gracias al petróleo y a la energía concentrada que nos proporciona, no con fantasías.
Y el petróleo está, otra vez, a 82$/b. Es posible que vuelva a bajar a los 70, pero la tendencia está bastante clara. Después de los dos exabruptos del 2008, la subida a 148 y el desplome subsiguiente a poco más de 30, la tendencia actual es claramente hacia arriba, de una forma sostenida e implacable que impedirá que salgamos de la recesión. Pero no podemos seguir en recesión porque casi todo nuestro dinero es deuda y la deuda hay que pagarla y para pagarla hay que seguir creciendo. Y al frente de la cosa pública, no sólo en España, gente sin formación ni cualificación ni la menor idea de por dónde sopla el viento, entretenidos con sus peleas de parvulario, mirándose el ombligo y asegurándose la jubilación. Bonita papeleta. La verdad es que, con 30 años menos de los que yo tengo, no tendría más que curiosidad por ver en qué acaba todo esto. A mi edad tendría que estar, también, un poco angustiado, pero no es el caso. Quizá no esté entre los que sobrevivan, pero puede que no merezca la pena.
martes, 9 de marzo de 2010
Pico de Petróleo (IV)
mas...
domingo, 7 de marzo de 2010
Si bebes, no conduzcas.
miércoles, 3 de marzo de 2010
Pico de Petróleo (III)
Considerando
Que el petróleo representa aproximadamente el 40% del consumo total de energía de los Estados Unidos y el 90% de sus necesidades de combustibles líquidos para el transporte, y
Que los Estados Unidos y muchos otros países que no son miembros de la Organización de Paises Exportadores de Petróleo (OPEC) han alcanzado ya su máxima producción de petróleo y
Que el descubrimiento de nuevos yacimientos alcanzó su máximo en los primeros años 60 del pasado siglo, y
Que la demanda mundial de petróleo está aumentando y a punto de sobrepasar la producción, y
Que la cantidad total de petróleo disponible es finita y está limitada por razones geológicas, y
Que dichos procesos geológicos imponen un pico de producción cuando se ha extraído aproximadamente la mitad del petróleo disponible en un yacimiento, y
Que muchos geólogos, analistas energéticos y físicos han advertido que la producción global de petróleo puede estar cerca de su punto medio y está en, o cerca, de su máximo global, y
Que el petróleo es vital para el transporte, la agricultura y las industrias químicas y de plásticos, y
Que la escasez de petróleo tendrá un fuerte impacto en todos los sectores de nuestra economía, a nivel nacional, regional y local, y
Que ninguna alternativa conocida iguala la portabilidad, densidad energética y tasa de retorno del petróleo, y
Que los expertos creen que los efectos para mitigar la inminente disminución en la producción de petróleo, deben comenzar entre 15 y 20 años antes de que se alcance el máximo global en la producción, con objeto de compensar adecuadamente su escasez.
Ahora, por lo tanto, por el presente, queda ordenado por el consejo común de la ciudad de Bloomington, Condado de Monroe, Indiana, que:
Sección 1. El Consejo de la Ciudad de Bloomington reconoce el desafío sin precedentes que supone el punto máximo en la producción mundial de petróleo.
Sección 2. El Consejo de la Ciudad de Bloomington reconoce que la ciudad de Bloomington debe prepararse para el inevitable pico de petróleo y anima a la comunidad a estar mejor informada en cuestiones energéticas
Sección 3. El Consejo de la Ciudad de Bloomington promueve la adopción de un protocolo de agotamiento global que reduzca el uso de petróleo, conservando el que aún queda para reducir la probabilidad de una rápida disminución de la producción, haciendo predecible el suministro y limitando la volatilidad del mercado.
Sección 4. El Consejo del la Ciudad de Bloomington ordena al Secretario municipal la remisión de esta resolución a la delegación de Indiana en el Congreso, al Gobernador del Estado de Indiana y a todos los miembros de la Cámara de Indiana, y les encarece a tomar las acciones necesarias para prevenir el inminente pico de petróleo y prepararse para sus consecuencias.
martes, 2 de marzo de 2010
Colaborando
sábado, 27 de febrero de 2010
El milagro del hidrógeno
(*) En cursiva, citas literales del texto del artículo.
lunes, 22 de febrero de 2010
A propósito de la deuda
El gráfico aparece publicado en http://marketsandbeyond.blogspot.com/ sin comentarios, por Pascual Morin.
Origen de los datos: Bank for International Settlements
Celtiberia Show (*)
(*) En memoria de Luis Carandell.
domingo, 21 de febrero de 2010
Energía y tecnología
John Michael Greer
The Archdruid Report (February 17 2010)
Complejidad y futuro
martes, 16 de febrero de 2010
Arenas bituminosas... ¿una solución?
domingo, 14 de febrero de 2010
Revista de Prensa
viernes, 12 de febrero de 2010
La leyenda negra
El pico de petróleo en la prensa (II)
martes, 9 de febrero de 2010
El pico de petróleo en la prensa (I)
El suministro de petróleo está controlado por acontecimientos, de un pasado geológico remoto, que son inmunes a la política. Colin Campbell ASPO founder.
sábado, 6 de febrero de 2010
A modo de justificación
De vez en cuando recibo correos de lectores —en general amables, aunque discrepantes— que señalan inconsistencias o contradicciones en lo que escribo. El último mensaje que he leído me preguntaba, con cierta ironía, qué demonios saco de difundir una visión tan pesimista de la política y, según él, de la vida en general.
La respuesta es sencilla: no saco nada. Y lo de “difundir” es una forma de hablar. Por lo que sé, mis textos los leen, de vez en cuando, dos o tres personas que me escriben y media docena que conozco, pero que no comentan nada en público. No tengo contador de visitas, así que ignoro si entra alguien más. En cualquier caso, mi capacidad de “propagación” es tan limitada como mi interés en propagar nada.
También se me reprocha que el blog no permita comentarios. Es cierto, y no es casualidad. Escribo por el placer de escribir, por releerme pasado un tiempo y contrastar mis palabras con la realidad. También para pensar en voz alta sobre cuestiones que me preocupan —la energía, la economía o la política— pero no para entrar en debates interminables. Para discusiones técnicas sobre temas como el peak oil o la reforma monetaria hay excelentes espacios como ASPO o The Oil Drum. Ni la energía ni la economía son mi especialidad, aunque me interesan lo suficiente como para reflexionar libremente sobre ellas.
Aun así, he dejado un correo de contacto. Un blog totalmente ajeno a cualquier forma de retroalimentación me parece contrario al espíritu de Internet. Ahora bien, apenas abro esa cuenta y los mensajes recibidos —siete en total, cuatro de la misma persona— rara vez requieren respuesta. Alguno, eso sí, me ha inspirado un tema.
Es posible que en mis textos haya contradicciones. No pretendo ser un especialista, y la realidad es tan cambiante que mantenerse siempre en un mismo punto de vista no solo es difícil: es, en ocasiones, desaconsejable. Tampoco soy un pesimista todo el día, ni mucho menos un optimista. Simplemente describo las cosas como las veo, sin que el optimismo o el pesimismo jueguen papel alguno.
Otra cosa es que gobiernos, empresarios o prensa consideren necesario contar cuentos diarios para que los inversores no guarden su dinero y la bolsa siga creciendo sin límite. Ese es su problema, y el de una política monetaria global absurda, que nos empuja a sostener un crecimiento continuo e insostenible. Terminará afectándonos a todos, pero no hay nada que yo pueda hacer para evitarlo.
viernes, 5 de febrero de 2010
Dos imágenes...
lunes, 1 de febrero de 2010
Victory Gardens
viernes, 29 de enero de 2010
Jubilación y pensiones
martes, 26 de enero de 2010
Gestión de riesgos (o algo parecido)
martes, 19 de enero de 2010
Gobierno: innecesario pero inevitable.
jueves, 14 de enero de 2010
Reflexiones, desordenadas, sobre el ¿final? de la crisis
Por otra parte los brotes verdes no son tantos ni tan verdes. La venta de automóviles en los Estados Unidos y el índice de paro no son tan alentadores como se nos ha venido contando, en realidad, nada es como se nos ha venido contando y la escalada de la bolsa tiene, como de costumbre, más que ver con la especulación y con los planes de rescate de entidades financieras y empresas en crisis, miles de millones de dinero público, que con ninguna otra cosa. Planes de rescate que han dejado claro que, si las crisis fueran sólo lo que esta parecía en un principio, no habría ningún problema. El dinero ahora no cuesta ni el precio del papel donde está impreso. De hecho, ni siquiera se imprime, basta con anotar la cantidad que se quiera en la pantalla de un terminal, de algunos terminales, claro, el suyo no sirve, para tener a mano todo el dinero necesario para solucionar cualquier problema, excepto el de la deuda y de este último, que es muy grave, no hay que preocuparse: Las deudas que no se puedan pagar, no se pagarán y ya veremos con qué consecuencias. Islandia podría sentar un interesante precedente.
En cuanto a la otra crisis, la real, la que se presenta como consecuencia de la imposibilidad de sostener un crecimiento exponencial de la explotación de los recursos naturales, la cuestión está sólo en establecer la velocidad con que va a manifestarse y, como ya he dicho en otras ocasiones, en si nos va a golpear a nosotros o a nuestros descendientes y en este último caso ya se preocuparán ellos. En torno a cuestiones tan vitales como las reservas de petróleo, las tasas de retorno, el estado de la red eléctrica o el costo real de las energías renovables nos movemos en el terreno de la especulación y la fantasía, atentos sólo a los beneficios inmediatos y a mantener la ilusión de que este estado de cosas se puede mantener indefinidamente. Los mismos medios de comunicación y los mismos gobiernos que han propiciado, por segunda vez, una extravagante situación de alarma a cuenta de una supuesta mutación del virus de la gripe, ignoran deliberadamente todas las alarmas que se van encendiendo en relación con nuestra dependencia del petróleo y otras cuestiones energéticas y medioambientales. La razón es cada vez más evidente. En el primer caso, la alarma ha servido para incrementar los beneficios de las grandes empresas farmacéuticas y en el segundo, cualquier crisis de confianza podría afectar negativamente las expectativas de un crecimiento cuya continuidad es básica para sostener todo el tinglado.
Y en cuanto a la crisis y su aparente pérdida de virulencia en estos últimos meses, los indicios de que puede no ser cierto que haya pasado lo peor no son, en absoluto, despreciables y la frivolidad con la que nuestros políticos se refieren a la inminencia de la recuperación, inspira cada vez menos confianza y el hecho de que los causantes directos de la crisis financiera, la de mentira pero con consecuencias reales para un montón de gente, hayan salido de rositas tampoco ayuda a confiar en el futuro.
martes, 12 de enero de 2010
La función exponencial
Si una magnitud determinada crece a una tasa del x% anual, esa magnitud se duplica cada 70/x años. Imaginemos ahora, una botella en la que introducimos una bacteria o cualquier tipo de bicho que se reproduzca por algún procedimiento similar a la división celular y supongamos, en consecuencia, que el número de bacterias se duplica cada minuto y que al cabo de una hora la botella está llena. Si el proceso empieza a las 11:00 ¿En qué momento las bacterias se darán cuenta de que se les acaba el espacio?. A las 11:55 más del 96% de la botella estará vacía. A las 11:59 todavía dispondrán de la mitad de la botella, pero un minuto después, a las doce en punto, ocuparán todo el espacio disponible. Si intentamos solucionar el problema proporcionándoles otra botella ¿cuánto tiempo tardarán en llenarla también? A las 12:01 la segunda botella estará llena y a las 12:02 habrían llenado, si las tuvieran, otras dos botellas.
Esto puede dar una idea de lo que supone, en un entorno finito, impulsar el crecimiento, en cualquier tasa y de la imposibilidad real de sostener ese crecimiento más allá de unas pocas docenas de duplicaciones. Ahora un caso real, el crecimiento de la propiedad de vehículos de motor en manos de los chinos:
¿Por cuánto tiempo podremos sostener esta tasa de crecimiento antes de que el petróleo, o los materiales necesarios para construir automóviles, o el espacio necesario para que circulen se agote? ¿Por cuánto tiempo podrá sostenerse esa tasa, o cualquier otra, de crecimiento?. El problema, de los que planifican el crecimiento,sobre todo, es que confunden la posibilidad, real, de hacer crecer exponencialmente la masa monetaria, lo que no tiene ningún problema ya que el dinero nos lo inventamos, con la posibilidad, ilusoria, de hacer lo mismo con los recursos naturales.
Los datos son de la Oficina Nacional de Estadísticas de la República Popular China y el gráfico de Stuart Staniford


