martes, 6 de septiembre de 2011

Y llegó septiembre

Cada día que pasa parece menos probable que 'vayamos a retomar la senda del crecimiento', por citar, literalmente, el mantra favorito de la ministra de Economía y Hacienda y más o menos aproximadamente, de casi todos los políticos con mando en plaza o pretensiones de este país. Tampoco parece que el PSOE vaya a ganar las próximas elecciones y menos, como parece que se han propuesto, a base de encantamientos, de viejas fórmulas de supuesta justicia redistributiva y de explotar la imagen de... Rajoy, así que ¿no sería mejor que cogieran el toro por los cuernos y se convirtieran en abanderados de una nueva forma de entender la economía y de hacer política? De una nueva visión que reconozca la existencia de una profunda y quizá irreversible crisis, sobre todo energética pero también financiera, política y social con una alta probabilidad de obligarnos a reconsiderar muchos supuestos –que las estanterías de los supermercados estarán siempre llenas, por ejemplo- y en nuestro caso, de poner punto final al modelo, construcción + turismo, en el que se ha basado nuestro particular estado del bienestar y que, equivocado o no, parece ya agotado y sin sustituto a la vista. Una crisis que será presumiblemente devastadora y tanto más cuanto más tiempo pierdan en hacer como que creen o en hacer creer a otros que se va a arreglar sin más que dejar pasar el tiempo o aplicar unas recetas que nadie se toma en serio, pero que también será el principio de algo distinto. Y explicarle a la gente que las cosas ya nunca serán como fueron antes y reconocer, de una puñetera vez, que metieron muchísimo la pata, aunque sólo porque no sabían y a duras penas saben ahora, lo que estaba pasando. E intentar diseñar y proponer políticas que permitan mantener las luces encendidas y un mínimo de orden mientras se produce el, doloroso, parto de un mundo nuevo y quizá, a muy largo plazo, mejor. En fin, algo sensato y que la gente pueda entender y tomarse en serio y no tanta monserga sobre un crecimiento imposible y un estado de bienestar insostenible que no lleva ya a ningún lado. La gente, incluso la que aún no tiene problemas, empieza a estar harta y lo más probable es que el día 20N -menos mal que no han puesto las elecciones el 18J- esté harta del todo. En fin, que yo les recomendaría que se asomaran un poco a la ventana y dejaran de preocuparse por lo que pensarán los gestores de los fondos de inversión o por si Chaves, Bono o  Guerra se presentarán, o no, a las próximas elecciones. Hay todo un mundo fuera de los despachos ministeriales y de las covachuelas de Ferraz –y de Génova- y cuanto antes lo descubran mejor para todos.