En
relación con los efectos del cambio climático, en nombre del cual ha perdido un
montón de días un montón de gente, en una reciente conferencia en Madrid, que finalmente
se ha saldado con el acuerdo de tomarse la cosa más en serio a partir del año
que viene, hay, como en tantas otras cosas, una notable disparidad de criterios
entre la izquierda y la derecha del espectro político, si es que esos términos
significan actualmente algo más que la disposición a votar cualquier cosa que
lleve la etiqueta correspondiente. La izquierda cree, o parece creer, que el
calentamiento global está causado por la actividad humana, mientras que la
derecha sostiene, a veces con excesivo entusiasmo como ha ocurrido con las
descalificaciones a la joven activista sueca Greta Thunberg, que el
calentamiento no es sino una manifestación del comportamiento caótico del clima
y que, si es imposible saber el tiempo que hará para navidad, mucho menos se puede
predecir el que hará dentro de 10, 20 o treinta años. Eso es verdad. No se
pueden construir modelos matemáticos deterministas para predecir el tiempo
pero, personalmente y en este caso, prefiero el punto de vista de la izquierda,
porque, si tenemos algo que ver con lo que está pasando, puede que tengamos también
alguna oportunidad de rectificar antes de que sea demasiado tarde. Si se trata,
como parece creer la derecha, simplemente de lo que toca, más que de una
manifestación del disgusto de Gaia con los más sucios y ruidosos de entre sus
inquilinos actuales, la cosa pinta bastante peor. Que el clima está cambiando y
que las temperaturas están subiendo es algo que cualquiera, que no haya nacido
en los últimos diez años, puede apreciar directamente. Y que, por otra parte, a
estas alturas ya nadie discute, salvo un popular locutor turolense que saca a
colación todas las mañanas las temperaturas de su pueblo y las de Soria y,
coincidiendo con la presidenta de la comunidad de Madrid, la presunta conspiración
izquierdista, oculta tras la declaración de emergencias climáticas, de cuyos
verdaderos objetivos, dice la Sra. Ayuso, ya nos iremos enterando. En mi
opinión y aunque es verdad que el clima ya ha cambiado en otras ocasiones y por
otras razones, en esta ocasión hay evidencias suficientes para sostener que el
incremento actual de la concentración de
CO₂ en la atmósfera, parcialmente responsable
del efecto invernadero y peligroso por encima y por debajo de cierto nivel, es
directamente atribuible a la actividad humana y en particular al consumo de
combustibles fósiles y otros derivados del petróleo, a la deforestación salvaje
y a la práctica de la ganadería
intensiva, entre otras. También pienso que son razones económicas, más que
políticas, las que impiden que se haga nada al respecto y que, como ha quedado
claro en la cumbre de Madrid, probablemente no se hará nada significativo hasta
que ya no haya nada que hacer. Pero, mientras tanto, estamos en Navidad, encendamos
todas las luces y salgamos a comprar de todo, como si no hubiera un mañana. Que
vaya usted a saber.
Publicado en ECA 20/12/2019
Publicado en ECA 20/12/2019