lunes, 10 de diciembre de 2018

La marca hispánica (penúltimo capítulo)


La cuestión es ¿Hasta dónde va a llegar Torra y por extensión el conflicto catalán? ¿Hay alguna línea roja, a partir de la cual la intervención violenta del Estado sea inevitable? Es obvio que la respuesta a esta última pregunta es que sí y es de suponer que Torra tiene una idea, aunque sólo sea aproximada, de dónde está esa línea, de manera que la cuestión puede reformularse así ¿Están dispuestos Torra y un número significativo de los que le siguen y o sostienen, a cruzar la línea roja? La invocación por Torra y Puigdemont, un hombre con una inesperada e inexplicable capacidad de movilización, de antecedentes en Europa que se saldaron con algo parecido a una guerra civil parece indicar que así es. Es verdad que, a estas alturas del SXXI, no es fácil imaginarse una guerra civil en España, al menos si se mantiene la actual diferencia de potencial, con permiso de Volta, entre los dos posibles contendientes y también lo es que Pedro Sánchez ya se ha sacado, en otros escenarios, algún conejo de la chistera, pero la sensación de que las cosas han llegado ya demasiado lejos y de que los acontecimientos estarán pronto, si no lo están ya, totalmente fuera de control es cada vez más fuerte. Y eso incluso en el supuesto, a todas luces descartable, de que los que tienen, sobre el papel, la posibilidad de controlarlo tuvieran además la voluntad y la inteligencia necesarias para ello.

viernes, 28 de septiembre de 2018

¿Tiene calor? Queme un bosque.

Torres de refrigeración de la Drax Power Station
El clima está cambiando. Ya ni el primo de Rajoy lo discute. Tampoco se discute, o no mucho, que este cambio es atribuible, en muy buena medida, a la actividad humana y en particular a la emisión de gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono (CO₂). Los cambios no tendrían necesariamente que ser negativos, pero no cabe duda de que el nuevo entorno climático está causando y va a causar muchos más inconvenientes que ventajas, aunque alguna parece encontrar la industria turística de sol y playa, que ve como sus temporadas se prolongan casi indefinidamente. Es poco probable, sin embargo, que las recientes inundaciones de la costa este de Estados Unidos, el progresivo y más que alarmante deshielo de los casquetes polares o la pérdida del permafrost siberiano, por citar solo alguno de los efectos más llamativos, puedan ser contemplados desde alguna perspectiva favorable.

En principio, sin embargo, no habría por qué preocuparse. La directiva 2009/28/CE del Parlamento europeo y del Consejo de 23 de abril de 2009, ya estableció una serie de medidas y un complicado sistema de cálculo de emisiones para alcanzar el objetivo de limitarlas primero y reducirlas significativamente después, de tal manera que al menos un 20% de la energía consumida en el año 2020 debería proceder de fuentes renovables, un objetivo que ha sido revisado al alza en enero de este mismo año por los negociadores comunitarios, sin modificar sustancialmente el texto legal.

En el corazón de Inglaterra, cerca de Leeds, hay una planta de producción de electricidad, la Drax Power Station, que genera unos 23 millones de toneladas de dióxido de carbono al año, según una prudente estimación de la Yale School of Forestry and Environmental Studies. A pesar de eso y de lo escandaloso de sus enormes torres de refrigeración (ver imagen) emitiendo gases a la atmósfera, la empresa pretende que su huella de carbono es prácticamente cero gracias, por una parte, a que ha sustituido el carbón por pellets de madera importados del sur de Estados Unidos y por otra a que un agujero en la legislación europea citada más arriba  permite, con el beneplácito del actual gobierno británico y supongo que, llegado el caso, de los demás gobiernos comunitarios, considerar neutral, es decir, sin huella apreciable de carbono, la quema de la madera procedente de la tala de árboles.

Pero, como sucede cada vez con más frecuencia, las cosas no son exactamente como nos las cuentan. De lo que realmente se trata es de encontrar alguna forma creativa de elaborar la contabilidad para justificar la quema de los bosques y alcanzar, nominalmente, un objetivo para el que otras fuentes, estas sí renovables como el viento y el Sol, resultarían claramente insuficientes. Y si de paso y por casualidad, se favorecen los intereses a corto plazo de las industrias madereras norteamericanas, las europeas están aún afilando las motosierras, tanto mejor. Los ecologistas y no sólo ellos sino también un número importante y creciente de científicos se han dirigido al Parlamento Europeo para intentar poner fin a una fantasía que va a poner en riesgo los bosques de medio mundo primero y de Europa después. He aquí, en cursiva, algunos fragmentos de la carta (el original en inglés puede encontrarse aquí).

‘A los miembros del Parlamento Europeo,
Aprovechando que el Parlamento Europeo avanza, encomiablemente, para ampliar la directiva sobre energías renovables, instamos encarecidamente a sus miembros a enmendar la actual Directiva para evitar un daño creciente a los bosques del mundo y la aceleración del cambio climático. El fallo en la directiva radica en las disposiciones que permitirían a los países, plantas de energía y fábricas reclamar créditos de cumplimiento de los objetivos de energía renovable, talando árboles deliberadamente para quemarlos y obtener energía. La solución pasaría por restringir la biomasa forestal elegible para combustión exclusivamente a residuos y desechos.
…..
Incluso si se permite que los bosques vuelvan a crecer, el uso de madera recolectada deliberadamente para quemar aumentará el carbono en la atmósfera y el calentamiento durante décadas y siglos, como muchos estudios han demostrado, incluso cuando la madera reemplaza el carbón, el petróleo o el gas natural. Las razones son evidentes, independientemente de si el manejo forestal es o no "sostenible". La quema de madera es ineficiente y, por lo tanto, emite mucho más carbono que la quema de combustibles fósiles por cada kilovatio hora de electricidad producida. La recolección de madera también deja algo de biomasa para proteger los suelos, como las raíces y las ramas pequeñas, que se descomponen y emiten carbono. El resultado es una gran "deuda de carbono". Que vuelvan a crecer los árboles y prescindir de los combustibles fósiles puede finalmente cancelar esta "deuda de carbono", pero solo después de mucho tiempo. En general, permitir la cosecha y la quema de madera con arreglo a la directiva transformará las grandes reducciones, que de otro modo quizá se lograrían a través de la energía solar y eólica, en grandes incrementos del carbono atmosférico para 2050.
….
Las implicaciones adversas no solo para el carbono sino también para los bosques y la biodiversidad mundiales también son grandes. Se necesitaría más del 100% de la cosecha anual de madera de Europa para suministrar solo un tercio de la energía renovable prevista en la directiva. Debido a que la demanda de madera y papel se mantendrá, el resultado será una mayor degradación de los bosques en todo el mundo. El ejemplo que Europa daría a otros países sería aún más peligroso. Europa ha alentado adecuadamente a países como Indonesia y Brasil a proteger sus bosques, pero el mensaje de esta directiva es "corten sus bosques siempre que sea para producir energía". Si se anima a los países a invertir en semejante despropósito, después puede ser imposible corregir el error.’

No es la primera vez que los bosques europeos se encuentran en peligro. La construcción de los barcos ingleses que aseguraron el Rule Britain sobre los mares y también la de los barcos de la flota española enviada por Felipe II para acabar con la reina Isabel -que acabaron bajo las aguas del canal de la Mancha-, se hicieron a costa de los bosques de entonces. Los bosques ingleses se recuperaron con la llegada de los buques de hierro y la utilización del carbón y después el petróleo como fuentes de energía, pero, a título de ejemplo, los Monegros (montes negros, por su población de sabinas y pinos negros) quedaron desiertos para siempre y parte de su capa de tierra vegetal, arrastrada por las lluvias y los ríos, es hoy territorio catalán en el Delta del Ebro. Quizá deberíamos reivindicarlo. Ahora volveremos a quemar árboles, no creo que la carta sirva para nada, y seguiremos aumentando la deuda, que ya es impagable, contraída con un futuro que no es el nuestro pero que está cada vez más cerca.

En fin, que más que homo sapiens, como nos autodenominamos, somos como mucho, algo espabilados y bastante pícaros, pero incapaces de aprender de nuestros propios errores y pendientes sólo de nuestros intereses particulares, no los de la especie, a muy corto plazo.

No hay día que no me pregunte qué hubiera sido de nosotros y de este planeta si fuéramos tan listos (sabios, en realidad) como creemos o como parece desprenderse de algunos curriculums. O sólo la mitad.

Publicado en ECA el 28 de septiembre de 2018


jueves, 27 de septiembre de 2018

Equinoccio de Otoño

El caos no es una opción, es una consecuencia de las leyes de la física. Hacia allí vamos, como individuos pero también como especie, nosotros y nuestro habitat, el planeta que nos acoge, probablemente a pesar suyo y la estrella que nos alumbra. Todo a su debido tiempo, claro, pero, de momento, el Sol se va a poner por el mismo sitio que el año pasado en esta misma fecha, unos pocos grados al norte de El Pueyo, visto desde mi casa. Claro que subir la escalera y sobre todo bajarla me ha costado un poco más que la última vez y no estoy tan seguro como lo estaba el año pasado de que pueda volver a tomar esta foto el año que viene. Aunque tampoco tiene mucha importancia. En eso, al menos, no se esperan grandes, ni pequeños, cambios.

martes, 8 de mayo de 2018

Las fundaciones como órganos gestores de los centros de la UNED. La Fundación Ramón J. Sender del Centro de Barbastro.

Este documento contiene algunas reflexiones acerca de la evolución, desde sus orígenes hasta la actualidad, del estatuto legal del Centro de la UNED de Barbastro, aunque se hacen referencias a otros centros de la UNED cuya forma jurídica es la Fundación. El problema parece surgir a partir de la evidente necesidad de dotar de personalidad jurídica, dentro de las formas reconocidas por la LRJSP[1], a los antiguos patronatos rectores de los Centros Asociados. El objeto del texto que sigue es exclusivamente presentar algunos argumentos a favor del mantenimiento de la Fundación, como forma jurídica del Centro de la UNED de Barbastro, habida cuenta de que se optó en su momento (1983-1989) por esta figura, en estricta observancia de la normativa entonces vigente y de que, en nuestra opinión, no contraviene en modo alguno la legislación actual ni resulta lesivo para los intereses y objetivos de la Universidad o su política de normalización de la gestión económica de centros asociados que esta Fundación, naturalmente, comparte íntegramente.

El Centro de Barbastro está sostenido económicamente y gestionado administrativamente por la Fundación Ramón J. Sender desde 1989, año en que pasó a sustituir al ente originariamente designado para esta función en el convenio del Centro[2], y denominado, como venía siendo habitual en los Centros de la UNED a medida que se iban creando, Patronato del Centro Asociado, en este caso de Barbastro.

La necesidad de crear una Fundación docente como entidad titular del Centro aparece explícitamente enunciada en la cláusula 21ª del convenio de creación del Centro, firmado en Madrid el 20 de julio de 1983 y en los Estatutos de la UNED de 1985, 2005 y 2011, en los primeros de manera excluyente, sólo fundación y en los dos últimos admitiendo también la transformación de los patronatos iniciales en consorcios u otras personas jurídicas.

A pesar de que muy pocos Patronatos constituyeron inicialmente fundaciones o consorcios, el de Barbastro inició inmediatamente las gestiones para la creación de una Fundación, gestiones que se dilataron por la coincidencia en el tiempo con el proceso de transferencia a Aragón de las competencias en la materia. Finalmente, el reconocimiento de la Fundación Ramón J. Sender llegó por partida doble, primero por la administración autonómica en 1989, como se ha indicado más arriba y en 1992 por el Ministerio de Educación y Ciencia que, con fecha 29 de enero, la reconoció, clasificó e inscribió como Fundación Docente de servicio. Como consecuencia de la culminación del proceso de transferencia, las funciones de Protectorado fueron asumidas por la Dirección General de Justicia e Interior del departamento de Presidencia de la Diputación General de Aragón.

Diego Cámara[3] considera que los centros asociados de la UNED incluidos dentro de la denominación de Consorcios o Patronatos son entidades de derecho público de naturaleza consorciada. No así aquellos que han sido constituidos como organismos autónomos dependientes de las diputaciones provinciales o Fundaciones, que el autor considera supuestos singulares, entre los que cita a los de Barbastro, Ramón Areces o Ávila, aunque también son fundaciones los de Bergara y Vizcaya.

Más adelante[4] afirma que sólo quedarían exceptuados del ámbito de aplicación de la disposición final segunda de la Ley 27/2013, que prevé la adaptación a la misma de los consorcios preexistentes o de los de nueva creación como evolución de los antiguos Patronatos, aquellos Centros Asociados constituidos como Fundaciones o como organismos autónomos de carácter local dependientes de las diputaciones.

Las Fundaciones quedarían, pues, excluidas del ámbito de aplicación de las modificaciones legislativas que afectan a los consorcios y en particular de la disposición adicional segunda de la ley 27/2013 aunque podrían requerir adaptaciones a las que me referiré más adelante. Como quiera que, además, las Fundaciones están contempladas en los Estatutos de la UNED y la Fundación Ramón J. Sender se constituyó al amparo de lo dispuesto en los mismos y en el convenio de creación del Centro, no parece, a primera vista, que haya mayor inconveniente en la continuidad de la Fundación como órgano gestor de la UNED en los Centros que inicialmente optaran por esta figura jurídica.

La Fundación se constituyó con el nombre de Ramón J. Sender, escritor altoaragonés de reconocido prestigio, exiliado tras la guerra civil. Hubo, incluso, cierta polémica posterior porque el actualmente denominado centro de estudios senderianos, dependiente de la Diputación de Huesca, manifestó en su momento cierto interés por constituir una fundación con el nombre de ‘Ramón J. Sender’ aunque, finalmente, la Diputación optó por mantener la denominación para la entidad gestora del Centro de la UNED, por considerarla más adecuada a la categoría del escritor.

La Fundación Ramón J. Sender cuenta actualmente con un patrimonio que supera los 8M de Euros y entre los bienes integrantes del mismo cabe destacar un edificio de 2453 m² que junto con otro cedido por el Ayuntamiento de Barbastro, constituyen la sede de la Universidad en Barbastro.

La Fundación está fuertemente arraigada en la ciudad, sin que por ello se haya difuminado la imagen de la UNED:

Se han detectado algunas paradojas que afectan más a la imagen de la Fundación que al cumplimiento de sus fines. Sólo se ve a la UNED… de Barbastro, sí. Pero la Fundación se diluye en el nombre de la UNED[5]

La Fundación ha cumplido, pues, con discreción y eficiencia su cometido, que no es otro que sostener al Centro de la UNED de Barbastro, ejerciendo funciones de supervisión y control de la gestión económica, dejando la gestión académica en manos de la dirección del Centro y de la Universidad que ha marcado y sigue marcando, como le corresponde, las líneas generales de dicha actividad.

Existen suficientes indicios de que la UNED se inclina, actualmente, por la figura jurídica del Consorcio, lo que, si bien no se refleja en los vigentes estatutos, sí aparece en las orientaciones estratégicas de la UNED para los próximos años, en las que se fija como objetivo la constitución de Consorcios en todos los centros de la UNED, aparentemente con independencia de la forma jurídica que tengan actualmente. Para Diego Cámara[6], sin embargo, lo que parece incuestionable es la transformación en consorcios de los actuales Patronatos y la adaptación a la normativa en vigor de los ya constituidos, pero no la transformación en consorcios de las Fundaciones existentes que pueden mantenerse sin problemas como elementos singulares del sistema, tal y como apunta Diego Cámara en la obra citada[7].

De hecho, la transformación en Consorcios de las actuales Fundaciones podría no ser un proceso sencillo y no parece que esta transformación, que, en todo caso, dependería del grado de consenso entre los actuales miembros de la Fundación y de su voluntad de continuar sosteniendo el Centro de la UNED, pueda justificarse en los términos previstos en el artículo 87, apartado a[8]. Los estatutos de la Fundación, además,  prevén su disolución por imposibilidad de cumplir sus fines, admitiendo también su fusión con entidades análogas, pero sin que esté prevista su transformación en otra entidad, de manera que la disolución sería un paso previo a la constitución del Consorcio sin que de ninguna manera esté garantizado que los actuales miembros fundadores acepten pasar a ser consorciados en las mismas o parecidas condiciones, a efectos de permitir la supervivencia del Centro de la UNED.

En cuanto a la memoria prevista en el artículo citado más arriba, que debe acompañar al Real Decreto de transformación, ésta deberá incluir la documentación siguiente:

1.       Una justificación de la transformación por no poder asumir sus funciones manteniendo su naturaleza jurídica originaria. No parece que, hasta el momento, la Fundación haya tenido ninguna dificultad para el ejercicio de sus funciones, por lo que carece de justificación, en los términos de este apartado, la transformación en otra figura jurídica distinta con los mismos fines.

2.       Un análisis de la eficiencia que incluirá una previsión del ahorro que generará la transformación y la acreditación de la inexistencia de duplicidades con las funciones que ya desarrolle otro órgano, organismo público o entidad preexistente. Tampoco parece, a priori, que la transformación en Consorcio vaya a generar ningún tipo de ahorro. La inexistencia de duplicidades, en el caso general de organismos en los que intervengan las corporaciones locales, ya ha sido acreditada por la Secretaría General de Universidades[9].

3.       Un análisis de la situación en la que quedará el personal. Que se integraría[10] en la entidad resultante de la transformación o en la Administración General del Estado.

Tenemos que referirnos, también, por su pertinencia y evidente interés, al informe emitido por el Servicio Jurídico del Estado[11] donde se reconoce al consorcio como forma jurídica preferente, en estos momentos, pero no única, dado el tenor literal del artículo 57 de la LBRL (página 11). En realidad, parece entenderse al consorcio como la mejor forma posible de evolución de los actuales patronatos, aunque, una vez más (página 13) se insiste en la necesidad de transformar los patronatos existentes en fundaciones o consorcios. Y en la misma página vuelve a quedar clara la compatibilidad de ambas formas, al afirmar que el régimen jurídico de estos centros asociados será el que corresponda a la forma jurídica (consorcio o fundación) que respectivamente adopten.

La Fundación Ramón J. Sender, que sostiene al Centro de Barbastro, está formada, en la actualidad, por la Diputación de Huesca, el Ayuntamiento de Barbastro, la UNED, el Gobierno de Aragón e Ibercaja, con distintos niveles de compromiso que, en el caso de las entidades locales y el Gobierno de Aragón parece limitarse al mantenimiento de las aportaciones actuales, la UNED, que efectúa su aportación en función de la matrícula efectivamente registrada (RD 1317/1995 de 21 de julio sobre el régimen de convenios de la UNED con los centros asociados) y finalmente Ibercaja que ha reducido su aportación a niveles meramente testimoniales.

La Fundación, en cuanto a su régimen contable, se atiene a lo dispuesto en la normativa vigente y en particular a lo dispuesto en la Ley 50/2002 de Fundaciones. Sus cuentas son auditadas anualmente, al darse las circunstancias previstas por el artículo 25 de dicha ley, Contabilidad, auditoría y plan de actuación y junto con su plan de actuación, una vez aprobadas por el patronato, se presentan al Protectorado dentro de los plazos establecidos, acompañadas del correspondiente informe de Auditoría.

La Fundación obtiene otros ingresos, procedentes directamente de la UNED, a través de un contrato programa en el área de informática o indirectamente, con la encomienda del servicio de librería virtual que, conjuntamente, superan los 700.000 euros y cuya atribución a la Fundación depende de que ésta sea considerada medio técnico propio de la Universidad. Parece también, a tenor de lo apuntado por la asesoría jurídica de la UNED en el contrato programa del área de informática, que su aprobación, aún pendiente en el mes de mayo, podría estar condicionada a la creación de un Consorcio que sustituya a la Fundación, pero este condicionante no fue apreciado, sino todo lo contrario, a la hora de efectuar la encomienda de librería[12] y parece razonable esperar que las mismas y detalladas consideraciones que se hicieron para atribuir a la Fundación aquella encomienda sean de aplicación al contrato programa en el área de informática.

En todo caso y además de las razones expuestas en el documento citado anteriormente, cabe hacer una referencia expresa al apartado 2 del artículo 86. Medio propio y servicio técnico de la LRJSP ya que, además de que la Fundación dispone, evidentemente, de los medios suficientes e idóneos para realizar las actividades encomendadas, se dan las dos circunstancias mencionadas en los subapartados a y b.

a)       La encomienda a la Fundación del servicio de librería virtual ha resultado ser, con mucho, una opción más eficiente que la contratación pública, que se llevó a cabo, previa convocatoria y resolución de un Concurso público en el que también participó la Fundación, entre los años 2007 y 2013 con resultados que, tanto desde un punto de vista económico como del servicio prestado a los alumnos, pueden calificarse, siendo indulgentes, de malos. El desarrollo de la valija virtual y la gestión de exámenes, a cargo del centro de Barbastro y financiados por el contrato programa, son procesos cuya eficiencia, sostenibilidad y eficacia han quedado sobradamente demostrados desde finales de los años 90 del pasado siglo.

b)      También por razones de seguridad podría resultar más aconsejable encomendar la gestión de datos sensibles, como son los personales de los alumnos y el contenido de los exámenes a un medio propio de la universidad.

Se trata ahora, a efectos de resolver la cuestión de la adscripción a una u otra administración, de establecer si la Fundación Ramón J. Sender puede considerarse un Fundación del Sector Público Estatal y para ello de si cumple, o no, con alguno de los requisitos establecidos para ello en el artículo 128.1 de la Ley 40/2015 de régimen jurídico del Sector Público. A tenor de los datos de financiación del último ejercicio auditado, la Fundación recibe una aportación mayoritaria de la UNED, entidad integrante del sector público estatal, con lo que se cumpliría el primero de los requisitos, el del apartado a, sin que pueda establecerse un origen diferenciado para la mayor parte de los bienes o derechos que integran su patrimonio y sin que, por el momento, haya una mayoría de votos en el patronato en favor de ninguna de las instituciones en él representadas.

En estas condiciones y dado que la Fundación se constituyó sin ánimo de lucro y con el único objetivo de sostener al Centro de la UNED de Barbastro, que es la Universidad la que tiene facultades para nombrar y destituir al director del Centro y que también es la Universidad la que financia en mayor medida la actividad desarrollada por la Fundación (ART 129.C Ley 40/2015), cabe inferir asimismo que la Administración Pública a la que debe quedar adscrita es precisamente la UNED. Sin perjuicio de lo anterior, nada impide una modificación estatutaria para adaptar la composición del patronato a la cuantía de las aportaciones y al grado de control efectivo de las instituciones sobre el funcionamiento del Centro.

Conclusión.

La Fundación Ramón J. Sender se creó, a instancias de la UNED, con un doble objetivo: Sostener el Centro Asociado de Barbastro y contribuir al desarrollo cultural, educativo y científico de su entorno. Los recursos de la Fundación se destinan, en su totalidad, a estos objetivos. La UNED es el principal agente financiador de la Fundación y tiene la facultad para nombrar al director del Centro que, a su vez, nombra al secretario. Se trata, por tanto y en principio, de una Fundación que reúne los requisitos para formar parte del Sector Público Estatal y adscribirse a la UNED aunque probablemente deberán realizarse algunas modificaciones de su plan contable y su régimen económico financiero y de control para adaptarlos a lo establecido en la ley 47/2003 de 26 de noviembre. La Fundación podría también proceder a una reasignación estatutaria del número de miembros del patronato atribuidos a cada una de las entidades en él representadas, con objeto de ajustar dicho número al peso económico real de la entidad en el sostenimiento de la Fundación y a sus atribuciones en cuanto a la gestión del Centro de la UNED.

 

Barbastro, 8 de mayo de 2018.

[1] Ley 40/2015 de 1 de octubre de Régimen Jurídico del Sector Público. Artículo 84 y ss.

[2] Convenio del Centro Asociado de Barbastro, firmado en Madrid el 20 de julio de 1983 por la entonces Rectora de la UNED, Elisa Pérez Vera y representantes del Ayuntamiento de Barbastro, la Diputación de Huesca y la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Zaragoza Aragón y Rioja (hoy más conocida como Ibercaja)

[3]  Diego Cámara del Portillo.  Ex jefe de la Asesoría Jurídica de la UNED. Revista de Derecho UNED, número 15, 2014. Páginas 129

[4] ibidem Página 143

[5] Auditoría social Fundación Ramón J. Sender 2002, Documento interno de trabajo, GESES-Universidad de Zaragoza.

[6] Diego Cámara ibidem págs. 142 y 143

[7] Ibidem pág. 129

[8] Ley 40/2015 de 1 de octubre de Régimen Jurídico del Sector Público (BOE núm. 236, de 2 de octubre de 2015.

[9] Informe emitido por el Secretario General de Universidades el 27 de septiembre de 2016 a propósito de la no existencia de duplicidades en la gestión de los centros asociados de la UNED.

[10] LRJSP ya citada. Artículo 87, 5,b

[11] Referencia A.G. INTERVENCIÓN GENERAL 19/17 (R-649/2017) Informe de la Dirección del Servicio Jurídico del Estado

[12] Convenio de Colaboración entre la UNED y el Centro Asociado de la UNED en Barbastro para la encomienda de gestión del servicio de librería virtual. Cuarta consideración, página 3. 

jueves, 22 de febrero de 2018

Forges




Compré este libro en Zaragoza, a finales de 1972 o principios de 1973, en el quiosco de prensa que había frente a la vieja facultad de medicina en la plaza de Paraíso, cerca del edificio de Capitanía y del Colegio Mayor Pignatelli, regentado por los jesuitas y notable foco de fronda por aquellos años. En Zaragoza había entonces muchos quioscos de prensa, muchos grises y una sorprendente vida cultural y sobre todo política que se traducía en fuertes altercados que se iniciaban por la mañana con una asamblea estudiantil de distrito en el aula magna de la facultad de ciencias y acababan con la policía repartiendo palos por la ciudad universitaria y complicándoles bastante la vida a los estudiantes que daban la cara mientras otros, en la sombra y con más visión de futuro, daban sus primeros pasos en la política real intentando decidir en cuál de los numerosos partidos en gestación tendrían más posibilidades. Después resultó que el partido hegemónico a la izquierda fue el PSOE, del que por aquel entonces casi nadie había oído hablar, mientras el ubicuo, organizado y disciplinado PCE se difuminaría en una oposición sin futuro. Forges tenía entonces 31 años y la capacidad de reflejar con sus dibujos el patetismo de un régimen que ya parecía en repliegue, más por la edad y las limitaciones de su fundador que por otra cosa, pero que aún contaba con los medios y la voluntad de soltar algún zarpazo. El libro del Forges, con un estilo que recordaba bastante a los legendarios humoristas de la Codorniz, llegaba sin embargo mucho más lejos que ellos, la posguerra había quedado atrás y la todopoderosa censura se había suavizado bastante, pero utilizaba sus mismas armas: la ironía, la metáfora, el sobreentendido, el humor y el ridículo. Después de Forges nunca pudimos volver a ver a nuestros procuradores en cortes, designados por Franco o elegidos por el tercio familiar o sindical, con los mismos ojos. Estaban allí para hacer el payaso y gracias a Forges empezaron a parecerlo. Ayer murió de un cáncer de páncreas a la edad de 76 años. Probablemente le quedaban aún muchas cosas por decir y por hacer pero lo que dijo y lo que hizo, también cuando no era fácil hacerlo ni decirlo, quedará en la memoria de los que le sobrevivimos. 






martes, 16 de enero de 2018

Fin de la primera parte

Diagnóstico de la biopsia: TaG1. Bien diferenciado y no infiltrante, es decir, un tumor, sí, pero de bajo grado y bajo riesgo –bajo no significa nulo, claro- y extirpado. Me ha dicho que de los lavados, si me parecía, podíamos prescindir por el momento -que era algo a lo que había que ir con fe-. Hemos prescindido, naturalmente. No tenía mucha fe, desde luego, pero además es un proceso que dura seis meses, sin demasiadas garantías y muy molesto. Se trata, por lo visto, de introducir en la vejiga, mediante un catéter y mantenerlas allí algo más de una hora, cierta cantidad de toxinas, el bacilo de la tuberculosis, por ejemplo, para activar las células del sistema inmunitario. Seguro que lo diseñaron en Auschwitz. Así que hemos quedado, salvo crisis, para dentro de tres meses y entonces veremos. Ah, y que no lea tanto sobre el tema por Internet. Que él no lee nada de matemáticas. La verdad es que, últimamente, yo tampoco.

lunes, 8 de enero de 2018

Problemas

El 14 de julio me encontraron un cáncer en la vejiga. Fue gracias a una revisión de la próstata en una clínica privada a la que fui porque llevaba esperando más de un año que me llamaran de la Seguridad Social y cuando reclamé, por escrito, me dijeron, entre otras tonterías y también por escrito, que mi caso no estaba clasificado como urgente. No sé qué es lo que considerarán urgente. La revisión incluía una ecografía del abdomen y el urólogo detectó lo que podría ser un tumor en la vejiga, que había que extirpar para ver lo que era exactamente y evaluar el riesgo posterior. La intervención quedó fijada para el 24 del mismo mes en Huesca. Se llevó a cabo con anestesia local epidural y tuve la posibilidad, que no aproveché del todo porque no me dejaron las gafas, de seguir las evoluciones del bisturí por el interior de la vejiga en un monitor que había justo sobre mi cabeza. En general fue bastante incómoda por el frío glacial que hacía en el quirófano y  por la maldita sonda que tuve que llevar durante cuatro o cinco días, pero nada más. El resultado de la biopsia no fue bueno, era, efectivamente, un tumor maligno, ni malo, era superficial y bien diferenciado con pronóstico, en principio favorable. En fin, casi, casi, lo mejor que podía pasar y la cosa quedó allí, pendiente de otra intervención similar, -su nombre técnico es RTU, por resección transuretral-, cinco meses después, intervención que sería la primera de una serie que se iría espaciando cada vez más… si todo iba bien y el tumor no se reproducía. Pero claro, se reprodujo. Uno nuevo, algo más pequeño, según parece y también de aspecto superficial apareció en otro lugar de la vejiga en la RTU del 3 de enero, así que estamos como al principio o un poco peor. De momento hay que esperar al día 16 de enero para conocer los resultados de la biopsia y el nivel de agresividad del nuevo tumor. Si es como el anterior quizá se solucione con unos lavados. Si no...

viernes, 5 de enero de 2018

¿Energía? No pasa nada. Y si pasa, no importa.



¿De dónde venimos? ¿a dónde vamos?... son preguntas recurrentes a las que no se les suele encontrar una respuesta convincente, por más que una trivial, obvia y parcialmente concordante con la experiencia aparezca ya en el Génesis 3:19: del polvo y al polvo. No parece posible llegar mucho más lejos, sin recurrir a la fe que es una virtud que, como es sabido, no tiene todo el mundo.
Hay otra pregunta que parece más prometedora: ¿qué hacemos aquí?, y sobre esto hay opiniones para todos los gustos, desde los que se empeñan en buscarle un sentido trascendental a la existencia, hasta los que creen que esto no tiene ni pies de cabeza y también hay una respuesta que sirve para todos los casos, aunque quizá no en la misma medida. Lo que hacemos aquí es gastar, derrochar, malmeter como decía mi abuela. De todo, pero, en última instancia, energía. Habrá quien crea que esto es por vicio o por ignorancia y es posible que haya algo de eso, pero no mucho porque, en realidad, no podemos hacer otra cosa. O gastamos energía –en este contexto gastar significa transformar energía útil y concentrada en calor inútil y disperso- o desaparecemos.
Así, nosotros mismos, aunque ya somos concebidos con un alto grado de complejidad, dedicamos ingentes cantidades de energía a mantener y acrecentar esa complejidad a lo largo de toda nuestra vida. Al final volveremos al polvo del que, según el Génesis, salimos, pero la energía que hemos utilizado habrá devenido inútil para cualquier finalidad práctica distinta de elevar un poco más la temperatura media de la Tierra y el mundo estará un poco más cerca de un estado ideal, de entropía infinita y caos absoluto en el que ya no seremos necesarios ni posibles. Bueno, necesarios tampoco lo somos ahora. La energía tiene otras formas de disiparse sin nuestra intervención.
El caso es que, si queremos mantener la complejidad, la nuestra y la de nuestra civilización, sostener el escandaloso tren de vida que llevamos en occidente y permitir una aproximación al mismo a los pueblos que ahora mismo están aporreando la puerta, antes de que consigan echarla abajo, necesitamos un aporte continuo y preferiblemente creciente de energía concentrada, energía que, como es el caso del petróleo y en menor medida también del gas natural y del carbón, ha necesitado cientos de miles e incluso millones de años para formarse y que vamos a consumir en poco más de un par de cientos de años.
El reto, el problema de siempre, aunque durante unos pocos años ha podido dar la impresión de estar superado es, precisamente, de dónde vamos a sacar esa energía concentrada el año que viene, pero a este respecto podemos estar tranquilos. O no, que nos va a dar igual. De acuerdo con los informes anuales de la Agencia Internacional de la Energía, de la OPEC o de la Administración Federal de la Energía de Estados Unidos parece que, al menos un año más, podremos decir que los negocios seguirán como de costumbre.
En resumen, que si en el año 2015, el mix energético -casi 14.000 Mtoe[1]-  estaba formado aún por un 80% largo de combustibles fósiles (carbón, gas y petróleo), un 2,5% de energía hidráulica, un 9,7% de biofuel, que tiene la doble virtud de producir energía y matar de hambre a los hipotéticos consumidores y un 2% escaso de las energías supuestamente renovables, para el 2018 no se prevén grandes variaciones salvo la consolidación del gas natural como combustible de transición -aún hay quién confía en una transición tranquila a las energías renovables- y del fracking como técnica de extracción de los últimos restos, sobre todo en Estados Unidos, un incremento de la eficiencia en los motores de combustión interna, que no se traducirá necesariamente en una reducción del consumo (paradoja de Jevons), una disminución del consumo de carbón, sobre todo en China y un recurso más decidido a la inversión en renovables. Nada nuevo bajo el Sol, suponiendo que nos cuenten toda la verdad y que las Nuevas Políticas auspiciadas por la agencia internacional de la energía se lleven a cabo. Que tampoco es muy probable.



[1] Millones de toneladas equivalentes de petróleo

 (Publicado en ECA el 5 de enero de 2018)