lunes, 10 de mayo de 2010

Y subió la bolsa...

Preguntas (de un ingenuo) ¿Para qué sirve la bolsa? ¿qué sentido tiene que un índice, el Ibex, por ejemplo, gane o pierda 1000 puntos en una sesión? ¿tienen esos altibajos algo que ver con la economía real? ¿el banco de Santander, por ejemplo,  ha mejorado, en algo, su negocio en relación con la semana pasada? ¿había empeorado algo la semana pasada en relación con la anterior?

Respuestas (de un cínico) A mí para nada, ninguno, no, no y no.


Esto que está pasando, en la bolsa y sobre todo en los mercados de deuda y derivados donde la cosa aún ha sido más gorda, como casi todo en esta economía, por llamarla de alguna manera, no tiene nada que ver con cosas tangibles ni, por extensión, con la realidad. No son más que fantasías generadas por computador. Ahora resulta que lo que había en las bolsas la semana pasada, según el titular de Cotizalia, reproducido más arriba, eran manadas de lobos. Como los lobos se van, la bolsa sube y como la bolsa sube, los lobos no sólo se van sino que se van despavoridos. ¿está claro?. Claro que no. Profundizando un poco más,  parece que de lo que se trata es de que los que juegan a corto, es decir, los que venden acciones que no tienen, o que han pedido prestadas,  a precios altos para comprarlas y devolverlas, cuando bajen quedándose con la diferencia, han seguido vendiendo más allá de lo razonable y se han cogido, bendito sea dios, los dedos. Pero como tenían que devolver las acciones prestadas,  no tienen más remedio que comprarlas a toda prisa antes de que el precio, impulsado por sus mismas compras, suba todavía más. A mí estos tíos no me parecen ni más ni menos lobos -golfos- que los bancos, que crean de la nada el dinero que prestan, confiando en que se les devolverá y que, cuando no se les devuelve, van a llorar al Estado para que les compense. Ahora los gobiernos europeos, con su superfondo de salvación de 750000 millones de euros, tan fantástico como todo lo demás,  han lanzado un mensaje inequívoco a los mercados, gobiernos incompetentes y especuladores varios: continúen ustedes jugando a lo que quieran que, si vienen mal dadas, el dinero público les sacará de cualquier apuro en el que se metan. Una vergüenza. Mejor dicho, otra vergüenza que, probablemente, sólo servirá para empeorar las cosas en el momento, inevitable, en el que haya que dejarse de encantamientos y atenerse a la realidad.

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