sábado, 28 de abril de 2012

Nublado, con riesgo de tormentas...

La prima de riesgo –el diferencial con el bono alemán- pone en aprietos al gobierno que cada vez tiene más dificultades para colocar sus bonos –deuda pública- y pagar sus muchos gastos. Para hacer frente a los vencimientos de la deuda, requisito imprescindible para seguir endeudándose más y más, el gobierno reduce el gasto social y aumenta los impuestos, en abierta contradicción con sus promesas electorales. Así, un gobierno  elegido para salvaguardar conquistas sociales y privilegios que se consideraban imprescriptibles y que se suponían amenazados por la incapacidad del gobierno anterior, se ampara ahora en voluntades ajenas y en la herencia recibida para cercenar cada vez más esos derechos con el inefable argumento de que es la única forma de garantizarlos en el futuro. Mientras tanto el número de parados en España ha roto, una tras otra, todas las barreras sicológicas. Hemos pasado de los cuatro millones, cifra que parecía anunciar el apocalipsis, a los cinco millones y probablemente no tardaremos en llegar a los seis pero, eso sí, el gobierno, el ministro Guindos, al menos, cree que no llegaremos al 25% que, por cierto, es el nivel máximo que alcanzó en Estados Unidos durante la Gran Depresión,  aunque estemos ya en el 24 y pico y Rajoy acabe de admitir, cualquiera sabe con que base, que esta legislatura generará medio millón de nuevos desempleados. Ni la coherencia entre los discursos ni, por supuesto, la verdad –la única que podrían decir, si tuvieran algún interés, es que no tienen la menor idea de por donde les llega el aire ahora ni, mucho menos, por donde les va a soplar en los próximos meses- juegan ningún papel en la política actual. Lo único que les interesaba, a los del PP, como, en su momento, a los del PSOE, era llegar, como fuera, al poder aprovechando la mala, malísima, coyuntura económica y las sonadas meteduras de pata del gobierno anterior. Todas sus promesas electorales, incluso las compatibles con su ideología como la de no subir impuestos se han quedado en nada, como era de esperar, pero el poder que buscaban ya lo tienen, salvo imprevistos, por un largo período de tiempo. Un poder que utilizarán, en primer lugar, en su propio beneficio –la raison d'être de cualquier gobierno es, en primerísimo lugar, la transferencia de recursos de los gobernados hacia los gobernantes-, en segundo lugar en beneficio de los intereses que representan que son los de los bancos y el gran capital financiero internacional, la iglesia católica, cuando les conviene y determinadas oligarquías de la derecha tradicional y finalmente y alterando el orden de sus propias prioridades, para intentar que las cosas no le vayan, a la gente, tan mal como para poner en peligro su permanencia en el poder.