sábado, 28 de abril de 2012
Nublado, con riesgo de tormentas...
sábado, 14 de abril de 2012
Charlando con Rubén
Llevo casi un mes sin escribir aquí y así hubiera seguido por algún tiempo, sino me hubiera llamado mi amigo Rubén con el que, por cierto, nos hemos visto las caras por primera vez gracias a Skype. Ha entrado, me ha dicho, varias veces para ver si tenía algo que decir sobre el contencioso, él ha utilizado una de esas palabras argentinas, tan descriptivas, que ahora mismo no recuerdo, a propósito del petróleo argentino que, según él, está indebidamente en manos españolas. Bueno, la verdad es que, ahora mismo, no tengo una opinión formada sobre ese asunto ni tampoco mucho que decir sobre el resto de los acontecimientos que conforman esta delirante actualidad. Acontecimientos que, en mi opinión, no hacen sino confirmar que la vuelta al statu quo ante crisis, el bau –business as usual- o a la senda del crecimiento son una utopía y el persistente e iluminado optimismo del gobierno anterior y el algo más matizado del actual sólo oculta, o lo pretende, su desconcierto, el del gobierno, ante lo que está pasando y acaso su resistencia a reconocer que no estamos ya ante una crisis, sino más bien ante un cambio de modelo. A pesar de eso hemos tenido una interesante conversación, y no sólo por los 10374 km que, más o menos, separan su casa en Buenos Aires de la mía en Barbastro y por el acento argentino de Rubén, muy distinto de los ladridos con los que, según él, hablamos los españoles. El caso es que Rubén, que tiene una pésima opinión de los peronistas y en particular de la Señora Kirchner, a pesar de que, en toda la conversación no le ha apeado el tratamiento, cree que, en esta ocasión, están haciendo exactamente lo que hay que hacer aunque está convencido de que no acabarán de hacerlo y se achantarán antes. Yo estoy de acuerdo con él -actualización del 17: Ambos estábamos equivocados. El gobierno argentino acaba de expropiar Repsol y ha ordenado la intervención inmediata- Mi opinión sobre los gobiernos argentinos, desde Perón hasta ahora mismo y estén formados por justicialistas –peronistas- radicales o militares fascistas es mucho peor que la tengo de los gobiernos españoles. Los numeritos de la Sra. Kirchner, que en las últimas horas ha fingido no tener nada que ver con las veleidades expropiatorias de su gobierno, estarán más dirigidos a la galería o a atender las demandas de amigos y correligionarios que a calmar las preocupaciones, probablemente inexistentes, de su gobierno por la cuestión energética. Pero dicho esto, no me cabe duda, y ahí hemos convenido con Rubén, de que resulta legítimo o al menos comprensible, desde un punto de vista teórico, que los argentinos intenten recuperar el control de su producción petrolífera y asegurarse, en estos tiempos de incertidumbre y ante la cada vez más evidente amenaza del Peak Oil, el suministro de combustible. En cuanto a las pomposas y belicistas declaraciones de los ministros españoles –cualquier ataque a Repsol será considerado un ataque a España-, plagiando el discurso de Kennedy durante la crisis de los misiles, parecen una oportuna cortina de humo para sacar de los titulares las noticias acerca del desastre en el que, a pesar de las medidas de Rajoy y de su acatamiento a las sugerencias de Bruselas, se está sumiendo un país que por el momento carece, y de forma ostensible, de cualquier proyecto viable de futuro que no pase por la construcción y el turismo. No estaría de más ir pensando en algo a lo que nos podamos dedicar en el futuro aunque, de momento, Aguirre y Mas ya están compitiendo por una ciudad del juego al margen de la Ley al estilo de Gran Scala.
14 de abril
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| Who are these guys? |
El sábado hubo en Barbastro una reunión con el objeto, o eso se decía en la convocatoria, de constituir un círculo republicano en la ciudad. Yo no fui, no estaba en Barbastro y quizá tampoco hubiera ido, ya no tengo edad para aventuras políticas y creo que no fue mucha gente. La tercera república tendría, probablemente, el mismo problema que tuvieron las dos primeras y sobre todo la segunda. Había comunistas por todas partes, anarquistas, fascistas, socialistas, falangistas, nazis, bolcheviques y hasta monárquicos... pero no había suficientes republicanos. La segunda república cayó en España porque no hubo prácticamente nadie que la defendiera.
lunes, 19 de marzo de 2012
Pico de Petróleo VI
Los stocks de crudo y sus derivados en Europa, prácticamente en caída libre, mientras los precios del barril de Brent continúan oscilando, y no mucho, en torno a los 125$. La situación es potencialmente alarmante aunque aquellos cuya alarma explícita podría desatar la alarma general, hacen, por el momento, como que no se alarman mientras esperan... ¿qué? ¿el final de la crisis? ¿nuevos descubrimientos en el Mar del Norte? ¿un milagro?. No, claro. Lo que los políticos esperan es que la situación no se deteriore tanto como para hacerles perder las próximas elecciones, como le pasó a Zapatero o a Berlusconi y está a punto de pasarle a Sarkozy que tampoco parece andar muy sobrado de sentido común. Eso es lo único que les interesa, así que seguirán anunciando, una y otra vez, la vuelta al crecimiento para el próximo semestre y así un semestre tras otro y como la gente se entera poco, aunque más de lo que parece, de lo que realmente está pasando y además está deseando creer que todo esto es un mal sueño, seguirá esperando, contra toda esperanza, que los pronósticos más optimistas se cumplan algún día. Y mientras tanto, las cosas se van deteriorando cada vez más a la espera, y esta parece más fundada, del detonante que acabe de una vez por todas con las especulaciones y las dudas sobre el Peak Oil, el papel de las renovables y otros tópicos al uso. Naturalmente entonces será tarde para hacer nada, pero eso no es un problema. Ya es tarde.
sábado, 18 de febrero de 2012
Ponencias económicas comparadas
| PP |
| PSOE |
He aquí los textos de las ponencias de economía aprobadas en los congresos del PP y el PSOE procesados con el programa, gratuito, wordle. El tamaño de cada palabra es proporcional al número de veces que aparece en el texto. Puede verse que ambos partidos hablan de crecimiento, pero los del PP más, que los dos hablan mucho de innovación y nuevas tecnologías y menos, mucho menos, de energía. Las palabras reforma monetaria no aparecen juntas, por supuesto, en ninguno de los dos textos y en el texto del PP sale mucho la expresión Partido Popular mientras que en el del PSOE no sale nunca Partido Socialista. Puede que no sea demasiado científico ni riguroso, pero es curioso.
martes, 14 de febrero de 2012
Un futuro muy imperfecto
La ingeniería financiera, los derivados y toda la estúpida parafernalia construida por los economistas de Harvard, en su beneficio y en el de los tenedores de capital, también llamados inversores, permite que mantengamos la ilusión de que todavía existe una actividad económica propiamente dicha, aunque un elevado porcentaje de la misma, en los países occidentales, consista simplemente en mover dinero de un lado a otro y permite, también, contabilizar como energía disponible la obtenida con tasas de retorno que, en un mundo real en el que el dinero representara algo tangible, serían inasumibles. Todo ello, evidentemente, al precio de agravar más y más la crisis y de hacer imposible una salida no traumática a la misma. Llegará un momento, inevitablemente, en el que todo este castillo de naipes se desmoronará de golpe y para entonces el tamaño del problema hará inviable cualquier intento de solución.
Antes de eso, todavía hay quien cree posible, e incluso necesario, pensar en una salida ordenada a la crisis actual, aceptando, desde luego, que nuestro modo de vida actual, el American Way of Life, iniciado en la posguerra mundial y que ya estaba agotado en los años 70, es cosa del pasado. Una salida que, al menos en teoría, debería pasar por aceptar una muy importante disminución de la energía disponible y en consecuencia, de nuestros niveles de consumo. El problema es que la civilización industrial es un sistema extraordinariamente complejo, autosostenido, de comportamiento impredecible e incontrolable incluso con la ayuda de los más sofisticados computadores, de tal manera que una actuación mal medida en cualquiera de sus puntos puede producir efectos indeseables e incluso catastróficos en otros. Una reducción drástica del consumo, por ejemplo, se sustanciará, casi inevitablemente, con un cierre masivo de fábricas y un incremento del paro. Por otra parte, esta economía globalizada funciona razonablemente bien en crecimiento pero, ni un sistema monetario basado en la deuda, ni una población cuyo tamaño se ha doblado en los últimos 50 años permiten aventurar otra salida que colapso para el caso de que el crecimiento se detenga o se haga negativo. Es posible, claro, que ese colapso no sea el fin del mundo e incluso, como sostienen los optimistas moderados, que sea el principio de un nuevo modelo, más sencillo y menos competitivo donde, los que queden, sean más felices. Lo que ya no parece muy probable es que ese nuevo modelo permita sostener a una población de 7000 millones en las condiciones actuales, ni que la reducción de complejidad a la que estamos abocados, se lleve a cabo sin un proceso de adaptación violento y revolucionario.
Dicho esto, cabe preguntarse y desde luego, hay gente que se lo pregunta, por la utilidad que tiene hablar, o escribir, sobre estas cosas, si es que realmente todo va a ir tan mal. De hecho, la mayor parte de la gente no aprecia en absoluto este tipo de disquisiciones y prefiere creer en que el ingenio humano, que según el sentir popular ya nos ha sacado, en otras ocasiones, de problemas parecidos, vendrá también en esta ocasión en nuestra ayuda y nos proporcionada nuevas y fantásticas fuentes de energía, depósitos de materiales, una atmósfera limpia, terreno agrícola y todo el sentido común necesario para gestionar tanta maravilla. Incluso en medio de una crisis como ésta, con cientos de miles de puestos de trabajo destruidos y asistiendo la sistemática demolición del estado del bienestar, la gente prefiere, preferimos, seguir aferrados a la idea de que todo esto es meramente coyuntural y debido a los turbios e incompetentes manejos de unos cuantos y de que, en consecuencia, se solucionará en algún momento y las cosas volverán a donde estaban. Incluso los que, como yo, creen saber que las consecuencias de vivir en un entorno finito y la inexorabilidad de las leyes de la termodinámica acaban siempre por imponerse al optimismo más recalcitrante, tienen, tenemos, la esperanza de que las cosas empezarán a ir definitivamente mal justo después de que eso ya no tenga ninguna importancia para nosotros, aunque esa esperanza se va diluyendo a medida que los acontecimientos van confirmando las hipótesis más... realistas.
Y, ¿Cuáles son esas hipótesis? La primera es que la era del petróleo barato y abundante, principal fundamento energético de la revolución industrial que nos ha llevado hasta aquí, ha terminado, aunque ese final esté todavía enmascarado con distintos subterfugios y la segunda que no hay, a la vista, alternativas capaces de sustituirlo. Como esta economía depende absolutamente del petróleo para su funcionamiento, cabe esperar que, si se produce una disminución real del suministro, los países que dispongan de la fuerza militar necesaria para ello intentarán hacerse con el control de los pozos y los oleoductos lo que, inevitablemente, conducirá a una guerra que, si no se ventila con armas nucleares suficientes para solucionar definitivamente y para siempre, todos los problemas, dejará el suministro de petróleo en unas pocas manos. Cabe esperar que eso sea, también, el final de una economía globalizada en la que resultaba indiferente el lugar donde se produjeran los bienes de consumo y también los alimentos y el comienzo de una etapa de transición en la que la resiliencia local tenga una importancia decisiva. Quizá durante algún tiempo sea posible sobrevivir en pequeñas comunidades que dispongan de agua y terrenos agrícolas fértiles pero, con el inconveniente de que eso tampoco será tan abundante como para que no haya que luchar por ello. Y por ahora, nada más que desear que los muchos que aún creen que todo esto son tonterías, tengan toda la razón. Amén.
sábado, 11 de febrero de 2012
Invierno
Invierno en el Somontano de Barbastro. Frío y seco. Puede que se pierdan las cosechas y que los pantanos estén vacíos cuando empiece el verano, pero mientras haya combustible para las calefacciones y los camiones de suministro sigan rellenando las estanterías de los supermercados con todo lo necesario para los que puedan pagarlo, ningún problema. Una de las ventajas de la globalización es que permite abstraer los problemas locales. Pero eso también es un inconveniente. Nuestra relación con el medio que, en un tiempo pasado, nos sostuvo, es ahora tan endeble que, si tuviéramos que volver a él, no sabríamos cómo comportarnos.
viernes, 10 de febrero de 2012
Cosas que pasan
La reciente confirmación del fracaso del proyecto Gran Scala constituye una ilustración paradigmática de la fragilidad de ciertos discursos desarrollistas sostenidos por actores político-empresariales sin fundamento técnico ni viabilidad real. Desde su presentación pública, dicho proyecto evidenció características propias de una operación especulativa carente de planificación estratégica y transparencia. La implicación institucional del Gobierno de Aragón, al ceder su sede oficial para su presentación, otorgó una legitimidad inicial a una iniciativa que, en condiciones normales de análisis de riesgo, jamás habría sido considerada plausible.
Este tipo de fenómenos responde, en parte, a la lógica del populismo de crecimiento, en el que las administraciones regionales buscan activamente “proyectos-anzuelo” que prometen empleo y dinamización territorial sin garantizar sostenibilidad ni solidez inversora. Resulta significativo que gran parte del arco político aragonés diese su apoyo explícito o tácito al proyecto, con escasas excepciones. La cuestión que se plantea es si estas excepciones habrían mantenido su posición crítica de haber ostentado responsabilidades ejecutivas en ese momento. Se evidencia, así, un patrón estructural de cooptación simbólica del discurso político por parte de promotores privados carentes de solvencia demostrable.
En otro orden de cosas, la reciente inhabilitación del juez Baltasar Garzón por la causa relacionada con la vulneración del derecho de defensa en el caso Gürtel ha reabierto un intenso debate jurídico y político. La sentencia del Tribunal Supremo, que establece una sanción de once años de inhabilitación, ha generado un impacto notable, particularmente entre aquellos sectores que identifican a Garzón con una figura emblemática en la lucha contra la impunidad y la corrupción política. Sin embargo, resulta necesario recordar que el magistrado ha protagonizado, a lo largo de su carrera, actuaciones polémicas, como la reapertura del sumario sobre el caso GAL, en las que recurrió a prácticas legales no convencionales que suscitaron tanto apoyos como críticas desde diferentes posiciones ideológicas.
Este doble estándar en la valoración de su conducta judicial pone de manifiesto una profunda instrumentalización política del derecho, donde la evaluación de los procedimientos depende, más que de su adecuación normativa, de la identidad del imputado o del contexto político. En este sentido, la controversia en torno al caso Garzón refleja las tensiones no resueltas entre independencia judicial, activismo legal y legitimidad democrática.
Más allá de estos episodios concretos, el país enfrenta un desafío sistémico de mayor envergadura: la persistencia de la crisis económica, que continúa deteriorando el tejido productivo, incrementando el desempleo y justificando políticas regresivas en términos de derechos sociales y protección pública. Las expectativas generadas por el cambio de gobierno no han revertido la situación, lo cual sugiere una desconexión entre las propuestas programáticas y la realidad estructural de la economía global.
Un ejemplo ilustrativo de esta disonancia es la evolución del precio del petróleo, que, pese a los reiterados anuncios de recuperación, se mantiene por encima de los 100 dólares por barril y ha alcanzado cotas superiores a los 118. Las explicaciones que atribuyen esta tendencia a factores coyunturales resultan insatisfactorias si se considera que la producción mundial de crudo se encuentra estancada desde aproximadamente 2005. Al mismo tiempo, el consumo energético permanece esencialmente estable, dada su condición estructural: no es reducible sin afectar gravemente a las condiciones básicas de funcionamiento del sistema globalizado.
Este fenómeno plantea interrogantes fundamentales acerca de la sostenibilidad del modelo económico internacional, en la medida en que una parte considerable del consumo energético resulta imprescindible para mantener tanto el abastecimiento de bienes esenciales a una población mundial que supera los 7.000 millones de personas como los estándares de vida predominantes en las economías centrales.
domingo, 5 de febrero de 2012
Rubalcaba
lunes, 16 de enero de 2012
Yo sé, yo sé la manera…
| Función exponencial |
| ¿Era necesario decir algo tan obvio? |
sábado, 14 de enero de 2012
Iceland's crisis
viernes, 13 de enero de 2012
Más deuda
sábado, 10 de diciembre de 2011
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| Brufau en la Conferencia Mundial del Petróleo en Qatar |
sábado, 12 de noviembre de 2011
Cuando pare la música
jueves, 3 de noviembre de 2011
La reforma monetaria según Rubalcaba
martes, 1 de noviembre de 2011
Arriba y abajo
lunes, 3 de octubre de 2011
Reflexiones electorales desordenadas
Publicado en ECA 7/10/2011
jueves, 15 de septiembre de 2011
El tinglado
| El IBEX35 de septiembre 2010 a septiembre 2011 |
martes, 13 de septiembre de 2011
La TCP... y Gran Scala.
martes, 6 de septiembre de 2011
Y llegó septiembre
viernes, 2 de septiembre de 2011
Mensajes del Presidente
viernes, 26 de agosto de 2011
El que paga... puede seguir pidiendo.
La modificación del artículo 135 de la Constitución Española para limitar el déficit público, acordada con nocturnidad y a toda prisa por los partidos mayoritarios en este tórrido final del mes de agosto, parece más bien una pamema –acepción 3 del DRAE- destinada al consumo interno –cada medida, de las adoptadas una semana sí y otra también por el gobierno, es tanto o más inútil que la anterior pero debe, al menos, ser más espectacular- a contentar a los alemanes y también a los dichosos, evanescentes y ubicuos mercados que reclaman alguna medida que les asegure que este y sucesivos gobiernos considerarán prioritario el pago de la deuda(*). Porque y a pesar de lo que se nos está vendiendo, aquí se trata, sobre todo, de ir atendiendo los vencimientos de la deuda actual con más dinero prestado, más deuda, que sólo podrá obtenerse si el prestamista tiene razones para creer que lo recuperará, junto con el interés pactado. El déficit y la política fiscal son, en ausencia de política monetaria propia que el Euro hace ya imposible, las herramientas contracíclicas clásicas –keynesianas- pero el déficit en el que se incurre en tiempos de vacas flacas debe ser, teóricamente, al menos, enjugado cuando llegan las vacas gordas y para enjugar el déficit y pagar los correspondientes intereses es necesario que la economía crezca y para ello, naturalmente, que se disponga de la energía necesaria.
Como las cosas ya no son así y los gestores de los fondos de inversión saben mejor, por lo visto, que los gobiernos, que ya no pueden contar con el crecimiento de la economía para recuperar su dinero, fuerzan la adopción de este tipo de medidas que, al menos, servirán para justificar ante sus inversores la colocación de unos fondos que tampoco tienen otro lugar donde invertir y si el gobierno, convenientemente jaleado, al menos en esta ocasión, por la oposición se aviene a ello es, simplemente, porque no tiene la menor idea de por dónde le sopla el viento y acoge con alborozo cualquier oportunidad de hacer algo, aunque sea tan rocambolesco y aparentemente sin sentido como promover una reforma constitucional para prohibir, pero no mucho, el déficit, algo que ya prohibe, o limita, el tratado de Maastricht, a poco más de dos meses de unas elecciones generales y contra el parecer de su cabeza de lista que, haciendo de la necesidad virtud, dice ahora que, sólo así, se garantizará el estado del bienestar aunque, como se puede ver en este vídeo, con no demasiado entusiasmo.
(*) Art. 135.3
...
Los créditos para satisfacer los intereses y el capital de la deuda pública de las Administraciones se entenderán siempre incluidos en el estado de gastos de sus presupuestos y su pago gozará de prioridad absoluta. Estos créditos no podrán ser objeto de enmienda o modificación, mientras se ajusten a las condiciones de la Ley de emisión.
Las imágenes, tomadas de distintos medios de comunicación, están desactualizadas y las cifras que en ellas aparecen no corresponden a la fecha de este post.
lunes, 1 de agosto de 2011
En torno al congreso sobre el pico de petróleo.
El paro y la economía son parte del mismo problema. El profundo deterioro de la situación económica actual tiene como consecuencia el paro, de los currantes de a pie, claro, y la destrucción de la clase media, porque los beneficios de las grandes corporaciones y los sueldos de los ejecutivos, sobre todo de la banca, siguen subiendo hasta ahora como si no pasara nada que para eso, sobre todo, son los planes de estímulo, pero hay una cuestión que debería preocuparnos y sin embargo rara vez lo hace y no porque no sea una cuestión preocupante sino porque los periódicos y la clase política, he ahí un buen motivo, ahora sí, para considerarlos un problema, han decidido, por ignorancia o por interés, que eso no se toca. Me refiero, claro, a la cuestión, energética.
Esta cuestión y en particular, la posibilidad de haber alcanzado un punto máximo en la producción de petróleo, lo que se conoce como Peak Oil, fue el tema central del congreso celebrado en Barbastro en la primera semana de mayo de este año. El subtítulo del congreso era, precisamente, Peak Oil, realidad o ficción, para reflejar el hecho de que se trata de una cuestión controvertida, aunque cada vez menos, que ha sido objeto de debate desde que hace sesenta años fue planteada por primera vez por el geólogo norteamericano M. K. Hubbert que predijo, con toda exactitud, por cierto, que veinte años más tarde, en los años 70, se alcanzaría un máximo en la producción de petróleo en los Estados Unidos.
La opinión más extendida entre los congresistas, que luego se reflejó en la más importante de las conclusiones, es que el pico global de petróleo ya se ha alcanzado o está a punto de alcanzarse y que esta crisis no es solamente una crisis financiera, aunque gran parte de sus efectos más espectaculares hayan tenido que ver con los manejos y triquiñuelas de banqueros y especuladores de toda laya, sino que es, ante todo, una crisis energética originada por las dificultades para sostener un crecimiento de la economía que requiere un suministro continuo y creciente de energía.
Argumentos a favor de esta teoría hay varios. Uno de ellos es el precio del crudo en los mercados de futuros y su relación con las crisis que se han ido sucediendo desde 1973. En la actual el petróleo subió a 148 dólares el barril en 2008, produjo una importante contracción de la economía y bajó cuarenta dólares como consecuencia de la caída de la producción pero ya está, otra vez, en el entorno de los 118 $/b. Otro argumento es la demostrada incapacidad de los países productores para compensar, con su pregonada capacidad de reserva, la caída de suministro provocada por la guerra en Libia o el recurso a la reserva estratégica para compensar ese mismo déficit y, finalmente, el hecho de que desde 2005 la producción no haya superado significativamente los 88 millones de barriles diarios. Argumentos en contra también los hay. Uno de los más pintorescos es la teoría abiótica que cuestiona el origen biológico del petróleo y pretende que se genera continuamente en las entrañas de la Tierra, aunque no aclara muy bien dónde ni a qué ritmo. O que hay mucho petróleo aún por descubrir, aunque hace muchos años que el consumo supera los nuevos descubrimientos o… en fin, que yo no las comparto pero haberlas, las hay. No hay más que buscar en Google.
Los optimistas, entre los que yo hace tiempo que no me cuento, creen que es posible ir sustituyendo los combustibles fósiles y por supuesto y si hace falta también la energía nuclear, por las llamadas energías renovables, fundamentalmente el viento, el Sol y el agua y como consecuencia del pánico que está empezando a provocar la crisis del petróleo, también los biocombustibles producidos a costa de complicar aún más la crisis alimenticia que, naturalmente, también está en marcha. Pero el viento, el Sol y el agua ya eran ya fuentes de energía conocidas y ampliamente utilizadas, cuando el único combustible era la madera de los árboles y eso no impidió que se llegara a poner en riesgo la existencia misma de los bosques de Inglaterra antes de la explotación industrial del carbón. Sustituir la energía que actualmente proporciona el petróleo, sobre todo en las aplicaciones actuales de los combustibles líquidos, por fuentes intermitentes e inseguras no es más que una, otra, fantasía aunque no cabe duda de que, a pequeña escala, las energías renovables pueden contribuir a mantener las luces encendidas.
En el congreso estuvieron también representados los movimientos de ciudades en transición, iniciado y sostenido fundamentalmente en países anglosajones, en las que se han elaborado planes de contingencia para el caso de que se vean afectadas por una carestía persistente de combustibles líquidos. Este movimiento, una de cuyas principales ciudades es Totnes, en Inglaterra, pretende anticipar una sociedad post carbón, reduciendo la necesidad de viajar y la dependencia del exterior, en resumen, poniendo límites a la globalización. Barbastro, con poca huerta, pocos pastos y servicios básicos, como el hospital, en el extrarradio es una ciudad claramente dependiente tanto del petróleo y sus derivados y de la energía eléctrica, que evidentemente no producimos, como de los alimentos que llegan cada día a los supermercados. Creo, sinceramente, que elaborar un plan de contingencia y replantear el urbanismo de la ciudad para hacerla menos dependiente del exterior y menos vulnerable a lo que ha de venir, tendría que ser la principal prioridad de sus habitantes para los próximos años. Quizá tengamos la suerte de que no sea necesario o quizá sea necesario y finalmente no sirva para nada pero no deberíamos dejar de intentarlo.
Y el gobierno, que se ha decidido finalmente a tirar la toalla, tiene que seguir pagando la factura energética a un precio cada vez más alto y con un dinero prestado cada vez más caro mientras los candidatos a las próximas elecciones que esta vez tampoco van a hacer la imprescindible reforma monetaria, nos venderán en una interminable campaña electoral, una vuelta al crecimiento y a los fastos anteriores. Pero antes, en eso también parecen estar todos de acuerdo, nos las harán pasar canutas. Y lo del crecimiento y los fastos ya se verá. Depende de cómo nos portemos.
ECA. Número extraordinario de Fiestas 2011
martes, 7 de junio de 2011
Wirtschaftlichkeit, Versorgungssicherheit und Umweltverträglichkeit(*). Y una de gambas.
Pero es que el anuncio, obviamente, no responde a ninguna reflexión seria sobre la energía ni al propósito del gobierno alemán de apagar, si fuera necesario, el 25% de sus cachivaches eléctricos. Se trata, simplemente, de un guiño de la Sra. Merkel a una parte de su electorado, justamente alarmado por la catástrofe de Fukushima e imbuido de la fantástica teoría del desarrollo sostenible, guiño que, por otra parte, es poco más que un brindis al Sol. Ya veremos, 10 años, en la situación actual, son muchos años, si la disponibilidad de petróleo y carbón y los niveles de CO₂ en la atmósfera permiten, realmente, prescindir de la energía nuclear o si la energía eléctrica necesaria, evidentemente de origen nuclear, puede ser importada sin riesgo de los países vecinos. Si no es así y sigue sin haber alternativas serias, no se cerrarán más centrales que las obsoletas y se abrirán, si aún se dispone de la energía fósil necesaria para construirlas, las que sean necesarias.
(*) Economía, seguridad energética y sostenibilidad ambiental

