miércoles, 16 de septiembre de 2009

Crecimiento sostenible

Hay determinados ambientes en los que queda bien sostener que el crecimiento es algo esencialmente perverso y la causa de todos los problemas que arrastra nuestra maltrecha economía. Eso, como tantas otras cosas que también se dicen, es susceptible de matizaciones y precisiones. Gracias al crecimiento y sólo al crecimiento, la inmensa mayoría de la gente ha salido y no hace mucho, de siglos de miseria y ha podido disfrutar de calor, alimentación suficiente y vivienda digna, amén de un montón de cachivaches, más o menos prescindibles. Claro que esto sólo en una parte del mundo y probablemente, a costa de la otra, pero es que, hasta bien entrado el siglo XIX, sólo unos pocos eran los protagonistas de la historia. El resto se limitaba a malvivir en sus márgenes y ni siquiera podía consolarse, como ahora, con las revistas del corazón. Precisamente en esa casi indestructible relación entre crecimiento y bienestar está el auténtico drama. No podemos dejar de crecer, ni se puede, eso es álgebra elemental, mantener ninguna tasa de crecimiento más allá de unas pocas decenas de años. Crecimiento sostenible es, sólo, un oxímoron.

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