lunes, 2 de febrero de 2015

Diálogos para besugos III

- Buenas tardes
- Muy buenas
- ¿Qué le parece nuestro partido?
- El nombre me parece una traducción pasable del Yes, we can de Obama,  pero la letra y la música me parecen un poco estridentes. Será cosa de la juventud. ¿Y a usted?
- A mí me parece que ya era hora.
- Ya era hora ¿de qué?
- De que viniera alguien a poner orden.
- Ah, ¿vienen ustedes a poner orden? Creí que iban a presentarse a las elecciones.
- Desde luego que vamos a presentarnos a las elecciones. Después podremos orden.
- ¿Después de las elecciones?
- Después de ganar las elecciones.
- Pero el orden ¿no lo ponían los del PP? Yo creía que ustedes traían libertad y aire fresco. 
- ¿Los del PP? ¿Orden? ¿Está de broma? ¿No ha oído hablar de la trama Gurtel? ¿La púnica? ¿Bankia? ¿Los ERES? Bueno, los ERES son otros, pero es igual.
- Ah, bueno. Quiere decir que van a acabar con la corrupción.
- Desde luego.... También eso.
- Y después de acabar con la corrupción y con lo que sea que vayan a acabar ¿traerán libertad y aire fresco? 
- Que sí, claro. Se acabó la izquierda y la derecha que es cosa antigua y de trileros. ¿Le parece poca libertad?  Y vamos a por la casta. Su odio nuestra sonrisa. Renovación y aire fresco.
- Ah, ya. La casta. Los políticos, quiere usted decir.
- Claro. PP, PSOE, IU, bueno, una parte de IU y todos los demás son casta. Pero no sólo ellos. Los banqueros también, salvo Patricia. Y algunos empresarios. En fin, los de arriba, que han estado viviendo a costa de los de abajo.
- Ya. Y ustedes aspiran a sustituirlos. ¿Se quedarán abajo o subirán arriba?
- Nadie estará abajo. Ni arriba. Nadie explotará a nadie. Cada uno trabajará de lo que sepa y recibirá lo que necesite.
- Bueno, eso no es lo que dicen pero me suena. Es curioso pero casi todo lo que dicen ustedes me suena mucho. Y no es que me parezca mal, pero habrá que ver, en la práctica, quién es el que decide lo que cada uno sabe y necesita. De momento parecen haber suavizado bastante sus ideas sobre la renta básica, el rechazo de la deuda, la revisión de la monarquía, etc. A ver cuando hacen un programa más concreto. Y más estable.
- Usted parece un poco fascista. No sé si eso le parece bastante concreto.
- Bastante. Gracias.
- De nada. Ah, y no se preocupe. Todos los votos son bienvenidos. El suyo también.

viernes, 16 de enero de 2015

El futuro es nuestro


Ayer comí con un amigo en Villa Virginia, cerca de Pirenarium, el frustrado intento de crear un polo de atracción turística a base de maquetas a las puertas del Pirineo central y hablamos, también, de energía. Mi amigo, que es un hombre con formación y desempeña un puesto de cierta responsabilidad, cree que el problema energético no es más que algo artificial creado por las compañías petrolíferas que ocultan, deliberadamente, otras alternativas ya existentes para salvaguardar su inversión y que es posible obtener tanta energía como haga falta a partir, por ejemplo, de las pisadas de la gente en un aeropuerto, sobre un suelo especialmente construido para transformar la energía mecánica en electricidad. Por supuesto, también de las fuentes habituales, pretendidamente renovables, como la radiación solar, el viento o las mareas, que proporcionarán la energía necesaria para mover los nuevos coches eléctricos que, también según él, se construirán, se están construyendo ya, cuando hagan falta. No mencionó la energía geotérmica ni la de origen nuclear que, en tan optimista escenario, no parecían necesarias pero, si dejamos de lado lo del aeropuerto que no había oído nunca, el resto es parte de lo que podríamos llamar sabiduría convencional. Mientras tanto el senado de los Estados Unidos cree necesario o útil, someter a votación la existencia del cambio climático. Yo no creo que haya ninguna posibilidad de invertir el proceso catabólico en marcha, cuyo inevitable final es la simplificación, probablemente brusca, del complejo sistema que llamamos civilización, pero no me importaría que las fuerzas interesadas en mantener el statu quo, que no son pocas ni despreciables, exhibieran algo más de sentido ¿común? y tuvieran éxito durante diez o quince años. O más.

viernes, 10 de octubre de 2014

Introducción al Congreso 'Más allá del pico de petróleo. El futuro de la energía'.

Celebrado en la UNED de Barbastro, los días 9 y 10 de octubre de 2014.
Esta es la breve presentación que hice para fijar la postura, objetivos y motivaciones de la organización.
Este congreso se organiza en el marco del Proyecto OLEUS, que es el acrónimo de Observatorio Local de la Energía de la UNED en el Somontano. El proyecto se inició en 2008 es un proyecto local, sin financiación exterior y cuya actividad más destacada, hasta ahora, ha sido la organización de un congreso en mayo de 2011 y de este que empieza hoy. Organización que, dicho sea de paso, ha consumido una parte importante de los recursos del proyecto.

Mantenemos el objetivo inicial de constituir un fondo de información relevante acerca de cuestiones relacionadas con la energía y de contribuir a la difusión de esa información sobre todo en niveles escolares e incluso el de una eventual colaboración con las autoridades locales, si optaran por ello en algún momento, en la definición y puesta en marcha de un modelo de transición hacia una sociedad post carbón o en la elaboración de un plan de contingencia que cubriera una escasez persistente de combustibles líquidos, en la línea de los que ya se han elaborado en otros países y de movimientos que ya funcionan en este.

Lo que se va a discutir aquí está, evidentemente, relacionado con los objetivos del proyecto y también está entre las cuestiones más relevantes para el futuro que pueden abordarse hoy en día,  aunque el debate no esté, aún, salvo esporádicamente y generalmente en el sentido de minimizar su importancia, en los grandes medios de comunicación.

En todo caso estamos en un entorno universitario lo que, en principio, nos obliga a manejar datos, analizar hechos, presentar evidencias, llegar a conclusiones cuando se pueda y sobre todo a poner en cuestión y someter a cuidadoso escrutinio las afirmaciones no sostenidas por evidencias contrastables como, por ejemplo, que la crisis ha terminado y la vuelta al crecimiento es inmediata,  que la globalización es la solución a todos los problemas, que el petróleo disponible es sólo una función del dinero que se esté dispuesto a invertir en su extracción o que se agotará en los próximos meses.

George Mobus, conocido por el blog que publicaba y publica con el sugestivo título ‘question everything’ y que, como otros antes que él, ha renunciado, parece que definitivamente, a seguir reflexionando en voz alta y bastante clara sobre las consecuencias de la lógica del crecimiento y de las formas actuales de gobierno del mundo, sostiene que, aunque somos, en cierta medida, una especie inteligente, carecemos de lo que los anglosajones llaman wisdom y que en español podríamos traducir por sabiduría. Podemos acumular conocimiento, a través del aprendizaje y de la experiencia, pero nos falta, o no tenemos suficiente, lo que podríamos llamar metaconocimiento, es decir, el conocimiento para utilizar el conocimiento.

Un ejemplo podría ser el persistente entusiasmo que, a cuenta de la sostenibilidad, despiertan lo que hemos venido en llamar energías renovables que tienen, como los combustibles fósiles, que son el paradigma de la no renovabilidad, su origen en la procedente del Sol. Pero que tengan el mismo origen no implica necesariamente que sean equivalentes ni que puedan utilizarse las unas en lugar de los otros. Los combustibles fósiles son, salvo nuevos e improbables avances en las teorías abióticas,  el resultado de cientos de millones de años de transformación de residuos orgánicos, originados por la fotosíntesis, en complejos conglomerados de cadenas de hidrocarburos que parece que estamos agotando en un tiempo insignificante a escala geológica y poco relevante a escala humana, un proceso de concentración que quizá se pueda reproducir pero para el que, evidentemente, no disponemos de tiempo y el intento, un tanto desesperado, de utilización de fases intermedias de esta transformación, es el caso de las arenas bituminosas de Canadá o de recurrir a sofisticados procedimientos como la fracturación hidráulica para acceder a los últimos y más inaccesibles depósitos de petróleo o gas natural, amén de proporcionar una rentabilidad energética decreciente y de constituir per se una burbuja de incierto futuro, plantea también graves problemas medioambientales.

Decía Bartlett, un matemático norteamericano de Colorado, que uno de los mayores hándicaps de la humanidad es su incapacidad para entender la función exponencial.

Gracias, es un decir, a esta incapacidad hemos construido una economía y sobre todo un sistema monetario basados en la deuda y en el interés compuesto, que hace que tengamos que elegir entre el crecimiento, por problemático e insostenible que parezca, y el desastre económico. Por supuesto hemos elegido el crecimiento, pero esta elección recuerda un poco a aquella apócrifa interpelación al primer ministro inglés, Chamberlain, cuando volvía, muy satisfecho, de su negociación del Pacto de Munich con Hitler: Entre la guerra y el deshonor, has escogido el deshonor, pero también tendrás la guerra.

Pero no hemos venido aquí a especular ni a hablar de historia. O no sólo a eso.  Hemos venido sobre todo a hablar y a escuchar y hemos venido a discutir, con la esperanza de aprender y de que algo de lo que aquí se diga salga de estas paredes y en la medida en que aún pueda resultar útil, contribuya a construir un futuro viable para nosotros y para nuestros hijos. 

Muchas gracias y feliz congreso.

lunes, 18 de agosto de 2014

In God We Trust (por que lo que es en estos...)

El ministerio de sanidad dice ahora que el ciudadano nigeriano, supuestamente afectado por el virus del Ébola en Alicante, padece en realidad otra enfermedad que será tratada adecuadamente y que por lo visto ni es infecciosa, ni contagiosa ni nada. ¿Quiere esto decir que el hombre no tiene el Ébola? Desde luego que no. Quiere decir que lo que creen más conveniente -para evitar el pánico, para no perder votos, para dar mejor imagen o simplemente para seguir con la inveterada costumbre de soltar lo primero que se les ocurre si creen que es lo que la gente quiere oír- es decir lo que han dicho. Que puede que, además y circunstancialmente, coincida, aunque sea por los pelos, con la verdad, pero eso, desde luego, no tiene la menor importancia ni estaba entre los objetivos del portavoz gubernamental. En este país nadie, en su sano juicio, cree que tenga por que haber ninguna relación entre los hechos y lo que dicen los que están en este gobierno y en mayor o menor medida, en cualquier otro hasta Recaredo. Por lo menos. Y no sólo por las razones antedichas sino también por pura y simple ignorancia. No saben nada de economía, ni, por supuesto, de las leyes que rigen las transformaciones energéticas imprescindibles para hacerla funcionar, no comprenden las leyes que rigen los mercados financieros y sin embargo están convencidos de que son poco menos que la verdad revelada y tampoco son capaces de evaluar las consecuencias de sus actos u omisiones salvo en términos electorales y muy a corto plazo. El número de variables que pueden manejar para tomar decisiones vitales no van más allá de las imprescindibles para saber si sus intereses personales o los de sus amigos o padrinos se van a ver afectados y en qué medida. A pesar de todo, esto ha seguido funcionando porque los recursos, limitados, para sostener esta ficción se han extraído mucho más deprisa de lo que la Tierra podía reponerlos tomándolos a crédito de un futuro que se presuponía lejano y sobrado de todo. Pero tampoco eso era cierto.El futuro está a la vuelta de la esquina y sin nada que prestar y los recursos necesarios para restituir lo que nos prestó no aparecen por ningún lado. Pero seguimos,  parafraseando a Ortega, sin saber lo que pasa. Y eso es lo que nos pasa.


domingo, 20 de julio de 2014

Hace calor, pero no mucho y mientras tanto...

   el PSOE ha elegido como secretario general a un diputado del congreso, prácticamente desconocido hasta hace unos meses, joven, de buena presencia y capaz de tomar medidas de impacto nada más empezar. ¿Zapatero?. No, Sánchez. Pablo Iglesias sigue en la cresta de la ola gracias, en parte, a la atención que le prestan los voceros del PSOE y sobre todo, los del PP que reparten sus intervenciones entre las invectivas a Podemos y la descripción entusiasta de las mar...avillas de la economía española, cantadas, según Montoro, por todo el asombrado mundo que nos contempla. En fin, las tonterías de siempre. La realidad va por su lado y la política española y parte de la europea, por el suyo. Cuando converjan, si es que lo hacen, será, por supuesto, por el lado de la realidad y ya veremos entonces lo que queda de tanta insensatez y las consecuencias de estar gobernados por incompetentes o majaderos que defienden, únicamente, sus propios intereses. Democráticamente elegidos, eso sí.

jueves, 12 de junio de 2014

La teoría del todo

Newton dijo algo así como que se sentía como un chiquillo que iba recogiendo por la playa alguna concha de conocimiento mientras tenía ante sí el océano de todo lo que desconocía. El hombre común, cosa que Newton no era, no suele ser consciente de su ignorancia pero aún así es raro que quien mira al cielo en una noche estrellada no se pregunte por el origen y el destino de lo que está viendo. Por eso hemos construido teorías y modelos y hemos ideado explicaciones para intentar comprender el mundo que nos rodea y predecir su evolución futura. Por ahora las grandes cuestiones siguen siendo un misterio y hoy quiero elucubrar un poco acerca de algunas de esas cuestiones, no de fenómenos cotidianos que puedan explicarse con ayuda de las leyes de la mecánica clásica y algunas simplificaciones no excesivamente gravosas para el necesario rigor científico, ni tampoco de física recreativa sino de otros fenómenos situados en la frontera y más allá de lo que podemos explicar. Cosas sobre las que podemos especular sin temor, al menos a corto plazo, de que la evidencia experimental vaya a contradecirnos. Es hablar, casi, de ciencia ficción.

La física, como la religión y la política, tiene su catecismo, formado por lo que, en cada momento, representa la ortodoxia dominante y a cuyos preceptos hay que acomodarse si uno quiere hacer carrera en los grandes centros de investigación del mundo occidental. En las fronteras de la ciencia esta ortodoxia es especialmente importante y es donde es más fácil confundir ciencia con conciencia, certezas con hipótesis y realidades con cuentos chinos cosas estas que ya no nos ocurren al intentar explicar nuestro entorno inmediato y la mayor parte de las cosas que podemos apreciar en nuestra vida cotidiana, al menos si nos comparamos con nuestros antepasados remotos y no tan remotos.

Los acontecimientos que observamos parecen responder a una cierta lógica y estar dotados de una, yo diría que maravillosa, simplicidad. La Tierra no es ya el centro del universo, como se creía antes de Copérnico o Galileo, y las órbitas de los planetas, en torno al Sol, no son circunferencias sino elipses pero sin embargo gran parte de lo que ocurre por encima de nuestras cabezas parece responder a leyes simples y comprensibles para la mayoría. Hace tiempo ya que dejamos de creer en que las cosas caen por su propio peso y admitimos que hay una ley que, sin explicar el origen de la fuerza que atrae unos cuerpos contra otros, permite al menos cuantificarla en función de las masas de esos cuerpos y de la distancia que las separa. A escalas atómicas y subatómicas, sin embargo, actúan otras fuerzas muchos millones de veces más potentes que la gravedad, que hacen que el impresionante orden que parece gobernar el universo a escala planetaria y estelar se convierta en un auténtico caos gobernado por la mecánica cuántica y por el principio de incertidumbre de Heisenberg según el cual no es posible conocer, simultáneamente, la velocidad y posición de una partícula. Einstein, que fue un hombre de impresionante creatividad en sus primeros años, pasó los treinta últimos años de su vida embarcado en la, hasta ahora infructuosa, búsqueda de una teoría que unificara todas las fuerzas conocidas y abarcara y explicara simultáneamente el movimiento de las estrellas y el comportamiento de los electrones y los quarks que informan los protones y los neutrones del núcleo atómico. Una teoría, en definitiva, que englobara su teoría de la relatividad, que explicaba razonablemente el comportamiento de las estrellas, y la mecánica cuántica, que explica hasta cierto punto el comportamiento de las partículas subatómicas.

Es posible que esa teoría, que lo explica todo, exista y es posible, incluso, que estemos preparados para comprenderla. También es posible que no. Un computador puede hacer ciertas cosas y no puede hacer otras. El cerebro humano es un computador, aunque no trabaja con algoritmos sino con patrones,  y hay cosas que, ni su actual cableado ni su experiencia le permiten y entender y  las leyes que rigen el universo están, probablemente, entre ellas. Por el momento parece que si alguien quiere hacer una carrera académica respetable en este terreno debe abrazar,  con suficiente entusiasmo, una teoría, relativamente nueva, conocida como teoría de las cuerdas según la cual, y simplificando mucho, el componente primigenio de la materia no son los quarks, que como se sabe, o se supone, son los componentes de los protones y los neutrones que conforman el núcleo atómico, y los electrones sino unas pequeñísimas, muy por debajo de nuestra actual, y previsible, capacidad de resolución, bandas de energía que pueden vibrar con distintas frecuencias produciendo, en función de ellas, una u otra de las partículas elementales. Estas bandas de energía vibrante, por el momento una creación intelectual pura, se mueven en un espacio que ya no es el espacio tetradimendional de Einstein sino uno de once dimensiones, lo que requiere un aparato matemático en parte aún por desarrollar y hará imposible, por mucho tiempo, una verificación o refutación experimental de su existencia. Salvando todas las distancias que haya que salvar, la teoría de las cuerdas recuerda un poco a  los epiciclos que los astrónomos ptolomeicos, valga la expresión, hubieron de introducir en su modelo de la esfera celeste para intentar conciliar la supuesta geocentricidad del sistema solar con el movimiento observado de los planetas.

Los físicos que soportan esa teoría, Edward Witten del Instituto de Estudios Avanzados de Princeton es el más destacado de todos ellos, creen que puede, que podrá, explicar tanto el movimiento de las estrellas, actualmente cubierto por la teoría de la relatividad como los fenómenos que ocurren a escala subatómica explicados, en buena parte, por la mecánica cuántica. Es posible que sea así pero desde luego se trata de explicaciones que siguen requiriendo bastante fe y una capacidad de abstracción que no está al alcance de la gente normal, de la misma forma que la demostración del teorema de Fermat debida a Wiles, lejos de la brillantez que Fermat parecía anunciar en sus notas marginales, es un trabajo extraordinariamente denso y pesado accesible a muy pocos -incluso entre los 200 matemáticos que asistieron a la presentación, sólo una muy cualificada minoría sobrevivió, intelectualmente hablando, a la primera pizarra- y basado en un aparato matemático y en resultados previos, como la conjetura de Taniyama,  que en la época de Fermat eran completamente desconocidos.

La búsqueda de una teoría unificada tiene que ver, desde luego, con los primeros intentos de buscar una demostración al Teorema de Fermat en el sentido de que de lo que se trataba, en primer lugar es de buscar una explicación sencilla y comprensible, una ley del tipo cuadrado inverso que se aplica a la interacción entre cargas electricas y que también parece servir  para explicar que la Luna siga dando vueltas en torno a la Tierra en lugar de, como vulgarmente se dice, salirse por la tangente. Pero la gravedad y la fuerza electromagnética no son las únicas fuerzas que actúan en la naturaleza, ni siquiera son, desde el punto de vista de la magnitud, las más importantes. Las otras dos fuerzas conocidas hasta ahora son la fuerza nuclear fuerte, que mantiene cohesionados los núcleos atómicos  y es el origen de la  energía liberada en las explosiones nucleares, y la fuerza nuclear débil responsable de la descomposición de los núcleos radiactivos.

 Puede que, en el muy improbable caso de que alguien lea esto, se pregunte que qué falta hace una teoría unificada si la mecánica cuántica y la relatividad general proporcionan, cada una en su ámbito, una explicación satisfactoria de los fenómenos observables. Esto es bastante cierto si nos circunscribimos, efectivamente, a esos fenómenos pero no está en la naturaleza humana contentarse con explicaciones parciales mientras crea que existen explicaciones más generales. Si miramos en una noche clara al cielo es casi inevitable que nos preguntemos por su evolución, por las razones por las que ha llegado a ser como es y, llevando las cosas al extremo, por las razones por las que nos podemos preguntar cosas como esa. Tampoco está en la naturaleza humana dejar las cosas sin respuesta por mucho tiempo así que el origen del universo nunca ha carecido de una explicación, que hasta no hace mucho han tenido más que ver con la religión que con la ciencia pero que, en todos los casos, han proporcionado un modelo relativamente satisfactorio para intentar explicar lo inexplicado.

En una leyenda nórdica compilada en el siglo XIX en Islandia se decía que al principio no había más que dos regiones de hielo y fuego al norte y al sur respectivamente, que el fuego fundió parte del hielo y que de las gotas de hielo surgió un gigante que se alimentaba gracias a una vaca que hubo que hacer aparecer para evitar que el gigante muriera de hambre. Para alimentar a la vaca hubo que introducir también un poco de hierba … A medida que se van haciendo preguntas hay que ir complicando las condiciones iniciales hasta que el escenario es completamente inmanejable. La mayor parte de las culturas han construido, con más o menos imaginación, su propia explicación del origen del universo que durante algún tiempo ha constituido el modelo corriente. La tradición judeo cristiana atribuye la creación a la voluntad de una entidad superior y la secuencia de acontecimientos descrita por el génesis es, según Pio XII, compatible con la más extendida y aceptada de las teorías actuales, que ha recibido el nombre que inicialmente le dieron sus detractores, Big Bang o gran explosión.

 Una vez abandonado el modelo de Ptolomeo y constatado que el hombre,  el planeta que habitaba e incluso la estrella en torno a la cual giraba ese planeta, estaban muy lejos de ser el centro del Universo, la teoría científica dominante pasó a ser la que sostenía que el universo era algo que había estado ahí siempre y que ahí iba a seguir y por lo tanto resultaba innecesario preguntarse por su origen o deprimirse pensando en su final. Los trabajos del sacerdote y científico belga Lamaitre, basados en las ecuaciones de la relatividad de Einstein, presentan el universo como asimilable a un fluido en expansión y las observaciones del astrónomo norteamericano Edwin Hubble confirman el alejamiento de las galaxias a velocidades que se incrementan con la distancia. Esta constatación, la de que las galaxias se alejan, está basada en el efecto doppler aplicado a la luz que llega de las galaxias. Este efecto está basado en el mismo principio que aplicaría la familia de un viajero del siglo XIX, antes del correo electrónico, que se compromete a escribir a su familia una vez a la semana. Mientras el viajero permanece en la misma ciudad las cartas llegan a su familia precisamente con la frecuencia de una semana pero si el viajero se está alejando las cartas han de recorrer cada vez más camino y la familia recibe las cartas separadas por intervalos cada vez más largos. Si las galaxias se alejan unas de otras parece razonable concluir que han estado más cerca en el pasado, hasta llegar, si se retrocede lo suficiente, a estar arbitrariamente cerca. Gamow, uno de los científicos del proyecto Manhattan, que como se sabe terminó con el lanzamiento de dos bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki en agosto de 1945, basándose en la aparición de nuevos elementos, detectables muchos años después en el desierto de Nuevo Méjico, escenario de la primera explosión nuclear experimental, concluyó que todo pudo haber empezado con una explosión, la gran explosión o Big Bang, en el momento en que la materia del universo estuviera concentrada en un punto.

domingo, 8 de junio de 2014

Diálogos para besugos II


- Buenos días. ¿Es aquí donde se vota al PP?
- No, señor.
- ¿Y al PSOE?
- ¿Va a votar al PSOE?
- Desde luego que no. ¿Por quién me ha tomado?
- Pues para votar al PP tiene que ir a aquella mesa de allí.
- ¿Al PP? Ni loco.
- Pero ¿No ha preguntado si aquí se votaba al PP o al PSOE?
- Si. Quería comprobar si aún había alguien que les votaba.
- Eso a usted no le importa. Si no va a votar, aquí no se le ha perdido nada. Váyase.
- No tengo que decirle a usted si voy a votar o no. Quizá vote. ¿A quién se puede votar en esta mesa?
- A nadie. En esta mesa no se vota.
- Pues  yo quiero votar. Quizá vote a nadie.
- Pues eso ya está hecho. Puede irse.
- ¿Eso es todo? ¿No tengo que poner mi voto en la urna?
- ¿Para qué?
- ¿Cómo que para qué? Tengo derecho a votar a nadie si quiero. Y quiero que se cuente mi voto cuando se abra la urna.
- Si es por eso no se preocupe. No vamos a abrir esta urna.
- ¿No? ¿Y por qué la han puesto ahí?
- Bueno, la urna está puesta, pero ya ve que no tiene ranura para introducir las papeletas. Además tampoco hay papeletas.
- Yo traigo mi papeleta de casa. Y quiero echarla en la urna. Haga el favor de abrirla.
- ¿Abrir la urna antes de que finalice la votación? ¿Está usted loco? Eso es imposible. Es un delito.
- Bueno, pues esperaré a que finalice la votación y entonces le daré mi voto.
- De ninguna manera. Una vez finalizada la votación, nadie puede votar.
- Entonces todo está en orden. Yo soy nadie.
- ¿Nadie? ¿Y va a votarse a usted mismo? ¿No le da vergüenza?
- Quizá me vote. Y puede que no. No tengo por qué darle explicaciones a usted. Ni a nadie.


martes, 27 de mayo de 2014

El PSOE se renueva... otra vez.

El PSOE amaga con un nuevo proceso de renovación que, necesariamente, se saldará en falso porque en realidad y como de costumbre no se renovará... más que lo cosméticamente imprescindible. Y no se renovará nada más, porque no es tan sencillo como parece. Renovar, en este contexto, significa sustituir viejas caras por caras nuevas, es decir, poner en la calle a los que están y llevar al poder a una nueva generación de políticos no necesariamente más jóvenes pero sí más capaces y más en contacto con la realidad. Pero, claro, está el problema de qué hacer con los sustituidos, que es tan grave, si no más, que el de dónde sacar a los sustitutos, nada sencillo, tampoco, en un sistema, evidentemente no me refiero sólo al PSOE, donde los dirigentes tienden a rodearse de majaderos y tiralevitas que, además, no les hagan sombra. De esta forma, casi puede garantizarse que el sustituto de un presunto tonto será un imbécil aunque, eso sí, con la habilidad necesaria para trepar en la organización. Con la política pasa algo parecido a lo que ocurre en la economía. En un entorno de crecimiento pueden asumirse las deudas que hagan falta en la confianza de que podrán pagarse en el futuro. Si los vientos políticos son favorables siempre habrá un lugar, un consejo de administración, un puesto en el senado o una canonjía más o menos significativa pero bien pagada,  para los políticos amortizados o retirados del primer plano. Pero si el entorno económico es contractivo o el panorama político sombrío, las deudas asumidas no podrán pagarse y no habrá suficientes puestos nuevos para políticos viejos, de manera que los que están en el poder se aferrarán con fuerza a sus puestos actuales y la renovación será pura filfa, igual que en otras ocasiones. Y, de cualquier modo, no hay que fiar demasiado a una cara nueva, véase el caso de Zapatero, a no ser que esté totalmente desconectado del aparato actual y tenga la formación y experiencia suficientes para comprender el mundo en el que vive y saber que hay una vida real, más allá de las intrigas y trapisondas de partido. Aunque, a estas alturas, puede que ya no importe mucho a quién pongan.

sábado, 24 de mayo de 2014

Fútbol y elecciones.

El partido de fútbol de esta noche en Lisboa, está, con seguridad, muy por encima de las elecciones de mañana en las prioridades de la gente. Ochenta mil personas han viajado hasta el lugar del encuentro, sin entradas para el campo de fútbol, sólo para estar con su tribu, desafiar a gritos a sus oponentes y beber y entonar juntos sus cantos de victoria o lamerse las heridas cuando la batalla finalice. Otros muchos se reunirán con el mismo objeto en una u otra plaza de la principal avenida de Madrid y de otras ciudades. Los que compiten por un puesto en el parlamento europeo y los líderes cuya supervivencia depende del éxito o el fracaso de sus correligionarios estarán, esta vez, casi solos, sobre todo los que no encuentren a tiempo excusas para justificar su derrota. Y  el lunes, o el martes, todo habrá terminado y todo volverá a empezar de nuevo.

sábado, 3 de mayo de 2014

Una historia que podría repetirse.

Movimientos de tropas en Rusia y Ucrania (WaPo)
El 29 de julio de 1914, el zar Nicolás II decretó la movilización general del ejército ruso para hacer frente a la amenaza austríaca contra Serbia, poniendo en marcha un mecanismo fatal y en la práctica, irreversible. Algo que condujo inevitablemente a la guerra y esta a la revolución y que acabó, en Rusia, con la autocracia zarista para sustituirla por un régimen de partido único, controlado por el Partido Comunista, que siguió en el poder hasta el colapso de la Unión Soviética a finales del siglo XX. Cien años después, Vladimir Putin, antiguo jefe del KGB, la policía política del régimen soviético, es el presidente de Rusia que, con una minoría amenazada como excusa formal y razones neoimperialistas, geoestratégicas y sobre todo, energéticas y económicas de fondo, está moviendo sus tropas y a su país hacia la guerra. Ucrania, formó parte de la extinta Unión Soviética y tiene, actualmente, un gobierno de facto, que no controla partes importantes de su territorio, pero parece contar con el apoyo de Europa y de Estados Unidos. Que la guerra, más allá de escaramuzas localizadas, parezca hoy imposible, no es sino una similitud más con la situación en Europa en los años que precedieron al verano de 1914.

miércoles, 30 de abril de 2014

Somos los primeros

...Termino resumiendo la posición de nuestro país en pocas cifras. España ha situado otra vez tres entre los 8 primeros del mundo. Podemos presumir de tener 7  entre los 50, y 10 entre la élite de los 100 grandes.
Ni Francia, ni Italia, ni los países nórdicos, ni Japón, ni Estados Unidos, ningún otro país puede presentar un balance semejante. Como decía ayer en twitter, nos sobran motivos para sentirnos orgullosos. José C. Capel en El Pais.

¿Centros de investigación en la lucha contra el cáncer? No. ¿Universidades? Tampoco. Creo que no tenemos ninguna entre las 200 primeras. Nuestro esforzado corresponsal, que dice no entender muy bien como se ha elaborado una lista que ha apeado del primer puesto a un restaurante catalán para dárselo a uno danés, habla de cocineros, de cocineros y de restaurantes. Supongo que este será uno de los indicadores que maneja el Sr. Guindos para anunciar, con más voluntad que gracia, la inminente recuperación de los índices de crecimiento. Es obvio que cualquier anuncio de este gobierno, sobre todo si tiene que ver con cuestiones económicas, pongan o no por medio a Santa Teresa o a la virgen del Rocío, hay que tomarlo a beneficio de inventario pero, además y en el caso particular del Sr Guindos, uno no puede menos que preguntarse cómo se llega de responsable en Europa de Lehman Brothers, una de las empresas americanas que llenaron, deliberadamente, los mercados financieros de basura y estuvieron a punto de hundir completamente la economía a mediados de 2008,  a ministro del gobierno de España, invirtiendo el funcionamiento de la puerta giratoria que solía llevar ministros complacientes a las empresas a las que habían complacido. La formación y la experiencia previa del Sr. Guindos parecen tener que ver, sobre todo, con una economía que podríamos llamar de casino, en la que el dinero ficticio es la única mercancía que se intercambia y probablemente, lo ignora todo sobre la economía real y su funcionamiento. Para gentes que juegan con dinero generado en terminales de computador las disquisiciones sobre la distribución de recursos escasos carecen de significado real y el éxito o el fracaso de una política económica se mide exclusivamente en términos de capacidad de endeudamiento a precios razonables. Y para asegurar eso basta con unos pocos trucos de trilero en las cuentas públicas y el pequeño detalle de asegurar a los tenedores de deuda, mediante una enmienda constitucional, iniciativa del Sr. Zapatero secundada con entusiasmo por el Sr. Rajoy,  que el pago de la misma está, en España, por encima de cualquier otro compromiso que pueda tener el estado, sanidad y educación, por supuesto, incluidas.

Por lo demás, aquí, en Aragón uno de los imputados por presunta corrupción y apropiación indebida en el vidrioso asunto de Plaza, al que la puerta giratoria llevó a convertirse en alto cargo de telefónica, va a impartir un curso a líderes latinoamericanos sobre... corrupción, transparencia e intereses en conflicto. Hay quién se ha escandalizado, pero siempre se ha dicho que para dar clase de algo hay que ser especialista... aunque sea presunto. Si aquí, que hemos sido autodidactas, hemos llegado donde hemos llegado, qué no cabe esperar de esos países donde sus líderes recurren desde el principio a las mismas fuentes de la sabiduría.

jueves, 13 de marzo de 2014

Creced y multiplicaos


'Creced y multiplicaos', dicho en un planeta redondo y con recursos limitados y a gentes de no muchas luces, ha resultado ser, a largo plazo, una solemne tontería. Y que dios, si fue él el que lo dijo, me perdone. Hay quién atribuye la responsabilidad de la catástrofe que se nos viene encima a Bush, Obama, Rajoy, Berlusconi, ZP o Aznar pero ni ellos ni ninguno de sus colegas son, en sentido estricto, realmente responsables. Es posible que alguno de ellos pudiera ser procesado por ladrón o por mentiroso y más de uno por imbécil o por idiota, si la idiotez fuera punible que, por suerte para tantos y tantas tontos y tontas, aún no lo es, pero ninguno de ellos ha tenido nada que ver con un problema que hunde sus raíces en la imposibilidad física de sostener aquel 'creced y multiplicaos' más allá de unos pocos milenios. Nuestros problemas actuales los provocan la escasez de recursos, la degradación acelerada del medio, como consecuencia del uso irracional de esos recursos y la incapacidad para comprender las letales consecuencias de un crecimiento exponencial de cualquier magnitud.

martes, 4 de marzo de 2014

El gobierno anuncia, otra vez, la inminente recuperación de la economía.

Cuando los ministros del gobierno, o su presidente, hablan, y la verdad es que últimamente no callan, de recuperación o de salida de la crisis hay dos posibilidades. La primera es que lo que dicen no tenga el menor fundamento, cosa que, aún siendo preocupante, no lo es demasiado. No entienden nada del mundo en el que viven y ya que tienen que hablar o hacer algo, dicen y hacen lo primero que se les ocurre, teniendo en cuenta, si los tienen, el número de factores que pueden manejar a la vez, generalmente uno, de los muchos concurrentes y siempre que crean que que lo que dicen les va a dar votos o responde a los intereses, económicos o ideológicos, que representan, con lo que el daño que pueden causar está limitado, ya que, en principio, tratarán de no enajenarse, a la vez, la voluntad de demasiada gente y siempre cabe la posibilidad de que, alguna vez, acierten por casualidad. Además, no hay en esto nada nuevo ni nada que no fuera a hacer cualquiera de los que ahora están en la oposición. La segunda es que, a pesar de la abrumadora evidencia en contra, se crean lo que están diciendo, es decir, que gracias a sus 'reformas' o a la intercesión de Santa Teresa o de una cualquiera de las innumerables vírgenes que veneran y condecoran, la crisis ha quedado resuelta, las fuentes volverán a manar leche y miel y todos seremos en poco tiempo, al menos, tan felices como antes de que los sociatas nos arruinaran. Esta posibilidad es, ciertamente, mucho más preocupante. Con gente así cabe esperar cualquier cosa.

jueves, 30 de enero de 2014

El discurso que ningún presidente de Estados Unidos ha pronunciado... aún.

Traducido al español de un post de George Mobus en su blog: http://questioneverything.typepad.com/question_everything/2014/01/the-real-state-of-the-union-and-world.html.

Queridos seres humanos, el estado del mundo no es bueno.


Siento informarles de que los Estados Unidos son,  probablemente, la mayor y la más importante causa unitaria de la situación en la que nos encontramos. Nuestra insistencia en conceptos como que la avaricia es buena, el crecimiento económico es bueno la financializacion es buena, y la acumulación personal de riqueza es buena,  es el factor subyacente que está llevando a la destrucción de nuestro entorno y al agotamiento de recursos naturales críticos. Lo que estamos haciendo, aparentemente sin pensar en las consecuencias, no es sostenible ni siquiera durante las próximas décadas. Para decirlo sucintamente, ¡estamos j...!.

Los Estados Unidos han dirigido el mundo en una búsqueda enloquecida de cualquier cosa que pudiéramos explotar. Hemos dirigido el mundo creando tanta polución que el entorno natural no puede ya absorberla ni procesarla. Ahora China está intentando hacerlo lo mejor que puede para seguirnos. Europa, en su mayor parte, ha sido un poco menos culpable, pero ha hecho también lo posible por mantener las apariencias. India, las naciones africanas los estados del MENA y los BRICs y cualquier otro entre ellos, están deseando tener lo que los americanos hemos tenido. Si los 7200 millones de personas actualmente sobre la tierra llegaran al mismo nivel de consumo y alcanzarán el mismo estilo de vida que los americanos (la clase media) necesitaríamos cinco tierras y media sólo para empezar. Obviamente esto no va a ocurrir.

Hemos estropeado las cosas de tan mala manera que nuestra civilización tiene una elevada probabilidad de colapsar y caer en el caos. Si están familiarizados con dinámicas críticamente auto organizadas (naturalmente, casi ninguno lo está) reconocerán que la presión ha subido mucho y muchos pequeños colapsos ya han ocurrido. El grande está llegando y probablemente no tardará mucho. Podemos esperar un despoblamiento masivo y una caída brutal de los estándares de vida de los supervivientes. Creer que, de alguna manera, nuestra situación actual es diferente a la de anteriores civilizaciones  con respecto a la posibilidad de colapso, son sólo buenos deseos, pensamiento positivo y esa clase de cosas. Pero hay, en realidad, una diferencia con el estado actual de las cosas y las consecuencias de un colapso. En todas las civilizaciones locales anteriores, después del colapso los supervivientes tenían algún lugar a donde ir, donde los recursos estuvieran todavía disponibles. En esta ocasión estamos hablando de todo el planeta. No hay ningún otro sitio a donde ir.

El colapso a esta escala, combinado con cambios climáticos masivos y elevaciones del nivel del mar puede, muy bien, llevar a la extinción de nuestra especie. Tenemos que reconocer esto al menos, como una posibilidad. De hecho nuestra destrucción de hábitats y ahora los efectos climáticos añadidos, están llevando a muchas especies de plantas y animales al borde de la extinción. Muchas, desafortunadamente, están ya bailando sobre el precipicio.

Y ahora, vamos con las verdaderamente malas noticias. No hay absolutamente nada que yo, como Presidente, o el congreso o cualquiera pueda hacer para cambiar las cosas. La mayor parte del problema puede focalizarse en ustedes, el pueblo. Ustedes no saben nada de cómo funcionan las cosas. Ustedes no quieren perder tiempo en intentar comprender el mundo. Lo que ustedes quieren, básicamente, es vivir bien y dejar el trabajo de arreglar las cosas a sus representantes electos. El problema es que estos representantes no tienen tampoco la menor pista de por dónde van las cosas. Y cuando alguien intenta hablar y  señalar los problemas y lo que podríamos intentar hacer, es objeto de risa, marginado, o simplemente ignorado. La ignorancia y la estupidez nos han derrotado ya en todos los frentes.

En conclusión, tengo que decir que sospecho que habrá sólo unos pocos discursos más del estado de la unión en el futuro. La verdad se abrirá, finalmente, paso. Por supuesto para entonces será con mucho demasiado tarde para hacer nada. En realidad ya es demasiado tarde. En el mejor de los casos unos pocos, inteligentes y con capacidad para mirar hacia delante trabajarán y se organizarán para sobrevivir al caos. Puede que haya una especie de seres humanos en un distante futuro, pero sólo si desarrollan una mayor capacidad para entender el mundo de la que nosotros tenemos.

Buenas noches. Y esperanza para lo mejor. No tiene sentido pedir a Dios que nos bendiga.

viernes, 6 de diciembre de 2013

En defensa del analfabetismo

Julio Camba.
Nueva York, 17 de junio de 1931.
Mucho me temo que mi querido amigo Marcelino Domingo, ministro de Instrucción de la joven República española, inicie en serio una campaña contra el analfabetismo. El analfabetismo, como causa de atraso y de barbarie, es una superstición de nuestras izquierdas. “Hay que leer”, se dice; pero “¿Qué es lo que hay que leer?”, preguntaría yo. Para mí, este punto es de una importancia capital y, mientras alguien no me lo aclare de un modo satisfactorio, votaré por el analfabetismo. Yo creo, en efecto, que si España quiere conservar la originalidad de su carácter y de su inteligencia tiene que poner a salvo de las pamplinas periodísticas y los lugares comunes literarios un 50 por 100, cuando menos, de su población. Muy bien que en los Estados Unidos, el país de los trajes hechos y las sopas hechas, la gente utilice también pensamientos de fábrica. En este país el desarrollo de la instrucción primaria está justificado por la necesidad de destruir el pensamiento individual, pero España es el país más individualista del mundo, y no se puede ir así como así contra el genio de una raza. Ahí cada cual quiere pensar por su cuenta, y hace bien. Un pensamiento propio, por modesto que sea, vale más para uno que todo Pascal o La Rochefoucauld.
No hay que homologar analfabetismo con estupidez. Al contrario. Sin hablar de Homero, que era un analfabeto, no de las sagas norsas, que fueron hechas por analfabetos, ¿en dónde hay una literatura comparable a la de nuestro refranero y nuestra poesía popular? La cultura no aminora la estupidez de nadie. Puede aminorar el entendimiento, eso sí, pero nunca la estupidez, para la que constituye, en cambio, un instrumento precioso. Por mi parte opino que en España solo los analfabetos conservan íntegra la inteligencia, y si algunas conversaciones españolas me han producido un verdadero placer intelectual, no han sido tanto las del Ateneo o la Revista de Occidente como las de esos marineros y labradores que, no sabiendo leer ni escribir, enjuician todos los asuntos de un modo personal y directo, sin lugares comunes ni ideas de segunda mano.
Convendría dejar ya de considerar el analfabetismo español como una cantidad negativa y empezar a estimarlo en su aspecto positivo de afirmación individual contra la estandarización del pensamiento. Pizarro firmó con una cruz el acta notarial en el que se comprometía a descubrir un imperio llamado Birú o Pirú que quizá estuviese bastante al sur del Darién, y que terminó la conquista con otra cruz: una cruz que trazó con su propia sangre sobre las baldosas de su palacio de Lima, al caer en él acribillado a estocadas. Y no es que Pizarro haya descubierto el Perú a pesar de ser un analfabeto. Es que, probablemente, solo muy lejos de la letra de molde se pueden forjar caracteres de tanto temple.
Claro que ningún país puede mantenerse en pleno analfabetismo. Alguien tiene que saber de letras y de números, como alguien tiene que saber de leyes, alguien de Ingeniería, alguien de Medicina, etc., pero mi ideal con respecto a España es este: mientras no se descubra un procedimiento para que sean los analfabetos quieren escriban, que el arte de leer se convierta en una profesión y que solo puedan ejercerlo algunos hombres debidamente autorizados al efecto por el Estado.

martes, 18 de junio de 2013

Verano

El verano amaga con un par de días de calor sofocante y vuelve después sobre sus pasos dejando un par de días de lluvia y ocho grados menos de temperatura. Dentro de una semana el Sol alcanzará la parte más alta de su recorrido por el hemisferio norte, mientras las lluvias adelantan el deshielo y desbordan los ríos. El calor irá, sin embargo, aumentando hasta que, a mediados de agosto y sobre todo en septiembre, bajen otra vez  las temperaturas y llegue el otoño y también el invierno astronómico que tampoco será, seguramente, un invierno como los de antes, pero puede ser un poco más difícil que el anterior. Las cosas no están bien pero no acaban de estropearse del todo y por eso el gobierno sigue anunciando, aunque nadie lo tome en serio, brotes verdes y un crecimiento imposible y su presidente pone al AVE Madrid-Alicante como ejemplo de lo bien que está este país. Por sus obras los conoceréis, dijo el Señor. Y por las nuestras nos conocen, dice el gobierno, pero lo que Mateo (Mt 7 15-20) quería decir es que nos guardáramos de los falsos profetas que son los que se regocijan inaugurando AVES mientras suprimen trenes convencionales y omiten mencionar sus aeropuertos sin aviones, ciudades de la cultura sin libros ni cultura, submarinos que no flotan y otras maravillas no menos notables. Pero todo se va deteriorando lentamente, aunque no tan lentamente como para que el deterioro resulte reversible. Hay cosas que teníamos y que dábamos por supuestas y que ya no tenemos y que dentro de poco tampoco extrañaremos y así iremos, lentamente, de una a otra forma de vida hasta que nuestra especie, que durante poco más de un millón de años ha dominado un planeta que tiene cuatro mil millones de años de edad, se extinga para dejar paso a otra u otras que quizá no sean tan inteligentes o que quizá lo sean más y aguanten aún menos tiempo. El planeta y el Sol que lo calienta tienen aún, en teoría, para unos cuantos millones de años, quizá miles de millones, si un meteorito del tamaño adecuado no pone fin a todo esto antes de que el Sol se transforme en una supernova así que hay tiempo para todo. Claro que, los ochenta años de esperanza de vida que todos tenemos al nacer, que no son gran cosa y que parecen aún menos cuando se está a punto de cumplir sesenta, hacen que sea innecesario preocuparse por acontecimientos tan remotos o impredecibles.

lunes, 4 de marzo de 2013

Todo va a ir... ¿mejor?

Hace unos años, tres o cuatro, surgió en España una curiosa iniciativa para salir de la crisis, impulsada por las Cámaras de Comercio, el Banco de Santander y Telefónica, entre otros, que constituyeron para llevarla a cabo la denominada Fundación Confianza. La iniciativa, que contaba con el apoyo del gobierno socialista y en consecuencia, también con la firme desaprobación del Partido Popular, entonces en la oposición,  cristalizó en una página web estosololoarreglamosentretodos.com en la que la se contaban historias edificantes, de superación y emprendimiento y se recogían adhesiones para devolver a los ciudadanos la confianza en nuestro país y sacarlo de la crisis. Unos pocos miles de personas mostraron su aprobación en el apartado correspondiente y unas pocas docenas escribieron en el sitio sus historias ejemplares, pero la iniciativa se apagó rápida y silenciosamente y ni de la página ni de la Fundación queda hoy el menor rastro. La iniciativa puede parecer, ahora, una tontería, pero eran tiempos en los que el entonces presidente del gobierno, Sr. Zapatero, solía decir que el pesimismo no creaba puestos de trabajo. Cabe suponer, a sensu contrario, que el buen hombre creía que el optimismo sí que los creaba pero eso no llegó a decirlo.

El conflicto entre optimistas y pesimistas, que se autodenominan realistas, es viejo y en España, supongo que también en otros países, el gobierno suele ver la realidad con optimismo, en la medida en que considera necesario aparentar que hay alguna relación causal entre esa realidad y su acción política, mientras que la oposición suele ser pesimista por las mismas razones. El optimismo, sin embargo, solía gozar, hasta no hace mucho, de mayor predicamento entre la gente que el pesimismo y no son pocos los que aún parecen creer que una visión optimista de la realidad tiene sobre ella efectos benéficos y también que los optimistas gozan, en general, de una vida más larga y saludable que los cenizos, que es la forma popular de designar a los pesimistas. Sin embargo y en relación con esta última cuestión, un trabajo firmado por el profesor Frieder R. Lang de la universidad alemana de Erlangen-Nuremberg y publicado en la revista Psychology and Aging, sostiene exactamente lo contrario, es decir, que el pesimismo ante el futuro además de, o quizá por, ser más realista en casi cualquier circunstancia, puede hacer que la gente viva más cuidadosamente y tome las debidas precauciones en relación con su salud y su seguridad y en consecuencia viva más y en mejores condiciones.

El optimismo, que tal como están las cosas suele verse defraudado con cierta frecuencia, no alarga, pues, la vida y a medio plazo tampoco parece que la haga más fácil o feliz pero, confundido, a veces, con lo que ha dado en llamarse pensamiento positivo, puede contribuir a incentivar la inversión y sobre todo, el consumo y a crear la ilusión, durante un cierto tiempo, de que se puede mantener indefinidamente un crecimiento físicamente imposible o volver a él cuando se quiera a base de trucos de funambulismo. El optimista no necesita tener en cuenta todos los aspectos de la realidad, cosa por demás complicada y le basta con fijar su atención en los que contribuyen a fortalecer su posición, algo que, por supuesto, también hacen los pesimistas o cualquiera de nosotros. La realidad actual, sin embargo, es demasiado compleja y no suele adaptarse bien a modelos simplificados en exceso o construidos para mantener prejuicios.

Así, se puede creer que una subida de la bolsa, que se produce por razones que cada vez tienen menos que ver con la marcha real de las empresas o una bajada de la prima de riesgo, que se mueve al compás de declaraciones más o menos solemnes de los responsables políticos, son síntomas de que las cosas van a ir a mejor. Acabo de leer ahora mismo que hoy,  por ejemplo, el Dow Jones ha alcanzado su máximo histórico absoluto y eso mientras la economía norteamericana sigue al borde del colapso a pesar de estar financiada por medio mundo. Ya tenemos un titular optimista. O se puede anunciar a bombo y platillo que se ha descubierto un nuevo yacimiento de petróleo tres kilómetros por debajo del fondo marino, en Brasil, sin aclarar que su contenido, suponiendo que pudiera ser extraído a coste cero, serviría escasamente para cubrir el consumo de dos días. Por supuesto no puede ser extraído a coste cero, pero la noticia optimista ya está en todos los periódicos anunciando una nueva era de abundancia. El gobierno, este y el anterior, suelen presentar cada dos o tres semanas, como un éxito, el hecho de que hayan conseguido colocar 2, 3 o 4 mil millones en bonos del tesoro o deuda pública que se incrementa, claro en la misma cantidad, pero esto sólo puede considerarse un éxito si se tiene en cuenta que la alternativa, no conseguir la financiación, podría traducirse en la imposibilidad de pagar la factura del petróleo, servicios fundamentales y el sueldo de los empleados públicos. Lo de pagar algún día la deuda no se lo plantea nadie. Cuando no nos fíen… ya se verá o ya verán los que estén. El Director, presidente o lo que sea de Bankia, Goirigolzarri, creo que se llama, decía esta mañana, muy ufano y optimista el hombre, que en 2014 o 2015 el engendro que preside empezará a ser rentable y podrá ser privatizado. Y ha añadido que, en su opinión, los niveles de corrupción en España son intolerables. No se me ocurre ningún comentario. Ustedes mismos.

 Pero si se dispone de una tribuna suficientemente alta, como la Sala de Prensa de un Ministerio o la Presidencia de un Banco que aún no se haya hundido, ni siquiera se necesita argumentar. Basta con transmitir consignas. La ministra socialista de Economía y Hacienda, Sra. Salgado y los actuales ministros de Economía y de Hacienda, Sres. Guindos y Montoro, han venido anunciando, una y otra vez y siempre para un futuro inmediato, aunque algo impreciso, la vuelta al crecimiento, imprescindible para que esta economía de casino siga funcionando, con la esperanza de que, alguna vez, se cumpla la predicción y se olviden los fiascos anteriores. El domingo pasado lo volvía a hacer el Sr. Guindos,  en declaraciones que será interesante releer en diciembre y el lunes, con el número de parados superando por primera vez los cinco millones, el gobierno se congratulaba de que las cifras indicaran, según ellos, una ralentización del incremento mensual del desempleo.

En definitiva y por resumir, esta forma positiva de ver el futuro puede ser bienintencionada o responder a los intereses, coyunturales o estratégicos, de quien la mantiene, pero de ninguna manera es inofensiva. Pretende evitar que la gente esté a la defensiva y perpetuar el statu quo ante crisis que responde, sobre todo, a los intereses económicos de determinados sectores como, por ejemplo, la banca pero también a una atávica tendencia de la especie a ignorar el peligro escondiéndose en una cueva hasta que escampe. Sin embargo, reconocer la posibilidad, al menos, de un cambio radical de modelo económico y social, antes de que el nuevo se imponga por la fuerza de los hechos, nos daría, o nos hubiera dado, la oportunidad de aprovechar los recursos aún disponibles para preparar el futuro. Sostener, contra toda evidencia, que esto es una crisis pasajera y que, para salir de ella, basta con apretarnos el cinturón para que el gobierno de turno pueda destinar nuestro dinero a  pagar una deuda que crece sin control y sin que haya la más mínima posibilidad de saldarla algún día, en el mejor de los casos, un mal chiste del que aún hay quien se ríe. Pero cada vez son menos.
Es evidente, no tienen más que preguntarle a casi cualquiera por la calle, que hay muy poca gente que se crea una sola palabra de lo que lee en los periódicos o ve en la televisión, a no ser que salga en Salsa Rosa o algún programa similar, pero la palabra tiene, en todas las religiones, efectos taumatúrgicos y basta con que cualquier autoridad, si es europea o americana, mejor, haga una declaración optimista, haré lo que sea para salvar el Euro, Draghi dixit, por ejemplo, para que la bolsa suba, la prima baje y el modelo económico actual tenga unas semanas o meses, más de vida. La cuestión es que es casi seguro que eso no es lo que nos conviene a la mayoría y desde luego no es lo que le conviene a cualquiera que tenga menos de cincuenta años.

Enviado a ECA. 7/3/2013

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Que más da....


He aquí el último post, traducido del original inglés, de George Mobus sobre las elecciones norteamericanas. 

¿¿¿Quién ganará???

Les puedo decir ya quién ha perdido. Los ciudadanos de los EE.UU. (y del mundo). El ecosistema global. Las generaciones futuras. Innumerables especies.

¿No sería agradable hacer un experimento científico real?. Necesitamos tres planetas Tierra, todos empezando  en el estado actual. En una Tierra elegiríamos a Romney, en otra a Obama y en la tercera a una persona al azar. Ahora observamos la evolución de los planetas durante los próximos cuatro años. ¿Cuáles serían los hipotéticos resultados?

Muchas personas votan por Obama como el candidato menos malo – el que hace menos daño -. Otros muchos votan a favor de Romney como el menos propenso al socialismo, el que va a devolver a América sus excepcionales raíces. Todos los votantes tienen visiones muy diferentes acerca de cómo irán las cosas en los dos primeros escenarios (nadie piensa en el tercero). Pero todas esas hipótesis se basan en suposiciones totalmente incorrectas sobre el estado del mundo y sobre lo que es posible en el futuro.

La realidad es que las fuerzas en juego. las que darán forma a nuestro mundo en los próximos años, son ya demasiado poderosas y han avanzado demasiado para que cualquiera de los dos candidatos reales e incluso el candidato aleatorio, tengan un impacto significativo sobre lo que está pasando.  Nos estamos quedando, irremediablemente, sin la energía neta necesaria para hacer trabajo útil. El clima está ya más allá del punto de no retorno hacia un cambio devastador. Ya no será posible apreciar la diferencia entre lo que el presidente Obama o el presidente Romney hacen, para bien o para mal. Ninguno de ellos tiene siquiera una pista acerca de lo que está llevando al colapso la economía mundial,  por lo que tampoco tienen ni idea de lo que hay que hacer para disminuir el daño y mucho menos para cambiar el curso de los acontecimientos.  Podríamos haber elegido a cualquier persona al azar para hacer el mismo trabajo.

Por supuesto, a causa de su ceguera, cada uno de ellos causará problemas al tratar de arreglar las cosas de acuerdo con sus ideologías y creencias acerca de cómo funciona el mundo. Obama ya ha hecho un daño irreparable a la economía real al permitir que el mundo financiero siguiera robándonos y eso no va a hacer más que empeorar. Y su creencia de que de alguna manera, la inversión en energías alternativas podría mejorar las cosas, si no darles la vuelta (empleos verdes y todo eso), no casa con la realidad científica, ¡a pesar de que su Secretario de Energía es un premio Nobel de Física! Este daño es insidioso ya que, superficialmente, puede parecer un intento de preservar la normalidad. Incluso puede parecerles, a los ingenuos, que las políticas de Obama están funcionando. La situación del empleo parece un poco mejor (pero hay que mirar más profundamente, por ejemplo a los salarios reales perciben los nuevos empleados). Sospecho que la actual y aparente mejora de las cifras económicas se evaporará rápidamente tras las elecciones. Si Obama gana, de hecho, podríamos ver una caída muy rápida en una seria recesión / depresión cuando los republicanos, en una política de tierra quemada, nos empujen hacia el llamado abismo fiscal.

Por su parte, Romney hará daño precisamente por no tener ninguna pista sobre lo que habría que hacer. Está impulsado por una ideología (por ejemplo, de los hermanos Koch) que es el mismo conjunto de creencias que nos ha llevado hasta donde estamos ahora. Y si gana, apuesto a que habrá una significativa resistencia demócrata en el Senado, similar a la que los republicanos han hecho en la Cámara de Representantes durante el mandato de Obama imposibilitando de facto cualquier avance en cualquier sentido -stalemate-.

Y si usted está preocupado por el efecto en la Corte Suprema de la presidencia de Romney, no lo haga. En primer lugar no hay realmente ninguna razón para creer que Obama vaya a nominara a alguien que no pertenezca a la corporatocracia o a  Wall Street. Quizá podría, pero su falta de cualquier acción significativa contra Citizens United sugiere que él también es propiedad de los negocios. Cree que el capitalismo es, después de todo, la respuesta a los problemas. En segundo lugar, la escala de tiempo en el que en el que el nombramiento de un juez puede tener algún efecto es demasiado largo en relación con el tiempo que falta para que las ruedas se salgan de la vía.  Si hoy la gente está preocupada por lo que el tribunal pueda resolver en cuestiones como el derecho al aborto o el matrimonio homosexual, pronto se olvidarán de eso cuando los problemas de conseguir alimentación adecuada y otros recursos empiecen a dominar la escena. La Corte Suprema se volverá tan irrelevante como lo es ahora el Congreso o la Presidencia.

Mi hipótesis es que, desde una cierta distancia, nadie será capaz de apreciar alguna diferencia entre los tres planetas.  Simplemente, no hay nada que un ser humano puede hacer para revertir o siquiera ralentizar significativamente la contracción inevitable de la economía mundial y los impactos de los graves acontecimientos climáticos que sobrevendrán. Y eso, más que cualquier otra cosa, es lo que va a cambiar nuestras vidas.

Feliz votación.