Como aquí es casi imposible pasar un día sin un problema u otro, ayer nos llamó Mila, a la que habían llamado los del apartamento para decirle que teníamos que irnos el viernes a otro, de cuatro habitaciones -sic- en la quinta puñeta porque el nuestro lo tenían alquilado a otros a partir del día 10. Un par de empleados del dueño han estado, efectivamente, esta tarde en el apartamento con esa pretensión en un momento en que estábamos solos N y yo. Aunque la cosa ha empezado bastante mal y tanto ellos como yo hemos levantado algo la voz, finalmente hemos llegado a una solución de compromiso que consiste en que nos quedamos hasta el 11 a las 12. En realidad a ellos les ha parecido un compromiso pero esa era precisamente la fecha y hora en que teníamos pensado marcharnos, así que todos contentos. Parte del éxito de la negociación hay que atribuírselo a N que ha dejado en su diario esta versión del incidente:
Hoy me he levantado, me he vestido, me he puesto unos pantalones grises y un jersey gris y una camisa rosa. Mi hermana me ha hecho una coleta con cuatro gomas de colores , luego he ido a pasear, luego he ido a un restaurante, hemos comido muy bien. Estaba yo con papá y han venido un señor y una señora y han dicho que teníamos que irnos del apartamento a otro sitio y he ayudado a papá y ya nos podemos quedar y papá me ha dejado ver la tele y ahora estoy escribiendo en mi diario, pero no me ayuda mamá.