miércoles, 1 de noviembre de 2006

Noviembre

Un alumno, o ex alumno, tanto da, de un instituto le ha dado una brutal paliza a un profesor, mientras una compañera suya filmaba el acontecimiento. Después intentaron vender la grabación a los periodistas por 100 € aunque finalmente tuvieron que rebajar el precio hasta los 20. Los emigrantes llevan a sus hijos a las guarderías públicas y exigen a sus responsables que los alimenten de acuerdo con su religión. Me contaban ayer que una mujer apareció por una guardería con las deposiciones de su hija en un recipiente, para demostrar que había comido sustancias prohibidas, salchichas, concretamente, y organizar el correspondiente escándalo a las maestras que la atendían. Adolescentes descontrolados, ignorantes hasta lo increíble, patanes y violentos vendiendo a periodistas sin escrúpulos las grabaciones de sus hazañas, emigrantes imponiendo violentamente sus creencias religiosas en un país que acaba, prácticamente, de salir de once siglos de su propio fanatismo religioso. No sé que clase de mierda estamos haciendo, bueno, están porque yo cada vez tengo menos que ver con lo que está pasando, pero sí que vamos, cada vez más deprisa, hacia un desastre, una reacción violenta o las dos cosas a la vez. Y no será esa idiotez de la alianza de civilizaciones lo que lo remedie.

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