martes, 29 de septiembre de 2009

¿Crisis? No se preocupe: construya un parque temático.


Acabo de ver por televisión que, en un ayuntamiento de Madrid, creo que Torrejón, han destinado 5 millones de Euros del plan E a construir un parque temático, o algo similar, formado por reproducciones de cartón piedra de los monumentos europeos más representativos, o que ellos consideran más representativos. Preguntado por la periodista, el concejal de obras del municipio en cuestión decía que, pensando en algo para atraer al turismo y a falta de monumentos propios, habían tenido la idea de construir el parque de marras. Esto del turismo se está sacando de quicio. Una cosa es que un determinado territorio viva, o lo pretenda, de la explotación de sus recursos naturales o artísticos y otra cosa es que se los invente. Reproducir, como parece que van a hacer allí, la Puerta de Brandenburgo o la Fontana di Trevi y pretender que la gente se desplace y pague para verlos no es, como parece, una idea completamente idiota. Habrá gente que irá a ver eso, como hay gente que va a ver el Arenysaurio (en la imagen), un bicho que recuerda a Dino, el de los Picapiedra, que se han montado en un pueblecito de por aquí cerca en el que, por lo menos, parece que encontraron restos de dinosaurio, pero en algún momento habrá que poner coto a tanto parque temático, centro de interpretación y monsergas de la misma especie. Si todos queremos vivir del turismo, nos pasará como a aquella cadena de pueblecitos de las montañas suizas que pretendían vivir, cada uno, de lavar la ropa del de al lado.

Fotografía del autor.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Democracia (I)


A democracy, Mr. Cromwell, was a Greek drollery based on the foolish notion that there are extraordinary possibilities in very ordinary people. (La democracia, Sr. Cromwell, es una bufonada griega, basada en la absurda idea de que existen posibilidades extraordinarias en las gentes más ordinarias)

Carlos Estuardo (Alec Guinness) a Oliver Cromwell (Richard Harris), en una escena de la película Cromwell de Ken Hughes.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Crecimiento sostenible

Hay determinados ambientes en los que queda bien sostener que el crecimiento es algo esencialmente perverso y la causa de todos los problemas que arrastra nuestra maltrecha economía. Eso, como tantas otras cosas que también se dicen, es susceptible de matizaciones y precisiones. Gracias al crecimiento y sólo al crecimiento, la inmensa mayoría de la gente ha salido y no hace mucho, de siglos de miseria y ha podido disfrutar de calor, alimentación suficiente y vivienda digna, amén de un montón de cachivaches, más o menos prescindibles. Claro que esto sólo en una parte del mundo y probablemente, a costa de la otra, pero es que, hasta bien entrado el siglo XIX, sólo unos pocos eran los protagonistas de la historia. El resto se limitaba a malvivir en sus márgenes y ni siquiera podía consolarse, como ahora, con las revistas del corazón. Precisamente en esa casi indestructible relación entre crecimiento y bienestar está el auténtico drama. No podemos dejar de crecer, ni se puede, eso es álgebra elemental, mantener ninguna tasa de crecimiento más allá de unas pocas decenas de años. Crecimiento sostenible es, sólo, un oxímoron.