Ni ayer ni anteayer, sábado y domingo, hubo nada que destacar, al menos relacionado con las cuestiones legales y burocráticas que afectan a este proceso, aunque, si le preguntáramos a n. mencionaría, sin duda, un paseo a caballo, en un poni llamado роса -rosa- y el hecho de que comió, los dos días, en un Mac Donalds.
Hoy, lunes, continuamos en tiempo muerto. La jueza se va a tomar el día para estudiar los papeles y alegaciones que le han presentado y mañana -las ha vuelto a citar para las 10 de la mañana- les comunicará si mantiene la fecha del 23 -para el juicio de adopción- o la adelanta, que es lo que pretendemos. Al menos no les ha dicho que no.
A estas horas, 14:45 del día 15, aún no aparece en la Web del parlamento el orden del día de la sesión del día 16, así que aún no es posible saber si van a debatir nuevamente, o no, la cuestión de la moratoria. Por la mañana, antes de ir al juzgado, S, N y Mila han estado con la notaria para extender un poder y le han enseñado el texto aprobado el día 2, por si ella podía aclararles algo sobre su alcance. Después de leerlo les ha dicho que tampoco lo entendía y que, conociendo el percal, podía pasar cualquier cosa. Que es lo que yo suponía.
lunes, 15 de noviembre de 2010
Segundo fin de semana (S.)
El viernes recogimos a la pequeña en el internado y fuimos a visitar a la mayor en el hospital Todo ello después de hacer una visita al Juzgado, donde me enfadé un poco porque la fecha de juicio que nos señalaban me pareció muy remota. No podemos permitirnos que pasen los días. Esto, con la moratoria sobre nuestras cabezas, es una carrera contra reloj. Así que fui al Juzgado, quizá con demasiado ímpetu, al menos para el gusto de Mila. La juez estaba en un despacho austero, un par de mesas y alguna silla, ni libros ni expedientes a la vista. Parece un ama de casa española de los años cincuenta, con la permanente hecha días atrás. Me mira de arriba abajo mientras habla Mila, que le explica que soy abogado y que quiero enterarme de todo y le cuenta el problema que tenemos con la ley, etc. N interviene también, no sé si traducen todo lo que estoy diciendo pero conseguimos que nos atienda y que nos cite para el lunes. Bueno, ya con la niña en el coche, de vuelta a Kiev intentamos ver las cosas de otra manera. Subimos por las escaleras del edificio en el que nos alojamos, los porteros, que son varios y se van turnando, ya nos conocen. Según Mila son ocho y protegen a una especie de mafioso que vive aquí. N se asustó algo cuando se lo conté el primer día, pero ahora ya nos estamos haciendo a todo, aunque no nos apoyamos en el pasamanos ni hemos vuelto a intentar subir en el ascensor. La niña abre la puerta y suspira cuando entra, por fin...luego, claro, va directa a la tele.
El sábado la niña dijo que había que ir a poner velitas a la Iglesia, por papá y por la abuela y por su hermana. Hicimos alguna foto y le tuve que advertir que esa es zona de silencio, de más silencio, porque Kiev es la ciudad más silenciosa que conozco. En la calle se oyen los coches, pero no a la gente que habla muy bajo, en los restaurantes comen en silencio, en las colas se guarda silencio… me recuerda a los ejercicios espirituales de mi infancia. Mi tono de voz resulta demasiado estridente aquí, aunque yo creo que hablo normal. N me hace señas constantemente para que baje la voz. Hemos ido a la avenida Kreshatik, que es peatonal todo el fin de semana y la niña quería hacerse fotos en los mismos sitios que la semana pasada. Y cerca de la estatua de un caballo, que la tiene obsesionada porque quiere subirse a toda costa, había un tipo vestido de negro, con un par de dientes de oro, que nos invitó a hacernos una foto, disfrazadas con unos vestidos de época y metidas dentro de una carroza antigua. La niña empezó a botar de alegría y nosotras torcimos el gesto porque los trajes en cuestión daban horror de rozados y deshilachados y cualquiera sabe el tiempo que llevaban sin estar en contacto con el agua y el jabón. Al final, tanto insistió que dejamos que se pusiera ella un traje rosa y sombrero y esperamos haciéndole fotos nosotras mientras aguardábamos turno porque había público. El tipo de los dientes de oro le hizo varias fotos y claro en lugar de una compramos dos porque estaba monísima y el traje hasta parecía algo. Fuimos a un Macdonals e hicimos cola en silencio. Otra cosa curiosa: nadie intenta colarse, espera todo el mundo pacientemente en silencio, no hay empujones ni se forma bulla. Por la tarde fuimos hasta la cuesta de San Andrés y compramos alguna que otra potra en el mercadillo, enorme, en el que se venden cosas más o menos típicas de Ucrania: un silbato de madera, que es un gato, unas gallinas que comen cuando se mueve el artefacto en el que descansan, una matriusca-palillero...La niña llama a papá y le cuenta todas las fotos que se ha hecho y se olvida de preguntarle por el ojo. Coge el teléfono otra vez y le pregunta ¿cómo va el ojo?...
Todo está tranquilo. Con el Macdonals y las fotos ya es feliz. Pero, además, el domingo por la mañana, detrás de la iglesia de San Miguel, había un par de ponis y los niños hacían cola para montar. Hacemos cola, breve y civilizada porque la niña, claro, quiere montar. Delante de nosotros sube al caballito un niño gordito de mofletes sonrosados y la niña protesta porque el pobre animal va con la lengua fuera, no deberían dejarlo subir, mamá, no es justo...pero el gordito sube y luego le va a tocar a ella y no para de decir que el caballo va a estar cansado cuando le toque...Hay que hacer fotos, claro, que luego se las enseñará a papá, que si no, no se lo va a creer, y en el internado: es tan importante conservar el momento como vivirlo. Cuando baja del caballo ha aprendido ya lo que es el trote y ya sabe unas cuantas palabras más: paseo, trote, galope...según ella el que guiaba el caballo ha soltado las riendas un momentín, así dice, pero no ha tenido miedo. ¡Qué suerte hemos tenido! repite otra vez y ya dice que no va a pedir nada más en toda la mañana... Después de comer hacemos el equipaje, hay que volver al internado, está triste, pero vamos a la cocina para vaciar, casi, la nevera y que se lleve todo lo que le gusta: Esto la anima y mira todo lo que le voy poniendo y empieza a decir que qué buena comida y a compararla con la comida del internado. En el coche, de vuelta, habla poco. Vamos a ver a la mayor que está algo decaída y le llevamos también una bolsa con cosas. La pequeña la abraza un buen rato. Al llegar al internado nos reciben dos niñas que no estaban el pasado fin de semana y que se abrazan a las piernas de la pequeña. Habían estado en el hospital y por eso no las conocíamos. Una es tan menuda, la pobre y tan flaquita que casi no se ve, pero sonríe y está encantada de que le hagan fotos y hasta se pone de lado y levanta la carita mirando a la cámara. La otra, algo más alta, lleva unas gafas de cristales gruesos, muy grandes, que le tapan casi la cara. La niña le da besos y la coge en brazos y le hace fotos y le dice algo al oído y la niña, desgarbada y de carita triste, viene hasta mí y me dice hola y me sonríe. Cuando ya lleva hechas no sé cuántas fotos y decimos que nos vamos, la niña de las gafas me toca el brazo y me dice "abios" y nos acompaña hasta la puerta. Ah se me olvidaba, claro está, les ha enseñado a sus amigas las fotos del caballito. El regreso no es muy alegre. N decide que vamos a dar una vuelta por Kreshatik, antes de encerrarnos en el apartamento. Hay luces de colores adornando la avenida y bandas de música, nada que ver con el lúgubre aspecto de la sala del internado en el que acabamos de dejar a la niña. La calle está llena de gente, hay un ambiente agradable, pero ni una voz...hasta la banda que está tocando Yesterday, de los Beatles, lo hace como con sordina. Y así acabamos el día. Mañana al juzgado. S.
viernes, 12 de noviembre de 2010
Noveno día
Hoy ha sido otro día movido. A primera hora de la mañana una de las inspectoras que están interviniendo en este proceso, la que se parece a Sofía Loren, se ha entrevistado con la Juez para intentar convencerla de que adelantara el juicio y de que recibiera, unas horas después, a Mila. No ha conseguido lo primero aunque sí lo segundo. Entre tanto y en una de mis visitas de rutina a la página Web de la Rada Suprema –parlamento- he visto que desmintiendo la idea, que circulaba por medios próximos al departamento de adopciones, de que no iba a haber sesión plenaria hasta bien entrado diciembre, han convocado una para los días 16 al 19 de este mismo mes, es decir, de martes a viernes de la próxima semana. Esto está muy lejos de ser una buena noticia, ya que abre nuevamente la posibilidad de una segunda y ¿definitiva? lectura del dichoso proyecto de moratoria, antes de que se celebre el juicio. Se lo he dicho a Mila, más que nada para que fuera consciente de la importancia de conseguir un adelanto, pero no ha servido para nada. La juez ha sido insensible a sus argumentos y se ha ratificado en la convocatoria para el día 23.
Al final de la mañana S, N y Mila se han presentado en el juzgado para ver a la juez y volver a insistir y, si bien tampoco han conseguido modificar la fecha, la juez no parece darle demasiada importancia a lo que pase en el parlamento y cree que los trece días que median entre la entrega de los papeles y el juicio es un plazo más que razonable, sí que han conseguido que se comprometiera a recibirlas de nuevo el próximo lunes, día 15. Parece ser que también faltaban algunos papeles –aquí siempre faltan papeles- y que la juez o los funcionarios del juzgado, alegaban que habría dificultad, si se acortara el plazo previsto, para convocar a todos los que deberían estar presentes en el juicio. Van a intentar también que les dejen colaborar en la convocatoria, llevándola en mano a dónde sea necesario.
Mila ha hablado con alguien que conoce a un diputado de la Rada y le ha dicho que lo más probable –sic- es que la moratoria no entre en vigor hasta enero. La verdad es que nadie parece tener ni idea y que puede pasar cualquier cosa, así que ya veremos en que acaba todo esto. Y cuándo.
Por la tarde han ido a buscar a n y a E para que pasen el fin de semana con ellas pero a E, que aún sigue en el hospital y parece haber tenido alguna complicación estos últimos días, no le han dejado salir. He hablado con las dos, E parecía algo apagada y n, que no sabe nada de todo este embrollo, feliz de haber salido por unas días –dos- del orfanato.
Octavo día
Hoy las cosas han ido bien y no tan bien. El asunto del certificado de Interpol ya está resuelto. Tal y como estaba previsto, ha llegado al Departamento de Adopciones y también los papeles que tenía que firmar la Inspectora. Parece que con eso está, salvo complicaciones de última hora, el expediente completo y nosotros esperábamos que se señalara, como fecha de juicio, a más tardar el próximo martes día 16. Pues no. En principio la fecha señalada es el siguiente martes, día 23, aunque mañana Mila y la inspectora, que parece estar de nuestra parte, intentarán conseguir un adelanto. Es verdad que se trata sólo de siete días más, pero son siete días que S y N tienen que quedarse en Ucrania, cuando esperaban volver el 18 o, lo que probablemente van a hacer, volver a España para ir allí otra vez el 22 y también supone siete días más con la amenaza de que la moratoria paralice todo el proceso, asunto este tanto más preocupante, cuanto que ya hay, al menos, una funcionaria -la inspectora- que se ha dado por enterada del tema -hasta ahora ningún funcionario lo había mencionado- y ha hecho llegar a Mila su preocupación por que el asunto vaya lo más deprisa posible.
En fin, esperaremos a mañana. Entre tanto he aquí un texto de S.
La mañana es preciosa, un sol extraño en esta época del año aquí y un cielo limpio y azul. Mila no llama. La llamo yo y me dice que, de momento, no le hago falta para nada. Decidimos salir, aquí en el apartamento aumenta la sensación de inutilidad. Vamos hasta la plaza de las iglesias, N no sabe cómo se llama ésta preciosa de torres doradas y pintada de azul intenso: se educó, me dice, en la " religión" del ateísmo y no sabe una palabra de todo esto. Cuando entramos hay un cura de espalda, delante de un atril en el centro del tempo cantando aleluyas, es lo único que entiendo. N tampoco me sabe explicar el rito por lo del ateísmo. Hay varias chicas jóvenes con la cabeza algo agachada siguiendo el rezo, llevan pañuelo atado a la cabeza. Cogemos unas velitas para poner en las palmatorias doradas, mi amiga empieza a explicarme el significado porque si se colocan a la izquierda son para rezar a los parientes difuntos para que nos ayuden y si es a la derecha se reza para pedir por los vivos a Dios, pero por su problema de educación no está segura y no quiere equivocarse con la derecha y la izquierda así que quiere preguntarle al monje que vende las velas, pero le da algo de apuro no saber eso y se lo pregunta a la limpiadora que está sacando brillo al suelo con un trapo enorme que mueve con un palo. La limpiadora le dice que da igual un lugar que otro. Se quedan ahí nuestras velitas cerca del centro donde el cura sigue cantando con una voz muy agradable.Cuando salimos veo a Mila a lo lejos y la llamo a gritos, algo que no es corriente aquí, la gente habla suave y más cerca de estos lugares. N dice que esto es una buena señal, o lo digo yo, qué más da. Va a hacer fotocopias de algo que ha tenido que modificar. Vamos con ella porque además necesita que le firme algo. El lugar de la fotocopiadora es extraño: parece una oficina de banco de las de hace veinte años de España: hay ventanillas y por una de ellas pide las fotocopias, se las hacen con mucha ceremonia y lentitud. Salimos para ir al Departamento de adopción. Mila pasa por delante de la escultura que hay enfrente en la que un joven, rodilla en tierra, pide matrimonio a una dama y me explica que hay que tocar un escarabajo que hay en la espalda del joven porque trae suerte. Ella ya lo había tocado antes, pero me lo enseña y repite y yo también, claro. N va detrás subida a sus tacones de vértigo y no se ha enterado, pero frota también el escarabajo. Luego me dice por detrás y bajito ¿por qué esto? con una voz extrañada que significa, más o menos, estáis taradas, yo se lo explico y me dice "claro, claro muy bien". Entramos al departamento, cutre y desangelado. Se entra por una puerta trasera estrecha. Hoy vamos a la planta baja. Hay que esperar en la escalera o en un sillón situado delante de unos servicios. En el techo hay dos plafones uno roto y sin luz y el otro roto también y con una sola bombilla. El techo es bajo, el pasillo estrecho. Es un sitio lúgubre. Sale la encargada, una mujer enorme y ancha que tiene que inclinarse para pasar por la puerta y hay que esperar. Hay cuatro o cinco facilitadoras más, todas con una carterita parecida, como de seguidores de Jehová, casi todas se llaman Natasha, otra señal. Estaba esperando el marido de Mila, que se llama Nicolay, como mi tío, hay tantas señales...Nicolay es un hombre de rostro apacible, muy cariñoso, que me pregunta por ojo de mi marido y me da ánimos. Mientras esperamos, del servicio de enfrente sale un señor con una especie de estructura de hierro al hombro, larguísima que no acaba nunca, me quedo atónita y recuerdo el camarote de los hermanos Marx, en el que cabía de todo. Parece, aclara Mila, que además del servicio, hay allí otro pasillo que comunica con alguna otra dependencia. Menos mal. Ya he dicho que hoy estaba optimista. Después de un rato de espera, la mujer enorme vuelve y al final quedan presentados los papeles y salimos de allí justo a la hora que cerrar.
Comemos en el restaurante de debajo del apartamento las tres. Es un sitio agradable. Ya me conocen. Comemos rápido porque Mila tiene que ir al Juzgado. Me está gustando la comida ucraniana. Lo pruebo todo, mejor y más variada de lo que pensaba, otro día comento algún plato. Nos vamos a casa. Por la tarde hemos ido hasta la plaza de la Independencia a ver a una amiga de N. Esperando allí, me llama Mila y me cuenta algo que me pone a cien. Tengo que contenerme porque este no es mi país y aquí todo va a otro ritmo. Ha habido un problema tonto, le piden más fotocopias de las que ha llevado y no tiene copia de todo el expediente para reponer lo que sea. No lo entiendo, pero ella no entiende por qué no lo entiendo, un diálogo de besugos, claro. Al final parece que lo va a solucionar, o no, nunca se sabe. Yo me ofrezco para hacer todo lo que sea, ya estaría hecho si pudiera hacerlo yo, pero hay que seguir el cauce establecido. Por ejemplo, había que pagar algo, parece que una tasa, en el Juzgado, pero la funcionaria no sabía cuánto y ha mandado a Mila al banco para que preguntara cuánto pagaban en casos como éste y que pagara eso: ¡toma sistema!. He dicho que estoy optimista y se me pasa pronto el cabreo, sobre todo cuando me explica que mañana irá la inspectora al Juzgado a terminar todo. La conocimos el viernes, se parece muchísimo a Sofía Loren en sus mejores años y parecía decidida y eficaz. Nos hemos ido a casa y mañana será otro día. Esto fue el día 10
Comemos en el restaurante de debajo del apartamento las tres. Es un sitio agradable. Ya me conocen. Comemos rápido porque Mila tiene que ir al Juzgado. Me está gustando la comida ucraniana. Lo pruebo todo, mejor y más variada de lo que pensaba, otro día comento algún plato. Nos vamos a casa. Por la tarde hemos ido hasta la plaza de la Independencia a ver a una amiga de N. Esperando allí, me llama Mila y me cuenta algo que me pone a cien. Tengo que contenerme porque este no es mi país y aquí todo va a otro ritmo. Ha habido un problema tonto, le piden más fotocopias de las que ha llevado y no tiene copia de todo el expediente para reponer lo que sea. No lo entiendo, pero ella no entiende por qué no lo entiendo, un diálogo de besugos, claro. Al final parece que lo va a solucionar, o no, nunca se sabe. Yo me ofrezco para hacer todo lo que sea, ya estaría hecho si pudiera hacerlo yo, pero hay que seguir el cauce establecido. Por ejemplo, había que pagar algo, parece que una tasa, en el Juzgado, pero la funcionaria no sabía cuánto y ha mandado a Mila al banco para que preguntara cuánto pagaban en casos como éste y que pagara eso: ¡toma sistema!. He dicho que estoy optimista y se me pasa pronto el cabreo, sobre todo cuando me explica que mañana irá la inspectora al Juzgado a terminar todo. La conocimos el viernes, se parece muchísimo a Sofía Loren en sus mejores años y parecía decidida y eficaz. Nos hemos ido a casa y mañana será otro día. Esto fue el día 10
Nota: La estatua que se menciona en este texto es la del post anterior.
jueves, 11 de noviembre de 2010
Interludio: sexto y séptimo días
La frenética actividad de los primeros días ha dado paso a un tiempo de espera que S y N han dedicado a intentar montar y desmontar el sofá, tarea para la que los hombres estamos mucho más cualificados y a recorrer la ciudad. También han acompañado a Mila mientras llevaba a cabo algunos de los últimos trámites, antes de que se señale fecha para el juicio, cosa que esperábamos que ocurriera hoy, pero que quizá ocurra mañana. El certificado de Interpol, enviado ayer por correo, no ha llegado aún a su destino y también esperamos que llegue mañana. En fin, que estamos en un compás de espera y pendientes, entre otros detalles, del proyecto de Ley -moratoria-, cuyo texto está mucho más claro -suspende temporalmente las adopciones por nacionales de países que no hayan firmado un convenio bilateral con Ucrania- que el momento y la forma en que entrará en vigor. He aquí la transcripción, extraída del acta de la sesión del 2 de noviembre, de un fragmento de la intervención del Presidente de la Rada, Mr. Lytvin, antes de pasar a la votación -por cierto, el proyecto fue aprobado sin votos en contra ni abstenciones-:
Прийняти зараз цей законопроект за основу, запропонувати уряду внести угоду, не говорити, а внести угоду. Коли буде угода, ми її ратифікуємо, закон ліквідуємо в першому читанні. Тому сьогодні немає жодних перепон для прийняття пропозицій, які йдуть від уряду, давайте ці пропозиції. (*)
Yo he utilizado el traductor de Google, tanto al español como al inglés o al francés y en ninguno de esos idiomas tiene ese párrafo, por más que intento mejorar la traducción, el menor sentido. Ya, ya sé que la traducción de Google es lo que es, pero lo mismo me han dicho los ucranianos –ucranianas- que conozco, entre los que los hay con suficiente formación para comprender un texto jurídico.
Así que sólo cabe esperar que la interpretación optimista, lo que se ha aprobado es simplemente una base para ulteriores discusiones –lecturas- o, en el peor de los casos, para ser desarrollada por el gobierno, sea la correcta y que la tramitación se prolongue más allá del 10 de diciembre, fecha en la que, si todo va como hasta ahora, ya estaremos de vuelta.
Pero claro, el texto anterior no permite, en modo alguno, dejar de lado la hipótesis inicial que es que la moratoria es ya una Ley que sólo requiere la firma del Presidente de la República, que tanto puede tardar un mes –no he encontrado por ninguna parte el plazo que tiene para eso- como firmarla mañana, en cuyo caso… Bueno, de momento, todo esto es hablar por hablar. Nosotros seguimos a lo nuestro y a ver si hay suerte.
(*) He aquí la traducción directa de Google al inglés –la traducción al español es aún más ininteligible- y una posible versión, en la línea moderadamente optimista, que supone que la cuestión debería ser tratado en una sesión posterior que no está programada, al menos, en las próximas dos semanas. Tengo también una versión pesimista pero mejor no la pongo.
Take out the bill as a basis, the Government propose to make an agreement not to speak and make a deal. When will the agreement, we ratify it, liquidate the law in first reading. So today there are no obstacles to the adoption of proposals, which run from the government, let these offers.
Tomen el proyecto de Ley como una base, el Gobierno propone llegar un acuerdo y cuando lo alcancemos, aprobar la Ley en primera lectura. Hoy no existen obstáculos para la adopción de las propuestas que llegan desde el gobierno en estas condiciones.
Foto: Monumento a Prony Prokopovne y Golokhvastov Svirid, delante del Ministerio de Juventud Familia y Deporte de Ucrania y muy cerca del Departamento de Adopciones, en la Cuesta de San Andrés.
Foto: Monumento a Prony Prokopovne y Golokhvastov Svirid, delante del Ministerio de Juventud Familia y Deporte de Ucrania y muy cerca del Departamento de Adopciones, en la Cuesta de San Andrés.
martes, 9 de noviembre de 2010
Cuarto y quinto días.
En la madrugada del 7 de noviembre -24 de octubre en el calendario Juliano, entonces vigente- de 1917, Vladimir I. Lenin llegó al soviet de Petrogrado para encabezar la revolución de Octubre, segunda y definitiva fase de la revolución bolchevique que había empezado en febrero de ese mismo año…
El 7 de noviembre de 2010 un grupo relativamente numeroso de nostálgicos del PCUS estaban congregados en la Plaza de la Independencia de Kiev, bajo un mar de banderas rojas en una espléndida mañana de domingo. De los discursos sólo entendí las palabras Tovarichi –camaradas- que era con mucho la que más se repetía y Pravda -verdad-, pero el tono y el ambiente: viejos camaradas y viejos oradores ondeando viejas banderas y coreando viejas consignas, eran de lo más kitsch. Hace unos años, el 7 de noviembre en la Unión Soviética era como el 18 de julio en España en tiempos de SE. Ahora los paseantes, yo entre ellos, se entretenían sacando fotos de los congregados y luego iban a lo suyo. La mayoría, por cierto, pareció tener la misma idea que nosotros que, a requerimiento insistente de N. habíamos pensado ir a comer al McDonalds que hay en esa misma plaza. Cuando llegamos, naturalmente, estaba lleno y una Dievushka le dio un globito ‘happy meal’ a N. por ser la más pequeña y a mí seguramente por la mala cara que ponía. El caso es que, ya con el globo en la mano, convencimos a N, E ya lo estaba, de que sería mejor ir a comer a un sitio más despejado y de que con el globito ya tenía suficiente para convencer a sus amigas, cuestión que le parecía muy importante, de que había estado en el McD.
Este lunes las cosas han ido bastante bien. S, yo ya estoy en Barbastro, ha conseguido, gracias a la colaboración de la Embajada y la Interpol Españolas y de un amigo de Mila que es amigo de alguien que conoce a alguien en el lugar oportuno, resolver el problema del certificado de Interpol, que ya ha aparecido, ha sido firmado y enviado, por correo, no todo iban a ser facilidades, de manera que llegará a su destino, el Departamento de Adopciones, el miércoles o el jueves. Con eso y otro papel que tiene que firmar la inspectora con la que estuvimos el viernes pasado ya estarán, o eso parece, todos los documentos necesarios para que nos den una fecha para el juicio que podría ser a principios de la semana que viene. Esta tarde ha llegado N desde Barbastro. Eso también es una buena noticia.
El 7 de noviembre de 2010 un grupo relativamente numeroso de nostálgicos del PCUS estaban congregados en la Plaza de la Independencia de Kiev, bajo un mar de banderas rojas en una espléndida mañana de domingo. De los discursos sólo entendí las palabras Tovarichi –camaradas- que era con mucho la que más se repetía y Pravda -verdad-, pero el tono y el ambiente: viejos camaradas y viejos oradores ondeando viejas banderas y coreando viejas consignas, eran de lo más kitsch. Hace unos años, el 7 de noviembre en la Unión Soviética era como el 18 de julio en España en tiempos de SE. Ahora los paseantes, yo entre ellos, se entretenían sacando fotos de los congregados y luego iban a lo suyo. La mayoría, por cierto, pareció tener la misma idea que nosotros que, a requerimiento insistente de N. habíamos pensado ir a comer al McDonalds que hay en esa misma plaza. Cuando llegamos, naturalmente, estaba lleno y una Dievushka le dio un globito ‘happy meal’ a N. por ser la más pequeña y a mí seguramente por la mala cara que ponía. El caso es que, ya con el globo en la mano, convencimos a N, E ya lo estaba, de que sería mejor ir a comer a un sitio más despejado y de que con el globito ya tenía suficiente para convencer a sus amigas, cuestión que le parecía muy importante, de que había estado en el McD.
Por la tarde tuvimos que dejar a E en el hospital y a N en el Orfanato. Ya habíamos estado en ambos sitios el jueves, pero N. insistió en enseñarnos su habitación y presentarnos a sus amigas y fuimos hasta la residencia de niñas. Desde luego lo que aquí no falta es espacio. El orfanato está en una zona muy arbolada y consta de edificios dispersos aquí y allá. En uno comen, en otro estudian, en otro están los niños y en el que fuimos las niñas. La verdad es que no nos causó buena impresión. Ya empezaba a anochecer y el sitio era bastante triste. Muebles en no muy buen estado, unos pocos videos, menos libros o cuentos y unas cuantas niñas retozando por viejos sofás con un aire bastante más apagado de lo que cabría esperar en una residencia infantil. N volvió a preguntar que por qué no nos íbamos ya juntos a casa y nosotros nos fuimos de allí algo deprimidos. A la salida vimos unos columpios y toboganes nuevos. E. nos dijo que los habían puesto los americanos.
domingo, 7 de noviembre de 2010
Segundo y tercer días
Ayer tuvimos un día muy ajetreado entre gestiones incomprensibles y atascos, tanto burocráticos como automovilísticos. Cruzar uno de los puentes sobre el Dniéper en coche, a las 5 de la tarde, nos costó dos horas y resolver el dichoso asunto del certificado de la Interpol, a pesar de la más que eficaz colaboración de la Interpol española, tuvimos que llamar nosotros, que lo volvió a reenviar por tercera vez y por correo electrónico, nos llevó todo el día y aún sigue sin resolver. Supongo que en cualquier momento, el problema se resolverá solo y de forma tan inexplicable como se presentó.
La invitación para conocer a N y E llegó a las 12 de la mañana en vez de a las tres de la tarde, lo que nos permitió adelantar también la visita al notario a dónde había que ir para preparar la petición. Por cierto que no era notario sino notaria, también muy guapa y hacía ella sola el trabajo que en España hacen el notario y cinco o seis oficiales. Una vez hecho ese papel hubo que ir a una guardería destartalada en el otro extremo de la ciudad, a encontrarnos con una inspectora -hasta el momento sólo hemos tratado con mujeres- y con las niñas que llegaron allí acompañadas de la directora del orfanato. Las niñas copiaron y firmaron un texto preparado de antemano en el que se decía, más o menos, que daban su consentimiento a la adopción.
Da la impresión, a veces, de que este proceso de adopción es un asunto entre ucranianos, mejor dicho, entre ucranianas y que nosotros estamos aquí de convidados de piedra salvo cuando las cosas se enredan mucho, hay que hacer alguna gestión con las autoridades españolas, firmar algún papel y sobre todo aportar el imprescindible lubricante para toda esta compleja e inextricable maquinaria: el dinero. Por lo demás todo el asunto transcurre en ucraniano, o en ruso, a base de charlas entre Mila y las innumerables funcionarias involucradas, que intercambian confidencias, que poco o nada tienen que ver con nuestro asunto y papeles mientras nosotros esperamos sentados. Cuando hay dónde sentarse, claro.
Las chicas se han quedado con nosotros este fin de semana en el apartamento y gracias a ellas nos enteramos de que un cartel, aparentemente inofensivo, que había en la puerta y al que no le habíamos dado mayor importancia, anunciaba un corte de luz en el edificio el sábado y el domingo de 11 a 17 horas. Paciencia.
Así que esta mañana nos hemos ido a dar un paseo y cerca del apartamento nos hemos topado con una división motorizada de la época soviética, comisarios políticos incluidos, formada al principio de la calle Jressatik, que no parecía demasiado amenazadora, a juzgar por la gran cantidad de gente que había haciendo fotos a los vehículos, que luego han resultado de pega y a los soldados. Los viejos uniformes y vehículos militares rusos hacían juego con los edificios de la calle, algunos de los cuales se construyeron durante la época soviética, después de la última guerra mundial.
Para no llamar demasiado la atención hemos aceptado unas banderitas ucranianas y hemos bajado por la calle, que hoy era peatonal, hasta la puerta del ayuntamiento dónde había toda una concentración de militares jubilados, ancianos, soldados de uniforme, enfermeras, etc. y dónde nos hemos parado al lado de una ucraniana que agitaba su banderita con mucho más entusiasmo que nosotros y que se ha dirigido a mí para decirme algo que, naturalmente, no he entendido. E. me ha dicho luego que me estaba preguntando si sabía yo de que trataba todo aquel jaleo.
Creo que tendré que ir otra vez al oculista, así que, desde el lunes, escribiré desde España lo que me cuente S. que se queda aquí con una amiga para seguir con el papeleo e intentar llegar al juicio lo antes posible.
La invitación para conocer a N y E llegó a las 12 de la mañana en vez de a las tres de la tarde, lo que nos permitió adelantar también la visita al notario a dónde había que ir para preparar la petición. Por cierto que no era notario sino notaria, también muy guapa y hacía ella sola el trabajo que en España hacen el notario y cinco o seis oficiales. Una vez hecho ese papel hubo que ir a una guardería destartalada en el otro extremo de la ciudad, a encontrarnos con una inspectora -hasta el momento sólo hemos tratado con mujeres- y con las niñas que llegaron allí acompañadas de la directora del orfanato. Las niñas copiaron y firmaron un texto preparado de antemano en el que se decía, más o menos, que daban su consentimiento a la adopción.
Da la impresión, a veces, de que este proceso de adopción es un asunto entre ucranianos, mejor dicho, entre ucranianas y que nosotros estamos aquí de convidados de piedra salvo cuando las cosas se enredan mucho, hay que hacer alguna gestión con las autoridades españolas, firmar algún papel y sobre todo aportar el imprescindible lubricante para toda esta compleja e inextricable maquinaria: el dinero. Por lo demás todo el asunto transcurre en ucraniano, o en ruso, a base de charlas entre Mila y las innumerables funcionarias involucradas, que intercambian confidencias, que poco o nada tienen que ver con nuestro asunto y papeles mientras nosotros esperamos sentados. Cuando hay dónde sentarse, claro.
Las chicas se han quedado con nosotros este fin de semana en el apartamento y gracias a ellas nos enteramos de que un cartel, aparentemente inofensivo, que había en la puerta y al que no le habíamos dado mayor importancia, anunciaba un corte de luz en el edificio el sábado y el domingo de 11 a 17 horas. Paciencia.
Así que esta mañana nos hemos ido a dar un paseo y cerca del apartamento nos hemos topado con una división motorizada de la época soviética, comisarios políticos incluidos, formada al principio de la calle Jressatik, que no parecía demasiado amenazadora, a juzgar por la gran cantidad de gente que había haciendo fotos a los vehículos, que luego han resultado de pega y a los soldados. Los viejos uniformes y vehículos militares rusos hacían juego con los edificios de la calle, algunos de los cuales se construyeron durante la época soviética, después de la última guerra mundial.
Para no llamar demasiado la atención hemos aceptado unas banderitas ucranianas y hemos bajado por la calle, que hoy era peatonal, hasta la puerta del ayuntamiento dónde había toda una concentración de militares jubilados, ancianos, soldados de uniforme, enfermeras, etc. y dónde nos hemos parado al lado de una ucraniana que agitaba su banderita con mucho más entusiasmo que nosotros y que se ha dirigido a mí para decirme algo que, naturalmente, no he entendido. E. me ha dicho luego que me estaba preguntando si sabía yo de que trataba todo aquel jaleo.
Creo que tendré que ir otra vez al oculista, así que, desde el lunes, escribiré desde España lo que me cuente S. que se queda aquí con una amiga para seguir con el papeleo e intentar llegar al juicio lo antes posible.
viernes, 5 de noviembre de 2010
Primer día
Ya sé que más de uno está esperando, quiero decir temiendo, otra catástrofe, pero no. Hoy la cosa, salvo un pequeño rifirrafe con una funcionaria ucraniana de la Embajada de España en Kiev, ha adquirido un tonillo burocrático aburrido que no tengo más remedio que reflejar en esta crónica del primer día en Kiev.
Con la luz del día el apartamento, y sobre todo el entorno, parecen otra cosa. Se trata, aparentemente, de una casa que tuvo cierto empaque en algún momento, quizá antes de la revolución y fue transformada después en apartamentos, la escalera es aún la original, los techos son demasiado altos para el tamaño de las habitaciones, tiene unos ventanales bastante pretenciosos y todo el conjunto presenta, en el exterior un aspecto viejo y abandonado. Dentro está razonablemente limpio y en general es habitable y eso es algo que pasa en casi todos los edificios públicos que hemos visitado. Ningún mantenimiento de fachadas pero bastante digno en el interior. En la misma planta que estamos nosotros hay un notario y el portero, que debe dormir allí, ya nos saluda con un cortés Buon Giorno y levantando la mano cada vez que nos ve pasar, sea por la mañana o por la tarde. Tenemos a dos pasos todas las grandes iglesias de Kiev y la zona más visitable de la capital. Quizá, después de todo, no vayamos, aún, a un hotel.
A las 9:20 ha venido Mila, una chica simpática que tiene una hija casada en España y que, aunque no lo parece, ya es abuela. Hemos hablado un poco de las posibilidades de agilizar el proceso, que no parecen muchas y nos hemos ido al departamento de menores dónde había una cola hasta la puerta, cosa que, un punto a favor de los funcionarios ucranianos, no ha impedido que entráramos a la hora prevista en una pequeña oficina atendida por tres o cuatro funcionarias jóvenes y de aspecto amistoso. La ‘entrevista’, propiamente dicha ha consistido en una verificación de los documentos que enviamos este verano y una amigable charla de Mila, en ruso, con dos de las funcionarias. Finalmente una de ellas nos ha leído lo que consta en el expediente de N y E, nos han dicho que si nos parecía bien y si queríamos hacer alguna pregunta. Hemos contestado que sí y que no y con un cortés intercambio de da svidanias y spasibas se dio la entrevista por concluida a los veinte minutos, justos, de haber empezado. En conclusión, que el expediente está bien y que mañana, a las tres de la tarde, nos invitarán, oficialmente, a conocer a las niñas. Queda así, también oficialmente, superado el primer paso ucraniano de este farragoso proceso.
Lo de la Embajada viene a cuento de que, ahora, las autoridades ucranianas quieren verificar la falta de antecedentes criminales de los adoptantes con un certificado emitido por la Interpol que ya solicitamos y fue emitido por la Interpol española hace ya dos meses y enviado a la Interpol ucraniana que a estas alturas aún no lo ha enviado al departamento de adopciones y naturalmente se trata, como no, de un papel imprescindible para poder señalar la fecha del juicio. La embajada española podría, según Mila, desatascar el asunto con un sencillo trámite pero una funcionaria ucraniana que había a la puerta me ha informado de que el cónsul actual ha dicho que esos trámites ya no se hacen. Como el Cónsul no estaba le he dejado una nota y mi teléfono y ya veremos mañana si solucionamos algo.
Por la tarde más papeles en el orfanato de N y una visita al hospital dónde estaba E. Tanto la una como la otra dan por hecho que en cuatro días estarán en casa. No será en cuatro días pero ahora también yo creo que esto acabará bien. Hemos comido con Mila a las cinco de la tarde en un restaurante ucraniano que está debajo del apartamento y hemos dado un paseo por la plaza de la Independencia y aledaños. Aquí a las cuatro ya es noche cerrada así que a las 8 nos hemos vuelto a casa y me he puesto a escribir esto.
Y ¿qué pasa con la moratoria que, teóricamente, debería poner fin a estos procesos? Ni la más mínima mención por parte de nadie. Parece que, al menos en este asunto, la política va a lo suyo mientras la administración sigue su curso. La cuestión parece estar en que la cosa se resuelva antes de que converjan.
Con la luz del día el apartamento, y sobre todo el entorno, parecen otra cosa. Se trata, aparentemente, de una casa que tuvo cierto empaque en algún momento, quizá antes de la revolución y fue transformada después en apartamentos, la escalera es aún la original, los techos son demasiado altos para el tamaño de las habitaciones, tiene unos ventanales bastante pretenciosos y todo el conjunto presenta, en el exterior un aspecto viejo y abandonado. Dentro está razonablemente limpio y en general es habitable y eso es algo que pasa en casi todos los edificios públicos que hemos visitado. Ningún mantenimiento de fachadas pero bastante digno en el interior. En la misma planta que estamos nosotros hay un notario y el portero, que debe dormir allí, ya nos saluda con un cortés Buon Giorno y levantando la mano cada vez que nos ve pasar, sea por la mañana o por la tarde. Tenemos a dos pasos todas las grandes iglesias de Kiev y la zona más visitable de la capital. Quizá, después de todo, no vayamos, aún, a un hotel.
A las 9:20 ha venido Mila, una chica simpática que tiene una hija casada en España y que, aunque no lo parece, ya es abuela. Hemos hablado un poco de las posibilidades de agilizar el proceso, que no parecen muchas y nos hemos ido al departamento de menores dónde había una cola hasta la puerta, cosa que, un punto a favor de los funcionarios ucranianos, no ha impedido que entráramos a la hora prevista en una pequeña oficina atendida por tres o cuatro funcionarias jóvenes y de aspecto amistoso. La ‘entrevista’, propiamente dicha ha consistido en una verificación de los documentos que enviamos este verano y una amigable charla de Mila, en ruso, con dos de las funcionarias. Finalmente una de ellas nos ha leído lo que consta en el expediente de N y E, nos han dicho que si nos parecía bien y si queríamos hacer alguna pregunta. Hemos contestado que sí y que no y con un cortés intercambio de da svidanias y spasibas se dio la entrevista por concluida a los veinte minutos, justos, de haber empezado. En conclusión, que el expediente está bien y que mañana, a las tres de la tarde, nos invitarán, oficialmente, a conocer a las niñas. Queda así, también oficialmente, superado el primer paso ucraniano de este farragoso proceso.
Lo de la Embajada viene a cuento de que, ahora, las autoridades ucranianas quieren verificar la falta de antecedentes criminales de los adoptantes con un certificado emitido por la Interpol que ya solicitamos y fue emitido por la Interpol española hace ya dos meses y enviado a la Interpol ucraniana que a estas alturas aún no lo ha enviado al departamento de adopciones y naturalmente se trata, como no, de un papel imprescindible para poder señalar la fecha del juicio. La embajada española podría, según Mila, desatascar el asunto con un sencillo trámite pero una funcionaria ucraniana que había a la puerta me ha informado de que el cónsul actual ha dicho que esos trámites ya no se hacen. Como el Cónsul no estaba le he dejado una nota y mi teléfono y ya veremos mañana si solucionamos algo.
Por la tarde más papeles en el orfanato de N y una visita al hospital dónde estaba E. Tanto la una como la otra dan por hecho que en cuatro días estarán en casa. No será en cuatro días pero ahora también yo creo que esto acabará bien. Hemos comido con Mila a las cinco de la tarde en un restaurante ucraniano que está debajo del apartamento y hemos dado un paseo por la plaza de la Independencia y aledaños. Aquí a las cuatro ya es noche cerrada así que a las 8 nos hemos vuelto a casa y me he puesto a escribir esto.
Y ¿qué pasa con la moratoria que, teóricamente, debería poner fin a estos procesos? Ni la más mínima mención por parte de nadie. Parece que, al menos en este asunto, la política va a lo suyo mientras la administración sigue su curso. La cuestión parece estar en que la cosa se resuelva antes de que converjan.
jueves, 4 de noviembre de 2010
El viaje
Bueno, pues ya estamos en Kiev y la verdad es que, como casi siempre me ocurre en estos viajes, la cosa no ha estado exenta de complicaciones, en esta ocasión, además, para demostrar que cualquier situación, por mala que sea, es susceptible de empeorar. No sé por qué cuento esto que, en realidad es una cuestión marginal pero como sé que a más de uno o una le hará gracia y ya que me he propuesto escribir una crónica de este viaje, allá va: El lunes, día 1, la mosca que, ocasionalmente, se pasea por delante de mi ojo derecho desde hace un año, como consecuencia de una degeneración normal del cristalino, se había convertido en un enjambre alocado bastante molesto que, si no hubiera estado pendiente el viaje, puede que hubiera dejado correr por algún tiempo, lo que ciertamente y como se verá hubiera sido un grave error. Por si acaso, llamé a mi oculista que me citó para el martes a última hora y después de un examen más largo que de costumbre, me dijo que de ninguna manera podía emprender viaje sin solucionar el problema, salvo que quisiera afrontar el riesgo, prácticamente la certeza, de un desprendimiento de retina en los próximos dos días. Y esto a las 10 de la noche y con la salida prevista para diez horas después. Le expliqué el motivo del viaje y las razones por las que un aplazamiento era imposible, así que, después de hacer alguna llamada, me propuso una sesión de Láser para cauterizar el desgarro a las 7:30 de la mañana siguiente y en San Jorge.
Después de una noche prácticamente sin dormir, aún tuvo que ir S a una farmacia a comprar unas gotas para ganar tiempo yendo con el ojo ya dilatado, llegamos al Hospital, en el mismo Taxi con el que íbamos a ir a Barcelona y con una ligera antelación sobre la hora prevista y tuvimos la suerte de encontrarnos, casi inmediatamente con nuestra buena amiga Teresa que trabaja en la planta de consultas externas. En estas circunstancias siempre va bien encontrar un amigo. El médico, que parecía muy eficiente, apareció poco después y tras otra de esas molestas sesiones de exploración que te dejan prácticamente ciego me hizo sentar delante del Láser y allí me dejó, temporalmente, ciego del todo con los flashes del aparato pero con el desgarro reparado, al menos de momento. Eso sí, me dijo que el enjambre me acompañará durante bastante tiempo, concretamente hasta que me muera, aunque quizá se atenúe algo más adelante. Que no haga esfuerzos, llevamos dos maletas horrorosas, y que no me agache. En fin, el caso es que a las ocho y diez salíamos de Huesca y a las once y veinte, después de la parada de rigor en la Panadella, llegábamos al aeropuerto de Barcelona.
El vuelo ha salido a su hora y ha transcurrido, sin ningún incidente digno de mención, en un avión pequeño y destartalado de la compañía ucraniana de bandera. La comida como de costumbre, se podía comer y nada más y las azafatas amables y muy guapas como la mayoría de las chicas de este país pero me ha dado la impresión de que una de ellas me miraba de forma rara. Probablemente porque he llevado la boca abierta todo el viaje para evitar la sobrepresión sobre el ojo recién operado. En todo caso queda confirmada la idea de que el hombre no se ha hecho para volar y yo menos.
La cuestión de la moratoria sigue abierta aunque, ahora mismo, no parece tan grave como ayer, sobre todo porque es difícil deducir el alcance real del acuerdo adoptado, ya que en la plantilla de la sesión aparece un texto que puede traducirse como ‘aprobado como base’ lo que deja la duda de si es directamente ejecutivo o simplemente una pauta para que el gobierno o el mismo parlamento en una lectura posterior, produzcan la norma que haya de aplicarse. En fin, mañana a las 10 es la cita en el departamento de menores a dónde iremos con Mila y después iremos al orfanato a ver a N y al Hospital a ver a E que tiene una especie de gastritis crónica que aquí, por lo visto tratan con largas hospitalizaciones. Supongo que el fin de semana lo pasará N con nosotros y el lunes y el martes los dedicaremos a hacer algunas gestiones que aún están pendientes antes de que se señale fecha para el juicio.
El apartamento que nos han buscado no es gran cosa. El ascensor no funciona, es asqueroso y te deja dentro con la luz apagada y las puertas cerradas, los pasillos de película de miedo y el portero por lo visto está sólo para uno de los vecinos que es el que le paga, así que hemos tenido que subir las maletas a mano. Menos mal que es un primer piso. Eso sí, está a 100 metros de la Plaza de la Independencia pero, aun así nos iremos a un hotel.
Después de una noche prácticamente sin dormir, aún tuvo que ir S a una farmacia a comprar unas gotas para ganar tiempo yendo con el ojo ya dilatado, llegamos al Hospital, en el mismo Taxi con el que íbamos a ir a Barcelona y con una ligera antelación sobre la hora prevista y tuvimos la suerte de encontrarnos, casi inmediatamente con nuestra buena amiga Teresa que trabaja en la planta de consultas externas. En estas circunstancias siempre va bien encontrar un amigo. El médico, que parecía muy eficiente, apareció poco después y tras otra de esas molestas sesiones de exploración que te dejan prácticamente ciego me hizo sentar delante del Láser y allí me dejó, temporalmente, ciego del todo con los flashes del aparato pero con el desgarro reparado, al menos de momento. Eso sí, me dijo que el enjambre me acompañará durante bastante tiempo, concretamente hasta que me muera, aunque quizá se atenúe algo más adelante. Que no haga esfuerzos, llevamos dos maletas horrorosas, y que no me agache. En fin, el caso es que a las ocho y diez salíamos de Huesca y a las once y veinte, después de la parada de rigor en la Panadella, llegábamos al aeropuerto de Barcelona.
El vuelo ha salido a su hora y ha transcurrido, sin ningún incidente digno de mención, en un avión pequeño y destartalado de la compañía ucraniana de bandera. La comida como de costumbre, se podía comer y nada más y las azafatas amables y muy guapas como la mayoría de las chicas de este país pero me ha dado la impresión de que una de ellas me miraba de forma rara. Probablemente porque he llevado la boca abierta todo el viaje para evitar la sobrepresión sobre el ojo recién operado. En todo caso queda confirmada la idea de que el hombre no se ha hecho para volar y yo menos.
La cuestión de la moratoria sigue abierta aunque, ahora mismo, no parece tan grave como ayer, sobre todo porque es difícil deducir el alcance real del acuerdo adoptado, ya que en la plantilla de la sesión aparece un texto que puede traducirse como ‘aprobado como base’ lo que deja la duda de si es directamente ejecutivo o simplemente una pauta para que el gobierno o el mismo parlamento en una lectura posterior, produzcan la norma que haya de aplicarse. En fin, mañana a las 10 es la cita en el departamento de menores a dónde iremos con Mila y después iremos al orfanato a ver a N y al Hospital a ver a E que tiene una especie de gastritis crónica que aquí, por lo visto tratan con largas hospitalizaciones. Supongo que el fin de semana lo pasará N con nosotros y el lunes y el martes los dedicaremos a hacer algunas gestiones que aún están pendientes antes de que se señale fecha para el juicio.
El apartamento que nos han buscado no es gran cosa. El ascensor no funciona, es asqueroso y te deja dentro con la luz apagada y las puertas cerradas, los pasillos de película de miedo y el portero por lo visto está sólo para uno de los vecinos que es el que le paga, así que hemos tenido que subir las maletas a mano. Menos mal que es un primer piso. Eso sí, está a 100 metros de la Plaza de la Independencia pero, aun así nos iremos a un hotel.
martes, 2 de noviembre de 2010
Preparando el viaje ( y III)
Bueno, pues en el departamento de menores no sabían nada y por lo que parece, una vez que se han enterado, por Mila que, a su vez, se había enterado por mí, de la aprobación de la moratoria mantienen la primera cita, de carácter administrativo, para el día 4. Así que iremos a ver si conseguimos agilizar el procedimiento y que se vea el juicio de adopción antes de que entre en vigor la moratoria lo que, según parece, ocurrirá cuando el Presidente la firme. En todo caso, lo de que la adopción ya no tendrá lugar, si es que eso es finalmente lo que pasa, es algo que no se les puede decir a las chicas por teléfono. No será fácil, pero, también por esa razón, hay que ir.
¿Preparando el viaje?
Después de varios aplazamientos y sin un sólo voto en contra, el Parlamento de Ucrania acaba de aprobar la moratoria... He hablado con Mila, la chica que nos lleva los papeles en Ucrania, para que vaya al departamento de menores a ver si aún hay algo que hacer...
lunes, 1 de noviembre de 2010
Preparando el viaje (II)
No sé aún en que acabará todo esto pero, de momento, lo más estresante son, con mucho, los preliminares. ¿Qué ropa se lleva uno a un país dónde el año pasado a mediados de noviembre alcanzaron los 25º bajo cero y ahora no bajan, ni está previsto que bajen en la semana entrante, de 6 o 7 sobre cero?. Como la cita llegó con sólo una semana de tiempo el apartamento que teníamos previsto está ocupado y ahora nos están buscando otro, pero es lunes y aún no lo tenemos. El día 4 está prevista la entrevista en el Departamento de Menores de Kiev, a dónde ya hemos tenido que enviar un montón de documentos, certificados, informes... pero ahora hay que ir con un papel que necesita la firma de un funcionario que está de vacaciones y que se supone que podrá ser sustituido, e esos efectos, entre hoy y mañana. Lo que no se sabe es que pasará si, finalmente, el papel en cuestión no aparece. Y por supuesto, aún no está en la Web, o yo no he sabido encontrarlo, el orden del día de las sesiones de esta semana ¿incluirán la moratoria? ¿llegarán a debatirla? ¿con qué resultado?. La solución... mañana, o pasado, o...
sábado, 30 de octubre de 2010
Preparando el viaje (I)
El miércoles iremos a Kiev para continuar con los trámites de adopción. El parlamento, la Rada Suprema de Ucrania, tiene pendiente de debate, desde el 21 de mayo de este año, un proyecto de Ley que, en caso de ser aprobado, establecería una moratoria para la adopción, de niños ucranianos, por nacionales de países sin convenio bilateral con Ucrania, es el caso de España, de manera que, si eso ocurre antes de que se vea el juicio de adopción, el viaje no habrá servido para nada. El motivo aducido en la nota explicativa, es la falta de control posterior del estado ucraniano sobre sus nacionales acogidos por familias extranjeras, probablemente debido a que algunas de las familias adoptantes han incumplido, en el pasado, su compromiso de registrar a los niños en el consulado o la embajada de ucrania en su país o de informar periódicamente a las autoridades ucranianas sobre su estado de salud, nivel de integración, estudios, etc.
miércoles, 29 de septiembre de 2010
Huelga general.
La huelga ha pasado sin pena ni gloria. Lo que digan los sindicatos no es más que publicidad de los sindicatos y lo que dice el gobierno hace ya algún tiempo que está desconectado de la realidad. Lo único cierto es que, si había alguna cuestión pendiente antes de la huelga, seguirá pendiente después de la huelga.
domingo, 16 de mayo de 2010
Crisis, crecimiento y petróleo
El gobierno ha extendido, de golpe y por sorpresa, los efectos de la crisis a un colectivo que , hasta ahora, se consideraba al margen de este tipo de problemas. Me refiero, claro, a los funcionarios y por extensión a todo aquel que percibe una remuneración legal con cargo a los presupuestos del Estado como, por ejemplo, los pensionistas. El caso es que el gobierno socialista ha optado por, o se ha visto abocado a, el suicidio político. Lo de los funcionarios puede tener un pase con una parte del electorado, harta de la administración pública en general y que cree que un funcionario es, en el mejor de los casos, un señor con manguitos que cobra, demasiado, por aparecer, alguna vez, por una oficina a rellenar crucigramas y en el peor, un paniaguado de la política, pero lo de las pensiones afecta a todo el mundo y el argumentario del PP ha dado en el clavo, porque coincide con lo que piensa la mayoría ¿por qué no cerrar un par de ministerios inútiles en lugar de tocar las pensiones? El efecto más notorio de estas medidas no son, pues, los cuatro o cinco mil millones que el gobierno cree, o finge creer, que va a ahorrar sino el hecho de que la gente, incluso la que se creía inmune, ha empezado a considerar que la crisis ha dejado de ser un problema abstracto que afecta, sólo, a los de siempre, para ser un problema general que le afecta directamente y además algo que no va a acabar, ni de lejos, tan pronto como prometía el gobierno, lo que, sin duda, va a tener serias consecuencias en el consumo interno, que ha sido el principal motor de una economía como la nuestra.
Los dispendios de los últimos años, empezando por los 400 euros que Zapatero prometió en la última campaña electoral, las subvenciones a partidos y sindicatos, la corrupción rampante, las ayudas a la compra de vehículos y los 8000 millones de Euros del plan E del año pasado, a los que hay que sumar, si no me equivoco, otros 5000 este año, ampliamente publicitados con carteles, y otros medios, que también han costado una fortuna, aunque las inversiones fueran jaleadas como un necesario estímulo para la economía del ladrillo, que pasaba sin solución de continuidad del sueño a la pesadilla, se considerarán ahora, no sin razón, como una muestra clara de que el gobierno, que no ha entedido en ningún momento la verdadera naturaleza del problema, es el principal responsable de todos los males actuales.
Eso, sin embargo, es mucho decir. En todo caso, lo que sí es cierto es que la presente crisis no es fácil de abordar con los mecanismos clásicos –keynesianos-, como, a estas alturas, ya debería ser evidente hasta para ZP. Nada más empezar todo este desastre, se nos vendió, desde Estados Unidos pero convenientemente jaleado por los expertos locales, la idea de que los culpables eran unos desaprensivos que habían dejado, de repente, de pagar sus hipotecas, hipotecas que habían sido previamente empaquetadas y vendidas a inversores de todo el mundo por un valor que, a causa del incumplimiento de sus obligaciones por parte de los ya citados, ya no tenían. En fin, dejando aparte las evidentes lagunas de esta historia, aunque unos cuantos hicieron fortuna contándola por ahí, lo que se nos estaba diciendo es que se trataba de una sencilla crisis financiera y las crisis financieras, más tarde o más temprano, se arreglan. Pero ¿y si no se trata de una crisis financiera?
En octubre de 1929 la bolsa de valores de Nueva York se vino abajo con notable estrépito, dando así carta de naturaleza a una crisis que duró más de diez años, cambió el mapa del mundo y dió lugar a la más terrible, hasta entonces, de las guerras. Pero Estados Unidos, en 1929, nadaba en petróleo y contaba con todo tipo de recursos y con una mano de obra dispuesta a trabajar y deseando hacerlo, así que, aunque la sobreproducción y otros factores jugaron su papel, el origen de la crisis tenía bastante que ver con la ingeniería financiera, la especulación y la formación de burbujas. Ahora, 80 años después, las circunstancias no son las mismas. Desde finales de la segunda guerra mundial la prosperidad, impulsada por el petróleo abundante y barato y su principal indicador, el PIB, han crecido ininterrumpidamente en todos los países del primer mundo. Un crecimiento que damos por garantizado y que ha devenido imprescindible para sostener la compatibilidad entre nuestra cultura monetaria, basada en el interés compuesto y en la deuda, y el sistema, finito, materia energía. Un crecimiento que depende de un flujo contínuo y creciente de energía de calidad, una energía que nos ha venido proporcionando el petróleo para el que, hoy, no hay ningún sustituto válido ni sostenible ni insostenible.
Y como el mantenimiento de este flujo creciente de energía es imprescindible, una eventual interrupción de ese suministro creciente, cada vez son más los que sostienen que el Peak Oil ha ocurrido ya, conducirá, inevitablemente, a una crisis mucho más grave –una crisis sistémica, en realidad- que las que hemos sufrido hasta ahora. El sistema funciona, exclusivamente, en crecimiento. Ni el stand by ni el decrecimiento programado son posibles. El sistema es demasiado complejo y está demasiado interconectado como para andar manipulando cualquiera de sus resortes.
Es verdad que el petróleo está bajando, en mi opinión sin otra razón para ello que la caída de consumo industrial, el cierre de posiciones cortas y el pesimismo que se ha instalado en todos los mercados, incluidos los de materias primas, pero, por el momento, ni el precio del petróleo, China sigue consumiendo cada vez más, ni el de las acciones de los grandes bancos españoles, por ejemplo, tienen mucho que ver con la demanda ni con la oferta real y previsible de crudo o con los beneficios obtenidos por los bancos y sí con el estado de ánimo de inversores, traders y especuladores y su particular percepción del futuro inmediato. Y me temo que, cuando llegue el momento de conciliar los mercados con la realidad, el precio será lo de menos.
Es verdad que el petróleo está bajando, en mi opinión sin otra razón para ello que la caída de consumo industrial, el cierre de posiciones cortas y el pesimismo que se ha instalado en todos los mercados, incluidos los de materias primas, pero, por el momento, ni el precio del petróleo, China sigue consumiendo cada vez más, ni el de las acciones de los grandes bancos españoles, por ejemplo, tienen mucho que ver con la demanda ni con la oferta real y previsible de crudo o con los beneficios obtenidos por los bancos y sí con el estado de ánimo de inversores, traders y especuladores y su particular percepción del futuro inmediato. Y me temo que, cuando llegue el momento de conciliar los mercados con la realidad, el precio será lo de menos.
miércoles, 12 de mayo de 2010
Apagando la luz...
Me ha escrito mi amigo Rubén para decirme que había entrado ya un par de veces, al menos, en este blog, para ver que pendejadas, puede que en realidad haya dicho pelotudeces, tenía yo que decir ahora de las medidas del gobierno que, en su opinión, demuestran que el presidente tiene lo que hay que tener y está dispuesto a enfrentarse con los sindicatos y con quién sea para levantar el país. Mi amigo Rubén, creo que ya lo he dicho, es argentino y en Argentina tienen un sindicato, la CGT, aliado tradicional del peronismo, que quita y pone presidentes sin despeinarse y que está metido, de hoz y coz, en todos los casos de corrupción que afectan, desde hace años, a la política y a la economía argentina. Por eso a Rubén le entusiasma ver a un Gobierno enfrentarse a los sindicatos, como le indigna ver a un juez, como Garzón, perseguido porque, eso piensa Rubén, se está enfrentando a los militares y la extrema derecha al investigar ejecuciones, desapariciones y otras macanas de la interminable dictadura del general Franco. La verdad es que, después de oir esta mañana la presentación de las medidas de austeridad y el posterior debate en el Congreso, se me ocurre más de una pelotudez pero, sobre todo, me invade una sensación de aburrimiento, de dejá vu, junto con la persistente impresión, eso no es de ahora, de que esto ya no tiene remedio. El gobierno, en realidad su presidente, ha hecho lo que han dicho o lo que le ha parecido la opción menos problemática y más directa, para contentar, hay quien diría obedecer, pero el matiz es lo de menos, a los avalistas de la deuda pública española y no perjudicar a la banca, que le ha sacado, recientemente, de un serio apuro en relación con esa deuda, confiando, además, en que podrá calmar –convencer- a los sindicatos como los ha convencido –calmado- otras veces. Pero de momento, ha dejado, y es una pena, la triste impresión de que sus compromisos, no valen, más por inconsciencia que por mala fe, el papel en el que están escritos. Y por si todo esto fuera poco, hemos tenido que ver a Rajoy y al Partido Popular, de paladines de los derechos de trabajadores y pensionistas.
Europa ha prometido que pondrá 500.000 millones de euros encima de la mesa, para garantizar a los eventuales tenedores de deuda pública, española sobre todo, que, pase lo que pase, recuperarán su dinero y para ganar algo de tiempo para la economía española, pero no ha sido, claro, a cambio de nada o a cambio de más promesas. Ya no podemos seguir viviendo como unos jubilados de lujo mientras los que trabajan, los que investigan, los que fabrican y los que cultivan los alimentos que nos comemos están en Asia, en América o en África y viviendo peor que nosotros. La fiesta ha terminado y cuanto antes nos hagamos a la idea y empecemos a intentar vivir en consecuencia mejor. Zapatero ha ignorado esta crisis todo el tiempo que ha podido, esperando que se arregara sola y todavía sigue creyendo, o fingiendo que cree, que en poco tiempo volveremos a estar como antes. Pero no es así. Nunca volveremos a estar como antes. Y en cuanto a Garzón, querido Rubén, pues no sé que decir. A mí me ha parecido siempre un poquiyo fantasma, pero me preocupa, por lo que puede suponer de precedente y de aviso para navegantes, que lo empapelen por sus investigaciones en los casos Gurtel y de la Memoria Histórica, de la misma forma que me parece bien que le toquen un poco las narices por el asunto del Banco Santander y los cursos en NY financiados por Botín. En fin, que todo parece muy confuso pero, en definitiva, es la misma mierda de siempre.
Europa ha prometido que pondrá 500.000 millones de euros encima de la mesa, para garantizar a los eventuales tenedores de deuda pública, española sobre todo, que, pase lo que pase, recuperarán su dinero y para ganar algo de tiempo para la economía española, pero no ha sido, claro, a cambio de nada o a cambio de más promesas. Ya no podemos seguir viviendo como unos jubilados de lujo mientras los que trabajan, los que investigan, los que fabrican y los que cultivan los alimentos que nos comemos están en Asia, en América o en África y viviendo peor que nosotros. La fiesta ha terminado y cuanto antes nos hagamos a la idea y empecemos a intentar vivir en consecuencia mejor. Zapatero ha ignorado esta crisis todo el tiempo que ha podido, esperando que se arregara sola y todavía sigue creyendo, o fingiendo que cree, que en poco tiempo volveremos a estar como antes. Pero no es así. Nunca volveremos a estar como antes. Y en cuanto a Garzón, querido Rubén, pues no sé que decir. A mí me ha parecido siempre un poquiyo fantasma, pero me preocupa, por lo que puede suponer de precedente y de aviso para navegantes, que lo empapelen por sus investigaciones en los casos Gurtel y de la Memoria Histórica, de la misma forma que me parece bien que le toquen un poco las narices por el asunto del Banco Santander y los cursos en NY financiados por Botín. En fin, que todo parece muy confuso pero, en definitiva, es la misma mierda de siempre.
lunes, 10 de mayo de 2010
Extracción de carbón en North Staffordshire
Las técnicas de excavación de galerías eran muy rudimentarias y la madera para entibar muy escasa, así que, cuando un pozo se volvía inseguro, se abandonaba y se perforaba otro al lado...
Imagen
Y subió la bolsa...
Respuestas (de un cínico) A mí para nada, ninguno, no, no y no.
domingo, 9 de mayo de 2010
Comedores de patatas
De Aardappeleters -los comedores de patatas- Vincent Van Gogh, 1885. La pintura representa una familia holandesa, a dieta de patatas, justo antes de la era del petróleo. Los descendientes de esa familia tendrán hoy, a poca distancia de su casa, varios supermercados con las estanterías repletas de comida traída, mayoritariamente, de países del tercer mundo, a los que se les ha impuesto una producción especializada en nuestro beneficio, factible sólo gracias a la utilización de mano de obra semiesclavizada, al consumo masivo de fertilizantes, procedentes del petróleo, a la utilización también masiva de maquinaria agrícola movida, por supuesto, con derivados del petróleo y a la posibilidad de llevarlo de una parte a otra en un tiempo récord gracias, también, al petróleo. Lo más curioso de todo esto es que nadie parece creer que necesitamos un plan B, o lo creen y no se les ocurre ninguno que es, por ejemplo, lo que me pasa a mí, por si la crisis económica, que parece cada vez más inmune a los exorcismos y sortilegios del gobierno o la crisis energética dejan un día las estanterías vacías, porque, con todos los terrenos agrícolas en torno a las ciudades grandes y pequeñas, cubiertos de urbanizaciones, será difícil encontrar un espacio apto para cultivar patatas.
El gobierno español, a la fuerza ahorcan, se propone, después de haber abominado no hace ni dos días de las reducciones drásticas, reducir, más, el déficit para restaurar, dicen, la confianza en la economía española, en medio punto porcentual este año y en un punto enterito el año que viene, lo que, según parece, quiere decir que va a dejar de gastar 15000 millones de euros, de los que cinco mil figuraban en el presupuesto de gastos vigente y 10000 en un presupuesto, el de 2011, que aún está por hacer y que son, más o menos, lo que se ha gastado en los planes de estímulo, levantar aceras o subvencionar la compra de coches nuevos o en la tontería aquella de los 400€ para cada quisque. Me gustaría saber a quién, o a qué, le va a quitar 15000 M€ un gobierno que tiene horror a cualquier forma de conflicto susceptible de quitarle votos y una incapacidad congénita para la rectificación.
El gobierno español, a la fuerza ahorcan, se propone, después de haber abominado no hace ni dos días de las reducciones drásticas, reducir, más, el déficit para restaurar, dicen, la confianza en la economía española, en medio punto porcentual este año y en un punto enterito el año que viene, lo que, según parece, quiere decir que va a dejar de gastar 15000 millones de euros, de los que cinco mil figuraban en el presupuesto de gastos vigente y 10000 en un presupuesto, el de 2011, que aún está por hacer y que son, más o menos, lo que se ha gastado en los planes de estímulo, levantar aceras o subvencionar la compra de coches nuevos o en la tontería aquella de los 400€ para cada quisque. Me gustaría saber a quién, o a qué, le va a quitar 15000 M€ un gobierno que tiene horror a cualquier forma de conflicto susceptible de quitarle votos y una incapacidad congénita para la rectificación.
viernes, 7 de mayo de 2010
El nuevo archivo/museo de Barbastro
Mucha escalera, mucha cámara de vídeo, mucha luz y mucho espacio -vacío- para albergar los fondos del viejo y pequeño, museo diocesano de Barbastro -y los que aún están el Lérida-, en un entorno más adecuado. Da la impresión de que esperan muchas visitas y piensan contar con mucha gente para atenderlo. También hay espacio, un par de salas enormes, para los archivos municipal y diocesano, biblioteca, un pequeño escenario y para las oficinas del obispado y la residencia del obispo.
jueves, 6 de mayo de 2010
Esto se complica (más).
Bueno, pues no. Los 80$ por barril no eran el suelo para los precios del crudo ni parece que el dinero que ha salido estos días de las bolsas de valores se esté invirtiendo en materias primas. El petróleo está cayendo al mismo, o parecido, ritmo que las bolsas europeas y, a última hora de hoy, la de Nueva York. Las razones por las que está pasando esto, sobre todo después de que Obama haya paralizado la búsqueda de nuevos yacimientos en la costa de Estados Unidos como consecuencia de la catástrofe de Louisiana, se me escapan por completo. Ni hay nuevos descubrimientos ni se sabe que los chinos, ajenos, por el momento a esta turbulencia bursátil, hayan pensado reducir su consumo. Lo único que se me ocurre es que los que invierten en los mercados de futuros estén descontando una crisis, con la subsiguiente caída del consumo energético, más duradera de lo previsto.
Por otra parte, España ha conseguido colocar 3.000 millones de euros en bonos del estado a cinco años, bien es verdad que gracias a las presiones ejercidas por el gobierno sobre la banca española y a un interés 0.71 puntos más alto que en la subasta de marzo, con lo que de momento, y por los pelos, el estado español mantiene su capacidad de financiarse en los mercados de deuda. No sé si esto es una buena o una mala noticia. Probablemente sería mejor reducir los gastos y no incrementar la deuda, al menos hasta que retomar la senda del crecimiento vuelva a ser una opción de futuro. Que ya veremos.
miércoles, 5 de mayo de 2010
Problemas en el casino
El Ibex35, una especie de índice ponderado del valor de un conjunto seleccionado de acciones de la bolsa española, está, a estas horas de la mañana, por debajo de los 9600 puntos lo que, como puede verse en el titular de arriba y en otros similares, ha desatado una especie de pánico entre los analistas financieros, políticos y pensadores aúlicos del régimen, los mismos que, no hace ni dos semanas, jaleaban los 12000 puntos que ese mismo índice estaba a punto de alcanzar, como una prueba más de que la economía española estaba muy lejos de los problemas griegos. ¿Esto de ahora significa que ya somos como ellos?. No lo creo, como tampoco creía que lo de los 12000 puntos significara lo contrario. Los problemas, que los hay, están en otro sitio: la deuda pública, las materias primas, la energía y los alimentos. Es probable que el dinero, que está saliendo a chorro de las bolsas europeas, vaya hacia esos mercados, aunque el petróleo, de momento, ha vuelto a los 82$/b, pero los problemas del crudo, por ejemplo, no están en la escasez de capital, sino en la creciente dificultad para extraerlo y en el crecimiento exponencial del consumo en China y otros lugares. Y en cuanto a los rumores sobre una posible intervención del FMI, que, según el gobierno, han provocado la caída de la bolsa española, los que deberían estar preocupados son los funcionarios y los pensionistas, no los accionistas del Santander.
sábado, 1 de mayo de 2010
Pico de Petróleo V
Porque lo que está cada vez más claro es que ni las fuentes no convencionales de petróleo ni las energías renovables van a cubrir la brecha entre la demanda y la producción en los próximos años, -sigue siendo un problema de concentración y no de cantidad de energía- brecha que, como puede verse en el gráfico, de la EIA, es más que alarmante. El desastre de las costas de Louisiana frenará, inevitablemente, la exploración del fondo marino en busca de nuevos yacimientos de crudo, autorizada, ordenada, en realidad, por Obama como último recurso para evitar la crisis de suministro y las subvenciones públicas, que han mantenido viva en contra de la realidad económica y energética, la fantasía de las renovables, están resultando demasiado onerosas en medio de la crisis y sus resultados están muy lejos de ser los esperados, por ya se están dando los primeros pasos para terminar con ellas, incluso con efecto retroactivo..
1 de Mayo
Si la economía vuelve a crecer, algo indispensable para que el sistema monetario, basado en la deuda y por tanto en el crecimiento exponencial, no se hunda, será por razones que poco tendrán que ver con los trucos y monerías de este gobierno que, como cree firmemente que todo lo que está pasando se puede atribuir al comportamiento cíclico de la economía y, por supuesto, a la conjura exterior, se dedica a anunciar la recuperación, un día sí y otro también, con la esperanza de acertar alguna vez y de que se olviden los fiascos anteriores. La oposición, por su parte, que también cree en los ciclos y sobre todo en la misericordia divina, confía en que esta fase contractiva se prolongue, al menos, hasta las elecciones y mientras tanto siguen exigiendo reformas estructurales que es una forma, como otra cualquiera, de no decir nada. O de pedir, pero sin que se note, el despido libre para que la crisis la paguen los de siempre. Hasta ahora al gobierno eso le parecía un asunto intocable pero hoy eso ya no está tan claro -según Zapatero la reforma laboral es ahora decisiva-. Ya veremos lo que quiere decir con eso, si es que él mismo lo sabe y no se trata de otra boutade, para salir del paso, pero tal como están las cosas hay medidas, probablemente indispensables, que están fuera del alcance del gobierno. Con 4,5 millones de parados, cualquier metedura de pata con los sindicatos, que hacen lo que pueden para contener la agitación en las calles, puede llevarse al gobierno por delante y crear un clima social irrespirable. La tímida y a todas luces insuficiente reestructuración de la administración y las empresas públicas, anunciada como el primer gran paso en la contención del déficit pero que apenas ha afectado a 32, no demasiado altos, cargos, ha dejado claro, por si había alguna duda, que tampoco por ahí el gobierno se va a complicar la vida. Sin reforma laboral, sin adelgazamiento de la administración, con la deuda disparada y los intereses cada vez más altos, gracias a la rebaja en la calificación y sin posibilidades de devaluar la moneda, el gobierno tiene un margen de maniobra muy escaso. O nulo.
viernes, 23 de abril de 2010
De velos, deudas y otras historias.
Que una adolescente marroquí lleve o no lleve un pañuelo en la cabeza, en clase o fuera de clase, es algo que, objetivamente, no tiene la menor importancia, pero parece ser que, en algunos colegios de Madrid, hay una norma interna que prohibe que los alumnos lleven la cabeza cubierta. Es una norma que no tiene mucho sentido, otra cosa sería que se prohibiera el burka o algún otro aditamento que impidiera identificar al portador, pero, claro, si fueramos a eso tendríamos que cuestionar un montón de leyes que no tienen más objeto que dejar claro que aquí, como en todas partes, hay unos que mandan y otros que obedecen y que el poder, para manifestarse en todo su esplendor, tiene que ser y es, por naturaleza, arbitrario. Hay quien argumenta que, si en los países árabes hay restricciones indumentarias, que afectan sobre todo a las mujeres y que hay que seguir a rajatabla, que a ver por qué aquí van a hacer ellos y ellas lo que les parezca. Bueno, la verdad es que nos ha costado lo nuestro deshacernos de nuestros propios talibanes, con sotana y tonsura y el apoyo de la guardia civil, que estuvieron muchos años pontificando, sobre lo que había y lo que no había que vestir, las mujeres, sobre todo. Me parece que ahora , superada esa etapa, deberíamos dejar a la gente en paz y si no hay ninguna restricción para ir medio desnudos por la calle o para vestir en la escuela de la manera más estrafalaria que a uno se le ocurra, cosa que me parece muy bien, tampoco debería haberla para el, o la, que se empeñe en pasar calor con un trapo en la cabeza. Claro que, mientras la norma no se derogue, la niña sólo tiene dos opciones, quitarse el pañuelo al entrar en el colegio o buscarse uno donde se pueda llevar la cabeza cubierta, que tampoco es tanto problema. Me han hecho gracia las declaraciones del muy atildado representante de los obispos. Al hombre le parece bien que la chica vaya a clase como le dé la gana, él pasa de la normativa civil, porque dice que hay que respetar los sentimientos religiosos y la manifestación externa y, sobre todo, pública de esos sentimientos. No vaya a ser, habrán pensado, que aplaudamos ahora lo del velo y alguien empiece a cuestionar, de hecho ya se está haciendo, los crucifijos y las sotanas en las escuelas o la permanente exhibición de cruces, alzacuellos y otros símbolos religiosos, por él mismo y sus colegas, en cualquier lugar.
Traigo este tema a colación, a pesar de que como he dicho al principio, me parece bastante insustancial –aunque hay lugares donde se mata por cosas parecidas– porque es uno de los temas candentes de los telediarios de este fin de semana. La próxima solución, o no solución, del problema de la deuda griega, las idas y venidas de Garzón, las querellas que está tramitando, contra él, el tribunal supremo y la inoperancia del tribunal constitucional, que ha necesitado cuatro años para no resolver sobre la constitucionalidad del estatuto de Cataluña, son otros. Nada de todo esto tiene demasiada importancia, salvo que uno sea inversor-especulador, político con mando en plaza o aspiraciones, o periodista, pero hablar de estas cosas distrae al respetable y le mantiene alejado de los verdaderos problemas del planeta que, por otra parte, tampoco sabríamos como resolver. Además, la vicepresidenta del gobierno ha anunciado, once again, la inminente vuelta al crecimiento, así que a disfrutar que son cuatro días.
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