viernes, 22 de septiembre de 2006

Caballos y otros animales

Hoy he visto en televisión los caballos comprados por un tal Roca, una especie de jefecillo en la sombra de la mafia que controlaba el Ayuntamiento de Marbella, que estaban literalmente(*) muriéndose de hambre y desatención en las cuadras dónde habían quedado abandonados tras la detención del mafioso. La verdad es que estos animales son los únicos inocentes perjudicados en todo ese desgraciado asunto. Ni el pueblo de Marbella, que debería ser desprovisto de su derecho al voto, por haberlo utilizado para mantener en el poder a semejante chusma durante tanto tiempo, ni la Junta de Andalucía que ha tolerado lo intolerable y, cuando le ha convenido, le ha reido las gracias a alguno de los payasos que han detentado la alcaldía de esa ciudad, pueden reclamar otro papel que el que corresponde a los tontos o incompetentes y eso para no atribuirles directamente el de cómplices. Pero tolerar, e incluso jalear, la corrupción política, como se está haciendo en España, no es gratis. La frontera del tercer mundo puede volver a los Pirineos, donde muchos europeos creen, gracias a espectáculos como el de Marbella, que aún sigue estando.

(*) Luego ha resultado que, según la Junta de Andalucía, la cosa no era para tanto ni tenía que ver con el abandono. Cualquiera sabe, pero mantengo el resto.

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