domingo, 29 de noviembre de 2009

Decoding the universe

de Charles Seife. Empieza con esta frase: Civilization is doomed. Y dedica 285 densas páginas a intentar demostrarlo. Creo que el libro necesita un par de lecturas pero lo que yo he entendido, en una primera en esta tarde de domingo es lo siguiente: El objeto de todo esto, la razón última por la que estamos aquí, es preservar información (equivalente en este contexto a orden y baja entropía). Las enzimas, que reparan errores de duplicación en las cadenas de adn, trabajan a destajo mientras hay alguna posibilidad de que la cadena se transmita a otro ser vivo. Agotada esa posibilidad las enzimas, y todos los mecanismos de chequeo de errores contenidos en las células, dejan de trabajar como es debido y los errores se van acumulando, esto es, vamos envejeciendo y... muriendo. El orden, que manteníamos a duras penas, se convierte en desorden, la entropía, localmente disminuida gracias a la energía que consumíamos, aumenta sin control y todo sigue la marcha general del universo, hacia un estado de máxima entropía y total desorden, con la misma energía que al principio pero ninguna posibilidad de transformarla en trabajo, un universo en el que ya no será posible ningún proceso físico, ninguna reacción química. Pero, ¿y la información que había que conservar? Pues también al carajo. En todo caso es un buen libro de divulgación aunque se necesita un cierto nivel para seguirlo de principio a fín y, como ya he dicho antes, más de una lectura.

viernes, 27 de noviembre de 2009

Sin comentarios

La autovía ¿una apuesta inteligente?

Hace 10 años, el 4 de octubre de 1999, en un periódico local, decía...

Se dice con frecuencia, por políticos, entre otros, que la construcción de nuevas carreteras es un incentivo para el crecimiento económico y es bueno para el empleo. Un estudio de la Comunidad Económica Europea en colaboración con la Federación Europea para el Transporte y el Medio Ambiente (96.7832.011/e Roads and Economy, State-of-the-art report) no ha encontrado fundamentos para semejante aseveración. De hecho se ha concluido que un incremento generalizado de la inversión en este tipo de infraestructuras carece de base económica. Por otra parte el informe GEO 2000 elaborado por la UNEP y publicado recientemente ha identificado al cemento y a los automóviles como los principales factores responsables del, técnicamente irreversible, deterioro ambiental generalizado de la Tierra.

El noveno informe del Select Commitee on Environment, Transport and Regional Affairs del Parlamento Británico (Integrated Transport White Paper) atribuye a decisiones erróneas, basadas en una deficiente planificación, el estado actual, diagnosticado como grave, del transporte en el Reino Unido. El documento subtitulado ‘planificación y uso de la tierra y reducción de la necesidad de viajar’ establece la necesidad de incluir una recomendación del RTPI (Instituto Real para la Planificación de las Ciudades): ‘El Instituto cree que la reducción de la necesidad de viajar, proporcionando un marco en el cual la gente tenga posibilidades reales de optar por desplazarse con menos frecuencia, debe ser un objetivo central de la política local y de transportes para un crecimiento sostenible’.

La actual política de inversión masiva en autopistas y autovías permite sustentar un desastre conocido como ‘planificación dispersa’ según la cual la distancia que separa la residencia del lugar de trabajo, del hospital o de los lugares de ocio es indiferente. Esta política incluye, además, el aumento deliberado del tráfico de mercancías como parte de una directiva (an outline of the Trans- European Transport Network) destinada a incrementar la actividad económica y fomentar la competencia internacional, centralizando la producción en un número reducido de lugares y reduciendo el empleo total en todos los sectores. Los sistemas de transporte (la inmensa mayoría basados en el automóvil y el camión) son lo suficientemente baratos como para hacer rentable la manufactura y la distribución a escala continental.

Tendremos, hay pocas dudas al respecto, una autovía a medio plazo (cuatro, cinco o más años) cuyo principal efecto económico será facilitar los desplazamientos a Zaragoza o a Lérida, lo que perjudicará aún más al comercio local, y obligarnos a comprar y mantener vehículos cada vez más rápidos, más caros, más contaminantes y más peligrosos. Una autovía que nos ha caido encima sin que nadie se haya tomado la molestia de discutir otras alternativas más baratas, más eficientes y de mucho menor impacto ambiental ¿Por qué no un tren de Pamplona a Lérida?. En lugar de eso tendremos mucha suerte si el AVE, que apenas rozará el sur de la provincia y que aún no está claro si parará en Zaragoza, no es utilizado como excusa para suprimir definitivamente la estación de Monzón, que según parece ya ha sido reclasificada como apeadero.

En fin, parece que ahora se trata sólo de discutir, en reuniones más o menos festivas, el número de kilómetros que nos separarán del nuevo engendro. Las autovías, que aparentemente sirven para unir puntos remotos, limitan severamente la comunicación entre puntos antes próximos, pero situados en lados opuestos de su eje, y la movilidad de personas que no disponen de vehículo o que prefieren andar o ir en bicicleta. En este sentido una apuesta inteligente sería no insistir demasiado en aproximar la autovía. Por el contrario sería bueno contar con las grandes posibilidades que un ‘hinterland’, como el que quedaría entre Barbastro y la nueva carretera, bien planificado y organizado tendría para el desarrollo futuro de la ciudad.

martes, 24 de noviembre de 2009

De conspiraciones y otras paranoias

El País se ha empeñado en desacreditar a Teresa Forcades, una monja benedictina, doctora en medicina, que, a su vez, se ha empeñado en poner en cuestión la necesidad de vacunarse contra la gripe A. Sor Teresa se explica bastante bien y acostumbra a sostener sus afirmaciones con citas y referencias suficientes, cosa que, por cierto, el articulista de El País considera un demérito y ahora parece que ha participado en un seminario, Ciencia y Espíritu y ha compartido mesa con gentes que niegan el VIH o sostienen que el atentado del 11 de septiembre fue una operación encubierta de alguna agencia federal americana, entre otras aberraciones, lo que sirve al articulista para insinuar, por aquello del dime con quien andas, que la Dra. Forcades es también, algo paranoica. No puedo opinar sobre el VIH pero, de entrada, creo que cualquier cosa que afecte a los intereses económicos de grandes empresas multinacionales o forme parte del repertorio de determinados políticos puede y debe ser puesta en cuestión, aunque no sea más que por higiene mental. En concreto y por lo que respecta al atentado del 11 de septiembre y aprovechando que se está juzgando a algunas personas, supuestamente relacionadas con lo que ocurrió, escribí ayer un post que ahora me parece necesario actualizar. Es verdad que la hipótesis de un simulacro de ataque, organizado o tolerado por las autoridades norteamericanas para manipular al Congreso y a la opinión pública, parece demasiado horrible para ser cierta, pero no tengo la menor duda de que para el entonces presidente Bush y otros, la operación, de haberla considerado necesaria, no hubiera planteado más problema que la posibilidad de ser descubierta. Una radio baliza en las Torres dirigiendo a los aviones hacia ellas, un misil emitiendo el, teóricamente imprescindible, código amigo atacando al Pentágono en vuelo rasante, la voladura controlada de las Torres, una vez evacuados en la medida de lo posible los pisos inferiores, para multiplicar el efecto psicológico son cosas ciertamente muy difíciles de creer, pero no mucho más que, por ejemplo, pilotos con experiencia, escasa, en avionetas manejaran con tanta precisión los grandes 747, o que los sistemas de seguridad del Pentágono permitieran la aproximación hostil de un avión sin interceptarlo y que los daños en el edificio y a su personal fueran, afortunada o casualmente, tan limitados, o que ningún avión de combate estuviera en el aire durante las dos horas largas que duró la emergencia. Cada uno puede creer lo que le parezca, pero lo cierto es que, gracias al atentado, la democracia, en los Estados Unidos, sufrió un daño tan devastador como el sufrido por las Torres, mediante la imposición de una legislación de excepción que, en otras circunstancias, ni los congresistas ni la opinión pública hubieran tolerado. Y gracias, también, al atentado, quedó legitimado el ataque contra Irak y el estacionamiento de una fuerza militar, mientras sea necesario, cerca de los yacimientos de petróleo más importantes del mundo, con el evidente objetivo de asegurar el suministro de crudo a los Estados Unidos e Inglaterra, si la crisis energética se agrava. Puede que la eventualidad de un Pico de Petróleo sea objeto de discusión en medios académicos o periodísticos, pero seguro que en la Casa Blanca o en el Pentágono no tienen ninguna duda. Y, en cuanto a la posibilidad de que una operación así sea descubierta, prácticamente cero pero mayor que la que existe de que la gente admita la posibilidad de algo semejante. Incluso a mí me cuesta tomarme esto en serio y desde luego, no recomiendo a nadie que lo haga.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Peak fish

Los somalíes, como otros pueblos de África, son gentes sin recursos o con sus recursos en otras manos, con un presente problemático y un futuro nada claro y sin gobierno, aunque esto último no es necesariamente malo. Viven cerca de lugares donde la pesca es abundante pero a ellos les da igual. No tienen barcos, ni dinero para comprarlos y aunque los tuvieran y supieran pescar, se encontrarían sin mercados y con sus caladeros ocupados por pesqueros de otras naciones, grandes y protegidos por gente armada y barcos de guerra, que vienen de países en cuyas costas también se puede pescar, pero donde hay que cumplir ciertas normas, establecidas con objeto de preservar un recurso limitado, valioso y en trance de agotamiento, que no permiten capturas por encima de ciertos límites, obligan a utilizar redes con la malla de un tamaño determinado que impida el apresamiento de peces pequeños, establecen períodos de veda para facilitar la reproducción, etc. Estas limitaciones hacen que la pesca allí no sea, ni de lejos, tan productiva y rentable como lo es en las costas de Somalia. Y, de vez en cuando y a pesar de la fuerza militar que protege los pesqueros, algún despistado, o listillo, se sale de la zona protegida para arramblar con todo lo que pueda y los somalíes, que no son completamente inofensivos y de algo tienen que vivir, aprovechan, si pueden, para cobrarle un peaje. Industria para la cual ya cuentan, claro, con contactos e intermediarios en Londres y donde haga falta. Mientras no haya muertos, gajes del oficio. Y cuando los haya también.


viernes, 13 de noviembre de 2009

El petróleo en octubre

El comportamiento del mercado de petróleo en octubre ha sido muy parecido al de septiembre. Los precios siguen hacia arriba, amagando con rebasar la barrera de los 80$/b, retrocediendo hasta los setenta y cinco y volviendo a subir y la producción y el consumo parecen estabilizarse en torno a los 84Mb/d. Hechos estos que admiten, al menos, las mismas interpretaciones que el mes pasado ya que estos parámetros, producción, consumo y precios, básicamente, se mantienen. Claro que The Guardian se hacía eco, el pasado 9 de noviembre, de un informe según el cual la Agencia Internacional de la Energía habría maquillado deliberadamente los datos para evitar el pánico. Según ese informe estamos muy cerca de tener que enfrentarnos a serios problemas de desabastecimiento, ante la imposibilidad de poner en el mercado más petróleo y la inminencia de un aumento de la demanda, sobre todo por parte de China. En todo caso, del gráfico también puede deducirse que se consume, exactamente, todo el petróleo que se produce.



Hope for the best but prepare for the worst

viernes, 6 de noviembre de 2009

La crisis energética (II)

La buena noticia de hoy es que, en un número reciente del WSJ, un tal Leonardo Maugeri, Vicepresidente de la petrolera italiana ENI, sostiene que, en contra de lo pronosticado por los que él llama voceros del apocalipsis, en el Siglo XXI nadaremos, cito literalmente, en petróleo. Las razones que da son las habituales: No se sabe lo que queda en el interior de la Tierra pero como, según él, sólo se ha explorado un tercio de su superficie, lo más probable es que quede muchísimo. Además, dice también, la tecnología disponible y los precios que está alcanzando el crudo en los mercados permiten la extracción, rentable, de un cada vez mayor porcentaje del petróleo contenido en los yacimientos actuales y, por otra parte, en cuanto la ola de nacionalismo, que mantiene el petróleo en manos de gobiernos inestables e incompetentes, haya remitido y el control esté en manos de las eficientes compañías occidentales, de las que nunca debería haber salido, el problema se habrá, prácticamente, resuelto. La mala es que, todo esto, son tonterías sin sentido. No es cierto, como pretende el Signor Maugeri, que queden dos tercios de la Tierra sin explorar, salvo que cuente como superficie explorable el fondo del océano Pacífico, ni tampoco que unos precios elevados sirvan para aumentar la producción, como quedó palmariamente demostrado en la crisis de julio del 2008, en la que el petróleo llegó a cotizarse a 140$/b sin que se registrara un incremento significativo o ahora mismo, con la producción prácticamente estancada en torno a los 80$/b. Y la tecnología permitirá, probablemente, extraer más petróleo de arenas bituminosas o ubicaciones antes impracticables, como el fondo del golfo de México, aunque esto último está por ver, pero con una tasa de retorno -energía obtenida por energía invertida- cada vez más pequeña, con un inasumible daño ambiental y un elevadísimo consumo de agua. El caso es que el sueldo de Don Leonardo, que no debe estar mal, depende del futuro de la industria petrolera y ese futuro depende, o eso cree él, de los exorcismos, la palabrería y los cuentos chinos. Pero lo que está en juego no es el sueldo de los altos ejecutivos de la industria petrolera, y si lo está que les den, sino el suministro de petróleo abundante y barato del que depende totalmente esta civilización. Ese petróleo que mueve los aviones, los barcos y los cochecitos de Figueruelas, que sirve para fabricar fertilizantes, plásticos, medicinas y hasta las aspas de los famosos molinos eólicos y del que también se extrae el hidrógeno que, dicen los que no saben de que hablan, será la fuente de energía del futuro.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Capiat qui capere potest


Esta mañana he visto este cartel en dos tiendas, una carnicería y una librería, ubicadas bastante lejos una de la otra. Debajo el fleco habitual con el número de teléfono al que debía llamar el ansiado profesor. La verdad es que me ha hecho gracia. Que alguien necesite, en estos tiempos y además urgentemente, un profesor de Latin no deja de ser algo sorprendente, porque el latín hace ya algún tiempo que dejó de figurar en los curriculum de eso y bachillerato. Quizá hubiera sido una buena idea intentar convertirlo, otra vez, en la Lingua Franca europea, pero ahora ya es tarde porque ese papel lo ha asumido el inglés, salvo en España, claro, dónde la inmensa mayoría de la población ni lo habla, ni se espera que lo hable, pero andamos entretenidos intentando convertir en idioma propio de cada Taifa alguna fase intermedia de la evolución del Latín al Castellano o alguna jerga incomprensible, sin estructura ni vocabulario, cuyo único mérito parece ser el de que no lo hablen, ni tengan la menor intención de hablarlo, en ninguna otra parte del mundo.