martes, 31 de enero de 2023

Tambores de guerra

Suenan, cada vez con más insistencia, tambores de guerra en Europa central y oriental. El domingo leí los tomos 4 y 5 de Los Thibault, de Roger Martín du Gard, que ilustran muy bien como se desarrollan estos procesos. Hubo un momento, en agosto de 1914, a partir del cual la guerra devino inevitable, muy a pesar de los potentes movimientos pacifistas existentes en casi todos los países de Europa. 

Da la impresión de que ese momento ya ha pasado. La conjunción, como diría aquella inefable ministra de Zapatero, entre un presidente senil y un complejo militar industrial desbocado al otro lado del Atlántico, con el patético seguimiento, a este lado, de sus astracanadas (segunda acepción) por los líderes más incompetentes y asustadizos que la UE ha tenido nunca y también, aunque pueda parecer otra cosa, por Putin y Zelensky, nos están metiendo, parece que nos han metido ya, en un callejón sin salida. O con una única salida. 

De momento los muertos, soldados, civiles también y también niños, están en los campos y las ciudades de Ucrania, así que podemos seguir mirando para otro lado mientas liquidamos a buen precio nuestros excedentes de armamento. Entre tanto, bares y restaurantes están llenos a todas horas, como lo estaban en Berlín, en París o en Londres, durante las semanas y los días anteriores a la guerra. Después se vaciaron rápidamente. 

No tenemos remedio.

 

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