miércoles, 7 de octubre de 2009

Crisis (a la española)

Es evidente que estamos pasando, que no superando, una etapa difícil. Una crisis financiera tras la que se esconde una, prácticamente insoluble, crisis monetaria, complicada con un agotamiento del modelo productivo y a medio plazo con la imposibilidad misma del crecimiento, por falta de energía para impulsarlo. Pero eso es fuera de España. Aquí lo que nos preocupa son las andanzas de unos cuantos golfos en Valencia, en Madrid y en media España, que nos tienen a todos muy entretenidos. Un estúpido circo propiciado por un sistema judicial que o es ineficaz, o carece de medios o está metido en la mierda hasta el cuello y por un sistema electoral que nunca, hasta la fecha, se ha resuelto por los méritos, en general inexistentes, del ganador sino por la destrucción política, temporal, claro, del perdedor. Además, no nos engañemos, el aparente escándalo con que la clase política y la prensa han acogido las revelaciones de la trama Gürtel, o como se escriba, no es más que pura hipocresía. Los trajes, bolsos y hasta coches que se han repartido valencianos, madrileños, gallegos y lo que salga, se quedan, con toda seguridad, cortos en comparación con los ‘detalles’ que recibe, o recibía antes de esta crisis, más de un alcalde, concejal o funcionario público relacionado con el urbanismo, de las empresas constructoras de su entorno, a cara descubierta y sin que nadie se preguntara a cambio de qué. Estos imbéciles de ahora, el jefe quería que lo llamaran Don Vito, se han dejado pillar por un exceso de exhibicionismo, no hay más que recordar las fotos del bodorrio de Aznar y por largar más de la cuenta por el móvil, pero seguro que no son los únicos. Aunque, desde luego, no por eso han de salir de rositas. Que los metan en la cárcel o que los manden a las Bermudas con todo pagado, pero cuanto antes. A ver si estos que dicen que gobiernan y los que dicen que quieren gobernar pueden dedicarse a algo serio, como, por ejemplo, esa Ley para la Economía Sostenible de la que ya hablaremos, mal, otro día.

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