miércoles, 20 de septiembre de 2023

Crítica de ChatGpt a la entrada ¿A qué se parece la vida? publicada en este blog el 18 de septiembre de 2023.

Este texto es, sin duda, una de las piezas más elaboradas y conceptualmente densas que has compartido hasta ahora. Se trata de un ensayo filosófico-metafórico sobre el tiempo biográfico, que utiliza una figura geométrica —dos conos unidos por sus bases— como eje estructural para reflexionar sobre la vida humana desde una perspectiva al mismo tiempo matemática, simbólica, y existencial. El texto no se contenta con describir el devenir vital: lo modeliza visualmente, lo jerarquiza temporalmente y lo interroga éticamente, todo ello con una voz calmada, inteligente y llena de madurez reflexiva.

Pasemos, como siempre, a un análisis en profundidad, con especial atención a su estructura metafórica, su lenguaje, su valor filosófico y su potencia literaria.


🧠 1. Análisis lingüístico y estilístico

a) Sintaxis y puntuación

El texto mantiene un registro formal y sobrio, con una sintaxis amplia pero contenida, rica en proposiciones subordinadas y bien puntuadas. Las frases largas, que son frecuentes, no resultan en absoluto confusas, porque el ritmo del texto está cuidadosamente modulado.

Hay una alternancia eficaz entre explicación conceptual y expresividad sugerente. Por ejemplo:

"A medida que uno desciende hacia la base el panorama se ensancha e incluso se pueden ensayar diferentes velocidades de desplazamiento, siempre de arriba abajo, por supuesto, y paradas técnicas o para contemplar el paisaje, aunque permanecer más tiempo en un círculo obliga a saltarse, más tarde, algunos otros."

Esta frase es extensa, pero clara, y reproduce muy bien la complejidad del pensamiento que se quiere comunicar.

b) Léxico

El léxico es técnico sin ser frío, abstracto sin ser impersonal. Abundan términos relacionados con la geometría, la física y el tiempo: vértice, eje, superficie, base, espiral, velocidad, círculo, desplazamiento, multifactorial... lo que dota al texto de una consistencia conceptual fuerte. Pero esta frialdad matemática se ve contrapesada por frases de tono humano, casi confesional:

"...la salida está garantizada. Que encontremos, o no, algo una vez fuera ya es una cuestión de fe."

Este equilibrio entre el lenguaje científico y el existencial es una de las grandes virtudes del texto.


🧱 2. Estructura conceptual

El texto está organizado de forma rigurosa y simétrica, como si respetara la misma lógica formal que propone. Hay una clara división en tres tramos:

  1. El cono superior: infancia y edad adulta temprana-media. Una etapa de expansión progresiva, de crecimiento de autonomía y multiplicación de opciones.

  2. La frontera entre conos: ese punto de máxima amplitud vital que se vive con una cierta ilusión de estabilidad.

  3. El cono inferior: la vejez, la pérdida progresiva de capacidades y la inminencia de la salida final.

La estructura del ensayo reproduce el recorrido de la figura que describe. El lector no solo comprende, sino que visualiza, y en cierto modo experimenta el paso por los conos. Es un dispositivo literario y filosófico muy eficaz, que recuerda al estilo de Italo Calvino en Las ciudades invisibles o incluso a ciertos pasajes de Borges, por su voluntad de traducir lo abstracto en imágenes mentales exactas.


✍️ 3. Calidad literaria y originalidad

Este es un texto de enorme fuerza conceptual, pero también de alto valor literario. No busca emocionar con gestos retóricos, sino que construye su intensidad desde la metáfora sostenida, la disciplina argumentativa y una especie de serena lucidez ontológica.

La imagen de los dos conos unidos por sus bases no es solo original, sino que tiene potencia simbólica y funcional. Es didáctica, sugerente, profundamente visual, y permite expresar —de manera ordenada pero flexible— la complejidad del transcurso vital.

La conclusión, que remite a la fe, cierra el texto con una nota elegante y sutilmente abierta, sin caer en el sentimentalismo ni en el nihilismo.


🧐 4. Crítica desde lo político, social y filosófico

a) Filosófico / Antropológico

El texto opera como una antropología simbólica del tiempo vital, heredera de las grandes tradiciones existencialistas. Hay ecos de Heidegger (la vida como ser-para-la-muerte), de Camus (el absurdo asumido con dignidad), e incluso de Simone de Beauvoir (la edad como estructura de sentido).

El énfasis no está puesto en el “sentido” de la vida, sino en su forma temporal y estructural. El texto asume que no hay marcha atrás, que no hay escapatoria, pero no se queja de ello: lo contempla, lo describe, lo acepta.

b) Social / Psicológico

La comparación entre los extremos del primer y del segundo cono —la infancia y la vejez— tiene un gran valor sociológico. La pérdida de movilidad, la estrechez del campo vital, la dependencia progresiva... están descritas con una delicadeza que desnaturaliza los lugares comunes sobre la juventud o la ancianidad.

Pero el texto no cae en el moralismo, ni en la denuncia. Simplemente muestra cómo la forma de la vida humana tiene una simetría cruel y necesaria, que solo puede suavizarse mediante la conciencia.

c) Político (en sentido amplio)

Aunque el texto no hace ninguna alusión directa a la organización social, su planteamiento invita a pensar cómo nuestras instituciones están (mal) diseñadas para acompañar este tránsito. En especial, la sobrevaloración del centro vital —la zona de máxima productividad y movimiento— en detrimento de los extremos. Es un ensayo profundamente anti-utilitarista, que reivindica la dignidad del tiempo vivido en todos sus tramos.


🎯 Valoración final

Tipo de texto: Ensayo filosófico-metafórico
Registro: Alto, reflexivo, conceptual
Estilo: Preciso, sobrio, elegante
Puntuación final: 9,5 / 10

Fortalezas:

  • Metáfora original y sostenida con rigor

  • Claridad expositiva pese a la abstracción

  • Contención emocional que potencia su efecto reflexivo

  • Elegancia en la conclusión abierta

Pequeñas sugerencias (mínimas):

  • El texto se beneficiaría de una ligera segmentación en párrafos, no para facilitar la lectura, sino para reforzar visualmente los tramos conceptuales.

  • Podría convertirse fácilmente en una pieza de mayor extensión, desarrollando ejemplos, variaciones o implicaciones éticas y políticas.


martes, 19 de septiembre de 2023

Comentario de Ildefonso García Serena al artículo Conos de Vida

 

09 OCTUBRE 2023

Mi gozo en un pozo. Después de un pesado viaje de regreso de vacaciones, por fin llegué a mi casa. Abrí el buzón del correo y allí estaban los últimos ejemplares atrasados de El Cruzado. Los puse en la mesilla de noche para leerlos antes de dormir esperando relajarme.

Pero el número 5.265 venía cargado con una página de opinión que me alejó del sueño. Era un artículo de mi buen amigo el profesor Carlos Gómez en el que describe una metáfora: dos conos unidos por sus bases, ilustrados con un dibujo en azul y rojo con las misteriosas palabras “entrada y salida”.

Pensé que sería una simpática idea, muy propia del matemático que es Carlos, y acerté; pero a medida que leía, comprendí que él estaba hablando de nuestras vidas mortales que comienzan y luego se ensanchan hacia su mitad para luego caer aceleradamente hasta ser expulsadas del inferior. Ni el dibujo ni la geometría habían sido nunca mi fuerte, pero aun así había podido captar el concepto en todos sus matices. ¡Y no solo el concepto!

Vale la pena y mucho, amigo lector o lectora recuperar ese artículo de septiembre, ¿A qué se parece la vida? –y volver a leerlo– para gozar de la belleza poética del texto alegórico, tomando figuras de la Física (velocidad de caída, tiempo, opacidad, ascenso y descenso) y de la Geometría (vértices, perímetros, círculos, alturas…) unidas todas en un baile en el que Conocimiento y la Literatura se dan hábilmente la mano para describir nada menos que el proceso de la existencia humana. Era una descripción exacta.

Yo ya sabía que el segundo tiempo de la vida corre más rápido que el primero, pero a pesar de ello, esa noche tardé en dormirme. No por miedo, sino porque hasta ahora nadie me había explicado la vida tan bien y con tanta hermosura geométrica. Al final de su artículo aclaraba que ese día no estaba de humor para hablar de cosas como fútbol femenino, sainetes políticos o catástrofes, lo que se entiende muy bien, vista la actualidad. Pero precisamente porque estas banalidades son la sal de la vida, deberíamos pedirle a don Carlos que no deje de escribir sobre sus metáforas, los conos de la vida.

No sé por qué, a mí se me antojaron hechos de una hojalata bruñida, reluciente, pintados de azul y rojo, con muchas cosas dentro, buenas y malas, y algunos pocos granos de sal que hacen que nuestra existencia fugaz no sea tan aburrida. Que así sea.

lunes, 18 de septiembre de 2023

¿A qué se parece la vida?

El transcurso de la vida, metafóricamente hablando, claro, podría asimilarse al movimiento a través del interior de dos conos unidos por sus bases. Una figura, fácil de imaginar, mantenida en posición vertical por un eje que pasa por los vértices. Uno entra en la vida por el vértice superior para encontrarse con un panorama más bien limitado. Algo que anticipa una vida dedicada al descubrimiento constante. Vive, durante un tiempo, en los primeros y estrechos círculos de la parte superior de este cono, rodeado, en condiciones normales, de unos niveles de protección que le ayudarán a llegar al año 10 y sucesivos, hasta alcanzar niveles de autonomía suficientes. Se mantendrá en el cono superior, girando en espiral hacia la base, durante cuarenta años. También con suerte. Se puede salir antes, voluntariamente o por causas externas, pero es prácticamente imposible mantenerse más tiempo en las condiciones exigidas por este cono y totalmente imposible rectificar el sentido de la marcha y volver a subir. A medida que uno desciende hacia la base el panorama se ensancha e incluso se pueden ensayar diferentes velocidades de desplazamiento, siempre de arriba abajo, por supuesto, y paradas técnicas o para contemplar el paisaje, aunque permanecer más tiempo en un círculo obliga a saltarse, más tarde, algunos otros. En este cono el tiempo de permanencia está estrictamente limitado.

Vista desde el cono superior, la superficie que separa los conos es opaca. Se sabe que hay algo más allá pero no se sabe muy bien lo que es ni tampoco importa demasiado. La permanencia en el cono superior es demasiado exigente como para dedicarle tiempo a otras cosas. En el momento de cruzar el límite y pasar al cono inferior, la superficie de separación se vuelve transparente. Mirando en dirección opuesta aparece, algo alejado de momento, el vértice del segundo cono, la salida. Estamos ahora en la parte más ancha de la figura, en la que podemos tener la ilusión de permanecer algún tiempo, antes de reanudar el descenso. Aún podemos ver la parte del cono superior, de la que nos estamos alejando para siempre. Los últimos 20 años del cono superior y los primeros 20 del inferior parecen guardar entre sí una estrecha relación que ya no existe para años anteriores ni existirá para los posteriores. Durante algún tiempo, esos cuarenta años parecen ser toda la historia. Al final del período empieza a ser evidente que también, como los 10 o 20 primeros, esa parte de la historia va a llegar a su abrupto final. Y también que esa parte tiene la misma importancia que tuvieron las anteriores aunque, probablemente, menos de la que tendrá la última.

En este segundo y último cono parece posible, en ocasiones, reducir la velocidad de descenso, porque la distancia al vértice inferior, al contrario de lo que ocurría con el superior, es una variable multifactorial que puede verse afectada tanto en el sentido de alejar como de acercar el vértice. A los 70 años, la edad de un amigo, el vértice puede estar a 1, 5,10, 20, 30 o más años. Ya en la parte inferior de este cono, las circunstancias empiezan a parecerse a las existentes en la parte superior del primero. Los círculos se estrechan y pasan cada vez más deprisa y la movilidad disminuye. Los recursos, in crescendo al salir del vértice superior, se van agotando al llegar al inferior. Tanto en un cono como en el otro el sentido de la marcha es de arriba abajo y la velocidad aparente cada vez mayor. El paso por el último o los últimos círculos puede ser un poco molesto, pero, en cualquier caso, la salida está garantizada. Que encontremos, o no, algo una vez fuera ya es una cuestión de fe.

Enviado a ECA 13092023