domingo, 29 de noviembre de 2009

Decoding the universe

Decoding the Universe, de Charles Seife, abre con una frase lapidaria: «Civilization is doomed». A lo largo de 285 densas páginas, el autor se dedica a justificar esa afirmación desde una perspectiva científica.

El libro necesita un par de lecturas. En la primera, durante esta tranquila tarde de domingo, he creído entender que el propósito último de nuestra existencia, la razón profunda por la que estamos aquí, es la preservación de la información. En este contexto, información equivale a orden y baja entropía.

Las enzimas que corrigen errores en la duplicación del ADN trabajan incansablemente mientras subsiste la posibilidad de que esa información genética sea transmitida a otro ser vivo. Cuando esa posibilidad desaparece, los mecanismos celulares de reparación comienzan a fallar; los errores se acumulan, envejecemos... y morimos.

El orden que con tanto esfuerzo manteníamos comienza a degradarse. La entropía —disminuida localmente gracias a la energía que consumimos— se incrementa sin control. El universo avanza, inevitablemente, hacia un estado de máxima entropía y desorden absoluto: un estado en el que, aunque la energía total siga siendo la misma, ya no podrá realizarse ningún trabajo útil. No habrá procesos físicos posibles, ni reacciones químicas, ni forma alguna de sostener la complejidad.

¿Y qué ocurre entonces con la información que debía conservarse? Pues también se pierde irremediablemente.

En conjunto, se trata de un libro de divulgación ambicioso e interesante, aunque exige cierto bagaje científico para seguirlo de principio a fin. Y, como ya he mencionado, más de una lectura.

martes, 24 de noviembre de 2009

De conspiraciones y otras paranoias

El País se ha empeñado en desacreditar a Teresa Forcades, una monja benedictina, doctora en medicina, que, a su vez, se ha empeñado en poner en cuestión la necesidad de vacunarse contra la gripe A. Sor Teresa se explica bastante bien y acostumbra a sostener sus afirmaciones con citas y referencias suficientes, cosa que, por cierto, el articulista de El País considera un demérito y ahora parece que ha participado en un seminario, Ciencia y Espíritu y ha compartido mesa con gentes que niegan el VIH o sostienen que el atentado del 11 de septiembre fue una operación encubierta de alguna agencia federal americana, entre otras aberraciones, lo que sirve al articulista para insinuar, por aquello del dime con quien andas, que la Dra. Forcades es también, algo paranoica. No puedo opinar sobre el VIH pero, de entrada, creo que cualquier cosa que afecte a los intereses económicos de grandes empresas multinacionales o forme parte del repertorio de determinados políticos puede y debe ser puesta en cuestión, aunque no sea más que por higiene mental. En concreto y por lo que respecta al atentado del 11 de septiembre y aprovechando que se está juzgando a algunas personas, supuestamente relacionadas con lo que ocurrió, escribí ayer un post que ahora me parece necesario actualizar. Es verdad que la hipótesis de un simulacro de ataque, organizado o tolerado por las autoridades norteamericanas para manipular al Congreso y a la opinión pública, parece demasiado horrible para ser cierta, pero no tengo la menor duda de que para el entonces presidente Bush y otros, la operación, de haberla considerado necesaria, no hubiera planteado más problema que la posibilidad de ser descubierta. Una radio baliza en las Torres dirigiendo a los aviones hacia ellas, un misil emitiendo el, teóricamente imprescindible, código amigo atacando al Pentágono en vuelo rasante, la voladura controlada de las Torres, una vez evacuados en la medida de lo posible los pisos inferiores, para multiplicar el efecto psicológico son cosas ciertamente muy difíciles de creer, pero no mucho más que, por ejemplo, pilotos con experiencia, escasa, en avionetas manejaran con tanta precisión los grandes 747, o que los sistemas de seguridad del Pentágono permitieran la aproximación hostil de un avión sin interceptarlo y que los daños en el edificio y a su personal fueran, afortunada o casualmente, tan limitados, o que ningún avión de combate estuviera en el aire durante las dos horas largas que duró la emergencia. Cada uno puede creer lo que le parezca, pero lo cierto es que, gracias al atentado, la democracia, en los Estados Unidos, sufrió un daño tan devastador como el sufrido por las Torres, mediante la imposición de una legislación de excepción que, en otras circunstancias, ni los congresistas ni la opinión pública hubieran tolerado. Y gracias, también, al atentado, quedó legitimado el ataque contra Irak y el estacionamiento de una fuerza militar, mientras sea necesario, cerca de los yacimientos de petróleo más importantes del mundo, con el evidente objetivo de asegurar el suministro de crudo a los Estados Unidos e Inglaterra, si la crisis energética se agrava. Puede que la eventualidad de un Pico de Petróleo sea objeto de discusión en medios académicos o periodísticos, pero seguro que en la Casa Blanca o en el Pentágono no tienen ninguna duda. Y, en cuanto a la posibilidad de que una operación así sea descubierta, prácticamente cero pero mayor que la que existe de que la gente admita la posibilidad de algo semejante. Incluso a mí me cuesta tomarme esto en serio y desde luego, no recomiendo a nadie que lo haga.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Peak fish

Los somalíes, como otros pueblos de África, son gentes sin recursos o con sus recursos en otras manos, con un presente problemático y un futuro nada claro y sin gobierno, aunque esto último no es necesariamente malo. Viven cerca de lugares donde la pesca es abundante pero a ellos les da igual. No tienen barcos, ni dinero para comprarlos y aunque los tuvieran y supieran pescar, se encontrarían sin mercados y con sus caladeros ocupados por pesqueros de otras naciones, grandes y protegidos por gente armada y barcos de guerra, que vienen de países en cuyas costas también se puede pescar, pero donde hay que cumplir ciertas normas, establecidas con objeto de preservar un recurso limitado, valioso y en trance de agotamiento, que no permiten capturas por encima de ciertos límites, obligan a utilizar redes con la malla de un tamaño determinado que impida el apresamiento de peces pequeños, establecen períodos de veda para facilitar la reproducción, etc. Estas limitaciones hacen que la pesca allí no sea, ni de lejos, tan productiva y rentable como lo es en las costas de Somalia. Y, de vez en cuando y a pesar de la fuerza militar que protege los pesqueros, algún despistado, o listillo, se sale de la zona protegida para arramblar con todo lo que pueda y los somalíes, que no son completamente inofensivos y de algo tienen que vivir, aprovechan, si pueden, para cobrarle un peaje. Industria para la cual ya cuentan, claro, con contactos e intermediarios en Londres y donde haga falta. Mientras no haya muertos, gajes del oficio. Y cuando los haya también.


viernes, 13 de noviembre de 2009

El petróleo en octubre

El comportamiento del mercado de petróleo en octubre ha sido muy parecido al de septiembre. Los precios siguen hacia arriba, amagando con rebasar la barrera de los 80$/b, retrocediendo hasta los setenta y cinco y volviendo a subir y la producción y el consumo parecen estabilizarse en torno a los 84Mb/d. Hechos estos que admiten, al menos, las mismas interpretaciones que el mes pasado ya que estos parámetros, producción, consumo y precios, básicamente, se mantienen. Claro que The Guardian se hacía eco, el pasado 9 de noviembre, de un informe según el cual la Agencia Internacional de la Energía habría maquillado deliberadamente los datos para evitar el pánico. Según ese informe estamos muy cerca de tener que enfrentarnos a serios problemas de desabastecimiento, ante la imposibilidad de poner en el mercado más petróleo y la inminencia de un aumento de la demanda, sobre todo por parte de China. En todo caso, del gráfico también puede deducirse que se consume, exactamente, todo el petróleo que se produce.



Hope for the best but prepare for the worst

viernes, 6 de noviembre de 2009

La crisis energética (II)

La buena noticia de hoy es que, en un número reciente del WSJ, un tal Leonardo Maugeri, Vicepresidente de la petrolera italiana ENI, sostiene que, en contra de lo pronosticado por los que él llama voceros del apocalipsis, en el Siglo XXI nadaremos, cito literalmente, en petróleo. Las razones que da son las habituales: No se sabe lo que queda en el interior de la Tierra pero como, según él, sólo se ha explorado un tercio de su superficie, lo más probable es que quede muchísimo. Además, dice también, la tecnología disponible y los precios que está alcanzando el crudo en los mercados permiten la extracción, rentable, de un cada vez mayor porcentaje del petróleo contenido en los yacimientos actuales y, por otra parte, en cuanto la ola de nacionalismo, que mantiene el petróleo en manos de gobiernos inestables e incompetentes, haya remitido y el control esté en manos de las eficientes compañías occidentales, de las que nunca debería haber salido, el problema se habrá, prácticamente, resuelto. La mala es que, todo esto, son tonterías sin sentido. No es cierto, como pretende el Signor Maugeri, que queden dos tercios de la Tierra sin explorar, salvo que cuente como superficie explorable el fondo del océano Pacífico, ni tampoco que unos precios elevados sirvan para aumentar la producción, como quedó palmariamente demostrado en la crisis de julio del 2008, en la que el petróleo llegó a cotizarse a 140$/b sin que se registrara un incremento significativo o ahora mismo, con la producción prácticamente estancada en torno a los 80$/b. Y la tecnología permitirá, probablemente, extraer más petróleo de arenas bituminosas o ubicaciones antes impracticables, como el fondo del golfo de México, aunque esto último está por ver, pero con una tasa de retorno -energía obtenida por energía invertida- cada vez más pequeña, con un inasumible daño ambiental y un elevadísimo consumo de agua. El caso es que el sueldo de Don Leonardo, que no debe estar mal, depende del futuro de la industria petrolera y ese futuro depende, o eso cree él, de los exorcismos, la palabrería y los cuentos chinos. Pero lo que está en juego no es el sueldo de los altos ejecutivos de la industria petrolera, y si lo está que les den, sino el suministro de petróleo abundante y barato del que depende totalmente esta civilización. Ese petróleo que mueve los aviones, los barcos y los cochecitos de Figueruelas, que sirve para fabricar fertilizantes, plásticos, medicinas y hasta las aspas de los famosos molinos eólicos y del que también se extrae el hidrógeno que, dicen los que no saben de que hablan, será la fuente de energía del futuro.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Capiat qui capere potest


Esta mañana he visto este cartel en dos tiendas, una carnicería y una librería, ubicadas bastante lejos una de la otra. Debajo el fleco habitual con el número de teléfono al que debía llamar el ansiado profesor. La verdad es que me ha hecho gracia. Que alguien necesite, en estos tiempos y además urgentemente, un profesor de Latin no deja de ser algo sorprendente, porque el latín hace ya algún tiempo que dejó de figurar en los curriculum de eso y bachillerato. Quizá hubiera sido una buena idea intentar convertirlo, otra vez, en la Lingua Franca europea, pero ahora ya es tarde porque ese papel lo ha asumido el inglés, salvo en España, claro, dónde la inmensa mayoría de la población ni lo habla, ni se espera que lo hable, pero andamos entretenidos intentando convertir en idioma propio de cada Taifa alguna fase intermedia de la evolución del Latín al Castellano o alguna jerga incomprensible, sin estructura ni vocabulario, cuyo único mérito parece ser el de que no lo hablen, ni tengan la menor intención de hablarlo, en ninguna otra parte del mundo.