jueves, 8 de abril de 2021
Pues pasa que
miércoles, 7 de abril de 2021
Wirtschaftlichkeit, Versorgungssicherheit und Umweltverträglichkeit (2)
Por otra parte, la experiencia japonesa,
que tras el accidente nuclear de Fukushima cerró de modo inmediato, aunque no
definitivo, todas sus centrales nucleares, con la consiguiente caída de la
energía disponible y un número considerable de muertos de frío en lo que
quedaba de invierno, tampoco abonaba la idea de que la medida fuera algo más que
un brindis, nunca mejor dicho, al Sol, cosa que, por otra parte, hubiera estado
dentro de lo que en política se considera normal. Bien es verdad que, en esto
de mentir al electorado, los alemanes y en general los habitantes de los países
protestantes del norte de Europa, son algo menos tolerantes que nosotros, que ya
nos tomamos, sin escandalizarnos, cualquier promesa de cualquier político a
beneficio de inventario.
Lo curioso, pues, es que a pesar de todo lo que se pueda argumentar en contra, Frau Merkel, que este año deja el poder sin haberse mudado en 16 años del apartamento que comparte con su marido, ha mantenido su palabra y de las 17 centrales nucleares ya sólo quedan 6, que el gobierno tiene previsto cerrar el año que viene con una planificación lo suficientemente avanzada como para que no queden muchas posibilidades de marcha atrás. La conclusión, una de ellas, podría ser que Alemania dispone, hoy por hoy, de políticos capaces de mantener sus compromisos en un asunto tan serio como este. Y claro, el compromiso es cerrar las centrales nucleares de fisión, supongo que siguen buscando la forma de construir centrales de fusión, manteniendo la indiscutible potencia industrial del país y reduciendo el consumo de combustibles fósiles, propósitos muy loables, amparados en una estrategia que incluye la importación de hidrógeno verde, obtenido con energías renovables en los países en desarrollo, la construcción de edificios, vehículos y procesos industriales energéticamente eficientes, etc. El punto fuerte es que se trata de una política coherente, sostenida en el tiempo y con un propósito firme de integración europea. El punto débil es que no parecen estar buscando ninguna alternativa al crecimiento de la economía. Nuestra civilización colapsará por algo tan simple como ignorar que no hay ninguna tasa de crecimiento exponencial, sostenible en entornos finitos.
Publicado en ECA el 9 de abril de 2021
lunes, 23 de noviembre de 2020
Y llegó la vacuna... ¿o no?
Muchos de los que se aventuraron a opinar
sobre la evolución del COVID-19, a la vista de sus primeras manifestaciones, han
tenido que rectificar y acomodarse, de mejor o peor grado, a las directrices de
la OMS que, hay que reconocerlo, no han variado mucho desde que decidieron que
nos enfrentábamos a una pandemia global que requería medidas excepcionales.
Aunque esté feo citarse uno mismo, no tengo más remedio que reconocer que mi
primera impresión, publicada aquí mismo en el mes de marzo o abril, fue que
esto iba a durar poco, salvo que hubiera alguien interesado en mantenerlo,
añadía para curarme en salud. Evidentemente no estuve muy acertado.
Treinta y cinco semanas después seguimos con
el virus bastante activo y a merced de sucesivas ocurrencias gubernamentales,
recibidas, por el momento y con pocas excepciones, con singular estoicismo, que
no parecen estar solucionando gran cosa, más allá de permitir a la epidemia
seguir su curso apartando, de cuando en cuando, de la circulación los huéspedes
necesarios para intentar evitar la saturación de un sistema sanitario cuyas
deficiencias, a duras penas paliadas por el esfuerzo de sus profesionales, no resultan
menos evidentes por haber reducido a una sola casi todas las patologías
posibles, incluyendo aquellas, como el cáncer, que en 2019 mataron en España a
más de cien mil personas y que, probablemente, están matando a muchas más en
2020.
Pero no todo son malas noticias. Ya
tenemos, dicen, una vacuna a la que se atribuye un 90% de eficacia, lo que
supongo que significa que 9 de cada 10 inoculados quedarán, temporalmente, al
menos, inmunizados contra el COVID-19. Una vacuna basada en una tecnología
relativamente nueva, es decir, que lleva ya unos años produciendo beneficios
especulativos a dos empresas de biotecnología, Moderna (2010), en
Estados Unidos y BioNTech (2008) en Alemania, asociada esta última a la
norteamericana Pfizer, pero no, hasta ahora, un solo resultado tangible.
Lo que he entendido, a partir de las explicaciones de una cualquiera de esas
dos empresas, Moderna,
y BioNTech es que no se trata, como en la vacunación
clásica, de inocular una versión atontada del virus para estimular, sin riesgo
de contraer la enfermedad, el sistema inmune del organismo, sino de construir,
a partir de una cadena doble de DNA, lo que se conoce como un mensajero RNA, de
aquí viene el nombre de una de las empresas moderna. Este
mensajero, m RNA, contiene las instrucciones necesarias para que los ribosomas
celulares construyan o activen las proteínas necesarias para combatir con éxito
una determinada enfermedad. De hecho, en las páginas de estas empresas aparece
el cáncer, entre otras, como objetivo a batir, por el momento sin éxito, aunque
en el caso del COVID lo hayan conseguido, aparentemente, en un tiempo asombrosa
y afortunadamente corto.
No es, sin embargo, demasiado tranquilizador
que los directores financiero y médico de moderna y el director general
de Pfizer vendieran casi todas sus acciones en esas empresas al socaire
de la subida provocada por los anuncios de la vacuna, sin esperar a los
mucho mayores beneficios que, sin duda, cabría esperar de su comercialización,
cuando tal cosa ocurra. Que probablemente ocurrirá, aunque yo, y que el comité
de la verdad recientemente constituido no me lo tenga en cuenta, sigo siendo
escéptico. No creo que esto, por sí solo, acabe con la civilización y mucho
menos con la especie humana, que seguramente ha superado crisis mayores, pero
sí que la enfermedad y sobre todo su errática gestión nos complicará y mucho,
la vida antes de que esto acabe, sobre todo a los que por edad u otras
patologías ya la teníamos complicada de antemano.
Publicado en ECA el 19/11/2020
viernes, 18 de septiembre de 2020
He aprovechado la primera quincena del mes de agosto para releer algunos libros y entre ellos, como no, Los Cañones de Agosto, de Barbara W. Tuchman, una apasionante historia de los 31 días del mes de agosto de 1914 que desataron una tormenta de fuego y muerte en la Europa de la segunda década del siglo XX, una tormenta que se llevó por delante a toda una generación, acabó con los grandes imperios europeos, elevó a Estados Unidos a la categoría de potencia hegemónica que aún mantiene y preparó las condiciones que, junto con la crisis de 1929, hicieron posible y en la práctica inevitable la segunda y hasta ahora última, guerra mundial. Por el libro, que ganó el premio Pulitzer de no ficción de 1963, desfila una curiosa galería de personajes como el Kaiser Guillermo, el presidente francés Poincaré, el general inglés y ministro de la Guerra, Kitchener, el Rey Alberto de Bélgica, generales alemanes, belgas, franceses e ingleses, personajes que se mueven como los que describía Benavente en el prólogo de Los Intereses Creados, pendientes de hilos que creen invisibles y que fatalmente los conducen a ellos, a sus coetáneos y a la tierra que pisan a la ruina, la muerte y la destrucción. Una guerra que no tenía que haber empezado y que una vez empezada tenía que haberse resuelto en un par de meses, duró cuatro largos años en los cuales la acumulación de dislates, decisiones estúpidas o directamente criminales y desprecio por la vida humana pudieron atribuirse a ambos bandos por igual, poniendo una vez más de manifiesto que el hombre carece, sobre todo en tiempos de crisis, de la inteligencia necesaria para sobreponerse a su instinto de supervivencia propia y destrucción, ya sea física o política, de sus oponentes. Para el ciudadano medio, que en la Europa de principios del Siglo XX ya no era un campesino atrasado y sometido a los caprichos de los señores feudales sino, en países como Inglaterra y Francia, miembro de una sociedad democrática que elegía, en teoría, a sus líderes, entre los miembros más capacitados de su clase política, solo cabía marchar, entonando canciones de guerra, hacia las trincheras para volver, si volvía, muerto o mutilado por la metralla y el gas mostaza o marcado para siempre por unas condiciones de vida que pocos estaban en condiciones de soportar. No cabe responsabilizar a unos más que a otros. Europa quería la guerra en 1914 y la tuvo. En 1939 ya no la quería tanto, pero también la tuvo. No todos los que tomaron decisiones en aquellos tiempos eran unos criminales o unos necios, pero muy pocos entendían realmente lo que estaba pasando o eran capaces de prever las consecuencias de sus actos. Entre todos, también los que cantaban camino del frente o los que participaban en los pelotones de fusilamiento de los que no cantaban con suficiente entusiasmo, llevaron al mundo a un desastre sin precedentes. Uno quiere creer que estas cosas no pueden pasar ahora, pero, con cada telediario, le cuesta más.
sábado, 11 de abril de 2020
Más sobre la pandemia
viernes, 28 de febrero de 2020
Vamos a morir todos
lunes, 27 de enero de 2020
El pin parental
ECA 31/01/2020
viernes, 20 de diciembre de 2019
El tiempo que viene
Publicado en ECA 20/12/2019
viernes, 22 de noviembre de 2019
Barcelona
Publicado en ECA
lunes, 14 de octubre de 2019
Fundido en gris
lunes, 15 de julio de 2019
A Joaquín Coll
Estaba pensando, mientras miraba tu caja en la nave central de la Catedral, en que no has sido un hombre de iglesia, a pesar de que tienes, como yo, buenos amigos entre los curas de Barbastro que son, como nosotros, una especie en peligro de extinción. Tampoco fuiste un hombre de partido aunque hiciste tus pinitos en los primeros años de la transición en lo que ahora se llamaría izquierda radical y ya en los años 80, ahí coincidimos algunos años, en el PSOE en una época de crisis, que se resolvió con el final del amateurismo y la improvisación que nos tocó representar, para dar lugar a la consolidación de una clase política totalmente profesional y a unos liderazgos agotadores.
Los 80 fueron, en Barbastro, una suerte de década prodigiosa. El hospital, tantas veces reivindicado desde la Asociación Cultural del Somontano, más conocida como ACUSO, que presidiste, la UNED, la primera variante de Barbastro que sacó del centro de la ciudad el tráfico pesado de la 240 y por supuesto, los primeros ayuntamientos democráticos que convirtieron en alcaldes y concejales a gentes de todo tipo y condición. También llegaron las primeras señales de crisis en el polígono industrial, creado durante el desarrollismo tardo franquista y en el comercio local que empezaba a padecer las consecuencias del abandono del casco antiguo y de la instalación de grandes superficies.
Por aquel tiempo o algo después, ya no recuerdo bien, se nos ocurrió reivindicar, a través de una nueva asociación, que también presidiste, una rectificación de la línea ferroviaria que no dejara de lado a Barbastro. Incluso llegamos a redactar un anteproyecto del tramo Huesca Barbastro, pero el proyecto era, por lo visto, demasiado ambicioso, mucho más que los políticos que hubieran podido apoyarlo. También intentamos que el Ayuntamiento asumiera el proyecto de dejar exenta la catedral, comprando y derribando los edificios de la acera derecha del coso y de hecho se llegó a comprar el primero, pero ahí quedó la cosa.
Ahora dicen que fuiste poeta, cocinero y no sé cuántas cosas más. Es posible pero, sobre todo, fuiste un hombre con amigos, tenaz con tus ideas y tolerante con las ajenas. Capaz de entusiasmarte con un proyecto y de abandonarlo cuando dejabas de verle futuro. Quizá con poca paciencia con la estupidez y la mediocridad pero incapaz de dedicar más de un minuto a hablar mal de la gente, te hicieran lo que te hicieran, costumbre esta que no dejaba de resultar irritante. Hemos compartido tardes y noches de charla en torno a una botella de vino o una jarra de cerveza, en bares que ya no existen, en ciudades que ya no volveremos a ver juntos y con gentes que ya no están y hemos dedicado tiempo a reflexionar sobre el mundo que se nos venía encima sin llegar, no hemos tenido tiempo, a demasiadas conclusiones. Ahora descansa tranquilo. Ya te contaré.
domingo, 16 de junio de 2019
Olduvai

Un apagón de gran escala ha dejado sin electricidad, en distintos grados, a Argentina, Uruguay, Brasil y Chile. Aunque las causas exactas aún no se conocen, todo indica que podría tratarse de una consecuencia directa del deterioro progresivo de una red de transmisión eléctrica compleja, descentralizada y envejecida. Mientras tanto, al otro lado del planeta, el estrecho de Ormuz —por donde transita cerca del 30% del petróleo mundial— se ha convertido en un polvorín geopolítico, con Estados Unidos en un extremo y la república islámica de Irán en el otro. No lejos de allí, en el Reino Unido, Boris Johnson —una especie de Trump con lecturas clásicas— se perfila como nuevo líder del Partido Conservador y, con ello, como el próximo primer ministro encargado de ejecutar un Brexit sin acuerdo.
Todos estos episodios podrían parecer anecdóticos si no estuvieran apuntando, en conjunto, hacia un mismo horizonte: el de una civilización industrial que, tras décadas de expansión y promesas de progreso ilimitado, comienza a mostrar síntomas de fatiga estructural. La energía, la política, la infraestructura, el liderazgo... todo parece al borde de una crisis sistémica. Quizá sea buen momento para volver a considerar la teoría de Olduvai, que postula el colapso inevitable de las sociedades industrializadas como consecuencia de su dependencia energética y de la progresiva disminución de los recursos fósiles.
Frente a este telón de fondo inquietante, sorprende la superficialidad del debate político y mediático en España. Al leer la prensa nacional de las últimas semanas —o incluso de los últimos meses— se diría que nuestra única preocupación real consiste en determinar si Vox participará o no en tal o cual gobierno municipal, o si Sánchez logrará pactar con Ciudadanos, Bildu o los partidos independentistas catalanes. Como si todo el destino de una sociedad se redujera a la aritmética parlamentaria o a la moralidad de los pactos.
No se trata de minimizar la relevancia del debate político interno, sino de señalar su desconexión alarmante con los grandes desafíos del presente. Mientras se multiplica el ruido sobre alianzas tácticas y vetos cruzados, el mundo exterior cruje. Y no solo en términos energéticos o diplomáticos, sino también ecológicos, demográficos, tecnológicos y económicos.
Hay un desfase evidente entre la escala de los problemas y la escala de nuestras conversaciones públicas. No es solo una cuestión de prioridades, sino de perspectiva. Deberíamos preguntarnos si el narcisismo informativo al que nos hemos acostumbrado no es, en el fondo, una forma de evasión. Un modo de no mirar hacia la tormenta que se avecina.
miércoles, 1 de mayo de 2019
Emergencia
martes, 2 de abril de 2019
Superpoblación y espacios vacíos
domingo, 17 de marzo de 2019
Nos quedamos sin máquina del tiempo
Vaya. Ahora resulta que lo de retroceder en el tiempo usando un computador cuántico no va a ser posible, al menos de momento y a pesar de la noticia aparecida hace unos días. Debo decir que me lo temía. No es fácil derogar la segunda ley de la termodinámica. Tampoco tenemos, en realidad, computadores cuánticos, más allá de elucubraciones teóricas y los qubits –quantum bits- que se supone que estos computadores manejarían en lugar de nuestros familiares bits, son también poco más que creaciones intelectuales a pesar de que ya se ha diseñado un algoritmo que, trabajando en tan hipotéticos artefactos, permitiría factorizar rápidamente números muy grandes, rompiendo así el fundamento de todas las claves de seguridad utilizadas hasta la fecha que se basan precisamente en la imposibilidad práctica de hacer eso. A mí me parece que la computación cuántica está, hoy por hoy, tan lejos, al menos, como la fusión fría, ambos dentro de la categoría de problemas fundamentales cuya principal utilidad, en el estado actual de la tecnología, es permitir la inversión de ingentes cantidades de dinero en proyectos sin futuro a la vista, la fusión fría está prevista para dentro de 25 años, independientemente de cuándo se haga la pregunta, pero publicables en Nature y otros guardianes de la ortodoxia científica dominante.
sábado, 5 de enero de 2019
17 años y casi dos meses después del 11 de septiembre...
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La carta
BY MAIL
Mick G. Harrison, Esq.
Executive Director
The Lawyers' Committee for 9/11
Inquiry, Inc.
426 River Mill Road
Jersey Shore,
Pennsylvania 17740
Dear Mr. Harrison:
We have received and reviewed The Lawyers' Committee for 9/11 Inquiry, Inc.'s submissions of April 10 and July 30, 2018. We will comply with the provisions of 18 U.S.C. § 3332 as they relate to your submissions.
miércoles, 2 de enero de 2019
Una excursión a la montaña (I)
A las tres de la tarde del día de jueves santo de 1973, creo que era el mes de abril, el autobús nos dejó en Siresa, un pequeño pueblo del Valle de Hecho en el que había unas pocas casas de piedra y alguna, más reciente, con revestimientos de madera, ladrillo o mampostería, corrales en las afueras, el ayuntamiento, ya cerrado, un pequeño bar que también era una tienda en la que se vendía de todo y el cuartel de la Guardia Civil, todo ello en torno a una Iglesia que, por aquel entonces aún debía estar atendida por un cura nativo, formado en los seminarios de Barbastro, recientemente cerrado o de Zaragoza. Alguien sugirió que diéramos cuenta, en el cuartelillo, de nuestra intención de aventurarnos en la montaña, por si nos perdíamos o teníamos algún problema con una climatología que, a pesar de que ya habíamos dejado atrás el invierno, aún podía darnos algún susto. El guardia que nos atendió nos preguntó que a dónde íbamos, le respondimos con vaguedades porque no lo sabíamos muy bien, que si teníamos experiencia en la montaña, le dijimos que sí, que solíamos ir a los alrededores de San Juan de la Peña a hacer alguna costillada dominical, cosa que pareció hacerle gracia y que cuándo pensábamos volver, el domingo, le dijimos, porque el lunes había clase y yo, por ejemplo, tenía examen. Me miró con algo de sorna pero tomó nota de todo, examen incluido y de los nombres de los siete. A las chicas se lo hizo repetir dos veces, como si quisiera asegurarse de que se habían unido voluntariamente a aquellos tipos en una expedición a no se sabía dónde y nos dijo que fuéramos con cuidado, que no nos aventuráramos fuera de la carretera o de los caminos o pistas señalizados, que buscáramos un refugio en caso de tormenta y que permaneciéramos allí hasta que escampara y que pasáramos por el cuartelillo a la vuelta o llamáramos si volvíamos de noche o por otro camino.
lunes, 10 de diciembre de 2018
La marca hispánica (penúltimo capítulo)
sábado, 10 de noviembre de 2018
viernes, 28 de septiembre de 2018
¿Tiene calor? Queme un bosque.
| Torres de refrigeración de la Drax Power Station |
Publicado en ECA el 28 de septiembre de 2018
jueves, 27 de septiembre de 2018
Equinoccio de Otoño
martes, 8 de mayo de 2018
Las fundaciones como órganos gestores de los centros de la UNED. La Fundación Ramón J. Sender del Centro de Barbastro.
Este documento contiene algunas reflexiones acerca de la evolución, desde sus orígenes hasta la actualidad, del estatuto legal del Centro de la UNED de Barbastro, aunque se hacen referencias a otros centros de la UNED cuya forma jurídica es la Fundación. El problema parece surgir a partir de la evidente necesidad de dotar de personalidad jurídica, dentro de las formas reconocidas por la LRJSP[1], a los antiguos patronatos rectores de los Centros Asociados. El objeto del texto que sigue es exclusivamente presentar algunos argumentos a favor del mantenimiento de la Fundación, como forma jurídica del Centro de la UNED de Barbastro, habida cuenta de que se optó en su momento (1983-1989) por esta figura, en estricta observancia de la normativa entonces vigente y de que, en nuestra opinión, no contraviene en modo alguno la legislación actual ni resulta lesivo para los intereses y objetivos de la Universidad o su política de normalización de la gestión económica de centros asociados que esta Fundación, naturalmente, comparte íntegramente.
El
Centro de Barbastro está sostenido económicamente y gestionado
administrativamente por la Fundación Ramón J. Sender desde 1989, año en que
pasó a sustituir al ente originariamente designado para esta función en el
convenio del Centro[2], y
denominado, como venía siendo habitual en los Centros de la UNED a medida que
se iban creando, Patronato del Centro Asociado, en este caso de Barbastro.
La
necesidad de crear una Fundación docente como entidad titular del Centro aparece
explícitamente enunciada en la cláusula 21ª del convenio de creación del Centro,
firmado en Madrid el 20 de julio de 1983 y en los Estatutos de la UNED de 1985,
2005 y 2011, en los primeros de manera excluyente, sólo fundación y en los dos últimos admitiendo también la transformación de los patronatos iniciales en consorcios u otras personas jurídicas.
A pesar
de que muy pocos Patronatos constituyeron inicialmente fundaciones o consorcios,
el de Barbastro inició inmediatamente las gestiones para la creación de una Fundación,
gestiones que se dilataron por la coincidencia en el tiempo con el proceso de
transferencia a Aragón de las competencias en la materia. Finalmente, el
reconocimiento de la Fundación Ramón J. Sender llegó por partida doble, primero
por la administración autonómica en 1989, como se ha indicado más arriba y en
1992 por el Ministerio de Educación y Ciencia que, con fecha 29 de enero, la reconoció,
clasificó e inscribió como Fundación Docente de servicio. Como consecuencia de
la culminación del proceso de transferencia, las funciones de Protectorado fueron
asumidas por la Dirección General de Justicia e Interior del departamento de
Presidencia de la Diputación General de Aragón.
Diego
Cámara[3]
considera que los centros asociados de la
UNED incluidos dentro de la
denominación de Consorcios o Patronatos
son entidades de derecho público de naturaleza consorciada. No así aquellos que
han sido constituidos como organismos autónomos dependientes de las
diputaciones provinciales o Fundaciones, que el autor considera supuestos singulares, entre los que cita a los de Barbastro, Ramón Areces o Ávila, aunque también son fundaciones los
de Bergara y Vizcaya.
Más
adelante[4]
afirma que sólo quedarían exceptuados
del ámbito de aplicación de la disposición final segunda de la Ley 27/2013, que
prevé la adaptación a la misma de los consorcios preexistentes o de los de
nueva creación como evolución de los antiguos Patronatos, aquellos Centros
Asociados constituidos como Fundaciones o como organismos autónomos de carácter
local dependientes de las diputaciones.
Las
Fundaciones quedarían, pues, excluidas del ámbito de aplicación de las
modificaciones legislativas que afectan a los consorcios y en particular de la disposición
adicional segunda de la ley 27/2013 aunque podrían requerir adaptaciones a las
que me referiré más adelante. Como quiera que, además, las Fundaciones están
contempladas en los Estatutos de la UNED y la Fundación Ramón J. Sender se
constituyó al amparo de lo dispuesto en los mismos y en el convenio de creación
del Centro, no parece, a primera vista, que haya mayor inconveniente en la
continuidad de la Fundación como órgano gestor de la UNED en los Centros que
inicialmente optaran por esta figura jurídica.
La
Fundación se constituyó con el nombre de Ramón J. Sender, escritor altoaragonés
de reconocido prestigio, exiliado tras la guerra civil. Hubo, incluso, cierta
polémica posterior porque el actualmente denominado centro de estudios senderianos, dependiente de la Diputación de
Huesca, manifestó en su momento cierto interés por constituir una fundación con
el nombre de ‘Ramón J. Sender’ aunque, finalmente, la Diputación optó por
mantener la denominación para la entidad gestora del Centro de la UNED, por
considerarla más adecuada a la categoría del escritor.
La
Fundación Ramón J. Sender cuenta actualmente con un patrimonio que supera los 8M
de Euros y entre los bienes integrantes del mismo cabe destacar un edificio de
2453 m² que junto con otro cedido por el Ayuntamiento de Barbastro, constituyen
la sede de la Universidad en Barbastro.
La
Fundación está fuertemente arraigada en la ciudad, sin que por ello se haya
difuminado la imagen de la UNED:
Se han detectado algunas paradojas que
afectan más a la imagen de la Fundación que al cumplimiento de sus fines. Sólo
se ve a la UNED… de Barbastro, sí. Pero la Fundación se diluye en el nombre de
la UNED[5]
La Fundación
ha cumplido, pues, con discreción y
eficiencia su cometido, que no es otro que sostener al Centro de la UNED de
Barbastro, ejerciendo funciones de supervisión y control de la gestión
económica, dejando la gestión académica en manos de la dirección del Centro y
de la Universidad que ha marcado y sigue marcando, como le corresponde, las
líneas generales de dicha actividad.
Existen
suficientes indicios de que la UNED se inclina, actualmente, por la figura
jurídica del Consorcio, lo que, si bien no se refleja en los vigentes estatutos,
sí aparece en las orientaciones estratégicas de la UNED para los próximos años,
en las que se fija como objetivo la constitución de Consorcios en todos los centros de la UNED,
aparentemente con independencia de la forma jurídica que tengan actualmente. Para
Diego Cámara[6],
sin embargo, lo que parece incuestionable es la transformación en consorcios de
los actuales Patronatos y la adaptación a la normativa en vigor de los ya
constituidos, pero no la transformación en consorcios de las Fundaciones
existentes que pueden mantenerse sin problemas como elementos singulares del
sistema, tal y como apunta Diego Cámara en la obra citada[7].
De
hecho, la transformación en Consorcios de las actuales Fundaciones podría no
ser un proceso sencillo y no parece que esta transformación, que, en todo caso,
dependería del grado de consenso entre los actuales miembros de la Fundación y
de su voluntad de continuar sosteniendo el Centro de la UNED, pueda
justificarse en los términos previstos en el artículo 87, apartado a[8].
Los estatutos de la Fundación, además, prevén su disolución por imposibilidad de
cumplir sus fines, admitiendo también su fusión con entidades análogas, pero sin
que esté prevista su transformación en otra entidad, de manera que la
disolución sería un paso previo a la constitución del Consorcio sin que de
ninguna manera esté garantizado que los actuales miembros fundadores acepten
pasar a ser consorciados en las mismas o parecidas condiciones, a efectos de
permitir la supervivencia del Centro de la UNED.
En
cuanto a la memoria prevista en el artículo citado más arriba, que debe
acompañar al Real Decreto de transformación, ésta deberá incluir la
documentación siguiente:
1.
Una justificación de la
transformación por no poder asumir sus funciones manteniendo su naturaleza
jurídica originaria. No
parece que, hasta el momento, la Fundación haya tenido ninguna dificultad para
el ejercicio de sus funciones, por lo que carece de justificación, en los
términos de este apartado, la transformación en otra figura jurídica distinta
con los mismos fines.
2.
Un análisis de la eficiencia que
incluirá una previsión del ahorro que generará la transformación y la
acreditación de la inexistencia de duplicidades con las funciones que ya
desarrolle otro órgano, organismo público o entidad preexistente. Tampoco parece, a priori, que la transformación en
Consorcio vaya a generar ningún tipo de ahorro. La inexistencia de duplicidades,
en el caso general de organismos en los que intervengan las corporaciones
locales, ya ha sido acreditada por la Secretaría General de Universidades[9].
3.
Un análisis de la situación en
la que quedará el personal. Que
se integraría[10] en la
entidad resultante de la transformación o en la Administración General del
Estado.
Tenemos
que referirnos, también, por su pertinencia y evidente interés, al informe
emitido por el Servicio Jurídico del Estado[11]
donde se reconoce al consorcio como forma
jurídica preferente, en estos momentos, pero
no única, dado el tenor literal del artículo 57 de la LBRL (página 11). En
realidad, parece entenderse al consorcio como la mejor forma posible de evolución de los actuales patronatos,
aunque, una vez más (página 13) se insiste en la necesidad de transformar los patronatos existentes en fundaciones o consorcios. Y en la
misma página vuelve a quedar clara la compatibilidad de ambas formas, al
afirmar que el régimen jurídico de estos
centros asociados será el que corresponda a la forma jurídica (consorcio o
fundación) que respectivamente adopten.
La
Fundación Ramón J. Sender, que sostiene al Centro de Barbastro, está formada,
en la actualidad, por la Diputación de Huesca, el Ayuntamiento de Barbastro, la
UNED, el Gobierno de Aragón e Ibercaja, con distintos niveles de compromiso
que, en el caso de las entidades locales y el Gobierno de Aragón parece limitarse
al mantenimiento de las aportaciones actuales, la UNED, que efectúa su
aportación en función de la matrícula efectivamente registrada (RD 1317/1995 de
21 de julio sobre el régimen de convenios de la UNED con los centros asociados)
y finalmente Ibercaja que ha reducido su aportación a niveles meramente
testimoniales.
La
Fundación, en cuanto a su régimen contable, se atiene a lo dispuesto en la
normativa vigente y en particular a lo dispuesto en la Ley 50/2002 de
Fundaciones. Sus cuentas son auditadas anualmente, al darse las circunstancias
previstas por el artículo 25 de
dicha ley, Contabilidad, auditoría y
plan de actuación y junto con su plan de actuación, una vez aprobadas por
el patronato, se presentan al Protectorado dentro de los plazos establecidos,
acompañadas del correspondiente informe de Auditoría.
La
Fundación obtiene otros ingresos, procedentes directamente de la UNED, a través
de un contrato programa en el área de informática o indirectamente, con la
encomienda del servicio de librería virtual que, conjuntamente, superan los 700.000
euros y cuya atribución a la Fundación depende de que ésta sea considerada
medio técnico propio de la Universidad. Parece también, a tenor de lo apuntado
por la asesoría jurídica de la UNED en el contrato programa del área de
informática, que su aprobación, aún pendiente en el mes de mayo, podría estar
condicionada a la creación de un Consorcio que sustituya a la Fundación, pero
este condicionante no fue apreciado, sino todo lo contrario, a la hora de
efectuar la encomienda de librería[12]
y parece razonable esperar que las mismas y detalladas consideraciones que se
hicieron para atribuir a la Fundación aquella encomienda sean de aplicación al contrato
programa en el área de informática.
En todo
caso y además de las razones expuestas en el documento citado anteriormente,
cabe hacer una referencia expresa al apartado
2 del artículo 86. Medio propio y
servicio técnico de la LRJSP ya
que, además de que la Fundación dispone, evidentemente, de los medios
suficientes e idóneos para realizar las actividades encomendadas, se dan las
dos circunstancias mencionadas en los subapartados a y b.
a) La encomienda a la Fundación del
servicio de librería virtual ha resultado ser, con mucho, una opción más
eficiente que la contratación pública, que se llevó a cabo, previa convocatoria
y resolución de un Concurso público en el que también participó la Fundación,
entre los años 2007 y 2013 con resultados que, tanto desde un punto de vista
económico como del servicio prestado a los alumnos, pueden calificarse, siendo
indulgentes, de malos. El desarrollo de la valija virtual y la gestión de
exámenes, a cargo del centro de Barbastro y financiados por el contrato
programa, son procesos cuya eficiencia, sostenibilidad y eficacia han quedado
sobradamente demostrados desde finales de los años 90 del pasado siglo.
b) También por razones de seguridad
podría resultar más aconsejable encomendar la gestión de datos sensibles, como son
los personales de los alumnos y el contenido de los exámenes a un medio propio
de la universidad.
Se
trata ahora, a efectos de resolver la cuestión de la adscripción a una u otra
administración, de establecer si la Fundación Ramón J. Sender puede considerarse
un Fundación del Sector Público Estatal y para ello de si cumple, o no, con
alguno de los requisitos establecidos para ello en el artículo 128.1 de la Ley
40/2015 de régimen jurídico del Sector Público. A tenor de los datos de
financiación del último ejercicio auditado, la Fundación recibe una aportación
mayoritaria de la UNED, entidad integrante del sector público estatal, con lo
que se cumpliría el primero de los requisitos, el del apartado a, sin que pueda
establecerse un origen diferenciado para la mayor parte de los bienes o
derechos que integran su patrimonio y sin que, por el momento, haya una mayoría
de votos en el patronato en favor de ninguna de las instituciones en él
representadas.
En
estas condiciones y dado que la Fundación se constituyó sin ánimo de lucro y
con el único objetivo de sostener al Centro de la UNED de Barbastro, que es la
Universidad la que tiene facultades para nombrar y destituir al director del
Centro y que también es la Universidad la que financia en mayor medida la
actividad desarrollada por la Fundación (ART 129.C Ley 40/2015), cabe inferir
asimismo que la Administración Pública a la que debe quedar adscrita es
precisamente la UNED. Sin perjuicio de lo anterior, nada impide una
modificación estatutaria para adaptar la composición del patronato a la cuantía
de las aportaciones y al grado de control efectivo de las instituciones sobre
el funcionamiento del Centro.
Conclusión.
La
Fundación Ramón J. Sender se creó, a instancias de la UNED, con un doble
objetivo: Sostener el Centro Asociado de Barbastro y contribuir al desarrollo
cultural, educativo y científico de su entorno. Los recursos de la Fundación se
destinan, en su totalidad, a estos objetivos. La UNED es el principal agente
financiador de la Fundación y tiene la facultad para nombrar al director del
Centro que, a su vez, nombra al secretario. Se trata, por tanto y en principio,
de una Fundación que reúne los requisitos para formar parte del Sector Público
Estatal y adscribirse a la UNED aunque probablemente deberán realizarse algunas
modificaciones de su plan contable y su régimen económico financiero y de
control para adaptarlos a lo establecido en la ley 47/2003 de 26 de noviembre. La
Fundación podría también proceder a una reasignación estatutaria del número de
miembros del patronato atribuidos a cada una de las entidades en él
representadas, con objeto de ajustar dicho número al peso económico real de la
entidad en el sostenimiento de la Fundación y a sus atribuciones en cuanto a la
gestión del Centro de la UNED.
Barbastro,
8 de mayo de 2018.
[1] Ley
40/2015 de 1 de octubre de Régimen Jurídico del Sector Público. Artículo 84 y
ss.
[2] Convenio del Centro Asociado de
Barbastro, firmado en Madrid el 20 de julio de 1983 por la entonces Rectora de
la UNED, Elisa Pérez Vera y representantes del Ayuntamiento de Barbastro, la
Diputación de Huesca y la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Zaragoza Aragón
y Rioja (hoy más conocida como Ibercaja)
[3] Diego Cámara del Portillo. Ex jefe de la Asesoría Jurídica de la UNED.
Revista de Derecho UNED, número 15, 2014. Páginas 129
[4] ibidem
Página 143
[5] Auditoría social Fundación Ramón
J. Sender 2002, Documento interno de trabajo, GESES-Universidad de Zaragoza.
[6] Diego Cámara ibidem págs. 142 y 143
[7] Ibidem
pág. 129
[8] Ley
40/2015 de 1 de octubre de Régimen Jurídico del Sector Público (BOE núm. 236,
de 2 de octubre de 2015.
[9] Informe
emitido por el Secretario General de Universidades el 27 de septiembre de 2016
a propósito de la no existencia de duplicidades en la gestión de los centros
asociados de la UNED.
[10] LRJSP
ya citada. Artículo 87, 5,b
[11] Referencia
A.G. INTERVENCIÓN GENERAL 19/17 (R-649/2017) Informe de la Dirección del
Servicio Jurídico del Estado
[12] Convenio de Colaboración entre la UNED y el Centro Asociado de la UNED en Barbastro para la encomienda de gestión del servicio de librería virtual. Cuarta consideración, página 3.




