domingo, 29 de abril de 2012

¿Plan M?

Europa. Vista posterior
Europa, es decir, Frau Merkel, ha cedido, según el País, a las presiones que exigían medidas clásicas, keynesianas, de apoyo al crecimiento y apoya, o parece que va a apoyar, el diseño de un gran plan de inversión para salir de la crisis, es decir, para volver al crecimiento, plan que, según parece, va a consistir en inyectar 200.000 millones de euros en infraestructura, energía y tecnología. Que los recortes, al menos en España, no servían para mucho, acaso para complicar las cosas, estaba empezando a convertirse en una evidencia para casi todo el mundo, es decir, para todo el mundo menos para el gobierno de España, pero que se pueda volver al crecimiento a base de inyectar más dinero en el sistema también parecía una tesis abandonada. De hecho, una de las cosas que se le reprocharon a Zapatero, parecía entonces que con razón, fue su famoso plan E, consistente en invertir 5.000 millones en infraestructura, energía y tecnología, es decir, lo mismo que ahora parece que quiere hacer Merkel a escala europea. Se dijo entonces, yo mismo lo dije, que aquello no era más que una huida hacia adelante y que los problemas volverían, agravados, en cuanto se pasara el efecto, necesariamente limitado, de la iniciativa. Y efectivamente, si bien algunas empresas de construcción, seleccionadas por los ayuntamientos en base a criterios localistas y clientelares, pudieron capear el temporal y aguantar un poco más, la mayoría de ellas quebró o entró en dificultades inmediatamente después y los trabajadores contratados para aquellas obras fueron a la calle en cuanto terminaron, con el agravante, o hace unos días parecía un agravante, de que la deuda se incrementó un poco más y las dificultades financieras del estado español continuaron su escalada como si nada hubiera pasado. Puede que Merkel crea firmemente en virtudes calvinistas como el trabajo duro, el ahorro y la austeridad o que su ostensible compromiso con el sistema financiero le obligara a garantizar, ante todo, su viabilidad, imponiendo medidas cuya única virtualidad parecía ser la de asegurar a los tenedores de deuda pública la recuperación de su dinero o, al menos, la percepción de los intereses generados por la misma y el consiguiente mantenimiento del tinglado y puede que, ante la imposibilidad de exportar las primeras a países de tradición católica, más hechos al escaqueo y el despilfarro, haya optado por intentar hacer honor al segundo mediante la inyección de nuevos capitales en apoyo de lo único que puede reducir la presión sobre la deuda, es decir, de una nueva etapa, por corta que sea, de crecimiento. La cuestión energética, en segundo plano durante toda esta crisis, puede volver y de manera brusca, al primero en la medida en que esta recuperación, si es que se produce, afecte a los precios del petróleo y sus derivados, que, por cierto y en contra de los postulados de la sabiduría convencional –Krugman y otros-,  no han hecho sino subir durante todo el desarrollo de la crisis.


sábado, 28 de abril de 2012

Nublado, con riesgo de tormentas...

La prima de riesgo –el diferencial con el bono alemán- pone en aprietos al gobierno que cada vez tiene más dificultades para colocar sus bonos –deuda pública- y pagar sus muchos gastos. Para hacer frente a los vencimientos de la deuda, requisito imprescindible para seguir endeudándose más y más, el gobierno reduce el gasto social y aumenta los impuestos, en abierta contradicción con sus promesas electorales. Así, un gobierno  elegido para salvaguardar conquistas sociales y privilegios que se consideraban imprescriptibles y que se suponían amenazados por la incapacidad del gobierno anterior, se ampara ahora en voluntades ajenas y en la herencia recibida para cercenar cada vez más esos derechos con el inefable argumento de que es la única forma de garantizarlos en el futuro. Mientras tanto el número de parados en España ha roto, una tras otra, todas las barreras sicológicas. Hemos pasado de los cuatro millones, cifra que parecía anunciar el apocalipsis, a los cinco millones y probablemente no tardaremos en llegar a los seis pero, eso sí, el gobierno, el ministro Guindos, al menos, cree que no llegaremos al 25% que, por cierto, es el nivel máximo que alcanzó en Estados Unidos durante la Gran Depresión,  aunque estemos ya en el 24 y pico y Rajoy acabe de admitir, cualquiera sabe con que base, que esta legislatura generará medio millón de nuevos desempleados. Ni la coherencia entre los discursos ni, por supuesto, la verdad –la única que podrían decir, si tuvieran algún interés, es que no tienen la menor idea de por donde les llega el aire ahora ni, mucho menos, por donde les va a soplar en los próximos meses- juegan ningún papel en la política actual. Lo único que les interesaba, a los del PP, como, en su momento, a los del PSOE, era llegar, como fuera, al poder aprovechando la mala, malísima, coyuntura económica y las sonadas meteduras de pata del gobierno anterior. Todas sus promesas electorales, incluso las compatibles con su ideología como la de no subir impuestos se han quedado en nada, como era de esperar, pero el poder que buscaban ya lo tienen, salvo imprevistos, por un largo período de tiempo. Un poder que utilizarán, en primer lugar, en su propio beneficio –la raison d'être de cualquier gobierno es, en primerísimo lugar, la transferencia de recursos de los gobernados hacia los gobernantes-, en segundo lugar en beneficio de los intereses que representan que son los de los bancos y el gran capital financiero internacional, la iglesia católica, cuando les conviene y determinadas oligarquías de la derecha tradicional y finalmente y alterando el orden de sus propias prioridades, para intentar que las cosas no le vayan, a la gente, tan mal como para poner en peligro su permanencia en el poder.

sábado, 14 de abril de 2012

Charlando con Rubén


Llevo casi un mes sin escribir aquí y así hubiera seguido por algún tiempo, sino me hubiera llamado mi amigo Rubén con el que, por cierto, nos hemos visto las caras por primera vez gracias a Skype. Ha entrado, me ha dicho, varias veces para ver si tenía algo que decir sobre el contencioso, él ha utilizado una de esas palabras argentinas, tan descriptivas, que ahora mismo no recuerdo, a propósito del petróleo argentino que, según él, está indebidamente en manos españolas. Bueno, la verdad es que, ahora mismo, no tengo una opinión formada sobre ese asunto ni tampoco mucho que decir sobre el resto de los acontecimientos que conforman esta delirante actualidad. Acontecimientos que, en mi opinión, no hacen sino confirmar que la vuelta al statu quo ante crisis, el bau –business as usual- o a la senda del crecimiento son una utopía y el persistente e iluminado optimismo del gobierno anterior y el algo más matizado del actual sólo oculta, o lo pretende, su desconcierto, el del gobierno, ante lo que está pasando y acaso su resistencia a reconocer que no estamos ya ante una crisis, sino más bien ante un cambio de modelo. A pesar de eso hemos tenido una interesante conversación, y no sólo por los 10374 km que, más o menos, separan su casa en Buenos Aires de la mía en Barbastro y por el acento argentino de Rubén, muy distinto de los ladridos con los que, según él, hablamos los españoles. El caso es que Rubén, que tiene una pésima opinión de los peronistas y en particular de la Señora Kirchner, a pesar de que, en toda la conversación no le ha apeado el tratamiento, cree que, en esta ocasión, están haciendo exactamente lo que hay que hacer aunque está convencido de que no acabarán de hacerlo y se achantarán antes. Yo estoy de acuerdo con él -actualización del 17: Ambos estábamos equivocados. El gobierno argentino acaba de expropiar Repsol y ha ordenado la intervención inmediata- Mi opinión sobre los gobiernos argentinos, desde Perón hasta ahora mismo y estén formados por justicialistas –peronistas- radicales o militares fascistas es mucho peor que la tengo de los gobiernos españoles. Los numeritos de la Sra. Kirchner, que en las últimas horas ha fingido no tener nada que ver con las veleidades expropiatorias de su gobierno, estarán más dirigidos a la galería o a atender las demandas de amigos y correligionarios que a calmar las preocupaciones, probablemente inexistentes, de su gobierno por la cuestión energética. Pero dicho esto, no me cabe duda, y ahí hemos convenido con Rubén, de que resulta legítimo o al menos comprensible, desde un punto de vista teórico, que los argentinos intenten recuperar el control de su producción petrolífera y asegurarse, en estos tiempos de incertidumbre y ante la cada vez más evidente amenaza del Peak Oil, el suministro de combustible. En cuanto a las pomposas y belicistas declaraciones de los ministros españoles –cualquier ataque a Repsol será considerado un ataque a España-, plagiando el discurso de Kennedy durante la crisis de los misiles, parecen una oportuna cortina de humo para sacar de los titulares las noticias acerca del desastre en el que, a pesar de las medidas de Rajoy y de su acatamiento a las sugerencias de Bruselas, se está sumiendo un país que por el momento carece, y de forma ostensible, de cualquier proyecto viable de futuro que no pase por la construcción y el turismo. No estaría de más ir pensando en algo a lo que nos podamos dedicar en el futuro aunque, de momento, Aguirre y Mas ya están compitiendo por una ciudad del juego al margen de la Ley al estilo de Gran Scala.

14 de abril

Who are these guys?
Parece que el Rey y su familia están poniendo a prueba la resistencia de la monarquía a base de comprometer su popularidad con una boutade tras otra, añorando, quizá, los tiempos en los que los reyes estaban donde estaban por voluntad divina, con independencia de lo que la gente pudiera opinar de ellos o de la institución. Eso hasta que, en algún momento, y en otros países, claro, la gente se pasaba por montera la voluntad de dios y hacía rodar por el suelo las coronas con cabeza y todo. Aquí nos ha faltado, también, ese detalle para terminar con nuestra lamentable historia de sumisión y hemos aguantado reyes y reyezuelos, a Franco y a sus herederos durante demasiado tiempo, tanto como para que estén convencidos de que pueden hacer o dejar de hacer lo que les venga en gana sin ninguna consecuencia. Y probablemente tengan razón.

El sábado hubo en Barbastro una reunión con el objeto, o eso se decía en la convocatoria, de constituir un círculo republicano en la ciudad. Yo no fui, no estaba en Barbastro y quizá tampoco hubiera ido, ya no tengo edad para aventuras políticas y creo que no fue mucha gente. La tercera república tendría, probablemente, el mismo problema que tuvieron las dos primeras y sobre todo la segunda. Había comunistas por todas partes, anarquistas, fascistas, socialistas, falangistas, nazis, bolcheviques y hasta monárquicos... pero no había suficientes republicanos. La segunda república cayó en España porque no hubo prácticamente nadie que la defendiera.