lunes, 14 de agosto de 2006

¡que vienen los moros!

No debemos cometer, nunca, el error de creer que el peligro del terrorismo ha pasado, decía Bush en una reciente alocución radiada, a propósito del supuesto descubrimiento, por la policía británica, de un fantástico intento de derribar en vuelo una docena de aviones llenos de inocentes hombres, mujeres y niños, como también decía el Sr. Bush. Puede que haya habido una conspiración como la descrita pero, lo más probable, es que sea todo una invención tramada al alimón entre la Casa Blanca y el 10 de Downing Street para distraer a la opinión pública de, por ejemplo, la desastrosa gestión de la ocupación de Irak o de la inoperancia internacional en el conflicto líbano-israelí y, last but not least, para volver sobre el tema de la amenaza terrorista, vital para la supervivencia política de Bush, en pleno desarrollo de las elecciones primarias en los Estados Unidos. Nada de lo que nos han contado tiene mucho sentido y probablemente si las cosas llegan a ventilarse, como es legalmente preceptivo, en un tribunal aparecerá más de una inconsistencia pero, mientras tanto, habrán alterado gravemente el tráfico aéreo, que tienen la obligación de garantizar, y se habrá demostrado, una vez más, que lo verdaderamente peligroso no es el terrorismo islamista sino la incompetencia y, sobre todo, la absoluta falta de escrúpulos de los gobiernos que padecemos.  

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