sábado, 5 de marzo de 2016

Así lo veo yo (con perdón)

En una semana pueden ocurrir, como de hecho están ocurriendo en esta, muchas cosas. Cosas que configurarán el futuro en formas que seguramente ahora no sospechamos y cosas que son una consecuencia, que ahora parece  inevitable, de acontecimientos del pasado. La civilización, que hemos construido en poco más de un millón de años de los más de 4000 que tiene el planeta que habitamos, ha alcanzado niveles de complejidad tales que hacen cada vez más difícil la tarea del analista político, el experto en casi todo o el simple enteradillo de barra de bar que, más o menos, suelen tener el mismo éxito en sus predicciones. Pero ya casi nadie se sorprende de nada y todo el mundo les da a los pronósticos, ya sean sobre la evolución del clima, la economía o la política española o estadounidense, el valor que tienen, escaso, sin exigir mayores responsabilidades a sus autores. De la misma manera los políticos pueden sostener o pretender que sostienen, en cualquier momento, posiciones inamovibles que serán modificadas sin que nadie aprecie en ello más que la necesaria flexibilidad ante una situación y unos supuestos que cambian con desconcertante celeridad. En este entorno, cualquiera, como yo que no soy analista ni paso por experto en nada, puede permitirse especular sobre lo que va a ocurrir en las próximas semanas o meses. Por ejemplo, si alguien, no es el caso, me preguntara, yo diría que no habrá nuevas elecciones y que el próximo presidente del gobierno, aunque quizá no por mucho tiempo, será Sánchez y que lo será con el apoyo explícito de Ciudadanos y el implícito de Podemos, que no puede arriesgarse a someter a evaluación pública la tosquedad exhibida por su líder en la pasada sesión de investidura. Y si no es así será de cualquier otra manera, pero creo que considerarán y si es el caso, ensayarán todas las opciones posibles para evitar unas nuevas elecciones que, de momento y por unos días al menos, les dejarán sin los sillones y los privilegios que apenas han empezado a disfrutar. Por si hubiera alguna duda ya han dejado claro, unos y otros, que están dispuestos a prescindir de sus proclamados principios, en el mejor estilo marxista, de Groucho Marx, sin el menor escrúpulo con tal de seguir en el poder o alcanzarlo. Mientras escribo esto me llega la noticia de que la segunda votación ha dejado las cosas como estaban y que Podemos ha mantenido su negativa a apoyar a Sánchez tal como estaba previsto. Bueno, no importa. Quedan dos meses antes de que se disuelva el parlamento. Ya veremos qué pasa de aquí a entonces pero si yo fuera uno de ellos, de los que tienen que buscar una salida a esta situación, procuraría solucionarlo antes y evitar, en todo caso, unas nuevas elecciones. La gente está harta de discursos vacíos, de insultos y descalificaciones de ida y vuelta y del poco edificante espectáculo de lo que, cada vez más, se presenta como una descarnada lucha por el poder y nada más y puede acabar abominando de esta forma de hacer política pero no para sustituirla por el modelo de democracia ateniense, por ejemplo, en el que los gobernantes se elegían por sorteo y que no es más irracional que el que tenemos ahora, sino por algo peor, no sólo que el modelo ateniense sino incluso y ya es decir, que el actual. Ya ha pasado antes. 

(Enviado a ECA)