martes, 27 de mayo de 2014

El PSOE se renueva... otra vez.

El PSOE amaga con un nuevo proceso de renovación que, necesariamente, se saldará en falso porque en realidad y como de costumbre no se renovará... más que lo cosméticamente imprescindible. Y no se renovará nada más, porque no es tan sencillo como parece. Renovar, en este contexto, significa sustituir viejas caras por caras nuevas, es decir, poner en la calle a los que están y llevar al poder a una nueva generación de políticos no necesariamente más jóvenes pero sí más capaces y más en contacto con la realidad,  pero, claro, está el problema de qué hacer con los sustituidos, que es tan grave, si no más, que el de dónde sacar a los sustitutos, nada sencillo, tampoco, en un sistema, evidentemente no me refiero sólo al PSOE, donde los dirigentes tienden a rodearse de majaderos y tiralevitas que, además, no les hagan sombra, con lo que casi puede garantizarse que el sustituto de un presunto tonto será un imbécil aunque, eso sí, con la habilidad necesaria para trepar en la organización. Con la política pasa algo parecido a lo que ocurre en la economía. En un entorno de crecimiento pueden asumirse las deudas que hagan falta en la confianza de que podrán pagarse en el futuro. Si los vientos políticos son favorables siempre habrá un lugar, un consejo de administración, un puesto en el senado o una canonjía más o menos significativa pero bien pagada,  para los políticos amortizados o retirados del primer plano. Pero si el entorno económico es contractivo o el panorama político sombrío, las deudas asumidas no podrán pagarse y no habrá suficientes puestos nuevos para políticos viejos, de manera que los que están en el poder se aferrarán con fuerza a sus puestos actuales y la renovación será pura filfa, igual que en otras ocasiones. Y, de cualquier modo, no hay que fiar demasiado a una cara nueva, véase el caso de Zapatero, a no ser que esté totalmente desconectado del aparato actual y tenga la formación y experiencia suficientes para comprender el mundo en el que vive y saber que hay una vida real, más allá de las intrigas y trapisondas de partido. Aunque, a estas alturas, puede que ya no importe mucho a quién pongan.

sábado, 24 de mayo de 2014

Fútbol y elecciones.

El partido de fútbol de esta noche en Lisboa, está, con seguridad, muy por encima de las elecciones de mañana en las prioridades de la gente. Ochenta mil personas han viajado hasta el lugar del encuentro, sin entradas para el campo de fútbol, sólo para estar con su tribu, desafiar a gritos a sus oponentes y beber y entonar juntos sus cantos de victoria o lamerse las heridas cuando la batalla finalice. Otros muchos se reunirán con el mismo objeto en una u otra plaza de la principal avenida de Madrid y de otras ciudades. Los que compiten por un puesto en el parlamento europeo y los líderes cuya supervivencia depende del éxito o el fracaso de sus correligionarios estarán, esta vez, casi solos, sobre todo los que no encuentren a tiempo excusas para justificar su derrota. Y  el lunes, o el martes, todo habrá terminado y todo volverá a empezar de nuevo.

sábado, 3 de mayo de 2014

Una historia que podría repetirse.

Movimientos de tropas en Rusia y Ucrania (WaPo)
El 29 de julio de 1914 Nicolás II movilizó al ejército ruso para hacer frente a la amenaza austríaca contra Serbia, poniendo en marcha un mecanismo fatal y en la práctica, irreversible, que condujo inevitablemente a la guerra y a la revolución y que acabó, en Rusia, con la autocracia zarista para sustituirla por un régimen de partido único, controlado por el Partido Comunista hasta el colapso de la Unión Soviética a finales del siglo XX. Cien años después, Vladimir Putin, antiguo jefe del KGB, la policía política del régimen soviético, es el presidente de Rusia que, con una minoría amenazada como excusa formal y razones neoimperialistas, geoestratégicas y sobre todo, energéticas y económicas de fondo, está moviendo sus tropas y a su país hacia la guerra. Ucrania, formó parte de la extinta Unión Soviética y tiene, actualmente, un gobierno de facto, que no controla partes importantes de su territorio, pero parece contar con el apoyo de Europa y de Estados Unidos. Que la guerra, más allá de escaramuzas localizadas, parezca hoy imposible, no es sino una similitud más con la situación en Europa en los años que precedieron al verano de 1914.