viernes, 12 de marzo de 2010

Sin luz


Una mujer, indignada con las autoridades catalanas, decía en televisión que se había sentido, con el apagón, como en la prehistoria. Aunque no era muy joven, no es probable que supiera, al menos de primera mano, cómo se vivía en la prehistoria, pero no se puede descartar, tal como están las cosas, que ella, o sus hijos tengan, en el futuro, alguna experiencia más duradera de lo que es vivir sin electricidad. Llevamos tantos años con casi todas las necesidades básicas cubiertas gracias a la energía abundante y barata que no podemos imaginarnos, o lo imaginamos con muchas dificultades,  lo que supondría volver a épocas de escasez, no tan lejanas como queremos creer.  Hace sesenta años, y menos, en España y sobre todo en las zonas rurales y no tan rurales, no era raro vivir sin más aparatos eléctricos que una bombilla por habitación, ir a buscar el agua a una fuente o conservar los alimentos en una bodega o en la fresquera de la ventana. Había algún coche, pero la mayoría ni lo tenía,  ni lo necesitaba.  La diferencia con la situación actual es que entonces íbamos, y lo sabíamos o lo intuíamos, a mejorar. De hecho, se mejoraba constantemente. Un año comprábamos la nevera, otro el televisor, al siguiente ya teníamos teléfono...Hoy tenemos un televisor en cada habitación, un teléfono móvil para cada miembro de la familia y uno fijo, e inútil, a la entrada de casa, un par de coches en el garaje, calefacción central, aire acondicionado e incontables cachivaches por toda la casa que acabarán en el cubo de la basura, y en una bolsa de plástico, al mes de haberlos comprado.  El camino inverso no será tan agradable, aunque puede que lo hagamos en bastante menos tiempo.

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