domingo, 1 de octubre de 2017

Mala suerte


La deuda per capita en Cataluña en 2016 (10.092 €) casi triplica a la andaluza (3.966 €) y supera en más de 1.000 € a la siguiente más elevada de España que es la de la Comunidad Valenciana y en términos absolutos, casi dobla a esta última. Esto no es muy razonable y no hay más remedio que atribuirlo, en alguna medida, al menos, al reparto hecho por el Estado entre las comunidades de régimen común, todas menos dos, donde Cataluña y tres más son contribuyentes netos y el resto receptores netos. Cuentan que, en su momento, Suárez ofreció a Tarradellas un régimen similar al cupo vasco y parece que,por razones que a mí se me escapan, la oferta fue rechazada  pero eso, en todo caso, tiene ahora una importancia relativa porque entonces tampoco se sabía lo que iba a pasar y además en una situación económica como la actual las razones, que en algún momento haya podido haber, para mantener una solidaridad inter regional por encima de lo razonable son cada vez más escasas y más difíciles de explicar a los que ponen el dinero. El caso es, pues, que en mi opinión lo anterior, la economía, en suma, es la causa principal del descontento que ha llevado a los catalanes a sostener, quizá no mayoritariamente, de no mediar las torpezas del gobierno central, pero casi, las veleidades de una parte de su clase política que ya no encuentra mejores argumentos para seguir en el poder. Como puede verse en la pintoresca coalición que ha propiciado este referéndum y ha sostenido en el parlamento de Cataluña las leyes que lo amparan y que, en su caso, regularán un proceso independentista que, aunque puede que siga siendo utópico, cada vez cuenta con más apoyos, los viejos clichés de izquierda y derecha cuentan poco a la hora de optar por la permanencia en España o la secesión. Seguramente esto podría haberse resuelto de una manera menos traumática, al final sólo es cuestión de hacer, bien, los números, pero parece que, una vez más en la historia de este país, una crisis ha estallado cuando sus destinos no están en las mejores manos. Mala suerte.