Mit der Dummheit kämpfen Götter selbst vergebens (против глупости бессильны даже боги) F. Schiller
martes, 16 de febrero de 2010
Arenas bituminosas... ¿una solución?
Las arenas bituminosas, que cubren en Alberta, Canadá, un territorio equivalente a tres veces Aragón, constituyen una de las principales fuentes de petróleo, ahora y más aún en el futuro previsible, a medida que las más convencionales se van agotando. El petróleo aquí, se extrae de una mezcla de bitumen, un petróleo muy pesado con mucho carbón y poco hidrógeno, que no ha terminado de cocerse, y arena y el proceso de extracción consume cantidades enormes de agua, entre tres y cinco litros por litro de petroleo obtenido y energía. La contaminación y la lluvia ácida resultante y el agua contaminada están destruyendo el bosque boreal y causando gravísimos problemas ambientales y a la salud de la población del territorio pero, aunque la mayor parte de los beneficios van a parar a las compañías extractoras y a los consumidores norteamericanos que ven así reducida su dependencia energética de gobiernos mucho menos estables y fiables que el canadiense, la población del territorio parece encantada con la repentina riqueza que le ha caído encima. Más o menos lo que está pasando en el Pirineo con las estaciones de esquí y las urbanizaciones salvajes. Muy probablemente, la tasa de retorno no supere el 3 a 1 y si se consideran cuidadosamente todos los inputs energéticos necesarios, estará muy cerca del 2:1, que, en modo alguno, compensa el gravísimo daño causado a un espacio vital, ni la enorme liberación de carbono causada por la destrucción del entorno natural, pero las arenas bituminosas permiten sostener la ficción de que no hay a la vista nada parecido al peak oil y que la fiesta puede continuar sin problemas. Mientras tanto y según el NYT, China está aumentando rápidamente su demanda de petróleo, los conflictos internos están afectando a los oleoductos nigerianos y la tensión en el Golfo vuelve a crecer. La cuestión está, sólo, en saber con qué rapidez crecerá la demanda, ahora que parece que se ha dado carpetazo, aunque sea temporal, a la crisis y si la capacidad en reserva de la que tanto alardean los árabes podrá o no, cubrir esa demanda. Porque, si no es así, y lo más probable es que no lo sea, podemos esperar un incremento generalizado de la tensión y también de los precios de petróleo, dentro de este mismo año y de ahí a la escasez de combustible y a encontrarnos, un mal día de cualquier invierno, con las gasolineras cerradas y las estanterías del supermercado vacías sólo va un pequeño paso.
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